Llegas a tu cabaña en los barrios bajos de Koras, es muy tarde y sólo hay maleantes por las calles.
A salvo en tu refugio examinas a la luz de una vela tu botín en forma de botella. Es preciosa. Debe tener un valor mayor a todo lo que has robado con anterioridad.
Miro fascinado la botella, y como el líquido se mueve en su interior- vaya -se escapa de mis labios al ver como muestra unos bonitos ribetes a la luz de la vela.- Mañana iré a enterarme de cuanto vale la botella, pero antes... -Cojo la botella, y la abro. Miro el liquido, y echo un poco en un vaso. Ya puestos, al menos lo probaré...
Descorchas la botella, de ella emanan unos olores afrodisíacos y tropicales, vas a verter un poco en un vaso para prob...
PAM PAM PAM!!
Unos sonoros golpes en la puerta de madera de tu casucha.
Dejas la botella recien abierta encima de la mesa, aún sin probarla. ¿Quién será a estas horas? Nadie bueno seguro.
Serán como las 2 de la mañana.
Sea quien sea, no creo que sea buena idea que vea esta botella- ¡Voy, un segundo! -exclamo hacia la puerta. Acto seguido, tapo la botella, y la guardo en un lugar seguro. Cuando la tengo guardada, me dirijo a la puerta, y la abro...
Ante tu puerta hay tres figuras encapuchadas, visten unas túnicas negras muy extrañas, con bordados rojos en los bordes. Adviertes que cada uno tiene oculta entre los ropajes una espada curva, las que se usan en el Tahedo.
El de la izquierda es muy alto, el del medio es bajito, y el de la derecha es grande y gordo. El bajito dice:
-Devuelvenos esa botella. Tiene que llegar a su destino.
Tu casucha esta a ras de la calle, consta de una sala de estar(donde estas ahora) que usas como dormitorio, una cocina y un pequeño trastero donde guardas los 'frutos de tu trabajo', debajo de una losa guadas todo tu dinero. En la sala de estar hay un ventanuco.
Señores, no se de que botella me están hablando. La única botella que tengo en casa es una de vino, y encima creo que está algo picado...
¿Dónde he escondido la botella?
Dentro de mi almohada, en mi dormitorio
El más gordo de los tres te da un empujón y te aparta de la entrada. Los tres encapuchados entran en tu habitación y empiezan a revolverlo todo.
En un momento de despiste, salgo por la puerta y abandono mi casa, escondiendome en algún lugar cercano perdido entre las sombras...
Sales de tu casa rápidamente y observas que los hombres no hacen nada por impedirtelo, parece que están interesados únicamente en la botella que robaste.
Te escondes en un obscuro rincón de tu calle y observas atentamente la puerta de tu casa.
Al cabo de un rato, los tres hombres salen de tu casa y se van, cerrando la puerta. Está todo obscuro por lo que no sabes si se han llevado algo.
Vaya... -murmuro al ver salir a los hombres de la casa. Esto no es buena señal, iré a ver dónde van...
Comienzas a seguirlos por las calles
Haz una tirada de latrocinio dificultad 9 para ver si te descubren o no.
Sigo en silencio a los maleantes que han asaltado mi casa. Si piensan que por robar a un ladrón tendrán cien años de perdón, van listos...
Tirada: 1d8(+6)
Motivo: Latrocinio
Dificultad: 9+
Resultado: 4(+6)=10 (Éxito)
Tus botas casi no hacen ruido, eres silencioso como un gato. Despues de doblar varias esquinas y caminar por calles estrechas llegas al Calefón Dorado! La misma posada donde robaste al mercader la botella hace media hora!
Misteriosamente los tres hombres encapuchados entran por la puerta principal, parece que tienen la llave.
Serán cabrones... ¿Cómo sabrán que yo cogí la botella?... ¿La habrán encontrado?. Tras ver dónde se dirigían, me dirijo a mi casa. Espero que no encontrasen la botella, debía de valer bastante dinero...
Un poco trastocado por lo que acabas de ver vuelves a tu casa. Está todo revuelto y tu cama desecha. La almohada está en el suelo, obviamente no hay rastro de la botella. En la pared, clavada con una daga, hay una hoja de papel. En ella está escrito:
Cita:
Cojo la daga y me la guardo. Podrá serme útil. En cuanto a la nota, la miro con ira, la hago una bola y la tiro- Esto no quedará así -digo mirando con ira la cama desecha. Tras esto, me dirijo a la posada otra vez...
Vuelves por tercera vez a la posada y la encuentras tranquila y silenciosa.
Con sigilo, me acerco al ventanuco de la puerta principal, e intento mirar con disimulo el interior...