Partida Rol por web

-Dios es omnipresente y todopoderoso, tiene que ver con todo- responde Patrícia escuetamente y con convicción, cobijándose tras su propio captor.
Obviamente no la va a defender ni nada que se le parezca lo más mínimo, pero su cuerpo se interpone entre ella y el recién llegado impidiendo un ataque directo, al menos por un primer momento.

Remueve las manos frunciendo el ceño e intenta colarla entre sus ataduras dado que son bastante pequeñas y delgadas pero aún así... puf... Quizá haya dejado algún cabo algo suelto, debe conservar la esperanza.

Osorio, que ha asistido a los últimos acontecimientos con cara de estupefacción, miral suelo desde la azotea con cierto recelo. Espero que mi pie no sea un problema, en esta ocasión.

-Espero que haya una MUY buena explicación para mi próxima muerte, amigo Kamal.

No contesto, estoy más concentrado en llegar hasta la damisela y encontrar el portador de la esencia maligna que no puedo dejar de sentir. Tomo algo de respiro y me impulso hacia la otra azotea, corriendo al llegar hacia la pareja que se atisba desde ahí.

El trio se abre paso a través de los tejados, Belasko con gran rapidez trepando como un gato en contraste con Osorio que temeroso va dando pequeños pasos como si temiera resbalar. Poco a poco os acercáis a la cúpula, donde veis mejor a la joven Patricia, la cual parece atada por la muñecas con tela. El hombre vestido de oscuro espera con las manos separadas y enseñando las palmas.

Atrás han quedado Caesario y Joseph, uno parece cojear y tras el primer salto no ha podido moverse de su sitio, y el otro parece aturdido y se apoya contra la pared de una de las torres cercanas.

Os separan un par de pequeños abismos callejeros antes de llegar a su posición. Puede que no sea tan difícil, después de todo es solo uno. ¿No?

El hombre de negro comienza a murmurar, en un susurro que apenas oyes.

-Amisirup airam eva. Odibecnoc odacep nis. Sortoson rop ageur...-

Patrícia mueve enérgicamente las manos y las muñecas con cara de estar esforzándose, apretando los labios para no emitir quejidos dado que lo único que consigue es hacerse algo de daño con la rozadura de la tosca tela.
Finalmente desiste con un suspiro y se queda mirando a Gui extrañada al no comprender lo que dice, pero lo cierto es que ni siquiera le resulta conocido ese idioma, no parece latín...

Mira las figuras que se mueven unas cuántas terrazas más allá y su expresión de torna asustada y preocupada. Puede estar intentando conjurar algún maleficio o algo similar así que... se limita a darle un empujón, para desconcentrarle.

Belasko avanza por los terrados casi como si fuera un medio normal por el que desplazarse, pero cuando ya está tan solo un edificio de distancia, parece que su bravura dejara paso a una entrenada sabiduría y cautela. Su paso se reduce y revisa las opciones. Un hombre oscuro a tal vez una treintena de metros, sus "compañeros" acercándose a la zona más o menos rápidamente y una damisela "indefensa".

-¡Patrícia! ¿¡Estás bien!? -grita el muchacho.

Viendo a la muchacha, salto también hacia el otro tejado.

Osorio mira con extrañeza la figura negra del final de los tejados.

-Oh, genial, un brujo. Y mi tobillo más suelto que la lengua de un borracho. Eh, ¿conocéis ese donaire que empieza: un sarraceno, un judío y un vizcaíno estaban saltando tejados y...? ¿No os reís? ¿No? Pues sé de más de un inquisidor que vendería su alma por vernos ahora...

Otro saltito, Luis.

Los que consiguen llegar al otro tejado, al tocar el suelo lo notan resbaladizo, alguien ha untado una buena cantidad de aceite sobre las tejas. Desde esa posición escuchais que el brujo parece musitar algo en voz baja.

Mientras Kamal desaparece por la hendedura que separa ambos edificios.

Calculas mal el salto debido a la oscuridad y por dedos no consigues asirte al siguiente tejado. Vas cayendo a la calle, intentando desesperadamente asirte a algun sitio.

A veces es difícil suponer dónde comienza una cosa y dónde acaba la otra, pero es posible que primero girara la cabeza para ver a su amigo caer por el hueco de los dos tejados:

-¡¡Kamal!! -gritó, mientras estaba saltando.

Y luego, luego es probable que llegara el momento de la caída en un tejado divertidísimo.

-¡¡No te preocupes, Kamal, que ahora voy!!

Rebotas sobre una gargola y caes sobre el duro suelo de grava. Todo se hace blanco...

Te acercas a su espalda, no parece inmutarse y sigue canturreando su un tanto blasfema invocación y intentas empujarle.

Patricia usa todo el peso de su pequeño cuerpo para lanzarse contra el hombre de negro, al estar la cúpula dónde se alzan los dos levemente inclinada hacia ese lado hace que el cuerpo del brujo resbale lentamente. Gui la Mortandad sigue sin inmutarse y cae tan recto como estaba erguido.

Sin embargo en un instante su ser desaparece y una sombra estalla, miles de pajaros oscuros salen disparados de su ser yéndose en contra de sus objetivos, los hombres que intentan salvar a Patricia.

Belasko repentinamente se ve envuelto en una situación que no le agrada en absoluto. Nada más llegar al nuevo terrado percibe el olor del aceite y alza la vista hacia el brujo, temiendo que invoque una simple llama y nos haga prender como si fuera un inquisidor. No reflexiona sobre su siguiente acción: corre y salta hacia donde estaba Patricia, un lugar que sin duda el brujo no prendería. Sin duda el aceite no simplifica las cosas...