Partida Rol por web

Celarian Vaamar corrió de nuevo hacia el interior de la vivienda mientras Jefferson ayudaba a levantarse a Raynor, esa jodida puerta le había jugado una mala pasada. Raynor no olvidaba ese tipo de cosas y esa puerta iba a recordar quien era él, pero no ahora, pues tenía cosas más importantes que hacer. El agente Ryan Raynor se dispuso a volver a patear la puerta cuando Frank le hizo un gesto. Raynor entendió que quería que se situara hacia un costado parapetándose contra la pared y le hizo caso. Quizás había visto algo, quizás tenía una idea mejor...

Y Frank, simplemente agarró el pomo de la puerta y la abrió. En ese momento Raynor supo que había vencido. No fue que Harrison no hubiera rodado la llave por dentro, sino que tras el impacto de su patada, el marco se debía haber desplazado desencajando la cerradura y dándoles paso a los agentes de policía. Sí, había sido cosa suya, de eso estaba seguro y eso que sólo llevaba cinco cafés desde que se había levantado.

Para cuando Vaamar logró acceder a la vivienda, Courier ya estaba abriendo la puerta que conducía al sótano. Fue a gritarle algo para que se detuviera, pero fue demasiado lenta. La humana ya había echado una ojeada al interior del sótano apuntando con su pistola por delante. Vaamar pudo acercarse a ella y mirar por encima de su hombro. Fue en ese momento cuando los cuatro agentes fueron testigos de la misma imagen.

Debajo de la mesa de bricolaje, algo se movió. Fue cuestión de décimas de segundo, pero todos fueron testigos de como una mano cerraba una trampilla situada bajo la mesa. Dicha trampilla era del mismo color que el resto del suelo y una vez cerrada, parecía imposible distinguirla del resto del firme con una sola mirada. Por eso quizás Vaamar no se fijó cuando abrió la misma puerta del sótano donde ahora se encontraba, nada mas echar la puerta principal abajo.

Y por su parte Zoddert logró detener en gran medida la hemorragia del elfo. Seguía siendo una herida muy fea. Seguía pareciendo incompatible con la vida, pero por alguna razón aquel jodido elfo seguía con él. Respiraba de forma ténue y eso decía que si los servicios sanitarios se daban prisa, igual podrían salvarle.

-Eh... ¿Y ahora que, jefa?- preguntó sin dejar de apuntar aquella trampilla ni por un instante

Zoddert escuchaba atento lo que decian sus compañeros, pero no dejaba de ejercer presión sobre la herida, la vida de un elfo estaba en sus manos, literalmente.

Central! Central! Confirme ambulancia, herido: elfo varón de mediana edad, disparo en la cabeza, hemorragia masiva, perdida de consciencia, respiración tenue, alfa urgente! Informe que tengo taponada la herida.

Las emisoras de radio sonaron todas a la vez. Hablaban desde la operadora del Departamento y respondían a la llamada de Zoddert.

- Están de camino agente 147. - Dijo la voz de una mujer desde el walkie que portaba el gente orco en la mano. - Se ha comisionado una ambulancia y los refuerzos también están por llegar. ¡Aguanten!

Jeaninne la miró a Celarian, -Lo tenemos atrapado. Una perta aquí, otra fuera. Salvo que haya más salidas, lo tenemos. Quieres entrar por ambos lados o quieres esperar refuerzos?

Miré en todas direcciones. Me costaba pensar que aquella fuese la única salida, pero una cosa era lanzarse contra una puerta y otra muy distinta, a una encerrona.

-No vamos a entrar ahí. La casa era nuestra. Nuestro sospechoso, nuestro asesino, y por eso hemos actuado. Pero si ahí abajo no hay salida, sería un auténtico matadero. No. Esperaremos los refuerzos. 

Me acerqué a la mesa y la aparté con violencia, dejando descubierta la trampilla. Después, me alejé hacia una de las paredes.

-¡Harrison, será mejor que te rindas de una puñetera vez! ¡Ya has hecho demasiado daño y sabes que no vamos a dejarte escapar!

No hubo respuesta por parte de nadie. No parecía que Harrison, si es que era él, pues nadie le había visto el rostro al asesino de Nimwë, quisiera hablar con los agentes y menos colaborar con ellos. Esperar a los refuerzos era sin duda la opción más lógica que podían tomar. Al fin y al cabo tenían al pistolero controlado en una bodega subterránea. Una norma básica que habrían aprendido en la academia era, que no debían exponerse a peligros innecesarios y ese iba a ser uno.

Pero entonces, todos percibieron algo. Todos salvo Ryan Raynor que acababa de encaminarse a investigar el perímetro. Se trataba de pasos. Pasos apresurados que se dirigían hacia la pared contigua al callejón anexo a la vivienda. Además, Vaamar y Jefferson escucharon claramente como esos mismos pasos estaban... ¿Subiendo una escaleras? ¿Había otra salida? Y entonces tanto la elfa como el orco escucharon ruido de llaves y acto seguido unas bisagras rechinando.

Mientras el resto rodeaba la entrada a la trampilla, Raynor se atrasó algo del punto y desde su posición buscó alguna tapa de alcantarilla cercana que pudiese comprobar.

Solo faltaba que aquel asesino tuviese algún tipo de ruta de escape subterranea para que acabasen siendo el hazmerreir de todo el cuartel. Y eso era algo que Raynor no estaba dispuesto a asumir. No señor.

Raynor, ¿crees que habrá otra salida? -le pregunté, al ver que miraba por los alrededores y pensando que podía ser eso lo que estaba buscando -¿Las alcantarillas, quizás? Joder, solo faltaría eso.

No hubo respuesta por parte de nadie. No parecía que Harrison, si es que era él, pues nadie le había visto el rostro al asesino de Nimwë, quisiera hablar con los agentes y menos colaborar con ellos. Esperar a los refuerzos era sin duda la opción más lógica que podían tomar. Al fin y al cabo tenían al pistolero controlado en una bodega subterránea. Una norma básica que habrían aprendido en la academia era, que no debían exponerse a peligros innecesarios y ese iba a ser uno.

Pero entonces, todos percibieron algo. Todos salvo Ryan Raynor que acababa de encaminarse a investigar el perímetro. Se trataba de pasos. Pasos apresurados que se dirigían hacia la pared contigua al callejón anexo a la vivienda. Además, Vaamar y Jefferson escucharon claramente como esos mismos pasos estaban... ¿Subiendo una escaleras? ¿Había otra salida? Y entonces tanto la elfa como el orco escucharon ruido de llaves y acto seguido unas bisagras rechinando.

Justo después se escuchó un disparo en el exterior de la vivienda. Un nuevo disparo que podía haber sido perfectamente efectuado por los agentes o contra ellos. ¿Estaría alguno de los suyos herido? ¿Muerto? ¿Habrían disparado a Harrison? No lo sabían, pero empezaban a cansarse de aquel juego del gato y el ratón.

Raynor se encaminó a revisar el perímetro de la vivienda. Algo básico que no habían hecho hasta el momento. Demasiada precipitación. Demasiadas ganas de atrapar al asesino. Raynor buscaba tapas de alcantarilla, cualquier cosa que pudiera indicarle que Harrison tenía una escapatoria y que no estaba allí abajo por casualidad. Le hizo gestos a los dos agentes orcos para que le cubrieran, aunque Jefferson estaba ocupado vigilando la puerta y Zoddert salvándole la vida a Eldren Nimwë.

Entonces lo vio. Se trataba de la típica puerta inclinada que daba acceso desde un patio al interior e un sótano. Estaba allí delante de sus ojos, la típica entrada y no se habían percatado hasta el momento, pues estaba en una zona algo más baja del nivel de la calle y oculta tras unos cubos de basura que se encontraban en aquel callejón. 

En ese preciso momento se abrió de par en par y un hombre salió desde el sótano. Miró en dirección a la calle y en ese momento se cruzaron las miradas de los dos hombres. Ryan Raynor contra William Harrison. El secretario de Nimwë alzó la pistola y disparó al bulto girándose a continuación para echar a correr.

-¡Corre, serbatillo!-gritó Raynor en tono jocoso. Puede ser que lo apropiado hubiese sido un "Alto policía" pero lo cierto era que cuando se encontraba bajo fuego enemigo, la adrenalina solía hacer de las suyas en el pobre ex-soldado.

Dificilmente un fofucho perrito faldero político iba a ser capaz de mantener el ritmo de Ryan, pero después de tantas cagadas prefería no darle la más mínima ventaja aquel que trataba de dejarle atrás, por lo que desde el primer momento corrió a todo lo que dieron de si sus piernas, con la intención de placar a Harrison.

-¡Alto! ¡Está acabado, Harrison! -le espetó el orco, a voz en grito-. ¡Quédese donde está!

Jefferson vio que Raynor salía corriendo detrás del secretario de Nimwë y decidió hacer lo mismo, cubriendo las espaldas de su compañero, arma en mano. Estaba seguro de que Raynor lograría alcanzar a Harrison sin muchos problemas, pues al fin y al cabo estaba en mejor forma física que el secretario, pero el orco quería asegurarse de que Harrison no tenía opción de hacer daño a su compañero. Al fin y al cabo, el secretario había demostrado ser un individuo bastante peligroso.

Disparo fuera de la casa. ¿Habría escapado Harrison de allí?

Mientras tanto, Ryan estaba fuera, y Nimwë, y los putos refuerzos y la ambulancia sin llegar. Todo genial. Así que muy a mi pesar, corrí afuera para ver qué coño estaba ocurriendo.

-No lo perdáis de vista -les grité al resto, señalando a la trampilla. Había que quedarse por si todavía estaba allí abajo.

Cuando salí al exterior, me detuve un instante para comprender lo que estaba pasando, aunque por las palabras de Frank, parecía que Harrison estaba huyendo y Ryan, intentaba darle caza.