Partida Rol por web

Osorio, que está recomponiéndose aún del dolor que le ha causado el ataque del brujo, compone una esforzada mueca de alegria cuando el cuchillo del vizcaíno le hiere. Cojeando por el dolor, trata de aproximarse un poco más a la chimenea para poder alcanzarle con el cuchillo que antes le ha lanzado sin éxito.

Parece que Belasko ha conseguido acertar al tipo en cuestión, no es que una pelea tan agresiva sea de su agrado pero parece que con ese hombre no hay alternativa, no parece propenso a razonar y dialogar cómo ya ha podido comprobar anteriormente.
Ella se queda dónde está, alejada de la acción, volviendo a entrelazar las manos y sentándose en el suelo del tejado para no desequilibrarse mientras murmulla plegarias y rezos apenas inteligibles de lo rápido que los dice, se nota que está acostumbrada a ello...

El tal Gui ha dejado claro que es un siervo del Oscuro con sus artimañas extrañas, así que tal vez merezca otra intervención Divina y celestial para que se dé cuenta de su error.

La situación es la siguiente. Al salir de la terraza, que ya queda un poco lejos, había el tejado de una primera casa que dejasteis atrás, luego saltasteis al tejado de una segunda casa, que es donde está Osorio y Kamal inconsciente (y algunos restos de aceite diseminados por ahí), también está el hombre de negro, que está ahora sobre una chimenea.
Luego encima de una cúpula donde estaba esperando el hombre de negro antes de que se moviera están Patricia y Belasko.

Belasko se piensa por un momento cargar contra Gui la Mortandad, pero su cuerpo dolorido le recuerda que eso no sería muy buena idea. Recapacitando, busca algo que lanzar, que por probabilidades va a ser otra de las tejas de la zona...

Recolectar tejas no es tan fácil como parecía, la mayoría están sujetas porque es lo que se espera de ellas. Belasko pasa un buen rato buscando tejas y arrancándolas de donde puede. Con lo que pierde el turno, pero acaba con una gran variedad de munición al acabar este.

Un trueno suena en el cielo, el hombre de oscuro mira preocupado el cielo. De repente un rayo cae sobre la chimenea, iluminando la escena, mientras Gui grita al viento.

-NOOOO, ESTO NO ACABARÁ ASÍ!-

De repente todo cesa y sobre el tejado, cerca del cuerpo caido de Kamal, cae un bulto humeante. Delante de la sorpresa de todos los presentes, el bulto se vuelve a levantar y empieza a escucharse una carcajada maniaca.

-Jajajaja... ¡El Diablo cuida de los suyos!- Dice el hombre de negro, algo agotado por sus esfuerzos místicos.

El comediante lanza el cuchillo que se había enredado en sus elaborados y fatuos ropajes al hombre que ha aterrizado cerca de él.

-Por cierto... esto es vuestro.-

Y el cuchillo se clava en la pierna del brujo, haciendo que vuelva a gritar de dolor y a trastabillar sobre el tejado.

Belasko, una vez arrancadas algunas tejas de las inmediaciones, ya extenuado por todo lo pasado en los últimos minutos, apenas si consigue reunir las fuerzas necesarias para lanzar con un mínimo de dignidad las piezas de cerámica. Aún así, tal vez, sirva para distraer al brujo.

-¿Cómo ha podido...?- se limita a decir Patrícia, retrocediendo apenas un paso debido a la conmoción y la sorpresa de que un rayo celestial mandando por el Uno no haya sido capaz de provocarles daños demasiado graves. Sin duda alguna es un ser maligno y hay que detenerle...

Ve cómo Osorio lanza un cuchillo certeramente y Belasko se ha alzado con varias tejas en sus brazos, así que aprovecha para coger una y lanzarla también.

La lluvia de trozos de teja no parece hacer nada al brujo, que se ha agachado haciendose de si mismo en un ovillo, como esperando dejar de perder sangre por ello.

- ...ortseun erdap...- Se le escucha musitar mientras.

El hombre de negro se levanta un poco más repuesto de sus heridas. Fulmina con la mirada a la pareja.

-Tengo que acabar con esto de una vez, ¡No puedo perder más tiempo!-

Y derramando su propia sangre en patrones extraños empieza a musitar con un tono cavernoso.

-Soleic sol ne soid a airolg...-

Os suena la invocación de antes, pero está vez las energías que se arremolinan son más oscuras, la sensación de escalofrío es más intensa y casi se puede ver la furia, la rabia y le odio bullir en oscuras nubes antinaturales alrededor de Gui la Mortandad.

El muchacho vasco se da cuenta instintivamente de lo desesperado de la situación y decide actuar de la forma más contudente que se le ocurre: haciendo una carga contra el condenado hechicero. Sólo la primera palabra de su invocación arcana hace que se le erice el pelo del cogote y que empiece a temer el no poder llegar a tiempo de poder interrumpirle. Belasko es un buen corredor, pero no lo suficiente...