Partida Rol por web

- Jack, ¿qué has conseguido averiguar por tu cuenta sobre el significado del pergamino? tal vez eso nos ayude a entablar conversación con él -

Hago un gesto con la cabeza señalando hacia la casa frente a cuya fachada nos encontramos

Me detengo frente a la casona, no viven mal los de la iglesia, eso es descaro. Al menos nosotros somos sinceros o casi todos. Miro a Sabio con cierto aire de fastidio pero cuando miro a Jack sonrío sin poderlo evitar.

-Debería confesarme, señor cura...-vuelvo a sonreír.-Bien, me comportaré.

Le doy un codazo al sabio mientras espero detrás de Carmen.

-Poca cosa, que fué escrita por el hermano de Jaques de Molina, de la congregación de San Miguel...Del resto ni zorra.- miro hacia el cielo. -Puuuuuuf! no sé, quizás lo del cura funcione...Qué teniais pensado vosotros?- Les miro como diciendo: -Vuestro objetivo era solo entrar e improvisar?-
-Por supuesto hija mia, tendrás muchos pecados pecaminosos que confesar...- disimulo al ver pasar a una pareja.

Nosotros teníamos pensado hacernos pasar por unos nobles viajeros que buscaban un cura para confesarse. -le cuenta Carmen cuando ve que hay poca gente alrededor- Pero tu aparición nos ha estropeado el plan, pues ya tenemos alguien que confiese nuestros pecados! -lo mira con una sonrisa divertida- Aunque gracias a ti conseguimos entrar en la zona noble... Parecía que los guardias no estaban demasiado dispuestos.

Igualmente, podrías hacerte pasar por un erudito con falta de conocimientos que busca hablar con un hermano más sabio. Nosotros vendríamos con nuestro cura personal también para conocer al hermano, hartos de la chusma que siempre hay cerca del pueblo.

-Si, pero dadas mis pintas, lo mejor es decir que soy cura en Tortuga...Evangelizando piratas...- Sonrio enseñando mis dientes de oro.

Despues de escuchar a Jack decir que descifró poco más o menos lo que yo ya sabía del pergamino les propongo a los presentes

- Pienso que si los hombres - digo señalandonos a Jack y a mi - avanzamos al amparo de las mujeres como sus humildes sirvientes, nadie sospechará más de lo que ya lo hayan hecho en la calle. Dentro, ellas deben pedirle derecho de confesión al padre. Y ya puestos, le preguntamos por el pergamino y si sabe algo de ese tal Jacques de Molina -

Hmmm me lo ponéis difícil... Y si nos encontraste -se dirige a Jack, intentando pulir al máximo su historia- vagando por Tortuga y te ofreciste a presentarnos al cura más importante de la región ya que yo así te lo exigí? Podría decir que no me fiaba de ti y que requería los servicios de... Alguien de mi categoría.

Me he mantenido en silencio porque realmente no creo que haya mucho que pueda aportar al tema, además, mientras ellos tres se ponen de acuerdo, yo me dedico a mirar detalladamente lo que hay a mi alrededor. Sólo en caso de que fuera necesario escapar.

-Gente, mejor que nos demos prisa sea lo que sea que decidan. Planeando todo aquí, estamos llamando demasiado la atención.

-ok, por mi vale. Hagamoslo como dice Carmen y entremos ya.- digo, asintiendo a Kat con una sonrisa, por su sutil forma de apresurarnos.

Una mujer mayor con aspecto siniestro os abre la puerta, os examina con gesto de extrañeza, quedándose durante un tiempo mirando a Jack sorprendida. Tras preguntaros que deseais, e insistir en vuestra contestación al comprobar sus problemas de oido, os deja pasar a un recibidor diciendo que pronto saldrá el clerigo.

En un momento la puerta que da al resto de la casa se abre de repente, sin moverse veis a una persona mayor con una mirada penetrante e inquisidora. Su expresión depresiva no ayuda a su poco agraciado aspecto general. Os examina al igual que la mujer pero de una manera más inteligente. Al final os habla:

-¿Cual es el motivo de vuestra presencia en mi morada?- pregunta con una mezcla de curiosidad y mal humor.

Oh! -exclama Carmen con un suspiro, simulando sorpresa y con una elegante sonrisa en la cara. Se acerca a Nicholas y le hace una inclinación elegante pero no demasiado pronunciada- Vos sois el señor Davenport, verdad? Siento mucho mi intromisión en su morada, pero me daría un gran placer si pudiera hablar con vos unos instantes.

El hombre se muestra receloso ante Carmen y su gesto amargo se mantiene.

-Veo que conocen mi nombre, no obstante yo no se el suyo- comenta mientras os mira a los cinco.

Ante la inquisitiva mirada del señor Davenport, agacho la cabeza a fin de no levantar sospechas y dejar que mis supuestas "amas" se ocupen de las pertinentes presentaciones de sus señorías y sus lacayos.

Aguardé tras Carmen con la mirada en alto pero sin altanería, ya teníamos bastante con la del señor Davenport. En fin, que dejé que fuera ella quien diera las explicaciones, después de todo, si así trataba a una de su clase, no me imagino cómo me trataría a mí.

Mi nombre es María Nuñez. Sobrina del conocido juez Gonzalo Gonzalez, de Salamanca. Aunque dudo que se conozca demasiado en Port Royal. -le dice Carmen con una sonrisa franca. Levanta una mano, sin girarse, y señala a sus acompañantes sin darles demasiada importancia- Estos son mi dama de compañía y el mozo que nos acompaña. Debido a la... Chusma que hay en el puerto, no me atreví a aventurarme sola por esta isla. Espero que no le moleste su presencia, señor Davenport.

-Hermano Davenport, yo soy el hermano Blacklheart, de Tortuga. Debido a la actual situación, hasta los piratas necesitan consejo espiritual. Y a mi me complace ofrecerselo. No obstante, debido a mi temprana condición, me ha asaltado una duda lingüistica...Latín me temo...- Dejo un silencio para que Carmen intervenga si ve preciso, si no, sigo...

-Los piratas no tiene salvación, sus almas están condenadas, usted parece que "les conoce" bien y deberia saberlo- predica el hombre contestando a Jack.

Luego, tornándose más condescendiente habla con Carmen - hija mia, en verdad hay gente que no merece nuestra bendición y haceis bien en ser prudente. Ahora bien, soy un hombre ocupado, si es ese el único asunto que les trae diganme esa duda para resolverla lo antes posible y que todos podamos volver a nuestros quehaceres-

Ciertamente, el hermano Blacklheart no aparenta demasiado ser quién es, pero al menos me ha llevado hasta vos. -responde Carmen, arrugando un poco la nariz al referirse al cura pero sin mostrar ningún desprecio hacia él- No le voy a tomar nada de tiempo, solamente necesito hablar con su buen padre. Hace poco tiempo encontré un pergamino entre las páginas de un viejo libro y sentí la gran curiosidad de traducirlo. Pero... -niega con la cabeza, sintiéndolo mucho- Mis conocimientos de latín no son nada comparado con los de un culto padre, y estando de viaje no contaba con alguien que me ayudara en la traducción. Él intentó ayudarnos pero no posee tampoco suficiente conocimiento, así que nos llevó hasta vos.

Entonces entorna los ojos e intenta aparentar una mirada de súplica, aunque sin rebajarse ante Davenport.

Necesitaría hablar con su cura personal. Seguro que él posee mejores conocimientos que todos los hermanos de Tortuga juntos!

Por primera vez el señor Davenport se muestra interesado por lo que cuenta Carmen.

-Hablas de un viejo pergamino en latín, ¿lo teneis con vos?, me gustaria verlo- comenta el hombre incluso antes de que la española haya terminado de hablar.