Partida Rol por web

Mediodía 12º, Soleado

Hankal intentó hacerle gestos con la mano a la hembra para que le esperase en la cueva, sin embargo no hubo manera de hacerla retroceder. Una vez encuentran la pequeña cueva Hankal parece ubicarse corrigiendo a Shaki, abre los brazos tratando de abarcar toda la cueva- Uba Am.- Agachado olisquea el aire y busca en el suelo posible rastro de pisadas, al no dar con signo de Uba pero si cruzarse con varias presas el macho empieza a seguirlas. Será mejor aprovechar el viaje y quizás tropiecen con Uba acechando alguna de las presas.

Shaki rebusca por las zonas que se han secado algo que comer, revuelve arbustos e introduce la mano temerariamente en madrigueras. Levanta piedras y ocasionalmente llama a Hankal al perderle de vista momentáneamente. La manada tiene la fuerza y juntos pueden sobrevivir, no separados. 

Shaki lleva en su bolsa una buena colección de escorpiones muertos, sus manos estan llenas de picaduras pero nada que parezca de gravedad, parece contenta. Pese a que no para de recoger alimento, tampoco deja de comer, parece bastante hábil y autosuficiente. Y contínuamente enseña sus hallazgos a Hankal antes de guardarlos en la bolsa o comérselos con glotonería.

Hankal se dedica a buscar caza menor, no necesita pieles, solo comida, todo lo hace más fácil. Toma varios jerbos y serpientes de sus culebras. La arcilla húmeda dejaba rastros claros y las zonas más altas tenían más madrigueras, recorrieron varias leguas hasta encontrar una nueva zona de caza donde el agua había dejado un gran socavón barroso, donde había gran visibilidad y las aves de todas partes venían a beber, era extraño que, en un valle con ríos y pantanos hubieran aves grandes que quisieran acercarse hasta aquí. Fue fácil ver el porqué, grandes aves carroñeras con picos como espadas despiezaban cadáveres enterrados en el barro.

Algunas liebres se mantienen en los márgenes de sus madrigueras, temerosas de poder ser cazadas. Demasiado atentas para los torpes pasos de Hankal, más aún para la inexperta Shaki, no obstante tenían comida suficiente y Shaki de hecho iba ya con la barriga bastante llena.

Habían aprovechado muy bien el viaje y se refrescaron una vez más, tomando el sol tan agradable del verano. El sol aún estaba alto, pero tocaba volver y Shaki señaló una dirección, a ojos de Hankal totalmente equivocada, por lo que bajó la mano tímida esperando indicaciones de él. Realmente no importaba si tardaban hasta la mañana siguiente en llegar, estaban juntos, eran una tribu y podrían sobrevivir donde fuese.

Atardecer 12º, Soleado

Tras comer un poco junto a Shaki el macho vocifero varias veces el nombre de Uba a pleno pulmón- La tarde había sido fructífera, llenaron las pequeñas alforja de comida a la par que sus estómagos y partieron de nuevo hacia la cueva. La noche era el momento tranquilo en el que ambos homínidos se conocían algo más, hoy tendrían mucho más de que hablar tras el espectáculo de luces y colores que la extraña piedra de Shaki había ofrecido esta mañana. Algo inquietaba al Hankal sobre esa piedra, aprovechando la visita a las colinas el macho procuró llevarse una bola de barro rojo a la cueva esa noche tenía algo en mente.

Subís la ladera de la montaña, rumbo a la cueva con el sol golpeandoos con agradable candor desde vuestra derecha mientras poco a poco desaparece entre las laderas de la montaña dejando un tapiz naranja alisado y sin nubes. Como una enorme sábana que se cierne. El camino parece mucho más ameno en compañía y la sensación de que aquel era un buen lugar para establecerse era ya una conducta que Hankal transmitiría a todo el que estuviera con él.

Desde que cayera por aquella misma ladera y encontrara tan adecuado lugar había decidido establecerse. Los recursos alrededor no eran gran cosa, pero eran suficientes para sobrevivir, y ¿Acaso no era ese el objetivo? Sobrevivir.

En la entrada de la cueva se encontraba Uba, totalmente fláccida, echada en su rincón de lascas, pálida y casi inconsciente. Apenas era capaz de articular sonido. Parecía demacrada por el hambre y Shaki corrió a darle agua, pero no era lo que necesitaba. Empezó a machacar diversas alimañas a fin de alimentarla, dirigiendo una mirada a Hankal

Atardecer 12º, Soleado

El macho era de mente simple, tenía una buena cueva, comida cercana y una hembra sana para hacer crecer al clan ¿qué más podía pedir?. Se estiró con pereza a medida que volvían a la cueva, el calor del sol era agradable y ambos tenían la barriga llena. Que sorpresa al suya cuando encontraron a Uba en la entrada de la cueva, sin embargo la hembra estaba tan débil que no había podido apartar la piedra que Hankal había colocado para cerrar la entrada.

Se acercó firme dejando la lanza a un lado antes de retirar la piedra, cuando Shaki fue a alimentarla el macho gruñó aunque cabeceo asintiendo a la petición de la hembra. Esperaba que Uba hubiera aprendido la lección, una vez alimentada le haría recoger todos sus propios estropicios si es que quería quedarse en la Tribu.

Una vez en la cueva buscó el trozo de cuarzo y con un piedra intentó hacer una pequeña muesca en la pared de la cueva. Quería colocar allí la piedra mágica para que las primeras luces del alba. Una vez colocada en su sitio empezó a moler huesos, y luego carbón dejándolos junto al barro rojo. Con algo de agua Hankal empezó a dibujar en la pared de la cueva líneas blancas, negras y rojas detrás de la piedra imitando los rayos que salían de esta. Cuando hubo acabado puso su mano contra la pared bajo la hendidura de la piedra se lleno la boca de agua y carbón escupiendo con fuerza para dejar un negativo de su mano en la pared. En el futuro invitaría a Shaki ha hacer lo mismo con el polvo de hueso, y por último a Uba con el barro rojo el menos vistoso de los tres. Había nacido la Tribu de la Piedra del Sol.-Taar Kish Run-dijo orgulloso mientras se interesaba por la salud de Uba.