Partida Rol por web

Notas de juego

Nombre: Dexter Olvie
Edad: 32 años
Ciudad de Nacimiento: Ohara
Clase: Médico/Multiusos
Arma: Florete
Descripción física: Dexter es un hombre que acaba de cumplir los treinta años, moreno con las sienes canosas, piel morena curtida por cicatrices, mide poco menos de dos metros y pesa algo más de noventa kilos. Atractivo, de ojos azules, expertos y cautivadores, con barba de pocos días y nariz grande en la que reposan sus gafas.
Estilo de Combate: La lucha no es su punto fuerte, pero se defiende como puede en el arte de la esgrima y la pelea callejera.
Personalidad: Tiene aprendidas algunas de las lecciones más importantes de la vida. De carácter serio y algo frío con desconocidos pero en la intimidad es bondadoso y bromista, ante situaciones difíciles es bastante objetivo y optimista. Es ordenado y estricto con los horarios.
Es un buen médico y tiene bastantes conocimientos sobre historia, geografía y arqueología. No es mal espadachín pero no es su especialidad, al igual que la navegación. Tampoco le importa robar si es imprescindible ya que no siente respeto a las autoridades pero si por la víctima.
Podría aportar al grupo una cierta experiencia y equilibrio.
Historia: Para este perro viejo todo empezó hace 32 años en Ohara cuando mi padre llegó a la isla en una de sus investigaciones y formó una familia al conocer a mi madre. Un año más tarde nací y mi padre, el honorable Zadie Olvie se vio obligado a quedarse en Ohara para cuidar de mi, de mi madre y más tarde de mi hermano pequeño Zeidei.
Cuando empecé a ir a la escuela estaba bastante adelantado respecto a mis compañeros, ya que siempre estaba detrás de mi padre pidiéndole que me enseñara todo lo que sabía para algún día llegar a ser tan listo cómo él y le obligaba a contarme todos sus descubrimientos. Al paso de los años mi interés aumentaba y eso me hizo separarme de mis amigos, en vez de jugar con ellos me quedaba leyendo libros de la biblioteca, de arqueología, de historia, de geografía...me encantaban todos, soñaba con el mundo que me rodeaba y pensaba que algún día viajaría tanto como mi padre... pero nunca pensé que mi primer viaje sería con tan sólo nueve años y en aquellas circunstancias...
Aquél día lo recuerdo como si fuese ayer... yo salía de la escuela y me dirigía a mi casa, era la primera hora de la tarde, mi madre y mi hermano me estaban esperando para merendar y después íbamos a cenar en un nuevo restaurante cuando mi padre volviese de realizar una consulta en el Árbol del Conocimiento. Por el camino algo en el cielo me llamó la atención y cuando miré vi bolas de fuego cayendo sobre la ciudad, de repente todo el mundo empezó a correr de un sitio para otro, gritando, llorando y pidiendo auxilio, pero ese día nadie quiso ayudar a Ohara.
Corrí hacia mi casa para saber si mi madre y mi hermano pequeño estaban bien, pero al llegar mi casa se había convertido en una columna de llamas y humo, intenté acercarme a los escombros pero comprendí que era inútil. Rabioso no paré de correr hasta llegar a la playa, donde vi diez buques de la marina y pensé que venían en nuestra ayuda, pero al verles dar media vuelta comprendí que ellos habían sido los culpables de esta desgracia. Volví a mirar a tierra, el Árbol del Conocimiento se estaba convirtiendo en cenizas y la isla en una nube de polvo y lamentos.
El incendio se extendió tan rápido que no quedaba calle sin fuego ni persona con aliento, al ver todo esto una sensación de odio me invadió y cogí una balsa del puerto para perseguir a los buques de guerra de la marina y realizar mi venganza. Al estar en mitad del mar con Ohara en ruinas a mi espalda y los culpables desapareciendo en el horizonte me dí por vencido, me puse a llorar al pensar en mi familia y mi pueblo hasta quedarme dormido.
Cuando desperté vislumbré una isla, hambriento me dirigí a ella, durante esas horas remando hasta dar con tierra firme me puse a pensar en lo sucedido, y comprendí lo que tenía que hacer, que mi familia se sintiera orgullosa de mi, me convertiría en el mejor investigador del mundo.
Al llegar a la isla rápidamente me percaté que se trataba de Ilusia, una pequeño reino gobernado por Thalassa Lucas cercano a mi antiguo hogar. Allí emprendí una nueva vida en la calle, robando en el mercado para poder comer y peleando con los demás niños indigentes por los mejores sitios donde dormir. Pasé así una temporada hasta que comprendí que para lograr mi propósito ese no era el mejor camino.
Con la idea de enderezar el rumbo estuve persiguiendo durante unos días al médico de la casa real sin que se fijase en mi presencia, quería acercarme a él pero no sabía cómo. Uno de esos días se me presentó la ocasión perfecta, pues en un callejón unos ladronzuelos intentaron asaltar al médico y yo salí en su defensa, los niños que querían robarle conocían mi reputación en las calles y no tuvieron más remedio que salir corriendo. Tras mi intervención me presenté, él se mostró agradecido y me dijo que su nombre era Keiti Sonobe, médico de la casa real y se interesó en ofrecerme un favor a cambio, fue entonces cuando le conté quién era mi padre y cual era mi hogar. El hombre se quedó sorprendido tanto de mi supervivencia y cómo de mi ascendencia y nos hicimos amigos, al cabo de un tiempo me aceptó como a un hijo.
Con Keiti pasé mis siguientes seis años aprendiendo medicina y observando su trabajo en palacio. Allí conocí a la hija de Thalassa Lucas, la joven Samma, mi primer amor, aunque ella nunca lo supo.
El rey tenía otro hijo, un bebé que sería el heredero, pero cayó enfermo y Keiti no pudo salvarle. El rey entró en cólera y ordenó su ejecución considerándole culpable de la desgracia. No pude hacer nada. En apenas siete años perdí a todo el que me quería, y a todos me los había arrebatado el Gobierno Mundial.
A la edad de los dieciséis mi carácter era agrío, contenía rencor hacía todo el sistema y me convertí en pirata, no quería ser controlado, quería ser libre, no quería que nadie se acercase a mi pues sabía que terminaría sufriendo.
Mis años en alta mar fueron bastante fructuosos para mí pues conseguí ver el mundo que siempre me había tenido que imaginar en mi cabeza, aprendí el manejo de la espada y su coste fueron varias cicatrices en el torso y los costados. No me gané el respeto por mi destreza en la lucha pero sí por salvar la vida de casi todos mis compañeros al menos una vez. Sólo a uno de mis compañeros nunca tuve que coser, pues era el mejor espadachín de la tripulación y nunca recibió ni una sola herida, su nombre era Wiper el Berserker. Al final ese tal Wiper consiguió ser capitán del barco y me echó según adquirió el mando, pues decía que si en su tripulación algún camarada recibía una herida se merecía la muerte ya que no sería digno de acompañarle en el viaje hacia el Grand Line...pobre diablo.
No tuve más remedio que resignarme y buscarme las habichuelas en otro lugar, durante ese periodo también aprendí un poco de navegación y disciplina, pero comprendí que los piratas no eran mucho mejores que la marina.
He madurado desde mi salida de Ilusia y he comprendido que puedo ser libre junto a gente que se lo merece, y conseguiré mi propósito de ser un hombre con honor y sabiduría.

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