Partida Rol por web

 Es entonces cuando empiezo a recorrer cada milímetro de su espalda, llegando a sus nalgas, dentro de la ropa interior. Aún sin despojarle de las braguitas, comencé a acariciar su sexo, húmedo y cálido, lo cual hacía subir mi... temperatura.

Ante su tacto helado, se me escapa un jadeo de sorpresa y placer.

Poniéndome un poco tontorrona, mis besos van bajando hacia su pecho y recorro con los labios su torso, con un nuevo jadeo por su caricia.

 Sus besos comienzan a bajar, a la altura de mi pecho, y me pregunto si piensa hacer lo que creo. Yo, sin que ella lo note demasiado, me pongo un poco de puntillas, para que mi objetico y el suyo sea el mismo.

Vuelvo a subir hacia arriba, y mientras le beso en la boca, acaricio todo su cuerpo, incluso le bajo algo los calzoncillos para poder tocarlo.

 Cuando comienza a tocarme, un tremendo escalofrío recorre mi cuerpo, haciéndome notar el placer que me produce.

 Con ella ya desnuda y mis calzoncillos semi-bajados, decido tumbarla de nuevo sobre la hierba, y comienzo a besar sus pechos, y voy bajando lentamente hasta su ombligo, para acariciar su ingle primero con los dedos y luego con mi propia lengua. Cuando noto que ella ya no puede más, decido darle el placer que desea con mis labios y jugueteando con mi lengua.

Cada vez empiezo a hiperventilar más, mientras de mi boca se escapan suspiros y jadeos de placer.

-Uff, ¿cómo haces eso?

En un momento de especial tensión, mis manos se cierran en puños tan apretados que me dejo las marcas de las uñas.

 Mientras tomo un respiro, contesto: - No sé... ¿de verdad lo hago tan bien?

Entonces vuelvo a la carga y le hago sentir como nunca, y al notar que le sobrepasa la tensión, paro, le miro a los ojos, y le pregunto:

- Te noto nerviosa... ¿Quieres que siga?

-No, no pares ahora, por favor. Y..no tengo mucho con lo que comparar, pero...no me imagino algo mejor.

Con una sonrisa, le aliento a que siga. Aunque, sin poder estar quieta, me pego a él, y mientras le vuelvo a besar todo el cuerpo, acaricio con mis manos su sexo, con cuidado e intentando no hacerle daño.

 - Tú también puedes ayudarme... - digo, alentándola a que juguetee conmigo.

Entonces adopto una postura diferente. Sin separar mis labios de su entrepierna, me tumbo sobre ella en sentido opuesto, haciendo coincidir mi sexo con su rostro. Pienso en quitarme definitivamente los calzoncillos, pero dejo que sea ella quien investigue.

Decidida, le quito los calzoncillos para poder seguir tocándole, decidida a hacerle jadear como él me ha hecho hacerlo a mí.

Primero continúo con las manos, pero en un arranque de voluntad, empiezo a besarle por la zona, primero los testículos, tocándolos con cuidado, y luego el miembro erecto.

 Mientras sus labios revolotean por mi sexo, me hace sentir cada vez más y más exhausto. Aún así, yo sigo en mi empeño de conseguir que ella alcance el clímax con solo mi lengua.

<<Veremos cuánto aguanta así esta chica>>

Pronto, mis jadeos empiezan a pasar a ser pequeños gritos de placer, aunque intento mantener la concentración para no dejarlo a él a dos velas.

Las oleadas de placer que recorren mi cuerpo desde mi vientre van ganando intensidad, hasta que llega un pequeño espasmo en el que el grito ya no es tan suave, y me deja exahusta. Cierro los ojos un momento, aturdida por el orgasmo.

-Guau, eso ha estado genial...¿es siempre así?

Queriendo devolverle lo que él ha hecho, dejo de besarle y termino por empezar a lamerle el miembro, primero por los lados, suavemente, y luego por la punta, hasta introducirlo algo en la boca.

 Después de ver cumplido mi objetivo, me relajo un poco y disfruto de su "particular" masaje. Los pequeños lametoncitos hacen que no pueda más, y en el momento en que introduce mi sexo en su boca, la inunda con una explosión cálida.

Intento avisarle, pero es demasiado tarde. Entonces, me siento sobre la hierba, a su lado, cansado.

- Lo siento, no podía más. Y sí, si te gusta siempre es asi.

Con una risa suave, asiento.

-Sí, está genial.  - le digo algo sonrosada, y me recuesto entre las flores a su lado.

Mi cinta del pelo ya no está, y tengo el pelo alborotado.

-Vaya pintas...debo de estar horrible - añado con un suspiro.

 - Bah! Estás preciosa...

Respiro hondo, me abrazo a ella y miro al cielo.