Partida Rol por web

Entráis en el edificio sin nada más encima excepto la nueva ropa que os cedieron, comprobando que en la recepción del susodicho hay una cámara de vigilancia grabando y controlando vuestros pasos hasta uno de los ascensores que responde a vuestra llamada.
Todo está hecho con metal pulido y reluciente, algo de mármol y cristal, pero aunque sin duda da la imagen de pulcro y limpio, también resulta bastante frío.

Las puertas del ascensor se cierran y decís oralmente vuestro piso para que os lleve hasta él.
Un largo pasillo lleno de puertas iguales se extiende a ambos lados, diferenciándose por el número junto a ellas, así que abrís la adecuada con vuestras tarjeta-llave.

La puerta se abre con un sordo chasquido dejándoos paso, ya que carece incluso de pomo.
Encendéis las luces con un interruptor, descubriendo que vuestro nuevo "hogar" tiene los mismos colores que el resto de la ciudad visto hasta ahora. Es decir, ninguno.
Blanco y metal, parecen ser los únicos colores aceptados en Hope, o quizá es que están mortalmente de moda.
Tenéis un par de habitaciones en las cuáles tan sólo hay una cama individual con sus sábanas y mantas además de un armario empotrado con algo de ropa en su interior; un lavabo con bañera, pica y espejo además del retrete, cosa que probablemente se echaba de menos para mantener ciertas condiciones higiénicas; una pequeña cocina de metal compuesta por una vitrocerámica, lavavajillas, comprimidor de basura, nevera y varios cajones repletos de comida variada (toda empaquetada en blanco con el logotipo y nombre de la ciudad); y por último un salón con sofá y butacas, una mesa cuadrada rodeada de cuatro sillas y un proyector holográfico que al parecer resulta ser el televisor. Parte de la pared del salón está compuesta por ventanas que deja ver la ciudad con una bonita vista.

Entras en el edificio sin nada más encima excepto la nueva ropa que te cedieron, comprobando que en la recepción del susodicho hay una cámara de vigilancia grabando y controlando tus pasos hasta uno de los ascensores que responde a tu llamada.
Todo está hecho con metal pulido y reluciente, algo de mármol y cristal, pero aunque sin duda da la imagen de pulcro y limpio, también resulta bastante frío.

Las puertas del ascensor se cierran y dices oralmente tu piso para que te lleve hasta él.
Al llegar, un largo pasillo lleno de puertas iguales se extiende a ambos lados, diferenciándose por el número junto a ellas, así que abres la adecuada con tu tarjeta-llave.

La puerta se abre con un sordo chasquido dejándote paso, ya que carece incluso de pomo.
Enciendes las luces con un interruptor, descubriendo que tuo nuevo "hogar" tiene los mismos colores que el resto de la ciudad visto hasta ahora. Es decir, ninguno.
Blanco y metal, parecen ser los únicos colores aceptados en Hope, o quizá es que están mortalmente de moda.
Tienes una habitación en las cuál tan sólo hay una cama individual con sus sábanas y mantas además de un armario empotrado con algo de ropa en su interior; un lavabo con bañera, pica y espejo además del retrete, cosa que probablemente se echaba de menos para mantener ciertas condiciones higiénicas; una pequeña cocina de metal compuesta por una vitrocerámica, lavavajillas, comprimidor de basura, nevera y varios cajones repletos de comida variada (toda empaquetada en blanco con el logotipo y nombre de la ciudad); y por último un salón con sofá y butacas, una mesa cuadrada rodeada de cuatro sillas y un proyector holográfico que al parecer resulta ser el televisor. Parte de la pared del salón está compuesta por ventanas que deja ver la ciudad con una bonita vista.

Mientras les llevan a sus nuevos hogares observa toda la ciudad pulcra y ordenada, en un principio le había gustado pero había algo que daba mala espina, bueno, eso no importaba de momento. Su nariz seguía pegada a la ventanilla, tratando de no perder detalle de cada rincón que veía y refrescando su memoria de como eran las cosas antes. Cuando se suelta a un animal del zoo en libertad pueden ocurrir dos cosas: la más segura que muera, pero si sobrevive le será muy díficil volver a acostumbrarse a una jaula.. y eso temía que fuera a pasarle a ella.

Observa el edificio desde fuera , no parece que destaque del resto, es igual de frío que los demás y cuando entran esta vez la única que les recibe es la cámara de seguridad. Hace un gesto a Drew señalándola con la nariz y arrugando el rostro, se ve que no le hace ninguna gracia. Susurra bajito y tratando de disimular:

Lo que nos faltaba...

¿también habrá de esas dentro?

Al salir del ascensor el pasillo era enorme- Me pregunto cuantos "vecinos" tendremos..¿Seran todos como Naomi?- bueno, tampoco tenía ningún interés en conocerlos de momento. Ya en el interior de su nuevo apartamento observa todo sonriente, estaba contenta con que las paredes no se cayeran a cachos, ni hubiera bichos , ni goteras ni humedades. No las iba a echar mucho de menos y además había una buena vista de la ciudad. Se acercó pegando las narices al cristal como de costumbre.

¡Wow! mira esto.. bueno no está nada mal ¿no? Sólo tenemos que comprar unos cuantos botes de pintura y será poco un más alegre.

Tras deleitar la vista con las vistas de la ciudad trasteó con el proyector hasta que logró encender la 'tele', tirándose en el sofá acto seguido para ver que ponían, hacia siglos que no la veía...

John camina observando el lugar, pasa por la habitación, el baño, la cocina. "La estación espacial tenia mas vida y color que esto..."  en la cara de John aparece  una sonrisa."...incluso mas vida que en los meses que estuve yo solo". -Espero que haya algún lugar donde ver la hora.

Mientras John recorre las habitaciones trata de ver si hay algún dispositivo como cámaras o micrófonos.  Cuando revisa debajo  de lugares como la cama y dentro de los armarios, de su boca salen frases como. -Espacioso este lugar. O sino. -Esto esta muy bien empotrado.

John termina de limpiar la mesa después de comer un bocadillo. Mira el lugar nuevamente. “Adiós lata de sardinas, vamos a ver un poco los alrededores.” Se coloca la campera y se dispone a salir

-Ni siquiera un hospital es tan apagado como este lugar -me digo mientras vamos recorriendo las calles y reafirmo aún más mis palabras cuando llegamos a lo que será de hoy en adelante nuestro hogar.

Kyuu se muestra igual de disconforme que yo con lo que se presenta a nuestros ojos y no tarda en hacer un comentario respecto a las cámaras.

-Si las hay ya veremos el modo de deshacernos de ellas...

Pero definitivimente fue la pregunta acerca de los vecinos lo que me arrancó una carcajada y no pude reprimir la broma.

.Pues como sigan actuando todos como ella y el tipo que nos trajo voy a terminar creyendo que son robots o alguna especie de androides... esta gente parece no tener voluntad, son como máquinas.

Ya entramos al departamento y ahi la cosa no pareció mejorar en absolutamente nada. La falta de color es hasta deprimente.

-Y si no conseguimos pinturas serán unos crayones pero tenemos que darle vida a este lugar, colorearlo... porque asi como está la sensación de que estoy en la morgue de un hospital no me la va a quitar nadie.

Voy examinándolo todo, conociendo el lugar, familiarizándome con él. Decir que acostumbrarme a nuestras nuevas comodidades iba a ser difícil resultaría una mentira porque lo único verdaderamente difícil ha sido aprender a vivir sin ellas y sobrevivir a la jungla que hay afuera, sin embargo, y aún pese a todas las ventajas que nos puede suponer el estar en Hope, lo cambiaría todo por poder estar con las personas que quiero.

No puedo evitar pensar en Axel y Ziyak, preguntarme cómo estarán. Se que no ha pasado demasiado desde que nos separamos, apenas unas horas, pero bien sabemos todos lo mucho que pueden cambiar las cosas en apenas una fracción de segundo. No me atrevo a comentar nada a Kyuu, no porque no confíe en ella, Dios sabe que no es así, sino porque no se qué tan seguro es hablar y mientras no estemos seguras que el apartamento está libre de cualquier dispositivo que pudiese servir para espiarnos, creo que lo mejor es cuidar cada cosa que diga.

Kyuu se pone a curiosear con el proyector hasta que consigue hacerlo funcionar y se tumba en el sofá para poder ver cómodamente. Sonrío, me alegra ver que está disfrutando de las cosas, después de todo sigue siendo una adolescente, una que debió asumir el control de su vida antes de lo normal, pero una niña al fin y al cabo.

-Mientras tú ves la televisión yo voy a preparar algo de comer.

En el pasillo que conduce a los diferentes pisos veis más cámaras de seguridad, sin embargo en el interior del piso parece que no hay ninguna, al menos a simple vista ya que si las pantallas son holográficas y las heridas pueden curarse con pulsar un botón, no sería descabellado pensar que pueden crear cámaras microscópicas.
Kyuu consigue encender el televisor, descubriendo entonces que no hay ni mucho menos tantos canales como antaño, y en la mayoría hay una imagen fija señalando el "final de emisión". En los otros, la mayoría son reportajes de historia o naturaleza "antigua", aunque en un par están reponiendo series y películas que no conocéis pero al cabo de unos 10 minutos resultan bastante aburridas, como la propia ciudad. Todo es predecible y demasiado "típico", incluso para el más sencillo televidente lo sería.

Anclado a la pared de la cocina pende un reloj digital grande que marca la hora con exactitud: las 23:06 cuando Drew empieza a ponerse a cocinar, casi ni recuerda la última vez que lo hizo en condiciones, así que opta por algo fácil y energético, algún plato de pasta en abundancia.

En el pasillo que conduce a los diferentes pisos veis más cámaras de seguridad, sin embargo en el interior del piso parece que no hay ninguna, al menos a simple vista ya que si las pantallas son holográficas y las heridas pueden curarse con pulsar un botón, no sería descabellado pensar que pueden crear cámaras microscópicas.
Tras examinar toda la casa, desde luego muy limpia y ordenadada en comparación con lo que estás acostumbrado, echas un vistazo a la cocina en la cual, anclado a la pared, pende un reloj digital grande que marca la hora con exactitud: las 23:06.

Te pones tu abrigo y decides salir nuevamente al exterior hasta llegar a la calle sin "interrupciones". La ciudad está igual de desierta que cuando la atravesasteis en coche, y aunque resulta un poco incómodo por el silencio aplastante que recorre las calles, no llega a dar realmente miedo ya que no parece probable que vaya a salir un atracador o similar de cualquier rincón oscuro. De hecho es probable que no existan ese tipo de rincones, todo parece calculado y controlado exhaustivamente.

Aunque había intentado relajarse y olvidarlo todo por momentos viendo la tele holográfica la verdad es que no podía sacarse de la cabeza la idea de como estarian Axel y Ziyak y el hecho de que los programas fueran una basura en cuanto a entretenimiento se refiere no ayudaba mucho tampoco. Cambió de canal en busca de alguno oficial donde pusieran las noticias o algo así.. al menos se enterarían un poco más de que iba todo en aquel extraño planeta.

Se volteó para mirar a Drew que se había ofrecido a cocinar, ella ni siquiera había caido en eso y se avergonzó un poco por su actitud, levantándose y caminando hacia la cocina con ella.

¿Quieres que te ayude?

Pondré la mesa mientras..

-Sí, pon la mesa, que esto no demora nada en estar listo... ¿Te gustan las pastas? Porque estoy haciendo spaghetti con salsa de crema.

Tenía puesto un delantal de cocina para no mancharme la ropa, era agradable, lo admito, poder preparar algo de comer como Dios manda. Me puse a picar la cebolla y el ajo a cuadros (picado bien fino) y troceé la pechuga de pollo que saqué del refrigerador. Todo lo puse en una sartén, lo salteé un poco antes de añadirle cilantro, perejil, sal y pimienta. Cuando el tiempo de cocción estaba por cumplirse, abrí una lata de champiñones y se los añadí a la mezcla, retirando luego del fuego para añadir el último ingrediente: crema de leche. Todo eso lo revolví con los spaghetti y serví los platos.

-Ya está -dije dejando los platos en la mesa-... Ojalá te guste.

Kyuu decide finalmente limitarse a dejar el canal de noticias, el cuál parece repetir sin interrupción las mismas que ha habido durante el día, pero sin embargo... Sólo se trata de una ciudad, y cómo habéis podido comprobar bastante controlada, así que apenas hay algo que decir, al menos de interés real cómo accidentes, asesinatos y delitos en general, nada de eso aparece en el televisor y bien pensado aunque sucediera es probable que no informaran de ello a la población.
Todo se limita a inauguración de lugares, información sobre ciudadanos recién incorporados, qué lugares visitar, en qué teatros hacen qué obras... Parece más una agenda cultural que un telenoticias.

Mientrastanto Drew cocina un estupendo plato de pasta lleno de ingredientes frescos y especias que no le faltan, desde luego huele muy bien y al probarlo sabe igual de maravilloso, además ahora tenéis cubiertos y no estáis sobre escombros o con la posibilidad de que alguien os ataque, así que podéis disfrutar de la cena con total libertad.

Kyuu sonrió al comentario de la doctora asintiendo con la cabeza energicamente mientras se sentaba - ¡¡ Haii !! Parece delicioso... -tomó asiento y cogió los cubiertos toscamente como ya acostumbraba a hacerlo. Acercó la nariz al plato para olfatearlo y despues comenzó a devorarlo relamiéndose y cayéndole una pequeña lagrimita de lo bueno que estaba y lo mucho que llevaba su estómago sin probar nada decente.

Oishi oishi, rico rico, eres una gran cocinera... tienes que enseñarme!!

Tras un rato comiendo calmadamente mientras veían el canal informativo al fin terminó el plato, apurando el vaso de agua fresca y levantándose para ayudar a Drew a recoger todo.

¿Crees que nos haran reportaje de nuevos ciudadanos? Yo no quiero, que vergüenza..

En fin, creo que iré a ver el horario de mañana y a acostarme... aunque no se como encontraré las direcciones si no se nada de esta ciudad.. bueno, ya improvisaremos. Buenas noches..., espero que el león y el buey puedan dormir bien hoy también...-se asomó por la ventana del apartamento y miró hacia la calle , más concretamente el suelo en busca de alguna tapa de alcantarilla. Había evitado sacar el tema en lo que llevaban allí pero era inevitable no acordarse de ellos cuando ahora mismo estaban disfrutando todas aquellas comodidades.

Tras dejar la marca de su mano en el cristal se retiró a el baño para lavarse los dientes a conciencia y luego a su habitación hacia un merecido descanso...

-Me alegra que te gustara, hace tanto que realmente cocinaba que tenía miedo de haberme olvidado cómo era que se hacía, pero menos mal que eso no pasó y pude hacer uno de mis platos favoritos.

Drew comió con ganas, de hecho comió casi hasta reventar y eso sin exagerar porque tuvo incluso que desabrocharse el pantalón para que no le apretara tanto la cintura.

-Mira, de verdad espero que no nos hagan ningún reportaje ni nada, para mí lo ideal es pasar lo más desapercibida posible cosa que nos podamos mover tranquilamente y sin llamar la atención más que lo necesario.

Todo eso se lo comentaba a Kyuu mientras limpiábamos la mesa y luego mientras terminábamos de lavar los platos sucios. Estaba ansiosa porque llegara el nuevo día y poder conocer en más profundidad las instalaciones del hospital. No tenía idea de cómo llegar a ese lugar, pero algo me decía que no sería difícil, bastaba preguntar y suponía que lo mismo pasaría con la escuela de Kyuu, seguramente era la única de la ciudad o quizás también tendríamos transporte para llevarnos y traernos la primera semana, tiempo suficiente para aprender a movernos solas y relativamente por el lugar.

Kyuu se fue a dormir, pero yo me quedé un rato más en la sala, sentada en el sofá y con los pies arriba. Me abracé a mis piernas, estaba agazapada, la fuerza de la costumbre tal vez, pero lo cierto era que me sentía cómoda en esa postura y me preguntaba cómo estarían el león y el buey. Sonreí, Kyuu los había llamado de un modo muy gracioso, primera vez que la oía llamarlos así y aunque la curiosidad por saber a quién apodaba buey y a quién león era mucha, no pregunté, quizás lo haría al día siguiente.

Y así pasaron las horas, me quedé dormida en el sofá, estaba cómodo, cualquier cosa medianamente mullida era más cómoda que la hojarasca, asi que una vez dormida difícilmente abriría los ojos antes del amanecer, a menos que ocurriera algo y me pusiera otra vez alerta.

Tras algunas meditaciones y una apetitosa cena, ambas decidís que es hora de poder dormir cómo Dios manda, sin pesadillas, miedos ni turnos de guardia de cuatro horas.
Kyuu toma la precaución de asegurarse a qué hora debería levantarse consultando los papeles cedidos por Naomi, donde se especifica que empieza las clases a las ocho en punto de la mañana.
En realidad Drew parece tener el mismo horario, ambos compuestos por turnos de cinco horas matinales, dos intermedias de descanso para comer y tres más por la tarde.

En ambos casos se especifica por qué calles podéis llegar más rápidamente a vuestro destino así como las paradas de autobús y de taxi que parecen ser los únicos transportes públicos accesibles por el momento.
No parece haber ningún despertador en toda la casa que evite que os durmáis, pero quizá el primer día dé un poco igual, a fin de cuentas podría decirse que es "culpa suya".

Dormís del tirón, pero ambas os despertáis repentinamente cuando un timbre agudo suena en toda la maldita casa a las siete de la mañana. Parece ser que sí había despertador después de todo, y bastante molesto además.
En los armarios tenéis algunas prendas de ropa con más color del que habéis visto por las calles y la propia casa, aún así no es muy llamativa y alguna no es de vuestra talla así que probablemente no podáis usarla.

Desayunáis en abundancia y quizá os ducháis de forma más tranquila que al llegar a la ciudad, saliendo al exterior para descubrir mayor movimiento del de anoche.
Bastantes personas van y vienen por las calles de forma diligente, directas a su destino sin apenas mirarse, aunque de vez en cuando hay reducidos grupos que sí charlan entre sí algo más animados y "humanos" que el resto.
Por las carreteras también transitan algunos coches esporadicamente, pero en menor cantidad de lo que sería habitual en una ciudad cómo esa.

Parece ser que, en caso de llevar a cabo las tareas encomendadas, es el momento de separarse temporalmente.

Aquella cama era la gloria y todo un tesoro, se estaba tan agustito allí que a pesar de haber metido un tremendo bote en la cama cuando el pitido comenzó se negaba a abandonarla. Pero el pitido seguía y seguía durante al menos un minuto más por lo que terminó levantandose con los ojos entrecerrados y de mal humor. Buscó con la mirada y sobretodo con el oido donde estaban instalados los altavoces

En cuanto vuelva y tenga un rato libre te vas a enterar maldito ..

Gruñó entre dientes y se dirigió primero a darse una ducha para desperezarse, se vistió con el mismo vestido del dia anterior y un poco despúes se reunió con Drew en la cocina para desayunar juntas. Durante el desayuno permaneció bastante callada aún malhumorada por el despertar al estilo barracón militar, no quería transmitirle o enfadarse con la pobre Drew.

Hum, bueno... supongo que nos veremos aquí al volver - miró a Drew que parecía algo más preocupada que ella en separarse- tranquila si pasa algo te llamaré, llevo apuntados los teléfonos, y tengo una llave..

Una vez las dos en la calle le dió un beso en la mejilla y un abrazo y se despidió con la mano hasta alejarse por la calle que indicaban los papeles, o la que ella creía que era..

Mira alrededor y observa basicamente los dos tipos de persona que habitan en la ciudad. Decide acercarse hasta uno de los grupitos que charlan, hablando bajito y muy tímida ante tanta gente desconocida.

Eh.. perdón..

eh..
esto..

bueno..

¿me... podemos .. decir .. por donde se va hacia aqui?

Señaló con el dedo la dirección de la academia.

Me guardé en el bolsillo un papel con una copia de la información que me habían dado para saber cómo llegar al trabajo, pese a que la había memorizado era mejor asegurarme. Al despedirme de Kyuu le deseé buena suerte y le dije que en caso de cualquier cosa me llamara.

Nos separamos y yo me encaminé hasta la parada del autobús. Decidí, mientras caminaba, que durante las intermedias aprovecharía de recorrer la ciudad y familiarizarme más con ella.

Ya a bordo del autobús ocupé uno de los asientos junto a la ventana y me fui mirando a través de ésta. En realidad para mirar no había mucho, Hope era bastante plana en ese aspecto, poco llamativa, nada comparado a las ciudades de antaño, pero claro, las cosas habían cambiado mucho en esos años y no podía esperar más.

Las personas a las que te atreves a responder te responden sin problemas, unas de forma más seca y directa que otras, depende de que tipo de "prototipo" sean pero la cuestión es que consigues llegar al extenso edificio del Instituto sin apenas retraso.
Seguramente a éstas alturas ya no te sorprende ver que apenas hay tres o cuatro estudiantes merodeando por los alrededores cuando lo normal sería que hubiera decenas, pero al fin y al cabo sólo se trata de una ciudad y probablemente incluso sobren aulas.

El lugar está impoluto, cómo si hubiera sido construido e ignagurado apenas hace un par de meses aunque supones que no debe de ser así.
El interior tiene el mismo aspecto, cómo era de esperar, y al estar tan vacío tus pequeños pasos resuenan en el suelo propagándose parcialmente.

Consultas nuevamente tu papel para saber en qué clase debes estar, preguntando a alguno de los estudiantes, quizá con cierta timidez. Al menos todos ellos parecen más "despiertos" y naturales que la mayoría de adultos con los que te has ido topando por el camino.
Al final consigues llegar a tu aula C2, en el segundo piso, en la cuál ya se encuentran aproximadamente unos diez alumnos, la mitad de los cuáles hablan entre ellos y la otra mitad se dedica a centrarse en los libros que tú todavía no posees. Todos tienen entre 14 y 18 años y la clase se encuentra medio vacía.

Al entrar, la mayoría te observan sin demasiado disimulo pero ninguno dice nada y tampoco les da demasiado tiempo para ello ya que la adulta con función de profesora entra en la clase y todos enmudecen sentándose mejor en sus pupitres para prestar atención a la clase de ciencias.
 

Tras despedirte de Kyuu y llegar al autobús, te detienes en la parada correspondiente justo en frente del hospital.
El edificio en sí no te sorprende en demasía, se parece bastante a los de antaño en los que ya habías llegado a estar así que quizás consigas adaptarte con relativa facilidad.
Al llegar dentro te percatas de algo más extraño: la falta de actividad del lugar.

Lo habitual es que no pare de pasar gente de un lado a otro, sean pacientes, médicos o enfermeras, pero en una ciudad tan controlada como Hope eso probablemente no llegue a verse nunca.
Te acercas pues a la única recepcionista del lugar identificándote con la tarjeta que os dió Naomi. Al parecer ya te estaba esperando y te acompaña hasta unos vestuarios donde recibes tu pequeña taquilla y el uniforme apropiado, compuesto por pantalones y camiseta de color azul.

Después otra enfermera se encarga de guiarte por el casi vacío lugar, en el cuál incluso vuestros pasos resuenan con algo de eco.
Te muestra cómo se distribuyen las distintas salas, donde encontrar los almacenes, la farmacia, la cafetería y cualquier otra sala de importancia, aunque al parecer tú permanecerás al cuidado de los pacientes de la planta dos.

Según te informan actualmente hay unos veinte pacientes ingresados en todo el hospital, lo cuál desde luego es poquísimo. A ti te son asignados cinco de ellos así que no deberías tener mucho problema para dar abasto, además tienes una compañera de trabajo que parece estar más que acostumbrada a estar ahí: Sarah.

Aquí es...

Observa el reluciente edificio sin acabar de convencerse a entrar y espera a que no haya nadie cerca de la puerta para hacerlo. Mientras recorre los solitarios pasillos va un poco agazapada incoscientemente, acostumbrada a ir atenta al peligro. Eso hace que los que la vean la miren más raro aún, pero ella no se da cuenta. Al llegar al aula abre la puerta tímidamente y echa un rápido vistazo alrededor, bajando la vista al suelo acto seguido para evitar miradas que le resultan incómodas.

¿por qué hay tan poca gente? si hubiera mas pasaría mejor desapercibida..

Camina en silencio hasta la última fila y se sienta en un rincón tratando de no llamar la atención aunque eso era imposible, un nuevo en clase siempre era el tema del día y si era tímido seguramente de las burlas también. Por suerte la profesora no tarda en llegar , aunque pensándolo bien ni siquiera tenía un triste lápiz con el que apuntar las cosas..

John camina alrededor de unos 20 minutos (calculados mentalmente). Después de ver un lugar tan o mas desiertos que las tierras yermas que a conocido. Decide volver al departamento. "Esto esta más muerto que el espacio mismo. Mejor vuelvo no vaya a ser que venga la brigada anti-disturbio y me aprese por no cumplir las leyes de convivencias." John se ajusta su abrigo para taparse del frío, del frío de estar nuevamente en un lugar desolado.