Partida Rol por web

-Perdón, se debe haber escapado del corral.- Dice la chica cogiendo al pollo en cuestión y atrapándolo entre sus brazos.

-Lo que dicen es cierto Peppino, sabía que el Mosen Pau había sido asesinado esta mañana... pero esto de acusar a vuestra familia... ¿¡Se han vuelto locos!?-

Giuseppe del Piero, alias Peppino para sus amigos, cambia el gesto como si despertara de una ensoñación para descubrirse en la cárcel.

-¿Que decís? ¿Por que me acusan a mi? Sabía que mi familia no era bien querida en el pueblo... ¿Pero tan poco para matar al sacerdote y cargarme el muerto? ¡Deben haberse vueltos locos!-

Se frota la cara con ambas manos y continua

- No recuerdo bien... estuve en la posada, os vis a vosotros... ¿Erais vosotros? y luego viene aquí buscando a mi Roser. Como no me dejaron entrar y dormir con ella como pedía me dejaron dormir en el establo...-

Da un respingo como si recordara algo de repente.

-¡Virgen Santísima! ¡Irán antes a mi casa, donde están mis hermanas y mi madre!-

Intenta ponerse de pie apresurada pero torpemente.

Osorio mira al joven con gravedad, clavando en sus ojos una mirada severa pero comprensiva.

-Piensa un momento, muchacho; en nada ayudarás a tu familia yendo al lugar donde te busca esa turba. Si conoces un lugar en el que esconderte de ellos, lo mejor que puedes hacer es irte para allá inmediatamente; deja que nosotros nos ocupemos de intentar salvar a tu familia; probablemente no les hagan nada si no te encuentran a ti con ellos, pero iremos de todos modos para ver si descubrimos quién está detrás de esto. Tú, por tanto, busca un refugio; te encontraremos a través de Roser. -Luis suelta la blusa Peppino y mira sus zapatos, levemente marcados por los picotazos de la gallina.

-¿Ah! Una cosa más... ¿Tienes aunque sea una idea de quién querría perjudicarte? No hay duda de que el responsable de la muerte de Pau ha dejado pistas apuntando hacia ti. Un trozo de ropa con tus iniciales y un hacha que pertenece a tu familia... ¿sabes quién podría haberlos robado, quién tendría interés en acusarte de esto...?

-Ya no queda duda de que se trata de alguna extraña estratagema cuyas piezas aún no están del todo claras...- guardo una distancia prudencial de Osorio y Peppino, el cuál aún está demasiado ebrio para poder pensar y actuar con demasiada claridad.
-¿Conocéis a un hombre de cabellos rojos?- pregunto a Roser y su prometido mirándolos alternativamente.
Es inevitable que ése hombre llamara nuestra atención, así que si pro un casual tuvo algún tipo de encuentro infructuoso con la pareja el asesinato y el montaje en cuestión podrían tener algo más de sentido.

Por lo pronto es lo que se me ocurre y nuestro compañero judío ya ha formulado suficientes preguntas por el momento así que aguardo algunas respuestas de forma inquieta.

Enarco una ceja ante el comentario de Osorio acerca de la afición que muchos cristianos parecen tener a la embriaguez.

Después de todo, el vino es sangre de Cristo para ellos, hay quien se lo toma demasiado a pecho -ladeando la cabeza, lo dejo continuar explicándole el por qué estamos aquí, aunque dudo de que se entere del todo en el estado en el que está, pero parece reaccionar a la situación y asustarse verdaderamente por su familia.

Un momento -digo, pensando en la pregunta de Luis y recordando mi conversación con Alonso de Luna no mucho antes-. ¿Tenéis algún problema, tú o tu familia con Alonso de Luna, ese andaluz? -frunzo el ceño, esperando su respuesta antes de dar más explicaciones que pudieran darle pie a mentir más convincentemente si fuera eso lo que quisiese.

-Me robaron esa camisa hace días, no sabía que se usaría para eso, simplemente pensaba que algun pescador envidioso me la habia quitado del tendedero. Respecto al hacha lo mismo. Nos tachan a los Del Piero de ladrones, pero hacen oidos sordos a nuestras denuncias.- Dice apretando los puños hasta dejar los nudillos blancos. -¿Quien demonios es Alonso?-

-Peppino escuchame, tienen razón, los animos estaban muy caldeados está mañana y no me extrañaría que hubieran ido a peor. Si alguien puede ayudarnos parecen ser estos forasteros.- Dice acercándose mucho a su prometido.

Se gira ante la pregunta de Patricia y dice:
-Pelirrojo... es un color de cabello muy extraño, no conozco ninguno en el pueblo. ¿Seguro que no es un extranjero?... Bueno, como mucho el comerciante navarro que lleva muchos años viviendo en el pueblo, era moreno pero volvió de un viaje con el cabello rojizo... él dijo que fue por un accidente, debido a que se le cayó encima de la cabeza una cesta llena de una especia extraña del lejano oriente que le tiñó el cabello en el proceso...-

Tras el ajusticiamiento público de los tres desgraciados de la familia Del Piero la gente no parece más calmada. Muchos discuten entre ellos por lo sucedido y otros dicen que a buen seguro lo tienen escondido en la casa familiar, con los de su familia, unos pocos se echan atrás disuadidos por el mandamiento "No Mataras"... se escucha murmullos si se ha obrado de una forma excesiva.

Pero una potente voz, con acento propio del reino de Navarra pide venganza por el santo asesinado. El tipo parece un hombre recio picado por la viruela, con el cabello rojo como el fuego ardiente. Parece bien vestido para la media del pueblo, con lo que es posible que tenga cierta posición social.

Las arengas calan en la turba, algunos empiezan a darle la razón y dicen de ir a sacar al tal Peppino a palos de su casa.

La turba, algo adelgazada debido a los que se quedan atrás. Prosigue su camino en búsqueda de venganza.

Osorio dirige su mirada del aún tambaleante Peppino a su prometida.

-¿Se le cayó un poco de especia en la cabeza y eso bastó para cambiarle el color del cabello? Eso es bastante raro... Mi buen Kamal, los vuestros son muy aficcionados a los condimentos, ¿habíais oído alguna vez de especia alguna con un poder semejante?

-Está bien Peppino, ya no debería estar así, dése prisa y vaya a algún lugar donde nadie pueda predecir que se esconderá. Después de su casa probablemente vengan hacia aquí...- suspiro hondamente y mi atención se centra en la interesante exposición de la joven Roser. Al parecer el hombre del cabello rojo sí resulta ser extrañamente sospechoso.

-¿Puede decirnos algo más sobre él? Su nombre, donde vive... ¿han tenido alguna relación con él? Son muchas preguntas de golpe pero necesitamos información para poder deshacer todo este embrollo- me siento algo extraña, en realidad no sé si deberíamos meternos en todo esto... Pero tampoco podemos limitarnos a quedarnos de brazos cruzados ante tal injusticia.

-Bueno, se llama Txetxu Maçueles y vive en una antigua villa que dicen que es del tiempo de los paganos romanos de las afueras. Es uno de los hombres más ricos de por aquí, comercia con todo tipo de mercancias, sobretodo telas y especias y tiene varias rutas, con gente de pueblo contratada, por tierra que llegan a lugares tan lejanos como l'Empurdá al norte, Lleida al oeste y Tortosa al sur. Siempre lo he tenido por un buen cristiano...-

-Puede. Pero no podemos arriesgarnos; a veces las apariencias engañan. Kamal, Patricia, deberíamos ir a echar un ojo a la familia de Peppino y a examinar más de cerca al tal Maçueles, si es que es el pelirrojo que vi entre la muchedumbre. -Osorio abandona el establo, palmeando comprensivamente la espalda del joven-. También creo que nuestro amigo Luna sabe más de lo que creemos, así que no estaría de más que lo interrogaramos. Sea como fuere, deberíamos ponernos en marcha, ¿os parece bien?

No conozco especia alguna que cambie el color del pelo, y mucho menos que lo haga para siempre. Una vez creciese, se vería de nuevo del color con el que nació.

Digo, mirando a la nada con evidente desagrado.

Obviamente que de Luna sabe más de lo que creemos. Me dijo que no descansaría hasta que los italianos pagasen, así que no me extrañaría que tuviera algo que ver con todo este asunto. Vayamos, entonces. No creo que ese Txetxu Maçueles sea un hombre decente.

Comienzo a apresurarme fuera del lugar, alzando mi voz hacia Peppino y su prometida antes de alejarme demasiado.

Aléjense de la gente del pueblo, o la injusticia acabará con ustedes.

Empiezo a rebuscar en mi morral hasta encontrar mi rectángulo áureo, el cual coloco sobre la brújula y lo agarro contra ella.

Asiento a Luis con decisión y tras dedicarle una sonrisa amigable a Roser me giro en redondo para salir del pequeño patio de la casa y alcanzar a Kamal, nuevamente concentrado con su llamativa brújula y otro objeto que no alcanzo a reconocer.
-Cómo dijo Peppino, Roser es muy bonita... Pudiera ser uno de los motivos por los que quieren asesinar al joven...- dejo la idea en el aire puesto que quizá suene un poco absurdo, pero cosas más extrañas y crueles se han cometido por motivos de menor importancia.

-¿Por qué te dijo tal cosa?- pregunto entonces extrañada a nuestro corpulento compañero árabe. Debió de ser cuando se alejaron de nosotros en la iglesia porque no recuerdo tal conversación... Y entonces me percato de que debería estar guardando silencio para dejar que pueda concentrarse en su búsqueda actual.

Alonso por unos instantes se deja remorder por su conciencia al pensar que quizás si fuera cierto que había sido excesiva la manera de llevar el asunto... Entonces la voz del Navarro resuena.

Alguien tan lejos de su hogar, pero su aspecto en absoluto era como el suyo. ¿Qué haría en una población como Badalona? El comercio para alguien así estaría en Barcelona, no allí.

Su pelo era rojo como el fuego, otro rasgo que Alonso había aprendido que solía atraer demasiado la atención. Hijos del demonio solían llamarlos. Quizás hubier algo de verdad en tanta superstición.

Por unos instantes, cerró sus ojos, abriendo su mente a la energía que no se veía, a la energía que sólo el alma inmortal podía sentir. La ira del pueblo lo inundaron, pero luchó por controlar la sensación. En su mente la imagen del Navarro crecía gradualmente hasta poder ver con claridad las marcas de la viruela en su rostro...

Al ver que no hay certeza alguna que me responda, guardo, algo frustrado, mis cosas en el morral y opto por no tentar demasiado al Azote, y menos con las cosas que andan ocurriendo a nuestro alrededor. Comienzo a dirigirme hacia la playa, respondiéndole a Patricia algo fríamente.

Creo que es un Iluminado como nosotros, y se lo insinué. Durante esa conversación me dijo que no abandonaría este pueblo hasta que viera que los italianos son castigados por lo que habían hecho. Y casi apestaba el odio en su mirada y su voz -acelero un poco el paso, temeroso de lo que pueda ocurrir con la familia de Peppino sin que ésta tenga nada que ver en la muerte del Mosen Pau.

Notas un escalofrio similar al que tuvistes anoche, solo que más atenuado, no sabes si viene precisamente del comerciante de origen navarro.

Roser y Peppino os dan cuatro indicaciones de donde está la casa de la familia Del Piero. Están en el extremo norte de la playa arenosa, encima de una pequeña colina cerca de un pequeño acantilado. La encontráis gracias a eso muy fácilmente.

Parece una casa amplia, de unos dos pisos con un tejado destartalado, parece que el viento del mar ha maltratado muchisimo este tejado y los habitantes han desistido repararlo. En su lugar hay redes extendidas y otros aperos que descansan en el tejado sujetos por clavos o ganchos.

El ambiente está en tensión, parece todo en el ojo de una tormenta, a punto de desatarse algo peligroso. El mismo cielo grisea, con nubarrones que amenazan lluvia. Habéis visto a lo lejos a la gente de la turba en la playa y teméis que reanuden su marcha en breve.

Alonso un tanto extrañado por volver a sentir el escalofrío decide que de momento será seguir a la turba y tener un ojo puesto en el Navarro.

Osorio mira con preocupación a la gente en la lejanía.

-Será mejor que nos apresuremos en sacar a esta gente de aquí; quizás sería más conveniente si nos separáramos; quizá vos, Patricia, podáis conducir a las mujeres a un lugar seguro y de paso interrogarlas. Kamal y yo, por nuestra parte, caminaremos al encuentro de la turba. Así ganaremos algo de tiempo para vosotros y aprovecharemos para encontrar al navarro del pelo rojo y a Luna. -El judío se alza sobre los dedos de sus pies, oteando la playa.- Lo haría yo sólo, pero si las cosas se ponen feas es muy posible que el alfanje de Kamal me salve el pescuezo... otra vez...