Partida Rol por web

De lejos se podía reconocer el lugar de los hechos debido a los dos coches de policía mal aparcados frente a un edificio de viviendas, con los rotativos encendidos.

La nevada de unas horas atrás había dado paso a una llovizna de aguanieve, lo que había llevado a los dos oficiales de policía que custodiaban la entrada del edificio a embolsarse en los chubasqueros reglamentarios color amarillo fosforescente.

Una cinta amarilla con las palabras "Crime Scene do not Cross" en negro balizaba la entrada del número 22, un edificio viejo de apartamentos relativamente bajo, de tan solo dos alturas y forrado en tablas de madre blanca.

Johnson estacionó la moto justo entre los dos coches de policía. Ambos parecieron sobresaltarse y uno de ellos salió a la carrera desde su posición resguardada debajo del porche dispuesto a recriminarles su presencia allí, pero el detective tuvo tiempo de sacar de un bolsillo interior de su chupa la placa, lo que puso al agente que se dirigía hacia ellos firme como una estaca. -Detectives...-llevó su mano derecha a la gorra. El agente dió por hecho que la elfa también pertenecía a la escala de detectives y Johnson no lo sacó de su error. Se limitó a bajar de la moto y, como en el anterior viaje de moto que había compartido con Lyara, le ofreció la mano para ayudarla a bajar.

-¿Han llegado otros detectives?-preguntó de forma escueta al policía que les había salido al paso.

-No, señor. Ustedes son los primeros.

Asintió tras quitarse el casco y dárselo al oficial de policía. -Guárdemelo en el cohce, ¿quiere?. ¿Que tenemos?

Fueron caminando con pasos largos hasta el resguardo que ofrecía el pequeño porche techado de la entrada. El otro policía también se cuadró cuando llegaron.

-Una elfa joven, señor. Mucha sangre... creo que tiene una herida en el torax... No sabemos muy bien si se trataba de su vivienda, es... es algo extraña para ser una vivienda... - Se encogió de hombros.

El otro policía pisó la cinta balizadora para facilitar la entrada a ambos en el edificio.- Dentro encontrarán a los agentes Morales y Smith. Ellos han llegado los primeros y están balizando la escena.

Desde la distancia  pudo reconocer el lugar de los hechos debido a los dos coches de policía mal aparcados frente a un edificio de viviendas, con los rotativos encendidos.

Cuando aún le restaban dos manzanas para llegar al origen de los destellos azules y rojos una motocicleta pasó silbando a su lado y fué a pararse justo entre los dos coches de policía. De ella se bajaron conductor y acompañante, pareció que hablaban algunas palabras con uno de los policías que se encontraban allí, que se cuadró.  Al quitarse los cascos pudo reconocer desde la distancia de que los ocupantes de la moto eran Johnson y Woods. Ambos se internaron en la vivienda.

La nevada de unas horas atrás había dado paso a una llovizna de aguanieve, lo que había llevado a los dos oficiales de policía que custodiaban la entrada del edificio a embolsarse en los chubasqueros reglamentarios color amarillo fosforescente.

Una cinta amarilla con las palabras "Crime Scene do not Cross" en negro balizaba la entrada del número 22, un edificio viejo de apartamentos relativamente bajo, de tan solo dos alturas y forrado en tablas de madre blanca.

En cuanto llegó al lugar, los dos policías, mojados y con mala cara la miraron con los brazos cruzados.

Los dos policías la escrutaban con la mirada, Jeaninne se dio cuenta de que con la chaqueta de cuero no tenía muchas pintas de policía, por lo que sacó su placa, se las enseñó a ambos oficiales y les dijo que venía de parte del detective.
Los dos policías no tardaron mucho en cambiar su actitud, aunque todavía seguían molestos por el frío, dejaron pasar a la agente Courier.
Jeaninne supuso que Johnson ya le habría hecho las preguntas de rutina, y para no incomodarlos más, se adentró en el edificio, lentamente, observando todo con atención.
Sacó su celular y comenzó a grabar todo lo que veía, necesitaba documentar todo lo posible de la escena del crimen que aún estaba fresca.

Cuando aún no habían caminado todo el pasillo común del edificio, pudieron escuchar pasos a su espalda. Al girarse pudieron ver como Courier, empapada,  se adentraba en el corredor hasta llegar donde estaban la elfa y el humano. desde la entrada hasta el punto en el que se encontraban nada había llamado su atención.

-Courier. dijo sorprendido Johnson al verla.-Has sido rápida

No es ningún mérito, vivo a pocas cuadras de aquí. - luego señaló a Woods y dijo - Ella sí que ha sido rápida.

- Agente Woods -dijo a modo de presentación hacia aquel que le había confundido, cuando parecía que no interrumpía el asunto principal e importante. Si bien no le importaba fantasear con un ascenso tampoco le gustaría que la tomaran por lo que no era.

Se frotó el cuello sin saber si era bueno o malo haber llegado en primer lugar. Los indicios estarían más frescos, pero tampoco desconfiaba en las capacidades del grupo. Por el momento se limitaría a seguir a Johnson.

- No me encontraba precisamente lejos en esta ocasión -sonrió muy tenuemente, estaba claro que se encontraba algo afectada por el motivo en el que se encontraban ahí y no destilaba precisamente alegría.

- Veamos con qué nos encontramos -dijo después mientras se alisaba la chaqueta.

Los tres prosiguieron por el pasillo hasta que llegaro a puerta que se mantenía precintada con la misma cinta amarilla. en el pasillo, junto a la puerta, había dos policías, que se cuadraron al verlos venir.-Detectives...

Uno portaba el rollo de cinta policial en una mano mientras que el otro hablaba por Walkie-Talky -...repito, no será necesario ambulancia, central,  negativo. 10-24 con el forense.

La radio respondió con un escuento "10-4, recibido"

El agente que llevaba el rollo de cinta despegó uno de los estremos de la cinta que impedía la entrada en la vivienda 1-E para que los tres recién llegados entrasen sin problemas.

Aquella vivienda era pequeña, parecía más un loft que un apartamento debido a la ausencia de paredes que separasen espacios. Los apenas 35 metros cuadrados únicamente tenían una puerta que se podía presuponer que conducía a un pequeño baño. El resto de la morada se encontraba completamente abierta. En una esquina una pequeña barra de no más de 2 metros de largo aglutinaba un único fogón para cocinar, una pequeña pica y un micro-ondas. Debajo de la barra una pequeña nevera aprovechaba aquel espacio. La pared de lo que podría considerarse como la cocina tenía la íúnica ventana de la vivienda, si bien estaba cubierta con unas cortinas extráñamente opacas.

La pared contraria a la de la cocina era de color negro, la única pintada en este color, puesto que el resto eran del color crudo del yeso que las cubría. En esa pared negra se alzaba una extravagante vitrina similar al escaparate de una tienda, repleto de piezas de lo que parecía lencería de fantasía, artículos eróticos  y una balda repleta de lo que parecían dildos de diferentes formas y tamaños, colocados en escrupuloso orden y coronados por uno de aspecto hiperrealista y tamaño exajerado de color verde, simulando el miembrod de un orco. El interior de aquella vitrina se mantenía en penumbra, si bien se veía desde fuera una tira de luces led apagadas en aquel momento que recorrían todas las baldas.

Frente a aquel escaparate que exibía oprgullosamente todos los artículos sexuales se encontraba, dándole la espalda, un sillón de cuero, colocado frente a un escritorio en el que había un ordenador. En el mismo escritorio y sobre un pequeño trípode se alzaba una pequeña videocámara apuntando en dirección al sillón que permanecia conectada por un cable a la torre del P.C.

Justo en la otra esquina de la vivienda, sobre una cama individual muy simple y sin adornos permanecía la víctima, enterrada entre sábanas completamente teñidas por sangre seca.

Johnson adoptó una expresión de disgusto al ver todo aquello. Se giró hacia los policías que hacían guardia en la puerta y con voz imperativa se dirigió a ellos. -Que sabemos de la víctima.

Uno de los agentes sacó una pequeña libreta y leyó.-Hemos comprobado el padrón municipal y en esta vivienda figura como moradora Lararith Vraumaar. Elfa de 30 años. Se rascó la cabeza-La victima entra dentro de esa descripción, desde luego...

El detective se agarró el mentón durante unos pocos segundos que mantuvo silencio.

-Bueno, vamos a ello... agente, tráiganos guantes de latex, ¿Quiere?

Sin molestarse en responder, el policía con el que había hablado salió corriendo hacia el exterior.

-Bueno, compañeras. ¿Pensamientos? Perguntó Johnson mientras esperaba que les trajesen el material.

Lyara asintió ligeramente a los policías que se habían encargado de precintar la zona, si bien echó a andar por el lugar con cierta cautela, casi de puntillas, sin intención de perturbar el escenario del crimen en lo más mínimo según tomaba nota mental de lo que veía.

Si bien recorrió con la vista la cocina, se entretuvo observando aquella vitrina a distancia prudencial, con una mueca complicada de describir. Por último, no pasó por alto la posición del sillón y del ordenador, percatándose de la cámara. Echó un vistazo a simple vista a la torre, por si se encontraba encendida. Pero por el momento no tocó nada.

- Parece encajar con el perfil, el tipo de víctima que buscaría -hizo un pequeño ademán hacia la vitrina, luego hacia la webcam a modo de señalar el modo decadente en el que debía vivir- Tampoco quiero especular sobre su vida privada tan pronto, pero imagino que tenía una vida sexual muy activa. Quizás incluso se dedicaba a los shows -comentó antes de mirar hacia la posición donde se encontraba la elfa fallecida, aunque no hizo amago de querer examinarla, al menos hasta que llegara el forense- Si es la mujer que han dicho, es doblemente terrible. Ni siquiera era mayor de edad -murmuró con desagrado.

Jeaninne se colocó las los guantes y unos protectores para los pies, y con mucho cuidado se adentró en la escena. Sin tocar nada fue derecho hacia el sillón, cerca de la computadora. Midió a ojo si desde la cámara se vería gran parte de la habitación, y aunque se dio cuenta de que la mayor parte del plano la ocupaba el sillón, comprobó que también se veía el resto. Llamó la atención de sus compañeros y señaló la cámara.

Debemos tener esto en cuenta, averiguar si estaba grabando en el momento del crimen. O si ella transmitió vía web en algún momento algún contenido sexual, tener una lista de gente que pueda haberla visto - dijo bajando los hombros.

Luego, con el mismo cuidado, se acercó para ver de más cerca el cadaver.

Una vez tuvo los guantes, lo primero que hizo Johnson fué hacer fotografías con su teléfono. Durante varios minutos se dedicó en exclusiva a sacar fotos de forma meticulosa; de todo aquello que podía parecer relevante.

Una vez  hubo guardado el teléfono, fué directo a la víctima, que yacía tumbada en la cama. Cuando fué a retirar las sábanas pudo notar como en algunas partes la sangre se había pegado a la piel, por lo que se limitó a retirarel tejido donde pudo, dejando al descubierto a una elfa joven, tapada únicamente con unas braguitas de color negro y con las propias sábanas. El cuerpo era delgado pero lleno de curvas para los cánones élficos, puesto que un busto exuberante incluso para la humana media se mantenía inmovil, falto del movimiento que tendría de haber estado su dueña respirando.

El rostro pecoso tenía los ojos verdes abiertos; más abiertos de lo que es frecuente en un cadaver y pese a que no había vida en ellos, parecían reflejar sorpresa, impresión que quedaba acentuada por la posición de la boca, lijeramente abierta, como si se hubiese quedado con la expresión "oh" en la boca.

El delgado cuerpo parecía presentar un corte muy profundo en el abdomen, a la altura del ombligo, motivo aparente de la muerte.

Chasqueó con la lengua al contemplar a la joven elfa fallecida, y esperó a que sus dos compañeras le hubiesen podido echar un vistazo antes de volver a cubrirla con la sábana.

Luego centró su atención en la cámara que había mencionado Courier y, agachándose tras ella cerró un ojo e hizo un marco con los dedos indice y pulgar de sus dos manos.

-El ordenador está encendido, pero no parece que la cámara esté grabando. y yo diría... que el encuadre únicamente coje el sillón... y parte de la vitrina de detras-sentenció.

Desde la distancia  pudieron reconocer el lugar de los hechos debido a los dos coches de policía mal aparcados frente a un edificio de viviendas, con los rotativos encendidos.

La nevada de unas horas atrás había dado paso a una llovizna de aguanieve, lo que había llevado a los dos oficiales de policía que custodiaban la entrada del edificio a embolsarse en los chubasqueros reglamentarios color amarillo fosforescente.

Una cinta amarilla con las palabras "Crime Scene do not Cross" en negro balizaba la entrada del número 22, un edificio viejo de apartamentos relativamente bajo, de tan solo dos alturas y forrado en tablas de madera blanca.

Cuando Raynor se encontraba aún a varias puertas de distancia, un llamativo Camaro amarillo chillón estacionó junto a él, del vehículo descendió un orco delgado vestido de forma casual, que pareció reconocerle y dirigirse hacia él.

El agente Everton levantó la mano, saludándolo-El oficial.. ¿Reinor? le he reconocido por la rueda de prensa. Soy el agente Zoddert Everton, también me dirijo al lugar del crimen. dijo mostrando su placa.

En cuanto llegó al lugar, los dos policías, mojados y con mala cara la miraron con los brazos cruzados.

El viaje al lugar del asesinato fue rápido y sin sobresaltos, aun a pesar de los 10 millones se personas que vivían en esa ciudad, en las noches no se daban atascos remarcables, ademas los pequeños pero potentes focos que tenia montados en el salpicadero le ayudaban notablemente en su labor de esquivar coches.

Las condiciones ambientales habían mejorado bastante a lo largo de la tarde, pero aun llovía, a parte de la ciudad de la luz, también eran la ciudad de la lluvia.

Paró su Muscle junto a los vehículos policiales, dos agentes se encontraban junto al cordón policial con unos chubasqueros como única protección contra esa lluvia, lo que era insuficiente, el humor de esos agentes denotaba que no era el turno que esperaban esa noche.

Junto a él se encontraba el Oficial Reinor, agente de la investigación que había visto en una rueda de prensa mientras se ponía al día de los hechos, trató de ser amigable, no quería otro numeríto de agentes orcófobos esa semana.

-El oficial.. ¿Reinor? le he reconocido por la rueda de prensa. Soy el agente Zoddert Everton, también me dirijo al lugar del crimen. Dijo enseñando la placa que llevaba en el cinturón bajo la camiseta, siempre había querido llevar así la identificación.

Los dos pasaron el control policial, con una mirada de odio que sin duda iba dirigida hacia el buenazo de Zodd.

-Llevo meses de infiltración en bandas callejeras y alguien en la Central creyó que seria buena idea levantar mi tapadera para meterme en vuestra investigación, espero ser de ayuda, podéis contar conmigo. 

El Ex Marine saludo con un movimiento de cabeza al Orco mientras este se acercaba a el. No disminuyo su paso, pero cuando este se acerco el le ofreció su mano y lo saludo.
- Encantado Oficial Everton. – hizo una mueca.- Las circunstancias no son las más favorables para una presentación, pero así es el departamento. –
Observo a los policías hacer el gesto de desagrado ante la presencia de everton, y les pregunto, sin disminuir el paso, mientras pasaba por debajo de la línea amarilla.
- ¿Que pasa Phillips? ¿Tu novio aquí presente se comio todas tus rosquillas? – siguió de largo y dijo por lo bajo… - Idiotas..-

Por su parte, Lyara examinará en primer lugar la puerta y las ventanas, buscando algún indicio de que fueran forzadas. Encuentre lo que encuentre, tratará de seguir los pasos que habría tomado el criminal una vez dentro, manteniéndose atenta a cualquier cosa que pudiera estar fuera de lugar. Si Courier no lo hacía para entonces trataría de revisar la última actividad en el ordenador, aunque daría prioridad a su compañera habiendo sido su idea.

En cuanto al cadáver, evitaría acercarse a mirar demasiado. Ya había visto lo que le había provocado la muerte pero sus cualidades entorno la medicina terminaban ahí, por lo que prefería dar paso a los más capaces antes de perturbar el cuerpo.

- Quién dió el aviso? - preguntó en general, aunque supuso que los agentes que se encontraban ahí sabrían más del asunto.

-El oficial.. ¿Reinor? le he reconocido por la rueda de prensa. Soy el agente Zoddert Everton, también me dirijo al lugar del crimen. Dijo enseñando la placa que llevaba en el cinturón bajo la camiseta para que la vieran los 3 agentes y no le detuvieran como sospechoso, siempre había querido llevar así la identificación.

Los dos pasaron el control policial, con una mirada de odio que sin duda iba dirigida hacia el buenazo de Zodd. El comentario de su nuevo compañero hacia esos oficiales remojados sin duda le dio fuerza para pensar que quizás no estaría en otro de esos detestables grupos de policías racistas que normalmente controlaban los cuarteles de policía, no es que le importara mucho, eran una novedad, y a la gente solo les gustan las novedades en tecnología, no en derechos de razas "inferiores".

-Llevo meses de infiltración en bandas callejeras y alguien en la Central creyó que seria buena idea levantar mi tapadera para meterme en vuestra investigación, espero ser de ayuda, podéis contar conmigo. Tras esto Zoddert cedió el paso al humano como muestra de respeto.

La entrada del pequeño bloque de viviendas constaba de unos escalones que daban acceso a un pasillo iluminado con unas viejas bombillas amarillentas, a unos 10 metros se observaba la tercera puerta de viviendas abierta, con otros 2 agentes custodiando la entrada a fin de evitar que nadie entrara en el lugar del crimen. 

Ryan acepto el gesto con un encogimiento de hombros. El orco se había ganado un café. Seguro le caería muy bien a Don, y con Frank sería divertido ver quien tenía el colmillo mas largo.
- Asi que infiltrado varios meses eh.- dijo sonriendo a pesar del clima.- Si hay algo en lo que siempre puedes confiar es que las ratas de la oficina van a tirar a la mierda tu trabajo de meses. Y si A.I. no te jode, es que saliste bien parado. Asi que nada… ¡Bienvenido! Y dime, ¿donde estuviste infiltrado? -

-La verdad es que de momento he salido sin problemas de mis infiltraciones, esta es la tercera desde que salí de la academia hace año y medio; antes, entre otras cosas ayudaba a la policía como informante de bandas en mi ciudad natal, tras lo de Jakobi decidí entrar en el cuerpo, no me iba el tema de bandas y como iba limpio de antecedentes probé suerte y desde que aprobé el curso aprovecharon mi experiencia en los bajos fondos para seguir en ellos como infiltrado... Esta es mi primera vez como agente de calle, osea que tomaré nota de vosotros.

Los dos prosiguieron por el pasillo hasta que llegaro a una puerta que se manteníaabierta e par en par, con una cinta que había precintado el lugar y que actualmente colgába del lateral derecho del marco. Custodiando la puerta había dos policías más.

Uno portaba el rollo de cinta policial en una mano mientras que el otro parecía atender a alguien que se encontraba en el interior de la vivienda.

El agente que llevaba el rollo de cinta los saludó llevandose la mano al lateral de su gorra.

Aquella vivienda era pequeña, parecía más un loft que un apartamento debido a la ausencia de paredes que separasen espacios. Los apenas 35 metros cuadrados únicamente tenían una puerta que se podía presuponer que conducía a un pequeño baño. El resto de la morada se encontraba completamente abierta. En una esquina una pequeña barra de no más de 2 metros de largo aglutinaba un único fogón para cocinar, una pequeña pica y un micro-ondas. Debajo de la barra una pequeña nevera aprovechaba aquel espacio. La pared de lo que podría considerarse como la cocina tenía la íúnica ventana de la vivienda, si bien estaba cubierta con unas cortinas extráñamente opacas.

La pared contraria a la de la cocina era de color negro, la única pintada en este color, puesto que el resto eran del color crudo del yeso que las cubría. En esa pared negra se alzaba una extravagante vitrina similar al escaparate de una tienda, repleto de piezas de lo que parecía lencería de fantasía, artículos eróticos  y una balda repleta de lo que parecían dildos de diferentes formas y tamaños, colocados en escrupuloso orden y coronados por uno de aspecto hiperrealista y tamaño exajerado de color verde, simulando el miembrod de un orco. El interior de aquella vitrina se mantenía en penumbra, si bien se veía desde fuera una tira de luces led apagadas en aquel momento que recorrían todas las baldas.

Frente a aquel escaparate que exibía oprgullosamente todos los artículos sexuales se encontraba, dándole la espalda, un sillón de cuero, colocado frente a un escritorio en el que había un ordenador. En el mismo escritorio y sobre un pequeño trípode se alzaba una pequeña videocámara apuntando en dirección al sillón que permanecia conectada por un cable a la torre del P.C.

Justo en la otra esquina de la vivienda, sobre una cama individual muy simple y sin adornos permanecía la víctima, enterrada entre sábanas completamente teñidas por sangre seca.

En el interior de la estancia pudieron ver que ya se encontraban Johnson, Woods y Courier, los cuales llevaban guantes de goma y se habían puesto manos a la obra.