Partida Rol por web

Llevas siguiendo un buen rato a ese tipo. No anda muy deprisa y mira a los lados en cada esquina, parece que no va a ningun sitio en especial, sólo está de paseo. No se ha dado cuenta de que le llevas siguiendo unos diez minutos.

En la taberna donde cenaste, estaba él, con sus anillos de oro y su ropa de seda de Pashkri, pensaste que era rico y tus sospechas se confirmaron cuando sacó unas monedas de oro de su abrigo para pagar su cena, al meter la mano entre sus ropas pudiste entrever desde tu asiento, una bolsa repleta, repleta de dinero, atada a su cinturón. Un pichón como este merece la pena seguirlo.

El tipo gira en una callejuela y te asomas. Ya no está. Qué extraño. Caminas por la callejuela y lees un cartel. "El colofón dorado", una de las posadas más caras de la ciudad. Tiene dos pisos y por fuera está decorada con motivos antiguos. No hay duda alguna, ha entrado a la posada.

¿Qué haces?

Por nada en este mundo dejaría pasar un botín así. Además, el tipo parecia un abotargado mercader, presa fácil y sustanciosa. Miro la entrada, limpio mi ropa como mejor puedo, y entro en la posada. Con suerte, descubriré donde se aloja antes de que se den cuenta de que no soy uno de sus ricos parroquianos, y me echen a patadas.

Una vez que te has adecentado un poco empujas la puerta de la posada.

Por dentro es magnífica, alfombras ribeteadas con hilo dorado, confortables sillones y una cálida chimenea caldea el lugar. Definitivamente esta posada es cara. Al fondo unos tipos están jugando a las cartas y detrás de un gran mostrador, un tipo vestido de sirviente escribe algo en una libreta. Las escaleras están a la derecha. No encuentras rastro alguno del tipo al que sigues.

El sirviente del mostrador parece que repara en tu presencia, parece un poco extrañado al ver tus ropas de viajero pero te sonríe. Parece que está esperando a que te acerques.

Miro a mi alrededor, y me acerco al tipo de la libreta- Buenas buen señor. Verá, he entrado aquí, aparte de para contemplar este magnífico, para decirle algo al señor que acaba de entrar. Lamento mucho no poder decirle de que se trata, pero si fuese tan amable de indicarme su habitación, yo mismo iría hasta allí sin causarle ninguna molestia -Digo con una sonrisa enmarcando mi rostro

Buenas noches caballero.- Te saluda con voz fina. Despues de escuchar te contesta- Me temo que no puedo darle esa información señor, nunca revelamos esos datos sobre nuestros clientes. Si es un asunto muy urgente digamelo y lo apuntaré. Yo mismo le haré llegar el mensaje.

Dijo cogiendo una pluma, dispuesto a escribir en una pagina nueva de su libreta.

No, no puedo decirselo. Aunque dígale que le espero en la taberna donde cenó mañana por la mañana. Que no falte, es de suma importancia.

Miro como escribe en la libreta, con algo de suerte, leeré donde se aloja mi víctima...

Ves como el sirviente apunta tus palabras en una hoja en blanco de su libreta. Luego la arranca y la dobla. Pone otra vez la pluma encima del papel doblado.
-¿De parte de quién?-Dice esperando una respuesta.

No está escrito por ningun lado los nombres de sus clientes.

De Corrin Nuit, de Pashkri. Él sabrá quien soy, aunque no le suene mi nombre...

-Está bien señor Nuit, mañana por la mañana cuando baje el señor DeFoy, le entregaré este mensaje.- Dijo finalmente, aunque una fracción de segundo mas tarde se dió cuenta de que habia dicho el nombre de su cliente a un desconocido.

Dobló la hoja y la puso entre sus papeles.

Bien, ahora a esperar. No creo que baje ya, así que me quedaré rondando por la posada. En cuanto el posadero se despiste, le quito la hoja donde a apuntado el mensaje...

Miras hacia la puerta por la que entraste y ves que al lado de esta hay un pequeño ventanuco. Si estás en la calle y te asomas a él, seguro que ves lo que pasa en el interior.

Los tipos que estaban jugando a las cartas empiezan a recojer, uno está muy feliz y los otros tres parecen asqueados. Después de recoger, uno de los asqueados sube al piso superior y los otros tres se van por la puerta principal.

Por otro lado el sirviente del mostrador te mira impacientemente.

Salgo de la posada. Esperaré en la calle. En cuanto se descuide...

Te despides del sirviente y sales de la posada. Es de noche y casi ya no hay gente por la calle. Observas desde el ventanuco como el sirviente apaga unas cuentas velas y pone el cerrojo por dentro de la puerta principal. Por dentro, el recibidor de la posada está casi a obscuras, pero ves al tipo irse por una puerta lateral.

El ventanuco por el que te asomas está cerrado, es de madera y cristal. La puerta principal es muy grande y está cerrada por dentro. En la fachada hay unas enredaderas que trepan hasta el primer piso. En ese primer piso, a una altura de 6 metros por encima de ti, hay tres ventanas. Todas ellas cerradas.

Mierda, debí de haberme fijado en que la puerta se cerraba por dentro... No tengo más opción que trepar, Puede que las ventanas estén cerradas, pero quizás sean presa fácil de mis ganzúas

La noche cayó completamente y no hay ni un alma por la calle. Todo está silencioso. Te preparas para trepar por las enredaderas, pero... a qué ventana treparás?

Izquierda, Central o Derecha? Las tres son iguales.

Te encaramas a las enredaderas y matojos, son duros y resistentes pero no cualquiera puede escalarlo.