Partida Rol por web

A pesar del estado en el que se encontraba el barco, Kara y Lobezno decidieron adentrarse en el barco, pero cuando ambos cruzaron la puerta de la bodega llegaron a un nuevo espacio dimensional.

Esta vez no había absolutamente nada, salvo una extraña e infinita oscuridad. No se veía absolutamente nada, no porque no hubiera luz, si no porque no había nada que ver. Pero tanto Kara como Lobezno se podían ver el uno al otro, es como si lo único que estuviera iluminad fueran precisamente ellos.

A los pocos minutos de permanecer allí, se escuchó un par de chasquidos y dos nuevas figuras se iluminaron.

En frente de cada uno de ellos apareció un homónimo, es decir, frente a ellos había un Lobezno y una Kara exactamente igual a los presentes. Aquello era una nueva casilla en el juego de Zodiaco, pero ¿qué significaría exactamente eso? Y algo peor, si habían cruzado de plano, ¿dónde habían dejado la piedra del escenario anterior?
 

Al pasar dentro del barco no se ve nada. Kara solo nota obscuridad, aunque ella se puede observar nítidamente, lo mismo que a Lobezno que ha ingresado casi al mismo tiempo. Por si eso no provocara el suficiente yuyu, de pronto dos réplicas de ellos mismos emergen de esta dimensión negra.

Es otra Kara y otro Lobezno. Superchica está hasta la coronilla ya de Zodíaco en este punto, no ha conseguido ni la gema ni ha encontrado a los otros "participantes". Solamente es otro juego de este rompecabezas de una mente enferma.

-Te diría que tuvieras cuidado, Lobezno, pero calculo que no hace falta.

Usó su visión de rayos en su doble, quería saber si ella haría lo mismo (como si realmente solo fuera la imagen de un espejo o si había un esqueleto bajo su piel) Si era Kara entonces era tan fuerte, ágil y resistente como la rubia kriptoniana, y eso serían malas noticias. Pelear contra sí misma no molaba...

"Si ella es como yo atacaré la réplica de lobezno. De esa formar no tendremos que pelear contra nuestros dobles sino contra el del otro. Aunque él no sé si tenga posibilidad con el mío, no hay kriptonita por aquí... esta mujer si tiene mi fuerza... No, no me gusta esta prueba."

-Sí es real atácala, su debilidad es la kriptonita verde; no veo ninguna pero... yo intentaré contra el tuyo. A menos que tengas otro plan- le murmuró.

Estaba harto de aquel Zodiaco, de sus mundos extraños y psicodélicos, de aquella pesadilla que había creado para divertirse, como si fuera un cazador de superhéroes que quiere la exclusiva de ser el primero cuyo plan sale exitoso.

¡No! ¡No! Lobezno no había destrozado a varios lobos, casi sus hermanos, para darlo todo por perdido. Tenía que llegar hasta el final, jugar hasta llegar a la meta, y allí, encontrarse cara a cara con aquel verdugo siniestro.

Con las cuchillas diestramente preparadas, bajó por los escalones de madera tratando de no resbalar y caer por la marea que se sucedía, y vigilaba por encima de su hombro las llamas y los estragos que se estaban sucediendo en el barco. Gruñó notando su pecho hincharse: aquello se estaba poniendo muy feo.

Sin embargo, al llegar a la bodega junto a Kara, frunció el entrecejo ante lo que vio, sin poder creerse que volviera a pasar de nuevo.

—Oh, joder…— murmuró, de manera bastante audible, poniendo los ojos en blanco.

Entornó los ojos para intentar ver algo en aquel pozo negro, pero estaba tan acostumbrado a la luz, que, ahora, le costaba poder vislumbrar alguna cosa en aquel nuevo lugar.

Cuando el chasquido se produjo, Logan hizo visera con una mano, y ladeó la cabeza, preguntándose qué demonios pasaba ahora.

Y fue cuando lo vio.

Él mismo, y otra chica rubia, igual que Kara, devolviéndoles la mirada.

—Pero, ¿qué…?— dijo Lobezno, algo desconcertado ante aquel nuevo escenario, pues era lo último que se esperaba.

Réplicas. Réplicas de ellos mismos que, suponía, las tendría que destruir para llegar al siguiente nivel.

—Estupendo— hizo brillar sus garras, y rugió, potente, desde el pecho.

Miró a la chica rubia, a la original, a la que estaba a su lado, y asintió ante sus palabras, sin decir nada. No era momento de cháchara, sino de actuar.

Por ello, apenas hubo oído las instrucciones de Kara, negó con la cabeza.

—Cada uno con el suyo— indicó Lobezno—. Nadie se conoce mejor que uno mismo.

El mandón de Logan comenzó a correr hacia su otro yo, y, con las garras dispuestas, a la altura del pecho, y brazos extendidos, con la única idea de clavarle el adamantium en el primer lugar que pudiera.  

En cuanto Kara lanzó sus potentes rayos X por los ojos, Kara' hizo exactamente lo mismo. Los haces de luces rojas se chocaron los unos contra los otros, creando una leve explosión que no iluminó la zona porque no había absolutamente nada que iluminar. Cuando observaron el resultado de lo que había sucedido Kara' estaba en el suelo con una herida en la frente, apenas un rasguño. Pero aquello indicaba que los superhéroes que tenían frente a ellos mismos eran tan mortales como ellos, o al menos así lo era Kara', porque de Lobezno no se podría decir lo mismo.

La muchacha de cabellos rubios se puso de nuevo en pie, se llevó el antebrazo a la frente y se limpió la sangre que empezaba a sanarse a gran velocidad. Miró la mancha de la manga de su camiseta y sonrió a su adversario. En ese momento, alzó el vuelo para separarse de Lobezno, no tenía ninguna intención de enfrentarse a él, así que miró a su homóloga, y la hizo un gesto con la mano para que se enfrentaran en el aire y luchasen la una contra la otra. Había que ver quién era más fuerte si la copia o la real.

En cuanto Lobezno salió corriendo para atacar a su clon, Logan' desenfundó sus garras para bloquear el golpe. Conocía perfectamente la fuerza con la que le iba a embestir, y sabía la energía que tenía que aplicar para pararle. Y así lo hizo, colocó una pierna estirada con el pie bien clavado en el sulo para bloquearle y así lo hizo. El envite del hombre bestia había sido frenado sin problema.

Los dos hacían fuerza el uno contra el otro, así que aprovechó un momento para aflojar, esquivarle y después encajar un duro puñetazo lleno de puñales en el pecho de su homólogo.

La chica de kriptón comprobó que su adversario era dos cosas: tan fuerte como ella, y una perra. Su plan de que cada uno atacara al clon del otro no había tenido éxito. Los "clones" tenían intención de batallar contra el mismo tipo de persona; entonces el de Lobezno escogió a Lobezno y, la rubia, a ella.

La visión de rayos X había acabado en una explosión que había herido a Kara, por fortuna curándose rápidamente. Pero esta prueba era la más díficil en la mente de la joven puesto que ella no tenía debilidades excepto por la Kriptonita, y su contraparte... por ende... tampoco.

Eso hacía realmente complicado pelear contra ella. Pero Kara no podía detenerse a pensar en los pro y contras. Lo único que podía hacer era usar sus poderes de la forma más adecuada posible, intentando inclinar la balanza a su favor. Comenzó con uno de los que mejor manejaba: su visión calórica, la que envió a través de sus celestes ojos (ahora rojos) para impactar en el pecho de su doble.

Aquello era un cara a cara, nadie más. Ninguna otra persona debía de meterse en aquel encuentro que el destino había creado, y, sinceramente, Logan siempre había querido medirse con alguien de igual fuerza que él, ¿quién mejor que él mismo?

Entusiasmado con la idea, aunque no lo demostrara teniendo la cara totalmente congestionada debido al esfuerzo que suponía enfrentarse a él mismo, y con los músculos en tensión, las garras brillaban aunque apenas hubiera luz en aquel lugar, salvo cuando los rayos de aquellas dos rubias chocaron.

De reojo, Lobezno observó el combate de ambas, y se dijo que sólo faltaba un poco de barro, y un puro entre sus labios. Sacudió la cabeza para quitarse tal idea de la mente, y se obligó en pensar en lo que tenía delante: él.

Gruñó, casi divertido, ante la situación, y trató de dar el primer golpe, de mover ficha el primero para tener la ventaja ante su adversario, pero se dio cuenta de que no sólo era igual que él, sino que también conocía sus capacidades, y aquello no le gustó.

—Joder— murmuró, al ver cómo a la velocidad del rayo un puño iba a estrellarse contra su estómago.

Se sintió lento, pesado, como si su cuerpo no quisiera reaccionar, y trató de confiar en su esqueleto forrado con aquel metal para no sufrir grandes daños, y poder devolverle el golpe en cuanto pudiera.

—Hijo de pu…— pero la respiración se le cortó ante el puñetazo en el estómago. 

Kara volvió a lanzar sus poderosos rayos calóricos contra su homóloga. El impacto dio de pleno en su copia, pues esta vez se sintió incapaz de esquivarlo. Una vez más la sangre brotó de su sien, pero tal y como ya había pasado, la herida se regeneraba a una velocidad increíble. Y es que, si el daño no era provocado por la presencia de la Kriptonita, Kara' era casi tan inmortal como Kara. Aquel combate no iba a llevar a ninguna parte, pues resultaba un encuentro de los más absurdo y que solo podría terminar en cuanto uno de los dos estuviese cansado.

Ahora era el turno de contraatacar de Kara' y en lugar de usar la misma técnica decidió probar con otra cosa. La chica de rubios cabellos comenzó a soplar, tan fuerte tan fuerte que Kara vio complicado mantener el vuelo, pero además empezaba a sentir como el frío de sus pulmones le envovía por completo su cuerpo.

Lobezno era inmortal, eso lo sabía todo el mundo, y también era capaz de regenerar rápidamente sus heridas, pero de lo que no solían darse cuenta es que a pesar de que tuviera el cuerpo forrado de adamantium, era capaz de sentir el dolor. Y sentir como tu propio puñetazo, o al menos el de un ser idéntico a uno mismo, te golpeaba con tres garras forradas del material más duro del universo, era algo que dolía, dolía y mucho. Y Lobezno pudo sentir lo que sentían sus enemigos cuando les encajaba un golpe.

Su capacidad de regeneración no eliminaba el dolor, pero su orgullo era capaz de sobrellevarlo, y aquello también había sido un duro golpe para su autoestima, pues siempre había deseado enfrentarse a un rival digno de él y no podía permitir que le vencieran, y mucho más cuando él era una copia.

Por si acaso, Lobezno' volvió a insistir, y ahora que Lobezno estaba recuperándose del golpe, Lobezno' comenzó a girar sobre sí mismo a gran velocidad con intención de crear un torbellino de puñetazos, cortes y heridas que dejara a Lobezno tan hecho polvo que se rindiera.

Kara se estaba helando. La otra mujer que se podía parecer a ella pero no era ciertamente ella, soplaba un viento helado. La batalla era cruenta y eterna, en cierto sentido; es que lo que realmente podría destruir a cualquiera de las dos Karas en un santiamén no se encontraba allí... para bien o para mal.

La joven miró a Lobezno solo un segundo para comprobar que seguía allí y que su combate no era nada menos difícil que el de la propia joven.

"Vamos a darle duro... tiene que caer. No voy a dejar de intentarlo. La justicia siempre triunfa. Clark creía en ello, yo también."

Se movió con la velocidad que podía y se animó a intentar resolver el asunto a golpes: intentó dar un derechazo a la barbilla de la otra rubia, esperando romperle algún diente. Sabía que no quería decir nada, que era tan dura como ella, pero en este instante en el mundo loco del Zodíaco, las reglas podrían variar.

-Te voy a intentar bajar, aunque te parezcas a mí... no eres más que una maldita copia.

El golpe en el estómago lo sintió Lobezno como un rayo, y se quedó latiendo en su abdomen como si estuviera vivo. Caliente, haciéndole encoger como un crío, gimiendo, y casi boqueando para coger aire, aunque le doliera  respirar. El dolor se acentuaba.

Con los ojos lagrimeando del dolor, miró de reojo la herida que le habían causado las cuchillas de su otro “yo”, y gruñó al notar cómo su cuerpo trataba de sanar la herida, y curarla por completo en un escaso margen de tiempo. No podría llegar a recuperarse del todo antes de su siguiente golpe, y temió caer por el daño que podrían producirles los sucesivos puñetazos del otro Lobezno.

Lo maldijo entre dientes, y entrecerró los ojos un segundo, tan solo uno, tratando de descansar un momento. Pero no había piedad en el otro Lobezno (ni en el original), y aquello era a muerte. No jugaban a las casitas, no tenían que dedicarse a esperar a que el otro se levantara, se secara el sudor, se sonrieran, y volvieran a la carga. Era una lucha. A muerte. Allí sólo se iba a levantar uno.

Comenzó a sentir un frío helado en su piel, y miró hacia donde estaba Kara y su igual, y gruñó de nuevo. Aquello debía de acabar cuanto antes.

—¡Ahhh!— gritó con todas sus fuerzas Lobezno, enfrentándose a su “yo” mientras éste se movía rápidamente para fundirse en un abrazo lleno de garras, sangre y golpes. 

Yo seré una copia, pero soy mucho más poderosa que tú. Le contestó. Instantes después bloqueó el puñetazo que pretendía encajarle y trató de devolvérselo. No iba a dejar que la derrotase, ella no. ¡Ella era la más verdadera y más original! ¡Un clon superior y mucho más poderoso que jamás se dejaría vencer por alguien tan grotesco como ella!

El impacto de Lobezno' fue brutal y Lobezno fue a parar a varios metros de él. De existir alguna pared en aquella oscura sala se hubiera golpeado contra ella, pero parecían estar en una dimensión oscura e infinita por lo que perdió de vista a su adversario.

A duras penas, el hombre de adamantium se puso en pie para tratar de encajar de nuevo el golpe contra su rival. La herida dolía cantidad y aunque se regenerase sola nadie le eximía del dolor. Pero Lobezno jamás se rendía, y rápidamente se encargó de atacar una vez más a su homólogo, pero parecía mucho más rápido y mejorado, pues donde el verdadero fallaba, el falso acertaba.

Aquella batalla podría ser eterna, y tan solo terminaría cuando uno de los dos cayese al suelo derrotado por culpa del agotamiento.

El combate iba a ser eterno. Pero Kara se estaba cansando, no que eso implicara que iba a ganar. Se plantó delante de la rubia con sus manos en puños y frunció el ceño. De sus ojos claros comenzó a surgir el rojo, el rojo de furia, de hartazgo y de visión calórica. Era el poder que controlaba más por lo pronto, así que tenía que usarlo contra la clon. Su objetivo esta vez fue el rostro de la chica.

Era un truco sucio, quemarla allí, pero ella no era una persona. Además, ya habían muerto quizás demasiados bajo el influjo del Zodíaco.

"No sé si a esta altura, incluso somos nosotros dos solamente..."

Todo estaba saliendo mal, y pensó que aquel Parker le había contagiado su mala fortuna. No podía ser que Lobezno estuviera tan torpe en mitad de un combate cuando él era lo mejor en lo que hacía.

Los golpes se iban sucediendo uno detrás de otro, pero el último fue bestial, llegando a levantar los más de cien kilos que pesaba el mutante, y enviarlo a la otra punta (si es que había puntas allí) de donde estaba. El dolor de la caída la sintió de inmediato, y se revolvió en el suelo con los ojos cerrados, y gimiendo, sintiendo cada herida de su cuerpo abierta.

—Aggg— gruñó Logan, cerrando los puños con fuerza, tratando de convencerse de que podía con aquella burda copia. Pues no era más que eso: una copia mala de él, aunque muy poderosa.

El baile frenético que se sucedía de golpes, patadas y puñetazos no era más que un interludio suave de lo que estaba por venir, o, al menos, eso era lo que le gustaba pensar a Lobezno, pues no iba a permitir que aquella marioneta de Zodiaco le impidiera seguir su camino hacia delante.

Gritó con la boca totalmente abierta, casi haciéndose daño en las mandíbulas, como si se fuera a desencajar la quijada, y, con los músculos tensos, volvió de nuevo a por aquella copia. No se iba a rendir, no podía hacerlo. Y el otro tampoco estaría dispuesto a permitir que el verdadero Lobezno venciera.

—¡Ahhhhh!— gritó con las garras de adamantium brillando, y tratando de golpear a su adversario. 

El puñetazo impactó en el hombre de la superheroína, pero a pesar de recibir el golpe, la muchacha no sufrió ni pizca de dolor. Era mucho más resistente que un simple puñetazo, aunque procediera de la mujer más fuerte del universo.

La visión calorífica de Kara golpeó en toda la cara de Kara'. La quemazón fue terrible pues la hermosa muchacha no fue capaz de bloquearlo y el dolor fue intenso. Se llevó las manos al rostro mientras se lo frotaba para contemplar cuán grave había sido el golpe. Al comprobar que seguía viendo y que no estaba tan grave como pensaba, optó por contraatacar y decidió golpearle de nuevo con toda la máxima fuerza de la que era capaz.

Esta vez Lobezno logró esquivar el envite de su contrincante, así que aprovechó la ocasión para devolvérselo. Pero el falso Lobezno también fue capaz de zafarse de él. Por lo que se podía comprobar que ambas fuerzas estaban sumamente igualadas, pues tan pronto uno golpeaba al otro, el otro lograba esquivarlo. Así podrían estar hasta la eternidad, o hasta que la capacidad física de uno de los dos terminase y uno desfalleciese. Aquella batalla era imposible que durase eternamente.

Y todo pintaba bastante mal para el verdadero, pues a juzgar por sus sudores, su estado, y su respiración parecía que tarde o temprano terminaría rindiéndose. Y solo un golpe de suerte le salvaría el pescuezo, por muy de adamantium que fuera...

El puñetazo de la rubia dolió, pero mi visión de calor le quemó la jodida cara. No que sirviera de mucho, ella volvía a estar sana de nuevo, no de inmediato (y se notaba que le había dolido bastante) pero aun veía y me golpeó con su fuerza. Este combate era eterno.

Apenas miré de soslayo a Lobezno. Él también lo estaba pasando mal. Quizás hasta peor que yo.

"Sí, ¿pero por cuánto tiempo podré resistir sus embistes, cuánto tomará que ella me termine ganando? No sé siquiera si me ganará o no, pero es evidente que cuenta con mis habilidades. Tengo que seguir combatiendo, tengo que intentar... ganar esta pelea."

Mi puño vuela hacia su estómago, espero sacarle todo el aire.

-¡¡Púdrete, clon! Tú y tu jefe loco... Dile que la próxima vez que quiera divertirse compre un maldito juego de ajedrez...

No podía más.

Aquel baile frenético estaba agotando a Lobezno, y la apestosa copia seguía en pie, casi sin inmutarse. No quería creerlo, pero aquel clon era mejor que él en el combate, y eso lo ponía furioso.

No recordaba haberse encontrado con un rival de tamaña magnitud nunca, y eso que había luchado con muchos maníacos, mutantes, alienígenas, dioses, masas enfurecidas de todos los colores, y un sinfín de cosas más. Aquel, sin duda, era el combate que marcaría un antes y un después en su vida, principalmente, porque si perdía, moría.

Con la respiración agitada, los músculos casi temblando, las piernas como mantequilla, y la suerte en contra, Logan trataba de sobrevivir a su copia como podía, pero estaba claro que no era suficiente, y se preguntó si debería de haber hecho un entrenamiento mejor, ser disciplinado con algo así, y tomarse la lucha como algo serio, y no como un mero divertimento donde se creía el mejor de la tierra.

Gruñó de pura frustración, y se preguntó cuánto tardaría en caer, y en que el otro se alzara con la victoria.

Miró sus garras resplandecientes, brillando, casi como pidiéndole que llegara hasta el final, que era como su deber. Asintió para sus adentros. Si debía terminar, que fuera rápido.

Una vez más, gritó con todo el aire de sus pulmones, y de abalanzó contra la copia de él mismo.

-¡AHHHHHHHHGGGG!