Partida Rol por web

Perdona si sientes que va demasiado rápido David. Camina mientras me lees, no te quedes quieto. El problema está que mientras nosotros nos detenemos a pensar, Malcolm planea paso a paso como deshacerse de ustedes dos, porque son los únicos que pueden evitar que se convierta en lo que ha logrado. Pero, oye, estoy aquí. Te voy a ayudar, ¿de acuerdo? No temas.

Tengo una pregunta, y es que en serio me da curiosidad. ¿Por qué en uno de tus reflejos del alma dijiste que no hay que desnudarse en una guarderia?

Está bien, supongo que no tengo más remedio. - suspiró. - Lo de la guardería... Un mal recuerdo. - admitió.

David fue caminando sin problema y sin prisas a por lo que necesitaba, consiguió todo. Y retornó al callejón. Eventualmente Banes también volvió al callejón, con todo lo que necesitaba y una caja de plástico. Ambos se vistieron, sin mirarse mientras se desnudaban, cabe destacar.

Una vez terminados, David miró a la tablet. - Estamos listos Lía ¿algo más antes de que entremos?

La verdad no se me ocurre gran cosa que decir, excepto que les deseo mucha suerte. Trataré de apoyarlos lo más posible, pero no sé que tanto pueda hacer a partir de este momento por ustedes.

No puedo ver los reflejos del alma, pero espero que tu si. Allí está el código de cual libro debes cambiar, creo recordar que debes quitar el de romeo y julieta, pero no recuerdo con cual lo reemplazas. Sabemos que el libro está en la biblioteca, la idea será intentar llegar al piso siete sin que los detecten. De ser posible, suban hasta el piso cuatro en ascensor, y traten de hacer el resto del recorrido por las tuberias. ¿Tienen ya el nombre de la persona a quien le haran la "entrega"?

Está claro ¿no? - dijo con una media sonrísa. - Diremos que venimos de parte de J.J.

Banes y David avanzaron hasta el edificio, habían dos guardias en la puerta. Por suerte ni se molestaron en revisar las bolsas que llevaban, por lo visto estaban bastante cansados de aguantar al gordo cabrón de Malcom y sus estupideces de "Ahora soy el Dios del dinero".

Una vez dentro, en el ascensor, Banes miró las bolsas, sonrió y miró la tablet. - ¿A la biblioteca directamente? ¿O donde?

No sé hasta que punto Malcolm pueda ser paranoico, pero si fuera yo, me aseguraría de que nadie pudiera llegar tan fácilmente al piso siete, o vigilaría hasta donde sube el ascensor. Bajen en el piso 4, encuentren a J.J., ella compartía cubículo con Malcolm.

Si no la encuentran, vayan directo a los ductos de ventilación, y seguimos hacia la biblioteca.

Haciendo caso a las palabras de Lía, ambos se dirigieron al piso cuatro, concretamente al piso donde trabajaba anteriormente Malcom. Allí dentro había una chica gótica maldiciendo mientras leía.

Maldito gordo seboso, diez años trabajando aquí ¿y para qué? Para nada, ni encuentro a mi hermana, ni me ascienden, ni gano una miseria... Menudo trabajo más de puta mierda, ojalá se prendiera fuego a todo el edificio, que solo está lleno de hijos de puta. - murmuraba sin cesar.

David puso una mano en el hombro de Jane. - Eh... ¿J.J.? - preguntó con calma.

¡AH! - gritó asustada.

¡BUA! - gritó en contestación al grito de J.J.

¡Basta! - inquirió Banes. - Nos van a oír los guardias. - miró a la chica gótica. - Hola J.J. ¿nos ayudas a abrir la biblioteca secreta? - intentó hablar con calma, para no asustar aún más a la pobre mujer.

¡Vincent Banes! ¡En mi despacho! - gritó como si de una fangirl se tratara. - Tranquilo, aquí no hay seguridad de ningún tipo ¡el gordo de Malcom sabe que aquí nunca pasa nada! - pero pronto su cara de felicidad se tornó realmente seria. - La biblioteca... ¿Cómo sabéis de la sala secreta? ¿Y cómo sabéis que a mi me interesa?

Banes solo suspiró y mostró la tablet. Llevaba a saber cuantas veces contando todo a David ¡y eso que David tenía algún que otro recuerdo! Pero J.J. no tenía ni idea de nada la pobre.

Hola J.J., mi nombre es Lía.

Puede que esto te parezca una locura, pero no es la primera vez que hablamos. Aunque aquella vez lo hice a través de David. Sé que sabes de una mujer rubia que estuvo aquí con Malcolm, y en aquel momento me pediste pruebas sobre si existía o no una biblioteca secreta. Ahora puedo decirte que si, que existe.

Eres lista, y sospecho que no eres completamente ajena a lo sobrenatural. Necesitamos tu ayuda para conseguir un objeto que Malcolm robó. A cambio, podemos ayudarte a averiguar sobre tu hermana.

Yo... Eh... No... ¿Por qué me está hablando una tablet? ¿Me está viendo a través de la cam? - preguntó atónita.

Pues no... No lo entendemos nosotros tampoco la verdad... - admitió con un suspiro.

Yo... Bueno, está bien, os ayudaré. Mejor estar con vosotros que con Malcom. - admitió. - ¿Y como lo hacemos? ¿Voy a la biblioteca directamente? ¿Y vosotros? Os van a pillar...

¿Hay alguna otra forma de llegar a la biblioteca sin que los pillen? Pensábamos en los ductos de ventilación, pero quizás tú conozcas otra manera. De alguna forma estoy conectada con David, y siento que es él quien debe hacer esto hasta el final, pero no sé si de repente... ¿J.J. pueda llevar la tablet y yo la voy guiando? Sería la primera vez que no estaría con David, no se si funcione o si pierda conexión con ustedes si nos separamos.

Banes miró con una media sonrísa la tablet. - Sin duda lo de pensar fuera de la caja era cosa de Lía, mi querido David. - cogió la tablet de las propias manos de David y se la entregó a J.J. - Yo creo que si que puede funcionar. Igualmente habrán guardias y no creo que J.J. pueda pasar dentro de la biblioteca secreta como si nada.

La tablet podía seguir funcionando con normalidad, parecía que Lía se había separado bastante de David.

Puedo coger los libros y cambiarlos de sitio, pero no encargarme de los guardias... ¡Solo soy una pobre traductora! - su ceño no podía estar más fruncido. - No pienso abrir la biblioteca si corro el riesgo de que me peguen un tiro.

Yo aún tengo la pistola encima, puedo hacer algo para distraerlos. Por ejemplo pegar dos tiros al aire y atraerlos a mi posición, después de todo nos buscan a mí y a David. - se palpó un par de veces el interior del bolsillo de la chaqueta del McDonalds, donde tenía guardada la pistola.