Partida Rol por web

- Lo siento doctor Eisenstein, peor no soy Dios, y apesar de que me gustaria saberlo todo, no he podido observar lo que usted hacia en la cafeteria mientras yo estaba frente a la sala de empleados observando la escena del crimen, aunque ciertamente una reaccion quimica muy ingeniosa la suya jejejeje - Esperaba que esta pequeña broma pudiera ser un primer contacto mas cercano con el doctor, que se estaba ganando mi confianza.

- Creo que podria prestarme un poco cuando llegue el dia de los inocentes, quiza le diera un buen uso...- continue ligeramente con la broma.

-Por la partícula de Dios, espero que no esté usted proponiendo usar este invento para envenenar gente de manera graciosa, eso sería monstruoso, y debería avergonzarse usted tan solo de proponerlo. No, mi intención no era la de matar gente cuando idee el balón de mantequilla de naranja. Si usted ha estado a punto de ingerirlo ha sido solo por un despiste mío.

La verdad es que los ánimos parecían haberse calmado desde que la gente había ido entrando en la cafetería. Posiblemente el café hubiera tenido bastante que ver en el asunto, aunque fuera tarde para cafés.

- Por favor, doctor ni pretendia insinuar tal cosa, pero desde luego alguien podria llevarse un buen susto si ve inflarse una mancha de mantequilla, que por un descuido habia acabado en su camisa jajaja-

Desde luego ahora el ambiente parecia mas distendido, y sin duda esta era la mejor forma de obtener informacion de cada uno de los presentes; esperaba que el resto no tardara mucho en llegar.

Me levante de nuevo esta vez buscando algo que desayunar qe no incluyera zumo ni mantequilla, finalmente encontre algo de leche y unos cereales y los lleve a la mesa donde estaba sentado junto al doctor.

- ¿Algo en contra de este otro desayuno mi buen doctor?, ¿tiene algun otro de sus ingeniosos productos quimicos alguno de estos alimentos? -

Un flash repentino deslumbró al Doctor "nos falta un tornillo" y al detective "soy un sabuenso de los buenos, buenos". La instantánea no podía ser mejor: estaban los dos a lado y lado de aquella cosa gomosa y de aspecto medio alien como dos niños pequeños fascinados al haberle arrancado las alas a una mosca...

-Dejen de jugar, caballeros. - Dije, sonriendo condescendiente. Pero otra cosa me preocupaba. "El profesor este puede ser un peligro... todas esas cosas raras que va dejando por ahí... no puede ser muy de fiar, no."

El resto de los huéspedes estaban entrando en la cafetería, asi que tomé asiento y esperé. En vista de lo peligroso que podía ser el profesor decidí que mejor esperaba a que comiera él primero, fuera a ser...

- Oh! Per Dío! Caccio!! qué hace tuti mondi en la cafetería. Si todo el mundo sabe que el café en cualquier país anglosajón es una de las peores cosas que le han pasado a la humanidad! aquí lo que tienen bueno... es el whisky! -  Me acerco con un vaso de whisky en una mano y otro en la otra. Me siento junto la Ciccionella.

- Ciao Bambina! El tuo nome es inaliano, verita? de dónde eres hermosa? Un trago? é bene per la resaca y per los malos tragos también. Tranquila, que alguien vendrá enseguida a recogernos. Yo tengo una apretadísima agenda y enseguida me echarán de menos en París, donde tengo un business pendiente.

- Irlandes! qué hace que no sale en busca de la policía. Empieza usted a inquietarme! llame por teléfono, mate a alguien, haga algo por el amor de Dío!

Busco un par de sillas y me siento con las piernas en alto, cuidando de que no se me abra la bata y alguien se escandalice. Y tranquilamente mirando a los demás, voy acabándomel whisky.

- Srta Palmer, querida, sería usted tan amable dejarme ver las fotos de su cámara? Si tiene buenos planos de los fiambres mi piaccere revisare qui e morto. No quisiera manchar questas babuchitas turcas que me regaló una amiga de mi esposa, pisando la sangre de esos bastardos.

Aprovechando la seguridad que la cafetería ofrecía lejos de cadáveres sangrantes y otras preocupaciones inmediatas carlota pudo relajarse mientras observaba los exteriores por la ventana meditando sobre lo que había pasado.
Intento entablar conversación con algunas personas en privado pero tal vez no era el mejor momento para ello así que finalmente se sitúo en la parte central de la cafetería y elevo la voz para hacerse escuchar.

Bueno, ¿Y ahora que vamos a hacer? - aunque intentaba mantenerse fría emocionalmente la preocupación sobre la situacion actual era visible en la joven y bella carlota por un leve tembleque que se hizo más patente aún cuando intento encenderse un cigarro sin éxito por no poder acercar la llama al cigarro.

Cita:

Carlota se digna a girarse hacía el señor italiano y le ofrece una sonrisa forzada ante su amabilidad.
Mis padres son américanos pero el apellido Ciccionella se lo invento mi agente. Decía que tenía más gancho comercial y bueno, el experto era él y no yo. A mi no me gusta demasiado pero ya es tarde para cambiarlo.

Me quedo mirando a Andrea con cara de tonta. No estoy muy segura de si es porqué se ha sentado como si fuera un marqués de la forma más hortera posible, si es por que me ha dirigido la palabra de forma... amable o ha sido por que después de eso ha tenido el tacto que hasta ahora ha demostrado pretendiendo "reconocer" a unas personas a las que no ha dudado en llamar "bastardos". Vuelvo a funcir el ceño. Decididamente, cada vez me cae peor.

-Va a tener usted que disculparme, pero decididamente no veo motivos por los que dejar que se acerque a mi cámara. Le tengo un aprecio muy particular, y no quisiera que le ocurriera ninguna desgracia. Sin mencionar que no veo motivos por los cuales pretende ver si conoce a alguien entre unas personas a las que acaba de llamar bastardos, salvo su propia morbosidad y regocijo...

Me levanto aparentando ir a por algo para comer, solo para camuflar mi intención de sentarme cuanto más lejos de aquel desgraciado mejor. Si podía evitarlo no iba a estar a menos de un metro de su desagradable persona.

Lo cierto es que ya pasaba la hora de comer. Hasta entonces el doctor Frank Eisenstein había tenido el estómago cerrado y era incapaz de comer nada, pero la llegada de la actriz había despertado su apetito extrañamente.

-Señor Andrea, ¿se ha hecho usted alguna operación de cirujia estética? El laser que se usa en esas operaciones ayudé a inventarlo yo, aunque el primer paciente que lo usó lo desfiguró un poco, mas o menos como usted.

- Señor antonioni, su extraño comportamiento me desconcierta, no parece usted afectado en lo mas minimo por lo que aqui ha ocurrido, un seceso realmente terrible por cierto. - dije girandome para dirigirme por primera vez a aquel ricacho que se paseaba como si del dueño del hotel y de todos nosotros se tratara.

- Mi buen señor mio, no se cuanto dinero tendra usted, ni si esa bata vale mas que mi propia casa, pero desde luego esas pobres victimas eran hijas de alguien, quizas padres de alguien, hermanos o hermanas de alguien, y desde luego no han hecho nada para que usted falte de esa forma a su honra y su memoria, de modo que le pediria que guardara un mayor respeto a los muertos - la muerte, fuera de quien fuera, siempre sembraba dolor en alguien, incluso el mas vil asesino era hijo de alguien, y su madre acabaria desolada tras la muerte de este, o quiza padre o hermano, y su familia quedaria hecha trizas pro el acontecimiento; esta es la razon por la que detesto ese desprecio pro aquellas personas que han fallecido ya, pues ya tan siquiera pueden defenderse ellas mismas.

El político asustadizo se abrazó al supervisor de la seguridad.

-Oiga usted, soy la persona prioritaria para mantener con vida. Sin duda esto debe ser un atentado contra mí... si ya sabía yo que aunque las encuestas apenas me dieran posibilidades yo soy muy importante. Y además, mantenga alejado de mí al rapero ese, que ha estado en la cárcel- Bill se acerca a O'Connor para susurrarle- Sabe usted, el negro ha estado en la cárcel, solo la escoria va allí, ¿me entiende usted, verdad?

Ante las decisiones sobre la comida Bill se pierde un poco, ¿qué más da lo que comen?

-Vale, accedo a comer, pero alguien debe probar mi comida antes, soy un posible objetivo para terroristas... Sí, eso debe ser, los terroristas han matado al personal y ahora quieren cepillarse a todo el mundo.

Williams miró alrededor, por si había alguien más sospechoso que el afroamericano... algún moro.

"Si esto es un ataque terrorista deben ser ellos".

Cita:

-Si haber estado en la carcel nos hiciera directamente culpable, varios de nosotros no estaríamos aquí. - Hice una pausa. -Todos son importantes y aré todo lo posible por manteneros con vida, si de una vez se deciden a hacerme caso. Vayan a la cafetería. Con algo de beber podremos hablar de esto mas tranquilamente.

Frank se levantó indignado de su silla al ver a señor Williams. Apartó la silla con gesto triste y serio:

-Señor Williams, me ha herido usted seriamente. Creí que un político con una cabeza de su embergadura no daría de lado a la Ciencia, pero usted ni si quiera se ha animado a saludarme cuando le he estrechado amablemente mi mano. Mucho me temo, que es usted igual que todos los demás, dispuestos a recortar en I+D+i y joder al ciudadano medio. Después querrá que se colonice la Luna y se terraforme Marte. Para eso hace falta dinero, muy señor mío. Y toda esta maniobra de los asesinatos tengo miedo de que sea todo un montaje suyo y de la CIA y el FBI.

- Ma per qué!! Io había sido invitato a una de las mejores festas de la tierra por el mío amigo Mikel. Una festa piena de gente chic, ricos, ambiciosos. Y me encuentro a este atajo de muertos de hambre que se alarman por cuatro gatos muertos. Son ustedes una panda de racistas y clasistas. Me miran como si fuera de otro planeta, cuando están ustedes fuera de lugar.

Me levanto y me dirijo a las cocinas de hotel, busco los frigorificos y me preparo un sandwich. Lástima por las babuchitas, me dirijo hacia los cadáveres y los charcos de sangre.

Voy mirando uno tras otro a ver si encuentro a alguno de los conocidos. El señor Mikel, el mánager idiota encorbatado. Uno por uno voy tratando de darles la vuelta a los que están boca abajo. De uno se desprende la cabeza y rueda un poco hasta mi pie. Le levanto un poco empujando la sien con la punta de mi babuchita de estambul y lo reconozco. El niñato de la corbata. Del señor Mikel ni rastro. Cojo la alcachofa del grifo de uno de los fregaderos y le enchufo un potente chorro de agua a la cara de uno de los muertos. Está completamente ensangrentada y no se le ve ni la nariz. ¡No tiene nariz! Por Dios, se me está hasta quitando el buen humor!!

Vuelvo al comedor después de prepararme otro sandwich de pavo en la cocina.

- No son la mafia chechena. No han sido los sicilianos, ni los napolitanos. De calabria? no, esos tampoco. Canívales? Pschia, puestos a matar a alguien yo mataría gente que comiera mejor que estos sonrosados comeovejas. Además, no parece que les falte ningún bocado grande. Tampoco veo armas de fuego, ni casquillos.

Termino el sandwich y me echo otro whisky para asentar la comida.

- Queridos compañeros de escena de crimen. Están ustedes demasiado alarmados. Quien quiera que hizo eso se habrá marchado ya, y los cadáveres no se levantarán para asustarnos por las noches. De todos modos, si alguna de las Bambinas pasa miedo, podrá acomodarse conmigo en la habitación y yo le daré seguridad. Incluida usted señorita Palmer, no se sienta celosa.- le guiño un ojo a la escocida.

- Se alegrarán de saber que el dueño del hotel no está entre los muertos, y también que el bastardo del mánager si. Sobre todo por el dueño, claro. Lo del otro es una mera inclinación personal.

- Los que saben, o dicen que saben, ¿qué piensan hacer?. ¿A alguno de los dos enanos dentro del disfraz de hojalata no se les ha ocurrido nada?

El japonés casi salta al ver cuando ve al científico, ni siquiera había notado su presencia.

-Arggggggggg! No me dé esos sustos... por cierto, ¿usted es...? ¿debería conocerlo, cuantos Nóveles tengo? Lo siento si no lo sabía, es que a Suecia no me dejan volver, tras un escándalo de...

"Faldas"

-...diferencia de culturas, supongo.

El político miró a la "actriz", y le guiñó un ojo.

- Por cierto, señor estreñido, creo que no ha terminado usted de sacarse el palo de la escoba del culo. Hágalo, y todos seremos más felices, incluido usted. Creáme.

El respeto a los muertos, qué se ha creido este indigente!! como si fuera el único. Venga hermanos, venga padres, venga tal, venga hijos, venga bastardos...

- ¡Basta! per qué!! si nadie tiene respeto por los vivos, a cuento de qué vamos a tenerlo por los muertos! Anda, mojigatos....

-Señor italiano, algunos de los muertos eran personas de mi servicio secreto, estaban camuflados como asistentes para no llamar la atención, pero veo que el asesino o era gilipollas... Mierda.

El asiático muerde su puño, pero sigue hablando con el italiano, aunque ahora en voz baja, para que nadie le oyera.

Observo con estupor como el italiano se levanta (escandalizado por haberme negado a acercarme a él y llamandonos todo lo que él encarna), se mete en la cocina, sale de ella con un sandwich, se va a remover a los muertos y vuelve a la cafetería, con las babuchas ensangretandas y un nuevo sandwicht en la  mano como si en vez de inspeccionar a los muertos hubiera estado mirando los peces de una pecera.

Y aún tiene la desfachatez de hacer insinuaciones lascivas.

Me levanto bruscamente. El nivel de indignación que siento es indescriptible. Nunca, jamás, había estado delante de un ser tan falto de educación, sentimientos ni moral. Y he estado en muchos, muchos siitios.

-¡Es usted un asqueroso canalla sin escrúpulos! ¿Cómo puede ser tan amoral? ¿Cómo puede estar comiendo tan tranquilamente después de... después de... eso!

No me salen las palabras, de hecho no soy capaz siquiera de indignarme por sus insinuaciones. Me resulta tan asqueroso, tan prepotente, tan despreciable que casi puedo imaginarmelo matando a todo el staff del hotel uno a uno, delante de los demás... mientras se come su sanwich.

- Ciertamente no esperaba nada mejor de usted, su reputacion le precede, señor antonini, peor no me importa lo que usted piense al respecto, sigo creyendo que no deberia tratar usted asi a los difuntos, desde luego dudo que le gustara a usted que yo pataleara su cadaver, y por como trata al resto, me temo que mucha gente tendra unas tremendas ganas de hacerlo - estaba empezando a perder mis bueno modales, pero ciertamente este individuo me exhasperaba sobremanera.

- Por otra parte señor williams, trate usted de tranquilizarse de una vez y comportese, ¿no ve a caso que nadie esta tan alterado y sumamente aterrorizado como usted? a todos nos ha impactado el suceso, pero creo que ahora mismo saldria corriendo incluso con que un perro le olfateara la zapatilla. - El señor williams no provocaba la misma reaccion que aquel italiano engreido y rebozado en dinero, sin embargo este otro era egoista y creia que el mismo era el centro de atencion, cuando en realidad nada indicaba que este fuera un ataque contra su persona, ya que si un asesino capaz de matar a todo el servicio del hotel sin que nos enterasemos, incluyendo su servicio secreto como el mismo ha dicho, habrias podido acabar con el esta misma noche.

Pues yo tengo miedo - dice carlota como respuesta al comportamiento del frío andrea quien ha toqueteado a los muertos sin ningún pudor. Pero no estoy segura de estar a salvo junto a usted.