Partida Rol por web

Os sorprende el cambio producido en Carmen, su forma de hablar y de actuar son totalmente diferentes, dando una sensación de autoridad propios de la clase noble. El guardia ante la inesperada llegada de Jack se muestra perplejo, apenas puede contestar a Carmen tratando de averiguar que está pasando.

El aspecto de Jack resultaria cómico si no os encontarseis tan cerca de los guardias, su vestimenta no casa con su apariencia con el pelo largo y su cuerpo lleno de abalorios. Al final el guardia replica:

-Bueno, yo es que no les habia visto antes...- comienza disculándose pero luego va recobrando la compostura -Entonces acaban de llegar a la colonia supongo... Y ¿qué asuntos les traen a Port Royal? Por cierto, ¿el padre va con ustedes?- cuestiona todavia de manera firme para obtener respuestas antes de dejaros pasar.

No digo nada, me quedo muy junto de Carmén y del Sabio, hasta que una imagen me hace voltear, es Jack... Claro que vestido así, me costaría reconocerlo si no estuviera tan cerca. Evito una risa, una carcajada en realidad porque se ve muy cómico pero no es momento. Sonrío disimuladamente y atiendo a lo que el soldado dice, aunque no me ha pasado por algo el como nos mira al Sabio y a mí. No sé si sea prudente responder o no pero dado que el español no es mi fuerte, prefiero quedarme en silencio, al menos por unos instantes; a ver si es otro el atrevido.

- Impresionante. Sencillamente impresionante. -

Aplaudo mentalmente el disfraz de Jack, y reprimo una sonrisa que trata de escaparse de mis labios. Mantengo la cabeza gacha ante nuestro compañero y sobretodo, ante los guardias. Soy un mozo de carga. Un esclavo de mi ama. No puedo ni alzar los ojos ante mis dueños, menos aún interceder por ellos ante la autoridad. Así que me mantengo callado, a la espera de que nos permitan acceder a la zona noble.

-No, yo vengo de Tortuga...- señalo mi aspecto con cierto desden-...Y vengo a ver al padre Nicholas Davenport, tengo un asunto eclesiastico con él. Ademas, en el monasterio podré oir en confesión a la dama pecadora, creo que su alma puede ser salvada...Ains...los caminos del señor son inescrutables.- contesto al guardia, intentando ocultar un poco mi rostro con el angulo del sombrero.

El guardia no muestra atención ante las palabras de Jack y os mira con gesto de desesperación. - Se que me voy a arrepentir de esto... - dice en voz baja. - Está bien, les daré un pase de un dia, pero para el grupo, si se separán no valdrá. Si quieren quedarse más tiempo tendrán que ir al cuartel. Por cierto "padre", antes de pasar deberá mostrarnos lo que lleva en ese saco. Y lo mismo para el - dice mirando a Francisco - entregue las armas, nosotros las custiodaremos hasta que salgan.

El guardia se mantiene en posición esperando la entrega de las armas, mientras uno de los otros comienza a escribir algo en un pequeño trozo de papel.

-Claro, no se preocupe. Lo puedo dejar aqui, si quieren.- digo refiriendome al saco, que coloco al lado de la puerta.
-Solo me hace falta, mi guia espiritual.- digo refiriendome a la "Biblia".

Gracias por su comprensión, señores. Mozo, dales las armas a los guardas. -se dirige Carmen a Francisco, sin mirarlo y con sequedad, haciendo un ademán para que se apresurara- Cuídenlas bien, caballeros, las necesitaremos para volver al puerto. No sabéis como de peligrosa puede ser esta ciudad!

No me despego de Carmen, parece que lo hemos conseguido. Me hace gracia que llame a Franciso, mozo pero es lo que hay. Jack lleva su biblia y le dejarán entrar también, no estamos tan mal.

Cabizbajo, sin osar alzar la vista hacia mis supuestos señores, deposito con delicadeza nuestro arsenal a los pies del guardia para, acto seguido, resituarme a la espalda de la Española sin levantar la vista del suelo ni un instante.

El guardia recoge las armas y las deposita en el suelo bastante sorprendido por el arsenal que llevabais. Ni siquiera abre el saco de viaje que le entrega el cura mientras os entrega un papel que sirve de pase. En el está escrito que se trata de un grupo de tres mujeres y dos hombres, posiblemente para asegurarse de que no os separais.

Una vez que entrais en la zona noble el aspecto de la colonia cambia por completo. Separado de la zona del puerto y del interior de la isla por un muro se trata de un nuevo Port Royal dentro del que habiais visto. Con menos aglomeraciones de gente, edificios bien construidos y grandes, con las calles limpias... En general llamais la atención a pesar de vuestros intentos por disfrazarse apropiadamente, principalmente por Jack. Hay patrullas por la zona y alguna os pide el pase, aunque de momento nadie detiene vuestro paso. Carmén parece ser la única que se desenvuelve con soltura caminando por las calles y hablando con la gente, los demás os encontrais a disgusto y solo pensais en regresar al area portuaria.

La vivienda de Nicholas Davenport se encuentra cerca de la plaza mayor donde hay varios edificios oficiales y residencias de las personas más importantes de la colonia.

-He traducido las primeras lineas, pero el cura del puerto es un borracho que apenas sabe decir: Cúanto vale tú hermana? en Latín.- expongo al grupo -Espero que este "Hermano" sepa más...- concluyo ajustandome la sotana.

Esperemos pues... Si no logramos traducir el texto nos quedaremos sin tesoro, y por muy cómodos que estemos en tierra, mejor estaremos surcando los mares. -le responde Carmen a Jack, sin mirarlo pero siguiendo caminando a su lado. Mira hacia adelante, interpretando su papel a la perfección, aunque sigue hablando con Jack. Ahora se dirige a Francisco y Kat, que van caminando detrás suyo. Chicos, mientras no nos miren no tenéis que permanecer callados. Tenemos que buscar, aún, la forma para hablar con el padre Davenport... Tenéis alguna idea, padre? -le pregunta a Jack, entrecerrando los ojos y mostrando un carácter de noble innato. Sonríe tras la actuación y espera la respuesta de Jack.

-Seguramente habrá algún templo o iglesia por aquí, sólo tenemos que buscarlo o directamente preguntar, después de todo, no tenemos por qué saber dónde está el hombre de iglesia ese, ¿o sí?-pregunto a mis amigos aunque sin alzar mucho la voz.

-Si, hija mia. Lo mejor será ir al monasterio y preguntar por el padre Davenport.- digo con tonillo de cura.

Nicholas Davenport es un hombre conocido, ya habeis preguntado y os han dado la dirección de su casa. Os encontrais frente a ella, tiene dos pisos y es de buena clase, es una de las casas más grandes de la zona sin contar los edificios oficiales u otras mansiones de personas importantes.

- A Dios rogando y con el mazo robando. E aquí un claro ejemplo del voto de pobreza monástico. En fin. -

- Bien, ¿llamamos a la puerta? -

Cuando Jack me llama hija mía sonrió, la verdad es que tiene su morbo vestido así pero para cuando me doy cuenta lo que estoy pensando, la voz de el Sabio me saca de mis ensoñaciones lujuriosas. Hay que poner manos a la obra o cabezas, según se vea.

-Hay que ver como lo hacemos. Juntos o separados? Yo le puedo colar el bolo de que soy cura en Tortuga, y unos marineros locos me dierón esto para traducir, y yo no sé mucho Latín...asi que le pido ayuda.-
Digo apoyado en la pared de la casa hablando con mis compañeros. Si pasa alguien por nuestro lado, intercalo frases tipo:
-Hija mia, reze 3 padrenuestros y 2 avemarias.- o -Mirar no es pecado, pero tener pensamientos impuros si...- y frases de ese estilo.

Pues, tienes razón... No podemos presentarnos por separado para mandar traducir el texto. Aunque... Siempre podemos aparecer juntos y decir que estamos de viaje. -les dice a sus compañeros, sopesando el plan- Tu podrías ser nuestro confesor personal...

Aunque no se como podríamos pedirle la traducción sin que se salga demasiado de lo común...