Partida Rol por web

Las persianas de madera que cerraban las ventanas una a una se abrían de par en par, dejando escapar la luz de las antorchas que iluminaban cálidamente el interior del edificio. Elizabeth abrió la última momentos antes de que el sol finalmente se ocultara en el horizonte, al otro lado del mar. Pero ella no tenía tiempo de quedarse apreciando el hermoso paisaje: tenía trabajo que hacer.

-Jasmin, ¡deja ya esa flauta y ayuda con estas sillas! ¡Los clientes comenzarán a llegar pronto y no tendrán dónde sentarse!

Hizo caso omiso al reproche que le dirigió su hermana menor en respuesta a la orden, pues sabía que de todas formas la joven se pondría a trabajar. Detrás de la barra Katherine, su otra hermana, revisaba los barriles para asegurarse de que estuviesen llenos, y de vez en cuando atizaba el fuego de la gran chimenea, en la que pronto pondrían a asar un gran cordero y varios pollos. Contenta con su desempeño, Elizabeth le dirigió una sonrisa al pasar por su lado, y luego se dirigió hacia la entrada.

Abrió la puerta y colgó fuera el pequeño escudo de madera tallado que presentaba la forma de un hermoso cisne con las alas desplegadas. Desde pequeña siempre había adorado ese escudo; le parecía que en cualquier momento el ave movería las alas y echaría a volar. Y después de estar recluido en un armario de la despensa por varios días, al fin volvía a mecerse al son del viento como siempre lo había hecho, señal inequívoca para todo aquel que se acercara de que la Taberna del Cisne abría una vez más sus puertas.

 La noche se cernía una vez mas como cada día que pasaba, dando fin al ciclo del mismo con un elegante telon oscuro con un millar de brillantes lentejuelas en el firmamento, una noche hermosa sin duda alguna para alguien que disfrutaba el simplemente escuchar el sonido de sus pezuñas golpetear el empedrado bajo sus pies, puesto que eso solo signifícaba una cosa a esas horas donde el sol ya no era visible y en su lugar se alzaba su gloriosa hermana selene. Era tiempo de visitar una buena taberna.

 Había escuchado rumores de una muy peculiar llamada la Taberna del Cisne, nombre curioso para un sitio que buscaba ser un descargo de toda clase de emociones mediante la música y la bebida; como que los que frecuentarían ese tipo de sitios no serían normalmente personas de gran atractivo físico como el logo del local que colgaba de ese pintoresco escudo. Pero las fiestas que alguna vez se dieron en ese sitio eran legendarias al menos entre lo que se pasaba de boca en boca en su pueblo, o al menos lo que había alcanzado a escuchar antes de ser exiliado. Era un buen lugar para empezar su nueva vida y buscar diversión en el momento y para su suerte, que por lo visto era buena, empezaría con el pie correcto al toparse con una belleza de cabellera tan intensa como el ocaso y facciones que enamorarían a cualquiera, quizas no de inmediato a este Satyro pero iba por buen camino.

 Su andar le llevo hasta ella, mostrando solo en el mismo y en la expresión de su rostro el como su ser irradiaba una sensación de alegría y seguridad, como si sus pies al caminar emitiesen algún tipo de sonido ritmico que traía a la mente de quien le oyese el recuerdo de una peculiar canción de su especie, una bastante animada que incluso se divulgaba entre los humanos. -Buenas noches señorita- Menciono galante con esa sonrisa sin perderle de vista sus ojos -Esta es la taberna del cisne no?, quisiera preguntar por el propietario de la misma, he oido muchas historias de fiestas legendarias que me trajeron a este lugar me gustaría saber cuales son ciertas y cuales no-

 Pero antes de que pudiese responderme mis manos buscarían tomar una de las suyas con tacto y delicadeza para depositar un beso en la ajena. -Soy Ephastus-

Con la noche tomando control del cielo, no pudo sentirse de más aliviado al encontrar la taberna donde lo habían convocado. Observo con curiosidad el letrero de madera del establecimiento y pudo imaginarse que la historia de este lugar sería una demasiado romántica para su gusto, haciendo juego con tal animal.

Dejando aquel pensamiento hosco atrás, pero quedándose con unos cuantos más en él entro a la taberna. Noto que había llegado algo temprano al parecer, pero aun así todo preparado por lo que al menos admitiría que la dueña tenía todo bajo control. Siguió observando hasta dar con un sátiro que trataba de besar a un pelirroja en la mano por sus movimientos, una sonrisa torcida apareció en su rostro mientras deseaba que esta le rechaze el gesto teatral que trataba de hacer el ser.

Con un paso lento se empezó a moverse para sentarse en la barra y mirar a la chica que atendiera ahí. Una cerveza aunque no demasiado fuerte. Pidió pensado en que necesitaría al menos un poco de sus sentidos en orden si él elfo se presentaba esta noche como habían acordado.

Al parecer los días de patear los caminos sin descanso habían pasado, atrás quedaron las aventuras y la búsqueda de riquezas. En estos momentos tenía todo lo que necesitaba: una buena casa en una ciudad tranquila, un lugar donde poder empezar una nueva vida. O eso esperaba.

Antes de nada necesito un descanso, cerrar heridas y borrar recuerdos si quiero ser capaz de retomar mi vida con un nuevo enfoque. La respuesta a mis problemas llegó en forma de ave, un cisne para ser concretos, al parecer una taberna de renombre volvía a abrir sus puertas "La Taberna del Cisne". Sin duda sería tan buena como cualquier otra para mis fines.

La noche comenzaba a caer cuando terminé de instalarme y dirigí mis pasos al local. Al parecer había abierto recientemente pues no eran muchos sus clientes, alguno un tanto peculiar sin embargo. Pese a mis numerosos viajes pocos sátiros me había cruzado pero sabía de su inclinación a cantar y contar historias, algo que sin duda dejaría a un lado mis recuerdos amargos.

-Buenas noches a todos. Digo mientras me dirijo a la barra -Una buena jarra de cerveza fresca, por favor. Dejo una moneda y una sonrisa para la belleza que atiende por allí. Veamos cómo se desarrolla la noche, me apoyo en la madera de la barra y observo tranquilamente la sala en la que me encuentro, así como a sus ocupantes.

Habia salido de la escuela por mis propios motivos y comence a vagar cuando no encontre a ninguna persona que me conrratara. Ya habia pasado 2 dias sin poder descansar bien debido a los ataques y robos que habian en las carreteras.

Era de noche mientras habia perdido la voluntad de encontrar aquella taberna que dia atras un viejo me habia dicho que por este camino a la mitad una taberna se encontraba ahi y era calidad, con mucha clientela para poder tocar y ganar mi comida con hospedaje.

Mientras iba por ese camino perdi parte de mi equipo, me habian robado y solo se llevaron la capa y alguna arma que tenia, solo me dejaron con mi laud que no valia mucho dinero pero poseiamos una gran historia.

Al verla cada vez mas cerca, comienzo apresurarme para llegar porque tenia comida y una apariencia de mal estado. Al llegar abro las puerts y caigo.

-Comida y agua por favorr. Me desplomo.

¡Buenas noches a todos! -digo tras abrir la puerta de par en par y dirigirme a la barra con la cabeza bien alta- ¡Una cerveza para mi y otra para la joven mas guapa del lugar que quiera compartirla conmigo!... ¡Y de no haberla las 2 para mi!

Llegué a la taberna ataviada con mi caperuza y mi bolsa de viaje. Apenas me quedaban unas cuantas monedas, no podría seguir avanzando en mi viaje si no encontraba trabajo.

Miré el escudo de la taberna, el cisne grabado en él invitaba a entrar. Espero que no sea muy caro pensé.

En el interior no había mucha gente, tres camareras "me pregunto si necesitarán una cuarta", dos hombres siniestros en la barra, un bárbaro hablando a voces y lo que parecía un sátiro, sonreí al verlo, jamás había visto ninguno. Iba a avanzar cuando me percaté de un hombre pelirrojo tumbado en la puerta, parecía destrozado.

Rápidamente me incliné sobre él para ver si necesitaba ayuda, y servirle de apoyo para que se levantara.

-¿Esta usted bien?- Pregunté al hombre de cabello largo y naranja, mientras le tendía la mano.-¿Puedo ayudarle en algo?- Miré a mi alrededor buscando algo de apoyo, tal vez solo estuviera borracho pero era temprano para eso

¡Tabernera! ¿No tendrás por ahí una hoja de lechuga fresquita? Es para mi fiel amiga y compañera de tantas batallas. Está conmigo desde mi primera gran aventura y estará hasta la última -Digo mientras saco a mi pequeña tortuga de tierra de mi faltriquera- Mi clotis ha librado tantas o más batallas que yo, y todas ellas saliendo gloriosos! Ya sabeis que la vida de un bárbaro depende de sus triunfos, ya que una derrota significa espicharla.

Al recibir la hojita mas bien menuda y aun más de dudosa frescura, la mojo en mi jarra de cerveza y se la ofrezco a Clotis

Esto es vida mi joven amiga, la recompensa de un duro día.

Miro hacia arriba y observo a una chica sonriendo, me apoyo en ella para levantarme. -gracias .. Perdone no conosco su nombre, venia para aqui cuando algunos bandidos me atacaron

Intento caminar un poco pero un dolor en las costillas me detiene rapidamente. -Me puedes ayudar hasta una mesa?.

-Me llamo Irine. Digo levantándole y acompañándolo a una mesa. -Espere aquí un momento digo una vez se ha sentado.

Me dirijo entonces a la barra y pido un par de platos de sopa y una jarra de agua, pago con parte del escaso dinero que me queda y vuelvo con ellos a la mesa donde había dejado al hombre pelirrojo, dejo la jarra sobre la mesa, le tiendo uno de los humeantes platos y me siento enfrente.

-¿Estás mejor? Pregunto. -Siento que te hayan atacado ¿Vienes de muy lejos? 

¡¿ATACADO?! ¡¿BANDIDOS?!

Cojo rapidamente a Clotis, dejo unas monedas en la barra y salgo de la taberna raudo y veloz, espada en alto y al grito de -¡OS DESOLLARÉ RUFIANES! -el grito de MaskaRoka sono como una manada de buitres que acababa de encontrar el cadaver de un asno hasta perderse en la lejania con un...- ¡IIIIAAAAAAAAaaaaaahhhhh_{hhhhh........}

Athor habia emprendido un largo camino desde su tierra natal pero al fin estaba donde se suponia que debia. Dejo atado su fiel corcel en la puerta y entro con paso seguro en la taberna del cisne. Sus ojos pasaron por todos los presentes y en un primer vistazo solo sintio decepcion.

Se quito el casco de hueso que cubria su cabeza de barbaro y lo dejo sobre una mesa, sentandose pesadamente en la silla que tenia al frente. En aquel lugar no veia aquello que habia ido a buscar pero tal vez fuera pronto... o tarde.

Un viejo avido de aventuras gritaba algo sobre unos bandidos, Athor lo ignoro, no estaba alli por eso. Realmente no sabia porque habia hecho caso a una absurda prediccion cuando no creia en ellas y cada segundo se sentia aun mas idiota.

- ¡Una jarra de cerveza!.- pidio alzando la voz, esperando al menos poder relajarse unos minutos.

-Soy Derek y vengo de un lugar que queda a 1 mes caminando y a menos en caballo. Emprendi mi viaje para obtenee mas conocimiento pero al escuchar de este lugar comence a venir a obtener algo de oro. El tema fue que en el camino 4 personas me persiguiero y cai por un barraco o colina.

Pare un poco para tomar un poco de sopa y sentir el calor de mi cuerpo.

-Irene toma algo que nunca se me cayo fue oro. Y le tiendo una cantidad igual de oro al que pago.

Mi jarra queda en mi mano, a poca distancia de mi boca entreabierta. Aquel viejo me había dejado algo confuso ¿una tortuga que bebía lechuga con cerveza? y después el grito de batalla y la carga hacia un lugar y oponente de los que no sabía absolutamente nada.

Recuperando la compostura soy un largo trago a la cerveza "Un personaje curioso sin duda. Tantas batallas deben haber concluido en algún que otro golpe serio en la sien."

Poco a poco la taberna se iba llenando de clientes, algunos más interesantes que otros. Poco a poco una idea tomaba forma en mi cabeza, la descartaba rápidamente cada vez que hacía acto de presencia, pero resultaba insistente y testaruda "Aún es pronto para eso... es mejor no precipitarse."

uno de los últimos clientes en entrar llama mi atención. un hombre corpulento que deja sobre la barra un casco de hueso, me aproximo un poco hacia él antes de hablar -Buenas noches guerrero. Creo que no ando muy desencaminado al decir que no eres de por aquí, ¿puedo preguntar que ha guiado tus pasos hasta este lugar? 

Athor escucho al hombre que se le acercaba. Escudriño sus rasgos pero mantuvo la mano lejos de la empuñadura de su espada... por el momento.

- Una bruja.- dijo simplemente y esbozo una leve sonrisa.- Al menos una de las pocas hembras que aun tienen valor de constatar su verdadera naturaleza.- añadio con una opion algo nefasta sobre las mujeres, ya que le habia ido bastante mal con ellas.- ¿Y a vos?.- dijo devolviendo la pregunta. El barbaro era de naturaleza desconfiada, por las marcas de su cuerpo podia notarse que fue participe en batallas y escaramuzas, posiblemente esa fuera la causa de su forma de proceder.

El barbaro de la tortuga sale corriendo ante mi mirada de perplejidad, "Que energía" 

De vuelta a mi mesa cojo el oro que me tiende el hombre pelirrojo, en otro momento lo habría rechazado pero no estaba mi bolsillo como para ir invitando.

-Yo vengo del Oeste, de Tierra Ingla. Digo mientras empiezo a comer la sopa. En la primera de las tres grandes islas del Oeste. ¿Habeis estado allí alguna vez? Pongo especial atención a su respuesta, tal vez acabe parte de mi búsqueda.

Mientras sigue llegando gente a la taberna, otro bárbaro llega y comienza a hablar con uno de los hombres de la barra, con el casco de hueso era bastante imponente. 

La mujer de largo cabello negro y ojos dorados abrió la puerta cansinamente, y entró. Todo por orgullo de no andar con el bastón por ahí, pero que le iba a hacer. Bajar desde su casa al pueblo sin él no era lo mas inteligente del mundo, pero ya estaba ahí, ya había pasado la mitad del tormento.

Se sentó en una mesa (no tenía ganas de estar en un banquillo alto realmente) colgando la capa en el respaldo, y cualquiera que le hubiese prestado atención notaría que cojeaba levemente. Con sus movimientos, un gran cuervo negro de cuando en cuando aleteaba apenas para mantener el equilibrio allí, en una hombrera de cuero duro con arañazos de uso, evidentemente para evitar que esas garras se le clavaran en la piel. Aunque de cuando en cuando igual se posaba allí sin la hombrera y no le daba demasiada importancia. Tenía ganas de primero tomar aliento con algo fuerte, pero dulce. Esperó a ser atendida, para pedir:

-¿Como estas? ¿Mucho jodido trabajo el primer día, eh? -dijo por todo saludo con cierto aire familiar- Un vaso de licor, de anís o de menta. -se reclinó en su sitio. Apenas había vuelto a abrir, y ya estaba atrayendo gente de todo tipo. Encapuchados, guerreros, ebrios permanentes, zaparrastrosos, misteriosos, etc etc etc. Miró a la camarera con una leve mueca similar a una sonrisa.

Comenzo a tomar la cerveza mientras observaba de reojo como llegaban mas clientes a la taberna. Por el número y por la variedad de la clientela empecé a pensar que la taberna era mas famosa de lo que le daba crédito en un principio. Se propuso a si que en algún momento se encontraría con el dueño para conocer la historia de este lugar, claro que eso seria cuando estuviera aburrido.

Observo con algo de fastidio como un sujeto se desmayaba casi a la entrada de la taberna, a Edrick le parecía mas una actuación para ganar la atención de la gente y se molestaba porque al parecer la habia ganado con algunos.

Suspirando con pesadez volvió su vista a la barra en el momento que un par de sujetos se encontraban hablando de su motivo de estar en el lugar. De pronto uno de ellos explico que su razón estaba relacionada a una bruja. Edrick rio. Estas seguro que era una bruja y no una hechicera algo tocada por tanta magia. Sabes que tendrías que tener mucho cuidado al realizar las voluntades de una hechicera? Tomo otro sorbo pequeño. Generalmente uno que las sigue termina muerto….en el mejor de los casos. Agrega con una sonrisa maliciosa.

Athor vio a aquella mujer entrar, cojeando y con un cuervo en el hombro, preguntandose si seria ella a quien habia ido a buscar. Tenia las señas claras de su Dios, tambien amante de los cuervos. Se giro mirandola con total descaro, pidio una bebida desconcertante. Habria estado mas seguro de oirla pedir algo fuerte o una cerveza negra pero por otro lado, su forma de hablar era prometedora.

Mientras la observaba otro parroquiano de la taberna hablo. Debia ser el tipico bocazas que uno se encuentra en todas partes, un "orejas en punta" sin nada mejor que hacer que meterse en los asuntos de otros.

- No persigo mas voluntad que la mia.- declaro seco, tenia los ojos demasiado clavados en aquella mujer. Le gustaba pero sus caderas eran estrechas para su gusto, no podria parir mas de dos o tres niños. Levanto la voz para asegurarse que la mujer le escuchaba.- Vengo buscando esposa y me dijeron que aqui podria encontrar una.

-Arf -digo mientras entro de nuevo en la taberna inhalando grandes bocanadas de aire debido al cansancio-. Esos bandidos deben ser muy rápidos... arf... no he conseguido... arf... verles. Había muchos rastros en el suelo... arf... como para saber cual era el suyo -me vuelvo a sentar en el lugar donde dejé mis cervezas apoyando un codo sobre la barra.

-No tendrán tantscx#za zuedte uglub... -me agacho a coger mi pertenencia del suelo- pod loz huevoz de Cdom, mi dentaduda... [flup] Ya está. Eso, que no volverán a escaparse... por lo menos si los veo.

Observo la sala a mi alrededor, algunos no hacen caso a mis palabras, otros ponen cara como si hubiesen lamido el sobaco de un castor. Imagino que alguien habrá hecho algo asqueroso en mi ausencia. Menos mal que no lo he visto. Retomo mi cerveza dándole la espalda a unos tipos que están hablando y dejando suavemente a Clotis en la barra y... «y la lechuga?» pienso mirando a mi alrededor «oh, aquí en el suelo. Alguien la ha pisado... bah» la mojo en la cerveza y se la ofrezco de nuevo a mi compañera.