Partida Rol por web

El lobo se ha revuelto en el suelo, en la pequeña reyerta que ha tenido lugar frente a Takkar, pero a pesar de lanzar varias dentelladas al humano completamente desnudo de ojos abiertos como platos, no ha causado más que un par de arañazos de sus patas y colmillos en la piel. Parece que ahora Takkar y el nuevo extraño pueden acabar con el lobo.

La aparición del otro homínido coge por sorpresa tanto al lobo como al mismo Takkar, ninguno de los dos hubiera pensado que aparecería otro homínido y menos aún que empezaría atacando al lobo lanzando una piedra. Takkar miró al nuevo homínido y le hizo un gesto con la cabeza, inclinándola ligeramente, para agradecerle la ayuda. 

Al tener ayuda Takkar pudo concentrarse mejor y esta vez tuvo suerte y pudo clavar la lanza en el costado del lobo al pillarlo desprevenido por la piedra del otro homínido. Takkar extrae su lanza para poder prepararse para una segunda lanzada y se dirige al homínido:-Kor...Bar...-le dijo el homínido golpeando los dos puños cruzados al decir Kor y extendiendo la mano superior al decir Bar. Esperaba que el homínido le entendiera y actuara después de que Takkar se preparara para su nuevo ataque. 

El lobo se retiró tras la lanzada de Takkar, la pata herida por el porrazo del otro hombre cojeaba notoriamente y apenas a tres pasos cayó, aquejadumbrado. Trató de lanzar otro aullido pero el dolor provocó que un chorro de sangre saliera por el agujero que el grueso venablo de Takkar le había dejado en la piel. 

El hombre aparecido no dudó, y en la oscuridad levantó su piedra y golpeó al lobo en la cabeza haciendo que crujiera su cráneo. Con la cabeza desfigurada y ya totalmente inmóvil era sabido que el lobo estaba muerto. Los dos hombres cayeron de espaldas, exhaustos, nerviosos aún. Un aullido sonó en la oscuridad y fue sabido que debían buscar un lugar donde esconderse.

Los lobos no aparecieron aquella noche - PAJ - Dijo el hombre tocándose con la palma de la mano el pecho. Estaba aparentemente ileso pero vestía unas largas ojeras bajo sus ojos y todas sus costillas se marcaban notoriamente. La piel del lobo debía empezar a ser curtida aquella misma noche para no desperdiciarse y Paj ya había abierto un agujero en el abdomen y arrancado un trozo de tripas para llevárselo a la boca con un ansia animal.

Entre bocado y bocado, Paj intenta contarte su historia colocando un dedo de la mano sobre cada sombra de sus ojos, dejando un par de marcas rojas, sangrientas en forma digital - PAJ IVI

Hace una pausa, casi imperceptible para seguir, recolocando de nuevo mientras masticaba los dedos en los párpados inferiores - Paj..... - No sabe como seguir, menea el cuerpo del lobo negro, buscando la palabra*

El enfrentamiento contra el lobo no duró demasiado, tras la lanzada de Takkar, el lobo se echó hacia atrás cosa que el otro homínido aprovechó y descargó con fuerza la roca sobre la cabeza del lobo. Se escuchó un crujido de hueso y Takkar supo que se había terminado, suspiró de manera relajada y apoyó la lanza en el suelo.

El homínido se llevó la mano al pecho y pronunció una palabra, Paj. Takkar imitó el gesto llevando una mano a su pecho:-Takkar.-y Paj empezó a comerse el lobo por las tripas, intentando contar su historia, Takkar entendió lo que intentaba Paj y se acercó al homínido, que estaba de rodillas frente al lobo y le colocó una mando en el hombro:-Ulv.-mencionó Takkar y sacó el cuchillo para empezar a cortar la piel del lobo, lo hizo con extremo cuidado para poder aprovechar el máximo posible de piel para hacerse una prenda para el frío del bosque. 

Cuando terminó de retirar la piel del lobo, la extendió todo lo que pudo para que se secara. Acto seguido, reunió lo necesario para una pequeña fogata y así poder calentarse un poco ambos homínidos. Cortó un trozo de carne del lobo para comerla como recompensa por su esfuerzo:-Paj.-llamó al homínido y le señaló la fogata para que se acercara a calentarse. 

Paj ayudó a recoger leña, de no haber sido por él, el fuego no hubiera durado toda la noche.

Takkar ya conocía aquellos bosques, pese a provenir de una tribu de montañas y colinas aquel lugar le había acogido al llegar al valle y siguió pasando su tiempo allí. Después de dos semanas había encontrado a Paj. ¿Qué posibilidades habían que otros homínidos pasaran por allí?

Como ya descubriera la semana anterior, aquel bosque era parte de un coto de caza para lobos, anduvo varios días tras ellos, comiendo su carroña y estudiándolos. Admirando su fuerza y su energía, su tribu creía en la naturaleza y al vestir su piel había adquirido su vitalidad.

Paj no se sentía cómodo en aquel bosque, y de forma constante las noches las pasaba rascando arañazos y picaduras de bicho, además de frotando magulladuras y torceduras.

Las palabras que usaba eran muy distintas a las que usaba Takkar, sin duda Paj provenía de un lugar muy diferente. La piel que Takkar había curtido se mantuvo secay flexible, era cómoda de llevar usando la cabeza de lobo como capucha y envolviéndose en ella como un poncho, aunque no le cubría más que la mitad del cuerpo el tener los hombros cubiertos le hacía sentir mucho más recogido del frío y el intempestuoso viento.

El rastro de los lobos provenía de varias leguas al este entre las colinas, donde es posible que aquellos lobos tuvieran mayor perspectiva y mejores opciones de caza. Al sur se encontraba la vasta llanura que Takkar ya viera en alguna ocasión, donde la acacia y los zarzales reinaban sobre el resto de vegetación. Y por último hacia el oeste el bosque se hacía denso y frondoso, donde los rastros de piaras de jabalís siempre se dirigían.

El canto de la abubilla y el picoteo del pájaro carpintero sobre alguna corteza anunciaron aquella mañana nubosa que algo iba a ser distinto. Había descendido la temperatura en los últimos días y el viento había aflojado. Takkar y Paj estaban cansados, la noche anterior no pudieron dormir pero al igual que la noche del lobo habían reunido algo de leña para formar un fuego que les mantuviera calientes en aquel rincón del bosque.

Paj había devorado buena parte de las raciones que llevábais, no parecía saber usar o fabricarse una lanza y si Takkar pensaba en viajar las próximas jornadas, tal vez debiera hacerle una para llevar en espeto la carne de las últimas incursiones tras los lobos, al menos, el escuálido muchacho que debía tener la misma edad que Takkar (quizá demasiado grande y peludo para su edad) había recobrado algo de su color.

Takkar y Paj pasaron la noche en vela, el primero curtiendo la piel del lobo para hacerse una especie de capa con la cabeza del lobo como capucha, aunque tan sólo cubría parte de su cuerpo era suficiente para soportar el frío del bosque. Y el segundo se la pasó comiendo y recuperando su forma y color en el rostro. Takkar entendió, mediante las palabras de Paj lo que había sufrido el homínido y Takkar lo entendía. Ambos se alimentaron durante la mañana y entre bocado y bocado, Takkar fue a buscar un árbol pequeño para crear una lanza para Paj. 

Independientemente si se quedaban allí o iban hacia el valle, Paj necesitaba un arma con la que defenderse. Cuando Takkar volvió al refugio encontró a Paj que había devorado una cantidad considerable de la carne del lobo, Takkar dio un pequeño suspiro, se sentó y empezó a tallar una lanza para Paj. Con el cuchillo alisó la superficie del tronco para que fuera suave pero que las manos no se deslizaran sobre la superficie, no era bueno que tras una lanzada las manos se resbalaran del arma y la perdiera. Talló la punta de la lanza como si lo hubiera hecho con una maquina moderna. cuando hubo terminado se levantó y dio un par de lanzadas para comprobar su resistencia y pasó la punta de la lanza sobre las brasas de la fogata de la noche anterior para quemar la superficie de la madera para aumentar su resistencia. Al terminar Takkar realizó un par de sonidos de aprobación para sí:-Paj.-llamó al homínido y le ofreció la lanza:-Sá....Bar.....Ulv.-añadió a continuación.

Paj no parece entender nada de lo que dices - Ulv - Repite recogiendo la lanza. Se queda largo tiempo observando la punta ennegrecida y pasa los dedos por ella recogiendo el hollín. Para él, poco o ningún sentido parecía tener quemar la madera con la que ibas a cazar. Durante toda la mañana Paj no hizo nada de provecho, tan solo deambuló alrededor de la zona donde Takkar había encendido el pequeño fuego al que había traído un trozo de madera idóneo, al que había sacado la corteza con un trozo de piedra y contra otra había pasado largas horas preparando una punta que luego quemaría.

Paj parecía poco interesado en todo este proceso y solo cuando recogió la lanza de las manos de Takkar pareció tener algún tipo de interés, pero no sabía demostrarlo. Estiraba todos los dedos de la mano derecha hacia adelante y decía - Ainnnnn

El día aún era largo y prometedor. Paj estaba algo inquieto, vuestros estómagos estaban llenos y satisfechos. El cielo siguió volviéndose gris y aunque el viento no empeoró, la temperatura tampoco subió tal como solía hacer siempre cuando el sol estaba supuestamente en lo más alto. Los buitres se habían levantado a mediodía en su patrulla habitual y sus siluetas se recortaban fácilmente visibles contra las nubes, no parecía haber nada que llamara su interés.

Aunque Takkar estaba cansado por no haber dormido, estaba seguro haber aprovechado el día en hacer aquella lanza tan magnífica había merecido la pena. Ahora Paj podía ayudarle si volvían a aparecer los lobos, bastante raro era que solo uno hubiera venido hasta allí, pero tal y como Takkar había previsto, el rastro de aquel lobo en el pequeño estanque indicaba que en algún momento se desviaba del rumbo de su manada.

Takkar debía elegir a continuación, si dormir en aquel bosque que tan bien empezaba a conocer, iniciar un viaje en busca de un lugar más prometedor o salir nuevamente de caza para hacer saber a aquel valle quien sería el nuevo Alfa.

Los problemas de comunicación entre Paj y Takkar se iban solventando y poco a poco se iban entendiendo. Tras entregarle la lanza a Paj, Takkar se estiró un poco para relajar los músculos y empezó a alimentarse dado que había consumido casi todas sus energías al crear la lanza.

Ya cerca del mediodía había terminado de alimentarse y a pesar de estar cansado por no haber dormido durante la noche y el crear la lanza para Paj, Takkar decidió salir a cazar una nueva presa junto a Paj:-Paj....Takkar.-dijo señalando a cada uno y luego unió todos los dedos de la mano derecha picoteando la palma de la mano izq:-Kha.-dijo rotundamente. La necesidad de conseguir alimento y pieles era acuciante si querían prepararse para ir a otro lugar y encontrar más homínidos.

Takkar esperó que Paj entendiera que era lo que quería decir y salió del refugio y empezó a buscar el rastro de los jabalíes que perdió el día anterior. 

Paj no parecía entender ni una palabra de lo que Takkar decía, el muchacho parecía un poco justo y se limitaba a usar la lanza a modo de bastón para seguir a Takkar a través del bosque. Recorrieron cuatro leguas hasta el último rastro que Takkar encontrara la tarde anterior. Takkar estaba cansado, no había apenas descansado aquellos días y eso jugaba a su favor. 

Las nubes, el viento y el descenso de la temperatura confirmaban a Takkar que pronto llovería y entonces, adiós a la caza, por eso había decidido perseguir a la piara mientras tuviera ocasión. Siguieron las huellas de los jabalíes y dieron con varios escondrijos, lugares de comida y rincones de descanso hasta que por fin Takkar encontró los zarzales donde se escondían. Podía oírles escurrirse en aquel bosque de zarzas, sería fácil darles caza.

Taka - Dijo Paj agazapándose y sosteniendo el grueso venablo entre sus manos. Tragó saliva entendiendo por fin qué hacían allí.

¿Ulv? - Parecía querer mirar un poco más pero revelaría vuestra posición demasiado rápido. Takkar sabía qué debía hacer para dar caza a aquellos jabalíes, pero no sería fácil compenetrarse con Paj. Al menos él parecía saber qué había que hacer.

Al fin Paj entendió lo que estaban haciendo en el bosque, a pesar de tener las dificultades que tenían para hacerse entender, en cuanto vieron a los jabalíes Paj quiso lanzarse a por ellos pero él mismo comprendió que aún era pronto y ambos homínidos estaban lejos de las presas y eso les daría tiempo a escapar. 

Takkar le hizo una señal con la cabeza, una negación a su pregunta, luego se llevó un dedo a los labios haciendo entender a Paj para que estuviera en silencio y miró a los jabalíes. Tras la experiencia del día anterior supo que correr tras ellos a solas era una pérdida de tiempo y energía que no podía permitirse en aquél momento. El guerrero le hizo entender a Paj que debía avanzar con todo el sigilo que pudiera hasta estar a alcance de los jabalíes y entonces atacar, o al menos eso creyó Takkar. 

Se movió con el sigilo de un felino a través de los arbustos y las ramas, como si fuera el mismisimo viento que mecía las copas de los árboles, los jabalíes no se percataron de la presencia de Takkar hasta que estuvo encima de ellos y éste ejecutó una lanzada perfecta, atravesando la gruesa piel del porcino animal. 

Takkar hendió su lanza a través del cuello del jabalí. Su piel era dura, mucho más dura que el lobo, suerte de su fuerza y el golpe certero que hizo que la lanza atravesara el cuello. Al retirarla, un reguero de sangre oscura cayó como un vómito a través de uno de los grandes hoyuelos que ahora el animal exhibía en su cuerpo.

Paj esperó a que Takkar lanzara el primer ataque, pero no llegó lo suficientemente rápido para anticiparse al jabalí, que escupiendo sangre lanzó un gruñido agudo, agudo y estertóreo en el que la sangre manó de su boca y alzándose sobre sus patas traseras lanzó un poderoso golpe contra Takkar, no obstante el jabalí estaba completamente cegado y erró su ataque, en aquel momento Paj llegaba a la carga con su lanza que apenas rozó la piel del animal causándole una herida insuficiente para mermar sus capacidades.

Pese a haber lanzado un gran golpe y habiendo dejado gravemente herido al jabalí, éste se revuelve, lanzando coces a diestro y siniestro, y gracias a la herida que tiene no alcanza a Takkar. 

Y A pesar de todo tanto el ataque de Paj como el siguiente de Takkar no hacen el efecto deseado. El ataque del primero erra por mucho debido a que el jabalí se revuelve en sus heridas y Takkar a pesar de alcanzar su objetivo esta vez la gruesa piel del porcino es lo suficientemente dura para hacer que la lanza vibre en las manos de Takkar y no provoque daño alguno. 

Takkar se queja emitiendo un gruñido pero aún habían opciones de terminar con la vida del jabalí gracias a la primera herida producida por Takkar. 

La piara, que se había refugiado entre las zarzas ahora resurge a los gruñidos del jabalí herido. Algunos cerdos, aún amparados en la seguridad de las zarzas más espesas gruñen. Las zarzas se revuelven y finalmente uno de los jabalíes surge de ellas cargando contra Takkar, los hocicos del animal se levantan golpeándole en la barriga y las pezuñas arañan su muslo sin causarle más que unas magulladuras, por contra el cerdo herido contra el que su lanza ha crujido clava sus dientes arrancando un trozo del gemelo del cazador. La sangre de cerdo y hombre se mezclan mientras salpican a Paj y al nuevo cerdo que ha aparecido en escena.

TA-KAR , TA-KAR - Paj no parece asustado, pero sí repite el nombre mientras su vista y concentración siguen en el cerdo herido al que clava su lanza, no obstante sus golpes no tienen la misma fuerza que los de Takkar, a pesar de que arañan la piel del cerdo solo causan heridas leves que no acabarán con esta sangrienta cacería. - UUUUUUUUGHH GRAAAAARRRL

Finalmente aparece otro de los jabalíes de la piara, era inevitable que la manada viniera a auxiliar a su compañero herido y fue directo a por Takkar, hiriendo al homínido levemente en el muslo. Paj parecía muy nerviso al ver a su compañero siendo herido. 

Takkar fue un poco empujado hacia atrás por la embestida del porcino animal e intentó una segunda lanzada aprovechando el impulso que llevaba el animal pero falló el ataque al no tener un buen ángulo de impacto contra el costado del animal 

Un segundo jabalí se lanza desde la piara, interponiéndose entre Takkar y el jabalí herido, su ímpetu por proteger a su congénere no es el suficiente para impedir a Takkar atacar de nuevo y el jabalí herido apenas es capaz de alejarse un par de metros de la zona de combate donde el jabalí más valeroso vuelve a morder las pieles de Takkar lanzándole golpes de pezuña y morro

Un ligero sonido empieza a invadir los alrededores, diminutas gotas de agua empiezan a golpear el techo arbóreo del bosque aunque el agua apenas les llega. Un relámpago centelleante ilumina algún lugar indeterminado, pero no le acompaña el rugido de los cielos. Paj se escurre entre los jabalíes y ataca al jabalí herido, colocándose de forma poco adecuada, entre el jabalí herido y el resto de la piara, lejos de Takkar y los dos jabalíes que ahora le agostan

Aunque Paj apuñala al jabalí con la lanza una y otra vez, y el cerdo gruñe y grita, ninguno de los golpes son suficiente para acabar con la vida del insistente y tenaz animal