El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.
No mentirás
Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente nadie estaba viviendo en el lugar, de hecho no había ninguna cosa desordenada o que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien.
El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.
No mentirás
Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente nadie estaba viviendo en el lugar, de hecho no había ninguna cosa desordenada o que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien.
La Maid se alejó de las otras Maids que seguían por el pueblo sin hacer demasiado y se adentró dentro de una de las casas al azar -aunque trataría de que fuera la 4- para poder usarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia... y lo que era mejor, agua y luz.
Siguiendo a aquella Maid en el interior de aquella cabaña que se encontraba al suroeste respecto al centro del pueblo, esta se adentró, intentando no perder la vista de la otra Maid que, antes que ella, se había adentrado en esta misma cabaña. Esperando así poder cumplir con su función.
Escasos segundos a entrar en el interior de la cabaña, antes siquiera de que la puerta se cerrara, una mano la detuvo y la abrió, adentrándose detrás de la Maid IV, apareció su contraparte, en este caso la Maid VI. Al parecer esta Maid había decidido seguirla, aunque sus intereses podrían variar... desde simplemente charlar, compañía o...
Mientras la puerta se cerraba, alargando la mano, la Maid VI pudo impedir que esta se cerrase y colarse en el interior... y porque alguien es un ansias y no me deja terminar las actualizaciones y tampoco espera por el mensaje del "Ya podéis postear <3" pues no hay más explicación...
VI saludo a la Maid.
-Oh, buenos días ¿IV? esto de no tener nombres puede ser algo molesto.
Comento banalmente.
-Estaba bastante ociosa e iba a ponerme a investigar las casas de aquí, a ver si encuentro materiales y mas información de los habitantes, por alguna extraña razón, hay cosas, pero no muchas, así que ni idea de lo que han estado haciendo en esta isla, te apetecería ayudarme, la otra chica sigue bastante ocupada buscando a su mascota.
-Ah...- IV se frotó la nuca al ver a la rubia allí, un tanto cohibida de tener que encontrarse con más personas en esa casa. -Este... Hola, rubia.- Diría la muchacha con un tono... ¿Frío? ¿Apático? Ciertamente podría verse de esa forma, aunque por la forma en la que nerviosamente evitaba mirarla, o por la manera en la que traqueteaba con sus dedos sobre el mango de su sombrilla (sí, llevaba una sombrilla), parecía más bien un tanto nerviosa o avergonzada.
-Yo...- Abrió la boca para hablar, gesticuló con la mano, levantó un dedo... Y volvió a callar. Era difícil si estaba juntando valor para hablar, pensando mejor sus palabras o si simplemente iba a quedarse callada y no decir más. Y de hecho esa era la opción que parecía más factible, al menos por como la cara de la chica se mantenía inexpresiva, fría y poco amigable.
-Te necesito.- Diría finalmente, un poco más firme, clavando su mirada penetrante en ella... Por unos cuantos segundos, antes de volver a mirar hacia otro lado. -No quiere decir que... Te siguiese, no, estoy... Buscando mi casa. Solo... Aproveché la oportunidad, pero... Nos vemos más tarde, necesito apurarme...-
IV sale al pueblo.
Voy a otra casa. A la "Diez" en las manecillas del reloj.
Con esto dicho, la Maid IV decidió abandonar el lugar para volver a la plaza de aquel pequeño pueblo costero tan idílico y a la vez que tan confundido lo estaba teniendo. Esperando así encontrar de una vez la cabaña que andaba buscando por tanto tiempo y que, de momento, no daba encontrado.
VI maldijo por lo bajo, aquella reacción le había tomado por sorpresa y no había sabido reaccionar, y IV simplemente se marcho.
Aquello que había dicho...
"Que me necesitaba"
Por alguna razón que no llegaba a comprender VI se puso algo roja al recordarlo y luego de negar con la cabeza, decidió que aquello era aun mas sospechoso, así que salió de la casa dispuesta a intentar seguirla sin que se diese cuenta.
Con el rubor puesto en su rostro, aquella Maid decidió abandonar el lugar para volver a la plaza de aquel pequeño pueblo costero tan idílico y a la vez que tan confundido lo estaba teniendo. Esperando así encontrar de una vez la cabaña que andaba buscando por tanto tiempo y que, de momento, no daba encontrado.
El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.
No mentirás
Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente nadie estaba viviendo en el lugar, de hecho no había ninguna cosa desordenada o que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien.
La Maid se alejó de las otras Maids que seguían por el pueblo sin hacer demasiado y se adentró dentro de una de las casas al azar -aunque trataría de que fuera la 7- para poder usarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia... y lo que era mejor, agua y luz.