Partida Rol por web

    Con la respuesta dada, el gran trasgo dio por finalizada la conversación, regresando a las sombras del bosque para fundirse con ellas con una facilidad escalofriante. En el último momento Brisa había podido llegar a percibir en Villtur un tono remotamente próximo a la camaradería, pero aún así no hizo gesto alguno por aproximarse más. De ello tal vez pudiera deducirse que únicamente la ayudara por sus propios intereses y que no la habría provisto de ese modo si no fuera por un buen motivo.

    Ya de vuelta al campamento, la batidora pudo oír a lo lejos el murmullo de una conversación, al parecer Hamakok y Gaidar aún no se habían acostado y seguían con sus compañeros de bebida, por otro lado la tienda de Gu1nz0 y la de las chicas se encontraban en estricto silencio sin rastro de luz alguna, aunque la luz de la luna y los fuegos lejanos eran suficientes para poder orientarse.

    -Por ello la parte de la moneda es tan importante para los invitados...- Respondió Thorgul al comentario del minotauro decidiéndose a regresar a la conversación finalmente. -De todos modos no os preocupéis, como bien habéis dicho, esto no os ata a nada a ninguno de los dos, igualmente permitid que os aconseje que le deis una oportunidad. Las jaurías de los perros no habrían durado lo que lo han hecho si solo nos uniera el "vil" metal, hay un innegable sentimiento de hermandad entre los miembros y seréis bien recibidos si soy honestos con ellos. Bueno, tampoco queremos retrasaros más, mi turno empieza en breve y espero no tener que dar muchas patadas para llamar a los otros dos holgazanes, os dejo con el osgo, que tengáis buen viaje.- 

    Tras dar un puñetazo en el hombro a Zarghokk y hacer un gesto amigable de despedida a quienes bien podrían llegar a ser próximos cachorros de los Perros, Thorgul se puso en pie y se dirigió a una tienda próxima donde empezó a llamar a aquellos que empezarían la guardia con él.

    -Ya lo habeiz oido, chicoz, vueztra ez la oportunidad, ezpero que zepaiz aprovecharla llegado el momento.- Zarghokk regresó a su manera tosca de hablar habitual a la vez que arrojaba un par de troncos de madera al fuego. -Guardad a buen recaudo la moneda, zolo tenemoz eza pero confío en que la zepaiz uzar ¡Jajaja!- Volviéndose al barril, Zarghokk se sirvió una última jarra. -¿Quereiz otra maz o preferiz idoz a dezcanzar ya?- Parecía que el grandullón aún se resistía a recogerse negándose a volver a su cama, sin embargo lo cierto es que ya era tarde y tal vez la opción sensata era seguir a los instintos de Hamakok y tratar de dormir un poco, los próximos días tal vez no dispusieran de los lujos de poder hacerlo en un campamento tan bien vigilado como aquel.

Demasiadas emociones juntas y grandes regalos. Tanto las babuchas como las dagas eran una verdadera pasada, una pena que las babuchas no la dejaran moverse, pero eso de poder tener los pies pegados a una pared era estupendo.

No tuvo incidentes para regresar. Su compañero (llamarlo amigo sería pasarse mucho... pero al menos lo consideraba un aliado) se había asegurado de ello, aunque la genasi, por costumbre, procuraba mantenerse siempre oculta.

Una vez en el campamento, no lo dudó. El nuevo día sería duro y necesitaba pillarla descansada. Se encaminó a la tienda que habían dejado para las mujeres y buscó su hueco para dormir. La cara de felicidad que tenía reflejaba su estado de ánimo sin ningún disimulo.

    Sin reparar en el peligro que suponía arrojarse al caudal del río, Vanielle se lanzó a nado para rescatar a su pequeño hermano. Su fuerza de voluntad la ayudó a mantenerse a flote y recortar la distancia que la separaba del pequeño, al menos por unos instantes. De pronto, el peso de toda la ropa que llevaba encima se hizo manifiesta, así como la armadura que no había reparado en quitarse, aquel lastre la empujaba hacia el fondo, moriría incapaz de salvar a una de las personas más importantes para ella en el mundo. Sus pulmones se llenaron de agua mientras era arrastrada irremediablemente hacia el fondo del río...

    Como finos hilos, la luz del sol comenzó a dar de lleno en el rostro de las jóvenes provocando que sus sueños se vieran interrumpidos. La noche les había permitido descansar en aquellos lechos extrañamente cómodos, aunque una de ellas pareció haber sido incapaz de disfrutarlos. Vanielle había estado hablando casi toda la noche, o al menos la mayor parte del tiempo en el que sus compañeras habían estado atentas antes de caer vencidas por el sueño, y ahora despertaba en medio de un charco de sudor con las mantas echadas a un lado como producto de todo lo que había llegado a moverse en sueños.

    Por suerte para Nayle y Brisa, una vez lograron ignorar los malos sueños de la clériga, su descanso fue de lo más placentero, al menos todo lo que podría llegar a ser cuando se descansa en un campamento y sin acostarse en una cama. Pero tampoco disponían de mucho tiempo para meditar acerca lo bien o mal que habían dormido, afuera Gu1nz0 parecía andar ya en activa y estar hablando con algunos de los hombres al servicio de su señor.

    Dando algún que otro tumbo, tanto minotauro como tifling lograron alcanzar su tienda. Allí un lecho muñido un una manta esperaba para cada uno de ellos. A falta de luz y víctimas del cansancio apenas tuvieron tiempo para examinar la moneda o llave que el osgo les había entregado, tampoco parecía ser un asunto apremiante y ya podrían encargarse de ello más adelante.

   Además, tan pronto como se recostaron en sus respectivas zonas de descanso, ambos quedaron sumidos en un profundo sueño hasta la mañana siguiente.

    Bien descansados y con una resaca mínima, la pareja pudo despertar gracias a la luz que se filtraba a través de las telas y los ruidos del exterior. Por lo poco que alcanzaron a oír, parecía que Gu1nz0 se les había adelantado a todos y ahora se encontraba discutiendo o dando instrucciones a algunos hombres de Malk'Evar acerca del equipo que le habían traído.

    Ya en su tienda, el samurai dispuso del la mayor parte de la noche para meditar acerca del sentido de las últimas palabras de Malk'Evar, así como de revisar los distintos mapas que les habían entregado y consultar los libros para encontrar en ellos la paz que buscaba. Más tarde pudo realizar sus ejercicios de meditación e incluso recitar las letanías propicias para tratar de calmar los espíritus de su espada por si llegaba a necesitar hacer uso de ella durante aquella misión. Finalmente, se sumió en un estado de concentración similar hasta cierto punto al sueño tan necesario en los seres de carne pero que en su caso apneas llegaba a durar unas horas en las que alcanzaba un estado similar a la duermevela.

    Perdida la noción del tiempo, regresó a la tierra cuando cayó en la cuenta de que alguien se aproximaba a su tienda haciendo un ruido excesivo, definitivamente no se había preocupado en intentar ocultar sus pasos, algo que quedó de manifiesto cuando comenzó a llamarlo respetuosamente desde la entrada de su tienda. Gu1nz0 no tardó en averigüar que se trataba de Zoltan, uno de los hombres de Mal'Evar, que buscaba ser atendido para ultimar la entrega de todo el material que habían requerido él y los suyos.

    Ya en el exterior, el forjado hizo lo propio, dando instrucciones a los hombres para que se aseguraran de que los sacos tenían justo lo acordado y necesario, aunque no podría estar del todo seguro hasta que no aparecieran sus otros compañeros. El sol había empezado a salir y sabía perfectamente que algunos de ellos se habían acostado algo más tarde de lo apropiado, aunque por suerte no tardó en sentir movimiento en el interior de las tiendas adyacentes, señal de que habían comenzado a levantarse.

    Los primeros que se asomaron por las entradas de las tiendas pudieron ver a Gu1nz0 rodeado por tres hombres cargados con bultos de diversos tamaños, parecía que los hombres de Malk'Evar habían comenzado a traer el equipo que la noche anterior les habían solicitado para que comprobaran que todo estaba correcto antes de subirlo a las bestias de carga.

     Poco después, dos más aparecieron trayendo consigo cuatro rocines ensillados y amarrados por los estribos seguidos por otros dos hombres más que cerraban el paso. Así como los primeros mercenarios guiaban cada uno un caballo con una mano, los otros dos caminaban con mucho más cuidado para guiar a los animales, mucho más selectos, hasta la zona central despejada de las tiendas. En este caso se trataba de un precioso caballo de guerra tordo de complexión atlética y pecho ancho destinado a servir al samurai. El otro, de un linaje mucho más humilde, no resultaba menos impresionante, pocas veces se tenía la ocasión de observar a un animal de tiro de semejante tamaño y porte tan noble, su cascos parecían parcialmente cubiertos por un pelaje característico mucho más claro que el del resto de su cuerpo, viendo la potencia de aquellos cuartos traseros no cabía duda de que se trataba de la montura que habían pensado para Gaidar. Resultaba curioso pensar en como podían haber encontrado una silla apropiada en un espacio de tiempo tan corto, algo que podía distraer la atención de cómo pensaban atravesar el bosque con aquella mole siguiéndoles.

    En cualquier caso, ahora era el turno de revisar el equipo por última vez y empezar el viaje para el que se habían preparado.

Brisa se despertó descansada, había dormido bastante bien dadas las circunstancias, pero se había despertado un par de veces por las palabras de su amiga la sacerdotisa.

- Vanielle, si necesitas algo, dilo. - dijo tras apretarle la mano para darle ánimos. El día sería duro y si no había descansado bien, notaría el esfuerzo.

Se arregló y equipó y con una sonrisa salió de la tienda.

Brisa salió de la tienda de las chicas ya equipada con todo lo que necesitaba para el viaje puesto encima o en su mochila. No era coqueta, pero se había arreglado un poco. Mi última oportunidad de despertar en un sitio civilizado por un tiempo.

Contempló los preparativos para el camino mientras mentalmente revisaba la ruta que se había decidido seguir por mayoría. Habría que ser lo más sigiloso posible... entonces reparó en las dos monturas de sus compañeros.

Pasar desapercibido con la soberbia montura del samurai sería complicado... con la de Gaidar, imposible.

Suspiró... decididamente habría que prepararse para un encuentro con los bandidos, era inevitable. Se acercó al resto de caballos.

- Son preciosos. - Brisa estaba alegre al ver a los animales. - ¿Cual es el mío?

Asiento a las palabras de Brisa tras estirarme sobre el suelo a cuatro patas dejando ver mis garras durante el proceso.

- ¿Sueles agarrar todas las noches así de fuerte ese palo? - pregunté señalando el bastón con el que había aparecido la clériga el día anterior.

Abandono la tienda dejando escapar un enorme bostezo. Madrugar nunca ha sido mi punto fuerte, y aunque caí dormido rápidamente y pude descansar bastantes horas, habría preferido algo más cómodo. A poder ser, ya puestos, en alegre compañía...

Cuando veo los animales no puedo contener un bufido divertido, no sin algo de sorpresa. "Desde luego, no vamos a ser los reyes de la sutileza en nuestro paseo por el bosque... aunque con algo de suerte nos tomarán por un circo ambulante y pensarán que tenemos poco que robar."

En fin, hora de ponerse en marcha.

Todo estaba preparado como se habia indicado el dia anterior ... pero el camino era largo asi que debiamos usar monturas rapidas y fuertes ara las provisiones y alcanzar el objetivo pronto ...

Comienzo a ver como una a uno iban saliendo de la tienda ... - Saludos ... cada uno tiene un caballo preparado ..., preparense lo antes posible y partamos antes de que amanezca compeltamente ... -

Oscuros surcos bajo los ojos de la clériga delataban la nochecita que había estado pasando. Esa horrible pesadilla no había hecho más que repetirse una y otra vez, impidiéndole descansar en condiciones. Sin embargo, ni una palabra de queja salió de sus labios. Era una devota de Ilmater, al fin y al cabo. Si no pudiera soportar los efectos de una mala noche, ¿para qué haber tomado los votos en primer lugar?

 -Estoy bien, gracias por tu preocupación.

Vanielle sonrió a Brisa. Era agradable saber que al menos uno de sus compañeros de viaje era una muchacha de corazón amable y compasivo. Nayle en cambio...

 -No, lo encontré ayer, así que esta es la primera y única noche que lo he mantenido a mi lado. ¿Te supone alguna incomodidad quizás?

Normalmente toleraba las bromas subidas de tono, pero el bastón que tenía entre las manos era un objeto consagrado a su deidad. No consentiría que lo compararan con un falo.

 -Vamos, los demás estarán esperándonos.

Sin decir nada más, Vanielle salió de la tienda. Tenían una larga jornada por delante y había que aprovechar las horas de sol al máximo.

Cualquiera con ojos en la cara podía ver el aspecto cansado que la clériga tenía. Pero también quedaba claro que no pensaba dejar que eso afectara al inicio del viaje. En cuanto Ginzo les indicó los caballos que podían usar, Vanielle fue hacia ellos, buscando el que tenía su equipo.

 -Estoy lista para partir. ¿Desayunaremos antes de salir o comeremos algo durante el viaje?

No entiendo la reacción de la clériga que el día anterior parecía tan modosita y pacífica. Mi ceja enarcada y el resto de mi cara reflejan mi confusión.

- ¿A mí? – pregunto sin entender – Ninguna. – contesto aún sin saber a que viene esa pregunta.

>> Sólo te pregunté porque si no sueles tener esos malos sueños y el bastón lo encontraste ayer a lo mejor están relacionados… - me encojo de hombros.

>> Pero si ya los habías tenido antes y a ti te reconforta ese bastón, bienvenido sea – termino añadiendo una sonrisa insegura a mi final.

Salgo de la tienda tras Brisa y Vanielle con cara un poco confusa, dejando algo de espacio entre la clérigo y yo.

Veo el magnífico caballo de Guinzo. Me acerco a inspeccionarlo bien de cerca. Es realmente impresionante.

Luego veo el caballo de Gaidar. No creía que hubiera una montura para un minotauro, pero me equivocaba. Ahora me alegro más todavía que me hayan hecho caso en la idea encargarnos primero de los bandidos porque lo de pasar desapercibidos no iba a funcionar de ninguna de las maneras, pero mejor mantener la boca cerrada; a nadie le gusta oír un “ya te lo dije”.

Me acerco a la montura que hayan tenido a bien prepararme. No será la primera vez que monte, pero hace tanto desde la última vez… Puedo empezar ya a notar el dolor que tendré esta noche en el culo por pasarme todo el día encima del animal.

dd

    Tan rápido como pudieron juntarse fuera de la tienda, cada uno de los presentes pudo examinar mejor su correspondiente montura y las del resto de sus compañeros. Lo cierto es que, a excepción de las dos bestias de monta más llamativas, no había mucho que valorar, se trataba de caballos de trabajo equipados para ser usados para el viaje, dos yeguas y dos capones ni demasiado viejos ni demasiado jóvenes, en definitiva, animales que cumplirían con la función de llevarlos a su destino y poco más.

    Por ello pronto desviaron su atención a motivos más apremiantes, la carga, en total se habían dispuesto un conjunto de doce bultos. El primero de ello era el de Thorgrim, las armas que le habían dejado por la noche ahora lucían como nuevas, pulidas y aceitadas como si acabasen de salir de la forja, tal vez incluso en mejor estado, junta a ellas había un estuche de gran tamaño con herramientas de herrero y un conjunto de seis flechas con cuatro dardos y su correspondiente atlatl. De entre las flechas cinco de ellas poseían una punta estrecha y extremadamente afilada mientras que la sexta poseía un aspecto extraño y llamativo para nada ideado a ser usado en combate, Brisa pronto pudo comprender de que se trataba de una flecha zumbadora usada para dar la alarma en casos de emboscada.

    Por otra parte se encontraban la bolsa de la comida, un gran saco repleto de panes pensados para durar por varias semanas, frutas secadas, cecina y de más alimentos no perecederos, al menos no a corto plazo. Junto a ellos encontraros seis odres llenos, cuatro de un tamaño normal y otros dos que casi llegaban a tener el doble de capacidad que los anteriores, aunque pudiera considerarse que eran insuficientes, siempre podrían reabastecerse una vez cruzaran el río.

    Más alejados hallaron las bolsas preparadas personalmente por ellos el día anterior, la que contenía el equipo de curación de Vanielle y las cuatro listas por Nayle y Brisa junto con un fardo de antorchas, otro con los útiles de cocina y un último compuesto por dos cuerdas y equipo de escalada. Finalmente descubrieron la ropa de abrigo escogida por la tabaxi en caso de que la montaña decidiera recibirlos con las primeras nieves del año.