Partida Rol por web

Ah bueno, si has estado en sitios peores me quedo MUCHO más tranquilo - Yngwe quería tener la última palabra, acostumbraba cuando estaba nervioso a volverse replicón y quisquillosamente insoportable, por suerte para él, el oleaje cubría su voz y Osvif no escuchaba sus burlas, tal vez si las escuchara ni siquiera las entendiera.

Un marinero rodaba por cubierta golpeándose con un banco, Yngwe lo agarró del jubón y lo detuvo ayudándole a levantarse para ambos volver de nuevo a los remos

Tú mandas Sigurd.- dijo el berserker dejando de frotar el cuerpecillo de Hild. En vista de que Jorunn no podía hacer más que tiritar el hirdman era a quien parecía corresponderle el mando.

Mientras caminaba en dirección al timón, Ferrir cayó por la borda, pero ya habían varios hombres ayudándolo a subir, por lo que siguió su camino.- ¿Y ahora?- preguntó a Osvif cuando se colocó a su lado sujetando el timón con todas sus fuerzas dispuesto a hacer lo que el capitán le ordenase.

Pero antes de que el capitán pudiera responder llegaron los gritos de miedo de los hombres que estaban ayudando a Ferrir y una nueva sacudida que amenazó nuevamente con enviarlo a las heladas aguas.

Las palabras del berserkr quedaron silenciadas por lo que ocurría ante sus ojos. Los hombres gritaron al ver lo que se aproximaba por el frente. De la niebla surgían dos columnas de piedra y el barco se dirigía directamente a una de ellas. Con gran esfuerzo Osvif, ayudado por el guerrero, consiguen desviar el rumbo y el snekkjar pasa entre las dos columnas. Los Lados del barco rozan contra los bordes de piedra y los pasajeros caen al suelo por el impacto. 

Tras aquello la tripulación quedó en silencio. La bruma empezaba a dispersarse y el agua parece volver a la calma. La völva y la hija del jarl, cubiertas por la capa de Sigurd observan a su alrededor mientras tratan de secarse. El resto de la tripulación hace lo mismo desde donde están. El barco navega por un estrecho fiordo. Unas escarpadas montañas, cubiertas de coníferas escarchadas, rodean un valle marino que tiene la forma de la punta de una flecha. El barco avanza lentamente mientras la tripulación se levanta y calma los nervios. Por suerte el mar solo se ha cobrado la vida de un hombre.

Cuando el peligro hubo pasado Yngwe gateó por el barco hasta ponerse en pie y dirirgirse a las dos muchachas, supuestamente, las piezas más importantes de la misión tiritando como crías que han estado jugando descalzas por los yermos en invierno. El scalda coge la capa de Sigurd que tiene Jorunn por encima y como si de una niña pequeña se tratara, aprovechando su indefensión al tiritar y castañear sus dientes en una posición casi fetal, seca sus cabezas bruscamente como niñas pequeñas, se ahorra el sardónico comentario en el que podría imitar una voz matriarcal y deja que tan solo el silencio se adueñe del pesar de haber perdido a un hombre en la mar.

Yngwe deja a ambas con la tarea de secarse bien cuando empiezan a poder moverse y va a la popa del barco, varios miembros de la tripulación se ven bastante molestos por el ir y venir del scalda por el estrecho snekkjar, estorbando y yendo de un lado a otro como una mosca zumbona.

Busca un brasero, si lo hay, y si no toma un caldero para el puchero que haya entre las provisiones y en el interior del brasero o el puchero quema la madera para hacer unas brasas que poner a los pies de Hild y Jorunn, con el fin de poder darles algo de auténtico calor ..... aunque el scalda sabe mejores maneras de darles auténtico calor tal vez no sea ahora el momento.... solo sea porque están de luto.

Jorunn temblaba sin parar. Los dientes la castañeaban y sentía que perdía la consciencia poco a poco. Un par de veces, sintió incluso como su mente abandonaba su cuerpo y perdía levemente la consciencia pero poco  apoco lograba sobreponerse. Afortunadamente, parecía que el mar les había dejado vivir y todo estaba más calmado. La joven noble abría y cerraba vigorosamente las manos para activar la circulación y poco a poco, más lentamente de lo que ella deseaba la sangre parecía volver a circular. Pero ¿Qué debía hacer si quería salvar sus miembros? ¿Meterlos en agua caliente? La chica no lo sabía pero esperaba que el thurl pudiese salvarlas...tanto a ella como a Hild. 

Los vigorosos movimientos del scalda para secar el cabello la despejaron de golpe. Por un segundo estuvo a punto de decir que lo mejor sería que se lo cortasen, tanto a ella como a la völva. Muerto el perro se acabó la rabia. Sin embargo su boca no era capaz de articular palabras...aún no. Además parecía funcionar. Cuando Ynwe se separó, Jorunn agarró instivamente la muñeca de su amiga, como para preguntarla si estaba bien... o para asegurarse de que aquello no era un mal sueño. Necesitaban a Klemet. Haciendo un gran esfuerzo, trató de pronunciar su nombre pero las palabras aún no brotaban del todo.

Kkkkll-Klll

En cuanto las vio, el guerrero supo la razón de los gritos. Aquellas moles de piedra amenazaban con hundir el snekkjar, por suerte Osvif sabía lo que se traía entre manos y con su ayuda consiguió cambiar el rumbo y entrar en el estrecho desfiladero. Una vez fuera de peligro el hombretón puso su mano en el hombro del capitán para agradecerle que les hubiera salvado la vida.

De camino a donde estaban las mujeres se cruzó con Yngwe en su ir y venir por todo el barco.- Seguro que Klemet puede quitaros el frío en un segundo pero mientras tanto...- El berserk se quitó la camisa y el krill y se metió debajo de la capa que cubría a Hild y la abrazó, con su fuerte pecho contra la fría espalda de la völva y sus potentes brazos rodeándola para tratar de darle todo el calor posible.-Sigurd, alguien debería hacer lo mismo con Jorunn, por lo menos hasta que Yngwe o Klemet estén listos.

Luego, con la cabeza sobresaliendo por encima de la de Hild, miró a Jorunn con admiración - Thorgrím piensa que lo que has hecho esta mañana merece ser cantado.

-Lo haría- Responde el hirdman a Thorgrím -Pero antes le pediría permiso...- Jorunn puede tener muy malos humos, además de ser la hija del jarl. Sigurd no se atrevería a hacer nada parecido sin su consentimiento, pero si accede la chica, él lo hará. Desde un principio sabía que esa era mejor forma para darle calor, pero no quiso tenerla en cuenta por si acaso...

-Pues a mí me ha parecido temerario- Responde al berserkr -Había otras opciones a tener en cuenta y...- esta vez mira a Jorunn -no se estaba jugando sólo su vida- Termina, el hirdman se alegra de que esté con vida, no sólo porque también conservará la suya propia. Pero aún así fue una locura, y tarde o temprano la mujer debería entender que no podía dar la vida así porque sí, ni tampoco arriesgarla, por dura que fuese la pérdida a la que se pudiese enfrentar.

Padre jamás te ejecutaría por fallar en tu tarea. Estoy segura. Es anciano y me conoce, conoce mi terquedaz. En cuanto le dijesen lo ocurrido sabría que no pudiste hacer nada que no fuese noquearme. También tiene la sabiduría necesaria para afrontar la pérdida.

-cof-cof-cof-

La chica intentó responder para tranquilizar la conciencia del hirdman pero en lugar de eso, tosió...aún estaba lo suficientemente mareada como para poder moverse y pensar con claridad, aunque poco a poco iba mejorando. Quizás, si los dioses la eran propicios, hasta se librase de una pulmonía o de acabar como ese marinero de la historia. Tan solo tuvo fuerzas como para arquear una ceja incrédula ante las palabras del guardaespaldas respecto al permiso para abrazarla. No era momento de andarse con estúpidos orgullos y pensar en protocolos. Si para sobrevivir tenían que abrazarla que así fuese.

Los cabeceos del barco unido al frío que había dejado su cuerpo insensible estaban consiguiendo que la völva comenzara a adormecerse, algo peligroso en aquellos momentos. Pero los hombres actuaron con rapidez y, bien unos bien otros, todos estaban haciendo lo imposible por salvar no sólo su vida sino también la de Jorunn.

Abrió los ojos al sentir cómo la sangre comenzaba a circular por sus venas y el calor , poco a poco, volvía a su cuerpo. Sintió al berseker pegado a su espalda y, a pesar de la situación que en otras circunstancias resultaría un tanto indecorosa, intentó esbozar una sonrisa de agradecimiento.

Pero su vista se alejó más allá de las figuras que se movían por el barco y se fijó en las columnas que habían conseguido esquivar y en las altas montañas que ahora rodeaban las aguas por las que navegaban. Tendrían que llegar hasta la orilla ya que con toda probabilidad el barco necesitaría reparación y los hombres una tregua para aliviar el comienzo tan desastroso de su aventura.

El hirdman también había sufrido bajo el frío, ya que se había quitado sus propias ropas para cedérselas a las mujeres. Pero su vida no corría riesgo y a su parecer era una tontería sin importancia, así que no dijo absolutamente nada sobre el tema.

Tomó la tos de Jorunn como la señal que le faltaba para saber que no estaría cometiendo un segundo error y se quitó la camisa, metiendose debajo de la capa y abrazando a Jorunn por la espalda.

Uno delo marineros señala a Osvif una pequeña playa de guijarros grises, el único sitio donde el barco puede atracar para que la tripulación baje. Aunque ahora en silencio la tripulación mira constantemente a su alrededor inquietos por no reconocer el lugar donde están, observando el agua donde algo se llevó a uno de los suyos para siempre. Algunos de los marinos les han dado a las mujeres algunas ropas de abrigo de aquí y de allá para que puedan dejar secándose las suyas empapadas. Por su aspecto cerca están de coger una pulmonía. Osvif empieza a girar lentamente el timón y empieza a dirigirse hacia la playa llevando el snekkjar con suavidad por el agua.

A lo lejos, tras el bosque de coníferas distingues tres finas columnas de humo.

Jorunn comenzó a moverse lentamente, comprobando que sus músculos la respondían. No sabía si lo peor había pasado o estaba por pasar pero esperaba no tener una experiencia como aquella en mucho, mucho tiempo. La chica recordó como la instructora de protocolo la había dicho que debía frotarse la cara con agua helada cuando estuviese cansada para quitar las ojoeras y dar color a la tez.  La chica no pudo evitar que una dolorosa sonrisa aflorase en los labios, haciendo que se abriesen de nuevo.Tras pasar la lengua por los labios para evitar que se secasen por el intenso frío se levantó tambaleante. Estaba muy cansada. Pero viva, y gracias a sus compañeros con ropas secas. La chica se había separado de Sigurd en cuanto se encontró mejor y se había vestido con los ropajes de sus compañeros. El que no hubiesen bromeado con su desnudez y  con la desnudez de la völva la agradaba casi tanto como la calidez de los ropajes que llevaba encima.

Gracias, Sigurd—Las palabras eran innecesarias, pues era la obligación del hirdman cumplir las órdenes de jarl, pero aún así, Jorunn se veía en la necesidad de pronunciarlas.

Lo primero que hizo tras asegurarse que sus músculos se movían correctamente fue desenvainar la espada y secarla. Lo único que la faltaba era que se congelase. Tendría que lubricarla con grasa en cuanto tuviese ocasión. 

Osvif...¿Ha sufrido daños?—preguntó refieriendose al snekkjar— Deberiamos desembarcar para comprobar los daños y hacer una hoguera, con el menor humo posible pero no podemos prescindir de ella. 

Lástima que Klemet no pueda siquiera honrar al caído...

Parecía que tanto Jorunn como Osvif tenían claro que la mejor opción era la playa. El berserk agradeció esta decisión, si algo le daba más miedo que una muerte sin honor era compartir el aciago final de Ferrir.

Cuando la völva recuperó parte de su movilidad, dejo de temblar y tuvo listas sus ropas el hombretón dejó de abrazarla y salió de debajo de la capa que la cubría.- Habría hecho lo mismo por cualquiera. Incluso por Einar- - Le dice quitando importancia mientras señala a un marinero enorme y más feo, testaruro y con más pelo que un buey.- Thorgrím no piensa dejar morir congelado a ninguno de sus compañeros. No, si puede hacer algo por evitarlo.

- Gracias Thorgrím.

Las débiles palabras salieron con cierto esfuerzo de la boca de la völva, pero ahora por lo menos ya podía mover mejor sus miembros gracias al calor del cuerpo del berseker. Una vez vestida con ropas secas, se levantó con cierta dificultad para ver el panorama que se extendía ante ellos y que era completamente desconocido.

¿Habrían equivocado el rumbo o, por el contrario, estarían en el sitio correcto? Hild no sabría decir si aquel infortunado accidente había sido sólo eso, un desgraciado incidente que se había cobrado la vida de un hombre, o por el contrario el destino les había empujado hacia allí por algún motivo.

Cuando lleguemos a la playa tendré que hablar con los dioses para que me indiquen si vamos por el camino correcto.

Era lo único que podía hacer en aquellos momentos.

El thurl había ayudado con su propia capa de piel a las congeladas, pero el caos del barco le había impedido hacer poco más que intentar salvar la vida. Ahora estaban en un momento más calmado, aunque tanto Jorunn como Hild estaban muy mal por el frío.

Mantuvo la vista alejada durante un par de minutos, como si hubiera visto algo. Entonces se dió cuenta de la gravedad de la situación y se acercó a las dos mujeres, con el ceño fruncido. Se agachó junto a ellas, dejando su bastón en la cubierta y comenzando a sacar ciertos materiales de una bolsita que siempre llevaba en la cintura.

- El bosque. Hay humo allí, tres columnas con exactitud. No sé dónde estamos ni dónde nos vamos a meter, pero algo grave ha ocurrido allí. - digo con voz grave - Quizás esa hoguera sea un error, tenemos que tenerlo en cuenta. Ahora apartaos. -

Cerró los ojos y manteniendo una pluma de pájaro en la mano izquierda, colocó su mano derecha sobre el pecho de Hild, sin tocarla. Murmuró unas palabras casi ininteligibles y pronto la völva sintió como la presión y el frío que la atenazaban se aligeraban un poco.

Repitió el proceso con Jorunn, que también se sintió reconfortada por la hechicería del thurl. Respiró muy profundamente al terminar y se levantó cogiendo el bastón, con más cara de perro de lo habitual. - Un barco no es lugar para la magia del Sedjr. El sortilegio no ha salido tan bien como debería. -

Jorunn dejó escapar la respiración cuando el thurl terminó con ella e inclinó la cabeza a modo de agradecimiento. Se sentía un poco mejor, aunque sabía que iba a necesitar algo más que la magia de Klemet. Necesitaría unas cuantas noches y quizás unos ungüentos para prevenir los sabañones. Sin embargo, las noches tendrían que ir llegando poco a poco, y las curas habrían de esperar hasta que Hild se encontrase mejor... y a que agradeciese a Niord el haber sido clemente con ellas. Seguramente su amiga quisiese hacerlo.

La noble reparó entonces en las columnas de humo. Efectivamente, una hoguera no era la mejor de las ideas, especialmente en un clima como aquel. Entrecerró los ojos tratando de calcular la distancia de la que provenía el humo...tanto humo no era normal para una hoguera.

Eso no parece unas hogueras...más bien parece que hayan tendido una emboscada a alguien

Las palabras de Klemet hicieron que el berserker fijara su mirada en el bosque, mientras las de Jorunn le hicieron sonreír.

Y eso, solo puede significar cabezas donde hender el hacha de Thorgrim- Por primera vez desde que le habían informado de su misión podía a verse al hombretón algo felíz.

Entre las ropas secas que los marineros le habían proporcionado, el calor del berseker y la ayuda de Klemet, la völva empezó a sentir que su cuerpo reaccionaba.

- Quizás sea alguna aldea y no lo que piensas Jorunn. -Su mirada se había fijado en las columnas de humo que se alzaban a lo lejos.- Ahora si son amigos o enemigos... Quizás fuera buena idea acercarnos para comprobarlo. Y Thorgrím, tiempo tendrás de hundir tu hacha en muchas cabezas, pero esperemos que ese momento se retrase lo más posible.

Osvif giró un poco el timón.

-Aldeas o no, están muy dentro entre los arboles. Desembarcaremos en aquella playa de allí, parece ser el único sitio donde poder atracar el barco sin riesgo de que se golpee contra las rocas-El capitán del barco habló en voz alta hacia el resto de la tripulación- ¡Preparaos para el desembarco muchachos!