Partida Rol por web

El grupo partió hacia el norte, atravesando toda la ciudad. Ulblyn los acompañó hasta la puerta norte, defendida por una guarnición de una decena de guardias ataviados con armaduras pesadas, y armas bastante grandes como para infundir el miedo con tan solo mirarlos.

Ante un gesto del pequeño, las puertas se abrieron de par en par, y después, una gran verja de metal plateado se elevó, dejando la salida norte lista para que todo el grupo pudiera salir. 

Delante, se encontraba el puente norte de la ciudad, que cruzaba justo por encima del Río de las Penas, y tras el puente de granito, se podía observar una calzada adoquinada que se extendía hacia arriba y hacia delante, casi en línea recta. Hasta unos dos kilómetros, la calzada estaba despejada a ambos lados de vegetación, pero más allá, se podía ver como comenzaba a verse verde a los lados del camino y mucho más adelante, un espeso bosque.

El grupo se despidió de Ulblyn y comenzó a avanzar.

Caminaron tranquilos, charlando de sus cosas y se detuvieron justo antes de entrar al bosque. Allí, junto a uno de los árboles, estaba sentada una figura, haciendo sus cosas y sin prestar atención a los que venían caminando por el camino.

Desde dónde estáis, veis esto:

Al salir de la ciudad, lance una plegaria a Pelor pidiendo su bendición en la misión en la que nos habíamos embarcado.

- Padre y todopoderoso Pelor, protégenos a todos, incluido Morgion, de los males que nos vamos a encontrar en nuestra misión, insufla valor a nuestros corazones cuando el miedo intente apoderarse de nuestro cuerpo, y danos fuerza cuando nuestras fuerzas fallen. Te lo pide tu devoto hijo – termino para hacer la señal del dios en mi frente y avanzar hacia delante.

Cuando estamos a punto de alcanzar los límites del bosque, nos encontramos a alguien sentado bajo las copas de un árbol.

- Buenos días – comienzo a decir – Perdonar por importunarlo, pero ¿no teme el ataque de los licántropos estando tan cerca de sus dominios? – pregunto con tono cordial.
 

El grupo se acerca al hombre que estaba allí sentado, tocando su flauta con mucha tranquilidad. 

El primero en hablar con el hombre es Siart, y eso hace que el caballero de la túnica, levante la cabeza y os mire con esos ojillos perdidos. Sobre su cabeza, podéis ver un símbolo, que parece estar clavado al árbol que tiene detrás, o tal vez pegado, o simplemente está allí.

El símbolo es un signo de exclamación dorado.

Su rostro es blanquecino, mortecino, muy pálido. Tanto que parece que no estuviera vivo, pero para decepción de Morgion, el hombre si lo está.

Sonrió de medio lado, y habló.

- Aventureros nuevos que recorren el camino del bosque, bienvenidos. - Dijo el hombre con la túnica con una media sonrisa. - ¿Qué os trae por estos lugares tan peligrosos? Ah, si, seguro que lo adivino. Iréis a matar licántropos, ¿no es así? -

El hombre volvió a sonreir de medio lado.

- Es una gesta peligrosa, yo mismo lo he intentado varias veces, pero el enemigo es fuerte, muy fuerte. Mi nombre es Keru Amaeltir, y os doy la bienvenida a la entrada del bosque. -

Si lo habeis intentado - digo avanzando hasta su par - es que sabeis donde está la cueva, ¿podeis indicarnoslo?

- Podría, si, claro que podría indicaros dónde queda la cueva. - Dijo Keru sin mirar a nadie. 

Señaló el camino que tenía a su izquierda y después, volvió a hablar.

- Sólo tenéis que seguir el camino, no hay pérdida alguna. Pero si se os ocurre dar vueltas por allí, debo advertiros que hay peligros mayores a una simple manada de licántropos. Pero si os queréis arriesgar, y tenéis tiempo, y claro, queréis ganar algo de oro extra por las molestías, estoy buscando cierto artefacto que posee una bestia que habita este bosque. Es un colgante dorado. No tiene ninguna propiedad mágica, pero me ha sido robado y digamos que tiene un gran valor sentimental para mí. -

Keru el Salta Grietas sonrió.

- Podría pagaros hasta 3000 monedas de oro por él. -

¿De que bestia estamos hablando? - pregunto animado por la posibilidad de más combates - y nos vendria bien que sea un poco más concreto en cuanto al colgante

- La bestia es un ser mitad hombre mitad cosa fea con cuernos o algo por el estilo. El colgante es un colgante redondo, en una cadena de oro. Lo lleva colgado en uno de sus cuernos, en el derecho para ser más exactos. - Dijo Keru. - No puedo saber dónde se encuentra, en el sitio concreto, pero no ha salido de este bosque. -

- Tal vez podamos encargarnos de la búsqueda del colgante tras acabar con la amenaza de los licántropos, pero vosotros diréis – dije mirando a Karag, que parecía dispuesto a aceptar la misión sin dudarlo.

¡Silencio! interrumpió Morgion al sacerdote cuando este se dirigía a los demás mis considerables poderes actúan, he descubierto el lugar dónde ese mosntruo espera su muerte segura a nuestras manos. ¡Seguidme! exclamó el nigromante, haciendo que su escolta de momias avanzara con él al unísono, manteniendo la formación.

Mis pies comienzan a moverse, pero sin apenas hacer nada de ruido, alejado unos 15' de Morgion, pero sin perderle de vista.

Morgion comienza a avanzar por el camino del bosque.

A ambos lados, una hilera de árboles no deja ver más allá que un par de metros, y hacia delante, el camino se extiende bastante. No parece haber ningún tipo de claros, por lo menos hasta dónde os alcanza la vista. 

Avanzáis casi una hora hasta que llegáis a una bifurcación en el camino, hacia el norte.

¿y bien? - digo ya comenzando a perder el impetu por la batalla - ¿estamos muy lejos aún, morgion?

Compruebo con una mirada la posición de Gitze y Gaedir, los tres eramos lo más parecido a exploradores del grupo