Partida Rol por web

Sigurd dejó de reir al instante en el que vio al berserkr ciego de ira y de un salto se colocó entre Jorunn y Thorgrímm blandiendo su espada, dispuesto a frenar al guerrero de Thorr.

-¡Alto! Olavsonn, ya se ha acabado-dijo de manera autoritaria tratando de calmar al hombre que en cualquier momento podría tratar de subir el desnivel y atacarlos con la misma furia con la que había atacado a sus enemigos.

Thorgrim intentó controlarse, pero la sed de sangre aún era superior a su fuerza interior, la hija del Jarl y el hirdman intentaron interponerse y tratar de controlarlo, pero su furia estaba desatada. Levantó su enorme hacha para descargar toda su furia sobre ellos, pero la voluntad de los dioses no era que sus vidas acabaran ese día y el berserker fallo incomprensiblemente.

Sigurd desvió con facilidad el golpe del berserker mientras sus pies se enterraban en la nieve por la fuerza que había tenido que hacer para resistir el golpe. El resto miraban a los dos hombres sorprendidos por aquel enfrentamiento mientras, en el bosque, no se escuchaba nada más. por suerte para ellos parece que aquellos hombres eran los únicos que estaban allí. ¿Pero por qué?

Entre las brumas sangrientas, Thorgrim creyó reconocer a su enemigo, era Sigurd, un compañero de armas del clan. Con un esfuerzo sobrehumano Thorgrim intentó expulsar al espíritu del oso de su cuerpo, consiguiendolo al fin.

Jorunn, sudorosa extendió su mano con la palma abierta en señal para tranquilizar a sus compañeros. La joven sentía como la ira del bersheker iba cediendo, el animal desaparecía y el hombre volvía poco a poco a su ser. El peligro había pasado y ella había demostrado estar a la altura de un lider, igual que Sigurd había demostrado un gran valor como hirdman. La chica se acercó al bersheker e inclinó la cabeza a modo de saludo y agradecimiento.

—Saludos Thorgrím Olavson... Me alegró que hayas conseguido calmar al gran espíritu. —saludó mientras envainaba la espada, intentando transmitir tranquilidad al gran guerrero.— Muchas gracias por tu ayuda.

La joven miró hacia atrás y vio con satisfacción como sus compañeros habían cumplido la orden de alejarse luego miró a Sigurd con firmeza y una expresión agradecida en los ojos. No había mucho que decir: todos habían cumplido con su deber. 

—Espera que revisemos los cadaveres de estos hombres, pues es extraño que estuviesen por aquí, y acompañanos junto al resto del grupo.

El ansia ciega de combate de Thorgrim era propia de los grandes guerreros de las leyendas. Cuentos en los que te hablaban de Extor Eidj que derrotaba a los más bravos luchadores de todas las aldeas sufriendo heridas que podrían hacer caer a un oso y luchando como un gigante. Aún así, había sido peligroso y tanto Yngwe como el resto, se andarían con más ojo la próxima vez.

Yngwa era algo reacio a tocar los cadáveres, pero no a recoger dinero, y con la espada corta revolvió las ropas de los caídos y buscó en sus rostros algun signo que les identificara -¿A qué pueblo pertenecerían? -¿Tal vez pertenencias de alguna tierra lejana? ¿Alguna moneda?

En el bosque el trinar de las aves no volvía, y ahora tendrían que caminar alguna milla si no querían volver con las manos vacías. - Si no sabemos porqué estaban aquí, tal vez encontráramos su razón al comienzo de su camino. Podríamos seguir sus huellas

Sigurd parece estar todavía en posición de combate frente a Thorgrim, esperando otro ataque o, si es necesario, atacar él mismo. Los dos hombres se miran durante unos segundos, respirando pesadamente, hasta que Sigurd escupe al suelo y da un manotazo en el hombro del bersekr, soltando una sonora carcajada. Sabe que no es la primera vez que los espíritus se apropian de su hermano de clan, y también sabe que no será la última.

"¿Tenemos algún herido?" -dice, con sus ojos fijos en Jorunn- "Ya que no podemos interrogar a ninguno será mejor que intentemos averiguar algo de ellos. Empezaré por éste."

Acto seguido, el hirdman comienza a registrar al cadáver que se encuentre más cerca, buscando algún tipo de signo distintivo que le haga reconocer de dónde vienen estos hombres.

Antes de acercaros al campamento observáis los cuerpos que yacen tendidos bajo vuestros pies. Sus atuendos y sus armas son típicamente escandinavas. Desde luego por cómo peleaban y las cicatrices de sus cuerpos se nota que eran aguerridos guerreros, experimentados en la lucha. Los colores y las tinturas, la forma de los brazaletes y de los equipamientos podrían ser de origen danés pero no encontráis entre sus cuerpos nada que os indique que hacían allí.

Solo es  un rasguño, Ivarsson— respondió la joven volteando su capa para que no se viese la mancha rojiza que cubría su hombro. Lo último que el faltaba a padre por saber era que había reusltado herida, aunque fuese levamente. La joven sospechaba que, de haber sido varón, su padre presumiría de la herida de su vastago, mas siendo mujer no sabía como iba a proceder.

Tras registrar los cadaveres, la joven levantó la cabeza y moviendola con el ceño fruncido comentó

Tenemos que volver con el grupo y dar aviso...puede haber otros grupos como este cerca. No me gusta nada...

Hild se había mantenido lo suficientemente alejada para tener la posibilidad de escapar en caso de que al berserker le diera por atacar a sus compañeros, pero no tanto como para perder de vista lo que estaba sucediendo con el arco preparado por si tenía que entrar en acción. Pero Odín tenía puesta la vista en su guerrero y el furor di paso al reconocimiento.

Cuando el peligro pasó, la völva se acercó para intentar averiguar quiénes podían ser aquellos hombres y qué les había llevado a acampar en el bosque.

- ¿Daneses? Tienes razón Jorunn, hay que avisar al Jarl... puede que estos hombres sólo sean una avanzadilla.

Cogiendo un arma de los enemigos como prueba, Jorunn comprobó con la mirada que su amiga y sus compañeros estuviesen bien. Todo parecía estar correcto, una caida del caballo les habría hecho mas heridas. Habían tenido mucha suerte, en parte por la aparición del Bersheker, en parte por la situación del terreno. Sin embargo aquello le había enseñado a la joven vikinga que no debía descuidar su entrenamiento con la espada.

Thorgrim, coge un caballo de los caidos y siguenos. Debemos llegar cuanto antes. La mujer avanzó con gesto decidido hacía el claro donde habían dejado sus caballos. A su paso posó la mano en el hombro de la völva. Sabía que la visión de la sangre y la violencia desagradaba a su amiga y, se había visto obligada a combatir por su estupidez al convencerla para acudir a la cacería.

—Hild ¿Cómo estás?— preguntó al ver el rostro de la pelirroja hechicera— Siento haberte metido en esto, amiga mía.

Klemet se adelantó hacia el campamento donde piafaban los tres caballos nerviosos.

-Quizás haya algo entre sus pertenencias que pueda ser de interés-dijo sin agacharse si quiera o acercarse a las alforjas de los caballos, solo incitando a que los demás buscaran. Puede que oro o quizás algo que les dijese el por que de aquél repentino ataque. Con su bastón dio un ligero golpecito al lino junto a la fogata apagada que uno de los guerreros estaba usando para envolver algo antes del ataque.

- Tranquila... estoy bien. No te preocupes, si los dioses han querido que estuviera aquí sus motivos tendrán, así que no pienses más en ello. -Se apartó el pelo de la casa antes de volver a dirigirse a su amiga.- Lo has hecho muy bien.

Se acercó al Thulr que parecía perdido en sus pensamientos mirando la apagada hoguera.

- Deberíamos recabar el máximo de información que podamos de los cuerpos y de... -la völva miró a su alrededor- sus pertenencias. Hay que prevenir al jarl.

No hay nada más que sus brazaletes Hild, daneses como bien has dicho, aunque no podemos saber si realmente han venido desde allí. - Yngwe se acerca a Hild hasta cruzarse de brazos y rascarse la barbilla a su lado. Prácticamente rozando codo y hombro mirando en perspectiva uno de los broches de los asaltantes que también revelaban que podían venir de allí . -  La cabeza de Yngwe empieza mirando en sentido contrario y voltea con poco disimulo para poder ver de reojo y bien de cerca a Hild quien hasta que el scalda no había hablado no se había percatado de su cercanía

Cuando Hild se da cuenta del descaro, Yngwe carraspea y se apresura a ir hasta Klemet para agacharse y recoger con cuidado el paquete que trataban de envolver en el fardo de lino.

El Scalda se agacha junto al paño de lino que antes del combate uno de los hombres estaba recogiendo junto a la fogata. Al desenvolverlo con cuidado se fija en que en su interior hay objetos relacionados con la magia: huesos rúnicos, hierbas, piedras y un anillo con grabados ornamentales. 

Las gotas de sangre caían de las manos y las ropas, el combate había sido corto pero lo suficientemente sangriento para el parecer del Berserker.

Jorunn le daba las gracias por su llegada, - Thorgrim vino al bosque a buscar un jabalí para la cena y se encontró con hirdmans atacando a hombres y mujeres del clan.- dijo como si eso explicara todo.

Después se echo al hombro su enorme hacha y fue hacía los caballos para cumplir la sugerencia de la hija del Jarl. - Thorgrím cree que será mejor comprobar si los caballos llevan algo en sus alforjas.

Jorunn avanzó parsimoniosamente hacia los caballos y ayudó al resto a buscar entre las alforjas. La muchacha contemplo los animales. No eran malos ejemplares y sería mucho más rápido llevarselos.

—Nos llevaremos también los caballos. No vamos a dejar a estos animales a su suerte— dijo sencillamente mientras miraba al Thurl en espera de que dijese que hacer con los cadáveres.

El scalda ojeó los huesos y las hierbas, trató de reconocer alguno de estos elementos con algun ritual pero sus conocimientos acerca de los senderos de la magia eran vagos y superficiales

Yngwe se acercó a la völva, ella era medio bruja, la bruja de la aldea, debía saber .... - ¿Qué es esto? Tú conoces mejor que cualquiera de nosotros las runas y los ingredientes para rituales mágicos. ¿Qué crees que han estado haciendo, o han hecho ya?

Yngwe cedía con ambas palmas de las manos abiertas los objetos a Hild. Ella por un momento se acercó a mirarlos y Yngwe agachó muy despacio y discreto las manos... haciendo que Hild tuviera que inclinarse muy levemente. Realmente quería saber qué era, mientras el resto buscaba otras pistas en el campamento Yngwe pretendía aprender algo acerca de lo que tenía entre manos

Mientras los iniciados de Odhin trataban de averiguar para que servían aquellos objetos y con que intención estaban allí. El resto empezó a buscar entre las alforjas de los caballos. Éstas contenían ropa, alimentos y material de viaje suficiente como para emprender una travesía por Dinamarca que si bien aquello no daba ninguna indicación sobre la procedencia de aquellos hombres indicaba que venían de lejos o pretendían hacer un viaje largo. Pero aquello no era lo más extraño. En el suelo había una cuarta alforja que no pertenecía a ninguno de aquellos tres caballos y dentro encontraron una decena de brazaletes de oro y plata.