Partida Rol por web

Banes cogió el teléfono. - ¿Tan pronto llamas? - rió. - Supongo que llamas para preguntar sobre el libro... O que hacer ahora mismo. Te puedo proponer varias ideas, aunque las posibilidades son infinitas. - suspiró, pensativo. - Te pondría mandar algunos vídeos que tengo, sobre los mayas, aunque seguramente no te gusten. Por otra parte, creo que en nuestra empresa hay un par de personas interesadas en libros de ese estilo, aunque no tengo ni idea de quienes son. 

El silenció inundó la conversación durante varios segundos. - Intenta pensar fuera de la caja, ya ves que este libro es un tanto... Especial. La tercera opción que te doy es quedar conmigo un rato e intentar salir del atasco mental, si me das tu dirección puedo estar allí en unos quince minutos. Aunque seguro que se te ocurren muchas más opciones. ¿Qué me dices? ¿Cuál es tu elección?

- Trataré de darle algunas vueltas más antes de molestarte tanto. Aún así, ¿Alguna opición sobre mi teoría de la necesidad de estar en otro tipo de estado de consciencia? ¿Venía algo respecto a eso en lo vídeos que me comentabas?

Mmm... - se oyó a través del interfono. - No me parece errónea. De hecho mi idea al ir era... Bueno, hacer que no estemos tan conscientes. A veces un buen copazo ayuda a aclarar la mente. - rió de forma bastante sonora. - No te preocupes, puedes llamar cuando quieras David. Pero por favor, no me hables de usted. No tengo mil años.

Con esas últimas palabras te colgó. Te quedaste pensando en sus palabras, parecía que te había dado la razón, aunque de una forma extraña. No tenías más que cerveza en la nevera, el alcohol bueno lo solías tener guardado en el polvoriento sótano, para que no se lo tomara todo Sally, pero a saber que encontrabas ahí abajo, estaba todo lleno de trastos.

Decidí bajar a por una copa, no tanto para probar la teoría de Banes como para darme un segundo de descanso. Todavía no sabía qué me depararía el resto del día, si alguna iluminación maravillosa o ser el pañuelo de mocos y lágrimas de mi inesperada invitada. Claudicar al vicio por media hora no me haría mal. En el pero de los casos al menos dejaría de pensar en l enigma del libro para volver con la mente algo más despejada, incluso divertida.

Ya en el Sótano, David encendió la luz. A pesar de haber hecho eso, la habitación seguía siendo bastante oscura, por lo que se tuvo que servir también de la linterna de su móvil. Había muchos trastos que había comprado su padre y otros tantos recuerdos que había dejado su madre. Sea como fuere, tras rebuscar un poco David encontró una buena botella de Whisky, con la que podría pillarse un buen pedal, aunque justo al lado había un número escrito, con el nombre de "Sarah".

David pronto recordó quien era, la psicóloga que le asignaron tras la muerte de sus padres. Le ayudó mucho a sentirse mejor y aceptarlo, sin ella no sería quien es ahora. Se guardó el número en el bolsillo, por si le hiciera falta.

Antes de salir, se tropezó con algo, la caja fuerte de su padre. Siempre había sido un misterio lo que había ahí, pero aun así era mejor ignorarla, después de todo no se sabía la combinación numérica.

Tratando de no despertar a Sally volví a mi estudio tras hacer una parada en la cocina. Cogí un par de copas limpias porque no sabía en qué momento se despertaría mi invitada y no quería que me echase en cara que me quedaba todo lo bueno (Cuando todo lo bueno podía haber sido ella y eso si que no pude quedármelo). Por si las moscas subí también una jarra de agua con una buena remesa de hielo, por si no quería empinar el codo justo al despertarse o yo mismo la necesitaba. Eché un vistazo a qué tenía en el reproductor de música y cambié a algo un poco más ligero, mientras me servía una copa y observaba el libro desde la distancia, como si fuese un extinto pájaro dodo que fuese a evaporarse una vez que lo tocase.

Una vez que me senté y comencé a beber, paladeando el buen whisky, no combustible para zippo, comencé a ojear su contenido, girándolo, mirándolo de medio lado, jugueteando con un flexo y el reflejo de la luz sobre el papel, dándole la vuelta completamente, sin prisa pero sin pausa, convirtiéndolo en una fractal que siempre devolvía al punto original. Creo que no me faltó posible perspectiva por emplear.

La bebida quemaba un poco por la garganta de David, pero al segundo copazo pronto se acostumbró. Miraba el libro, lo alumbraba de mil formas, jugaba con él, incluso comenzó a acariciarlo. Fue nada más terminar su segunda copa cuando empezó a sentir que la suavidad de la tapa empezó a atraerle. La acariciaba sin miramiento alguno, pasaba las páginas sin cuidado. El libro parecía tan resistente y suave a pesar de los años que debía tener.

Pero paró de golpe, cerró el libro y se quedó mirándolo. Algo lo atraía hacia el libro, sentía que podría traducirlo si le echaba horas, sentía que cada segundo que pasaba cerda del libro, lo acercaba más y más a la verdad. Lo cogió entre sus manos, lo levantó y se quedó mirándolo, como si fuera la cabeza de Sally fuera y estuviera a punto de besarla. Lo miró con ese entusiasmo, pero no iba a besar el libro, por su puesto.

Volví a abrirlo justo por el medio, como si esperase encontrar un póster desplegable en que se mostrase el cuerpo de Sally, no algo erótico, tipo playboy, si no una publicación tórrida, más sucia, de esas en que las modelos miran a cámara y se relamen haciendo contacto visual mientras separan con los dedos sus labios inferiores, mostrando la entrada a su interior.

- ¿Eres así? ¿Es como hay que mirarte? ¿Con deseo y tratando de intuir la entrada a tus entrañas?- Aquello lo dije en voz baja, y de golpe se me vino una antigua película del director canadiense David Cronenberg a la cabeza, Videodrome. En ella el director de un  canal pornográfico a la busca de nuevos contenidos, más extremos, para su plataforma, era expuesto a las imágenes de un supuesto canal pirata vía satélite en el que se emitía contenido snuff. El tipo se obsesionaba con aquello y comenzaba a alucinar e incluso mutar, descubriendo que había sido un conejillo de indias en un experimento sobre información subliminal y la manipulación que esta podía llegar a causar sobre la carne. Larga vida a la nueva carne... ¡BANG!

Me sentía casi más como ese tipo que como un Gollum empalmándose ante la vista de su tesoro.

Si era cierto que había que estar en un estado alterado para manipular y comprender aquel libro, ¿Quién me aseguraba que eso no incluía un cambio más duradero en mi psique? ¿Quería que aquello depositase sus huevos en mi cabeza?

Era el alcohol el que pensaba por mi, mucho más rápido y con más suciedad y titubeos de lo que yo lo haría...

David sentía que se estaba obsesionando con el libro y por miedo a transformarse en un monstruo de Cronenberg, decidió simplemente apartar el libro de su escritorio. Debía haber una forma mejor de hacer aquello. Para su sorpresa, cuando levantó la mirada, estaba anocheciendo, lo que parecían haber sido unos pocos minutos observando el libro con la copa en la mano, habían resultado ser unas cuantas horas. Aquél libro sin duda alguna absorbía bastante, David empezaba a entender por qué Vincent requería de ayuda y se sentía... "Atascado"

Tras cerrar el libro, David comprobó que detrás suya, en la puerta, estaba la pelirroja observándole. Por otra parte, en la mesa, estaba su móvil, con una llamada perdida de Mal.

- ¿Has podido descansar, nena? Perdona que no te despertase, estaba tan concentrado revisando el nuevo proyecto que se me ha ido la pinza ¿Tienes algún plan para esta noche? ¿Quieres cenar por ahí o algo? Hay un restaurante argentino con unas pastas frescas buenísimas si te apetece algo así.- Mientras esperaba a que me respondiese, opte por escribir un mensaje a Mal.

¡Ey, tío! Muchas gracias por el trabajo una vez más, esto se presenta interesante... MUY interesante ¿Querías algo urgente?

Sintiéndolo por el bueno de Malcom ahora mismo prefería un poco de compañía femenina a nuestros duelos cómicos de machitos desesperados. 

Si, he dormido genial, aunque podría haber dormido más... Agusto. - dijo Sally con una mirada bastante picante hacia el chico. - Igualmente, te he visto bastante centrado en el trabajo, he pasado un par de veces por la puerta y ahí estabas, embobado mirando el libro ¡debe ser muy interesante! - se acercó poco a poco a la mesa. - Ir a cenar me parece bien, pero quiero ver antes que te tiene tan entusiasmado.

Pero lo que no esperaba David es lo que pasaría a continuación, pues Sally cambiaría su pícara mirada por una de pánico absoluto. - David... ¿Qué es esto? ¿Por qué tienes algo así? - la respiración de la chica empezó a ser muy agitada, cogió el libro y se dispuso a lanzarlo por la ventana. Parece que David tenía muy poco tiempo para reaccionar.

- Ey... Ey, tranquila, cariño. No tienes por qué reaccionar así. Ese libro es de un valor incalculable y me lo han prestado para realizar un análisis y traducción, pero su contenido es difícil de analizar. ¿Qué es lo que has visto que tanto te ha azorado?- Aquella reacción me había excitado, no en un sentido sexual si no por ver una reacción tan extrema ante aquel enigma, puede que... Puede que ella viese más que Banes o yo, pero por qué.

Lo primero que hice fue tratar de arrancarle el libro de las manos y apartarlo de su vista, tenía  curiosidad porque siguiese ojeándolo para explicarme, pero no quería que cometiese alguna locura con el mismo que yo pudiese lamentar ante mi compañero y sus superiores.

Me extrañaba aún más porque Sally era una chica muy curiosa, con un marcado humor negro e interés por las cosas raras, así que aquella reacción parecía completamente fuera de lugar en ella.

David logró recuperar el libro sin demasiada dificultad, pues al arrancárselo de las manos a Sally, pudo notar que esta a penas tenía fuerzas. David le hablaba tranquilo, sin embargo ella estaba temblando en el suelo. Cuando sus miradas se cruzaron, este pudo ver como ella tenía las pupilas muy dilatadas y los ojos casi llorosos. - ¿Eso es lo que estás estudiando? Estás enfermo por aceptar este trabajo y los que te han contratado también. - Sally se levantó y se empezó a marchar de la habitación.

No me llames más. - con eso dicho dejó a David solo en la casa y con cierta preocupación. ¿Haría algo Sally con aquella información? Acababa de salir, aunque muy alterada, pero tampoco debía estar demasiado lejos de casa si David quería alcanzarla.

No sabía qué carajo pasaba pero deslicé el libro dentro de mi bolso, el cual cerré y colgué de mi hombro, y me lancé a la carrera tras ella, asegurándome de cerrar la puerta, pero al instante me lo pensé mejor, apoyé la frente contra la puerta, volví a abrir la puerta y me deslicé dentro. ¿A quién trataba de engañar? En los últimos meses Sally había sido más una carga que alguien con quien ser feliz y estar agusto. Ella siempre estaba en otro lugar, en muchas ocasiones con otra persona, y puede que me inquietase su reacción, tan extrema, qué diablos podía saber ella del libro, peor, coño, puedo que esto fuese lo mejor.

Volví lentamente hasta mi estudio, dejé el bolso colgado en el respaldo de mi silla de trabajo, sin sacar el libro y decidí relajarme un poco mirando tonterías por internet. Puse una música no demasiado deprimente y me vertí una nueva copa de whisky, claro que esta vez fue una cantidad menor que la de antes, era un sorbo de buenas noches.

Al poco rato me deslice en cama, me masturbe recordando mis mejores momentos con Sally y me dejé llevar a tierras de Morfeo, tratando de recordar su olor y su sabor.

Tras lograr dormirse, David empezó a soñar con sus padres. Era un crío, montado en la partr de atrás, concretamente en el asiento de en medio. Reconocía el coche, era el mismo con el que se siniestraron y perdieron la vida. Recordaba que era el tercer coche que se compraron desde que nació, pero lo que no podía dejar de recordar era una ventana que tenía en el techo, como si de una limusina se tratase.

Pero pronto unos fuertes golpes le sacaron de aquél sueño. Alguien estaba aporreando la puerta mientras gritaba su nombre, lo único que reconoció David era una voz de hombre desconocida. Antes de hacer nada más, miró el móvil, tenía tres mensajes.

Malcolm - 11:38 PM

Me alegra que te gustara la entrevista, solo llamaba para preguntar y bueno... Por si querías que te hiciera un tour y te presentara a gente de la oficina, pero con lo que has tardado en contestar, imagino que estarías centrado. No me dejes en ridículo, capullo.

Malcolm - 8:23 AM

¿PERO QUE DEMONIOS TE HAN PEDIDO TRADUCIR? ¡Ha salido Sally en las noticias diciendo de todo! No sabía que el libro iba de eso, Dios... ¿cómo lo has aceptado?

Banes - 8:45 AM

La policía va a tu casa. Estamos en un buen lío, pero el que peor lo tiene eres tú, compañero.

Los golpes seguían y seguían, pero al menos ahora David sabía que era la policía.

Mientras me despertaba y leía los mensajes de Malcom iba perdiendo cada vez más la credulidad en lo que estaba pasando:

¿Cómo que Sally estaba en las noticias? ¿A cuento de qué?

¿Cómo que la policía estaba en mi cuenta y me dejaban a mi puta suerte? Yo solo era un empleado trabajando con algo que aparentemente nadie era capaz de entender a no ser que se encontrase en algún estado alterado.

La verdad es que no estaba para mierdas y el último comentario de Malcom me había azorado, yo solo era un puto freelance.

Me puse un pantalón de handal y me dispuse a abrir la puerta que estaban aporreando.

- Voy... Por favor... Ya voy.