Partida Rol por web

Salisteis de la gran carpa de circo que estaba en el centro de Circusland en dirección a Technoland. Por alguna razón, el mundo futurista se os hacía el más atractivo para empezar aquella búsqueda de llaves que Fizarolli os había comentado.

Al llegar a Technoland, lo primero que os llamó la atención era que no había trabajadores de carne y hueso. La primera vez que habíais pasado por allí buscando una salida, no habiais reparado en ello, pero ahora os resultaba más que evidente. Lo que sí que había eran robots. Robots como esos que se veían en las telecomedias o en los dibujos animados. Había robots en las casetas de comida y de juegos, robots con varios brazos limpiando por todas partes, robots en las entradas de las atracciones... El único sitio en el que no había robots era en la entrada de la atracción central, la Torre del Futuro.

La Torre del Futuro era una construcción alta, de color blanco y aspecto artificial y moderno. No tenía ventanas y en la aprte de arriba había una cúpula que tenía forma como de sombrero de champiñón joven. Y aunque no había nada ni nadie en la puerta de entrada de la atracción, sí que había un gran cartel explicativo de la misma en el que se podía leer:

"¡La Torre del Futuro, la experiencia más tecnológica de Loo Loo Land! Entra y contempla cómo será la vida en el siglo XXII, ¡disfruta recorriendo las salas de maquetas futuristas! Desde edificios en la Luna hasta colonias en Marte, pasando por la exposición interactiva de la casa del futuro. ¡Entra y deja que nuestro anfitrión cibernético, el Hardware Experience for Loo loo Land te guíe por todas y cada una de las salas! ¡Porque la edicación también puede ser increíblemente divertida!"

En base a lo que leíais, parecía ser que la atracción principal de Technoland era más una especie de exposición de ciencias que una atracción tradicional. Y eso del anfitrión cibernético también sonaba intrigante. Al menos parecía más fácil buscar la llave por allí que en una montaña rusa, por ejemplo.

Voy con los demás y me siento aliviado de poder salir de la carpa, y también de que no haya vuelto a cambiar de nuevo todo a nuestro alrededor.

Observo los robots que hay en esta zona intentando determinar las semejanzas y diferencias de los animatrones. Evidentemente no las estéticas, ni lo que hacen. Las que busco son las de su tecnología, antigüedad, y una cosa en la que no había pensado antes. Intentar asegurarme de que su fuente de energía es de baterías eléctricas recargables, lo había dado por supuesto sin ninguna confirmación.

Intento conseguir tiempo explicándoselo a mis compañeros. – Creo que deberíamos intentar recopilar el máximo de información antes de intentar conseguir la llave aquí dentro. – Señalando la Torre del Futuro. – No nos ha dicho que dispongamos de diversas oportunidades.

¡Habían sonreído incluso Ryu! Ya podía darme por satisfecho, ahora ya nada podía salir mal. 

- Estoy de acuerdo contigo Stuart, ¡vamos a investigar! Pero antes... ¡otro chiste de Mike! ¿Qué le dice un usb a otro？¡Necesito mas espacio! - quería hacer chistes conforme a la situación que teníamos por delante, y no era tarea fácil pero lo había conseguido, esperaba no tener que permanecer mucho tiempo en ese sitio o iba a tener que pensar mucho.

Tras soltar el chiste y una carcajada me puse a investigar la zona, esperaba encontrar algo interesante que nos ayudase a encontrar la dichosa llavecita que nos había dicho el gracioso animatronic.

En base a lo que habías observado, los robots parecían animatrónicos normales y corrientes, aunque más modernos que Fizzarolli y sus amigos. Veías que tenían placas atornilladas en la parte posterior, seguramente ahí era donde llevarían las baterías. En principio, en base a ese examen superficial, no encontrabas nada anormal en los robots.

Stuart y Mike propusieron recorrer la zona para buscar información util que pudiera ayudaros a la hora de buscar la llave. Lo que más os llamó la atención eran los diversos carteles en los que se prohibía el consumo o la tenencia de cualquier tipo de líquido acuoso. En los puestos de comida había cosas para beber, por supuesto, pero eran bebidas de gelatina, publicitadas como refrescos de astronautas.

Aparte de eso, lo que más destacaba eran unos altavoces colocados en diversos puntos del área, con un cartel que ponía "información" al lado. En dichos altavoces había un botón en el que ponía "pulse para hablar". Por lo demás, ese area del parque era como cualquier parque futurista normal, salvando el hecho de que Loo Loo Land tenía siempre ese aspecto viejo y descuidado generalizado en todas partes.

Intento descubrir alguna cosa basándome más bien en el sonido de los robots, para confirmar que sean eléctricos, y en su habilidad para moverse para calcular su antigüedad. No podemos saber cómo reaccionarían si intentara acceder a su interior, todo dependería de como estén programados. Y además si pueden reaccionar a lo que sucede, o solamente evitan chocar entre ellos y nosotros.

De pronto se me ocurre una idea plantándome delante de uno de ellos y preguntándole.

– ¿Vosotros seguís las leyes de la robótica postuladas por Isaac Asimov?

Sen no podía sentirse tranquila en ese lugar y sobre todo por el aspecto viejo. Que en otras circunstancias aquello le habría encantado, claro, pero no cuando sabía que estaban jugando con ellos como ganado. Eso le quitaba toda la tranquilidad al asunto. La falta de agua llamó su atención, pero sobre todo los altavoces. ¿Acaso necesitaban realmente tocar cada uno para obtener información importante?

La chica empezó a analizar el lugar ignorando por completo la broma de Mike mientras veía cómo Stuart se iba a hablar con ellos. Ya habían visto al endemoniado muñeco responderles, así que para ella no era descabellado pensar que los otros podrían hacer lo mismo. Arrugó el ceño - ¿Alguno tiene una botella de agua? - dijo en voz baja -. Si es así, escóndanla bien para cuando tengamos que enfrentar a lo que sea que tiene la llave en ese lugar - aún casi susurrando para que solo sus compañeros de viaje pudieran escuchar.

Si prohibían agua era por algo, ¿verdad? Tal vez ese sencillo truco les ayudaría a sobrevivir a lo que fuera que se tuvieran que enfrentar.

Nate se guardó su ficha, preocupado, pero no dijo nada acerca de lo que había visto. En lugar de eso, sacó su cámara y comenzó a sacar fotos, mientras se fijaba en los detalles de los lugares que atravesaban.

—Yo no tengo agua — respondió a Sen en un susurro, aferrando la cámara con ambas manos — Pero si vemos una máquina expendedora, tengo... eh... tengo algunas monedas. Podemos coger una botella.

Salir de la carpa era el primer paso... ¿Primer paso a qué? Considerando la posición en la que estaban, de verdad no eran más que ganado. Tener que verse forzados a jugar aquel estúpido juego por simple gusto... ¿de quién? ¿Fizarolli? ¿Había que pensar en él como un individuo; un muñeco con alma? Eso aún le era difícil de digerir... pero daba igual. Estaba con el grupo, y todos los chicos se mantenían unidos aún. Estaría todo bien mientras se mantuviesen de esa manera.

Al llegar a Technoland, se dedicó a mirar todo con bastante curiosidad, sacando su teléfono móvil y tomando un par de fotos al lugar, así como Nate. Escuchó lo que todos decían mientras tanto, sonriendo al mal chiste de Mike. A pesar de que le hubiese gustado no hacerlo, no pudo evitar sonreír. Pero eso solo fue momentáneo, no debían descuidarse.

Con lo que Sen preguntó, Ryu se enserió un poco. Un par de segundos después, captó lo que su hermana quería decir. Era verdad, en ese lugar no había nada realmente líquido... lo que era sospechoso. Además, claramente lo prohibían. Mientras sentía algo de dolor de cabeza por escuchar aquella cosa tan complicada que Stuart preguntaba a los robots, guardó su teléfono y miró a sus compañeros, para ver qué contestaban a la pregunta de Sen. Al escuchar a Nate, asintió.

—Eso tiene sentido. Si salimos de aquí, puede que consigamos alguna. Aunque... —sintiendo una sensación extraña, miró a los robots—, ¿ellos no dejarán pasar con ella?

Examinasteis de forma bastante concienzuda la zona, siendo conscientes de la total ausencia de bebidas líquidas en las máquinas expendedoras, o de cualquier otro líquido en general. No había ni siquiera fuentes de agua y en los servicios había toallitas húmedas para lavarse las manos. Claro, que eso no os impedía hacer como decía Ryu y moveros a otra área para buscar botellas de agua, refresco u otros líquidos.

En cuanto a los robots que circulaban por ahí, el más cercano a Stuart se le quedó mirando cuando el muchacho le hizo aquella pregunta, pero no le respondió. En su lugar, señaló a uno de los altavoces que había por la zona.

 -Por favor, dirijan todas sus dudas a mí, muchas gracias.

Un voz con cierte deje electrónico salió del altavoz que os quedaba más cerca.

 -Encantado de conocerlos, visitantes. Soy la Unidad de Inteligencia Artificial Hardware Experience for Loo loo Land, su guía en esta sección del parque. Por favor, siéntanse libres de disfrutar de esta área del parque y de explorar a su antojo. Si me lo permiten, una de nuestras atracciones más populares es el pequeño museo dedicado a la historia de la tecnología en general y de la robótica en particular. En cuanto a su pregunta, joven, le diré que todos y cada uno de los empleados de esta sección están fabricados en base a los principios que ha mencionado.

Tu conocimiento de tecnología te permitió averiguar que los robots estaban creados con tecnología existente. No había elementos que no reconocieras en su construcción y aunque su aspecto te recordaba a los robots de los Looney Toons, no veías nada que fuera flagrantemente incoherente con su diseño.

Lo que más llamaba la atención era la ausencia de mecanismos para que pudieran comunicarse, pero puesto que la I.A. de Technoland tenía altavoces por todas partes, podías ver la lógica tras esa elección en el diseño.

Otra cosa que te resultó interesante fue que aunque estaban mejor cuidados que Fizzarolli y sus amigos, muchos robots tenían zonas donde la chapa estaba abollada o rajada, dejando expuestos los cables de debajo. Viendo eso podías entender la prohibición de los líquidos, como se mojaran aquellos robots seguramente se les freirían los circuitos.

Sen ha tenido una buena idea, aunque lamentablemente yo no he traído agua. Les indico los desperfectos en los robots por donde podría afectarles el agua.

Eso hace que me inquiete más aun, ¿cómo puede ser que haga años que no se ven afectados por la lluvia? Si lo hubieran sido es evidente que no funcionarían, a menos que todos puedan ponerse a cubierto.

Una vez obtengo la respuesta a mi pregunta puedo contestar a la de Ryu. – Por lo que me dicho siguen esas leyes. No os confiéis literalmente deben obedecernos, y no pueden dañarnos, pero  también deben protegerse. ¿Las conocéis?

—Si nos tienen que obedecer, podemos preguntarles dónde está la salida — adujo Nate sin demasiada fe: no podía ser tan fácil — O, por lo menos...

Se volvió al altavoz que les hablaba.

—¡Hey!  Eh... "Unidad". Oiga, eh... ¿Podría indicarnos dónde está la llave de Technoland?  Eh... ¿por favor?

Así que una IA, eso se ponía interesante, por suerte, parecía que aquellos robots seguían las leyes que había comentado Stuart, pero que listo era ese chico, a mí me sonaba haberlas leído en un libro algo así como que no podían hacernos daño, aunque lo que había apuntillado mi compañero me escamaba, si tenían que protegerse...

- Me suenan, pero... ¿entonces podrían defenderse haciéndonos daño a nosotros? - pregunté -  Y por cierto hablando de tecnología e Inteligencias Artificiales... ¿Sabíais qué hay ingenieros que ya han desarrollado humanoides capaces de desempeñar todo tipo de labores?, la pregunta es ¿acabarán pensando por sí mismos? Y... si pierden un tornillo... ¿habrá que apretarles las tuercas?*

Cuando la IA habló, Ryu enarcó una ceja. En serio, ¿qué coño pasaba en ese lugar? 

—Ya veo... —Ryu se llevó una mano al mentón, reflexionando aquello que había dicho Stuart. Cuando lo mencionaba de esa forma, sí que recordaba haber escuchado de esas leyes— Creo que vi esas leyes en una película. No terminaba muy bien las cosas para los humanos —y sonrió de lado. Considerando la situación en la que estaban, tratar de mojar a los robots no era más que un experimento arriesgado. Por los momentos, tal vez lo mejor era buscar otra forma.

Aunque la pregunta de Nate a la IA parecía un intento simple, podía ser efectivo. Aunque dudaba que fuese tan fácil... tal vez el robot le hiciese caso. No había que perder la fe. 

Y por otro lado, con respecto al chiste de Mike... esta vez lo obvió por completo, reflexionando sobre la pregunta que había hecho.

—Supongo que sí. Pasarían a vernos como una amenaza, o un peligro para nosotros mismos, ¿no? —y miró a Stuart, esperando que el chico confirmase o desmintiese. Después de todo, él era el entendido en esos temas.

Preferiría no tener que darles los detalles pero sería más peligroso que se confiaran y que alguno sufriera daño.

Les indico que se acerquen, especialmente a Nate. – Escucharme un momento. Prácticamente todo el mundo habla de las tres leyes, olvidando la cero. Además, consideran que los robots deben obedecernos y no pueden hacernos daño. – Negando con la cabeza. – Son algo más complejas. La primera es, Un robot no puede hacer daño a ser humano, o por inacción permitir que un ser humano sufra daño. La segunda, un robot debe cumplir las ordenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley. La tercera, un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

Aguardo un momento antes de añadir. – La cuarta es la cero, y eso implica que está por encima de las otras tres. Antes os recordare en que contesto se definieron. Las creo el científico y escritor de ciencia ficción Isaac Asimov. En esas novelas la humanidad estaba dividida entre los que vivían en un planeta Tierra superpoblado y en las colonias espaciales formadas por cincuenta planetas. Estos últimos tenían robots y un nivel más alto de tecnología. En la tierra gobernaban gente que hacía años habían destruido sus robots y los avances tecnológicos retrocediendo respecto a los otros planetas. La ley cero, un robot no puede dañar a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra daños. Esta la crea un robot Giskard Reventlov, este robot era el ayudante personal de uno de los mayores fabricantes de robots y líder de las Colonias Espaciales. Él personalmente la implanto en todos los robots, cuando se fabricaban los nuevos, o cuando se actualizaban. Obedeciéndola colaboraron con la Tierra ya que era la parte más importante de la humanidad. Ningún ataque en el que participara un robot contra la Tierra tenía éxito.

Mirándolos de uno en uno. – Todo depende de que les hayan programado que es dañarnos. Si les han puesto que ahora estamos bien y si salimos de aquí sufriremos porque estaremos tristes harán todo lo posible para que no lo hagamos. Y con la cero pueden haber incluido que si contamos fuera lo que sucede aquí los destruirían y los demás humanos no podrían divertirse aquí.

La voz volvió a salir por el altavoz, con tono amable y solícito.

 -Oh, por supuesto. La llave que buscan está en el interior de la Torre del Futuro. Por desgracia no puedo decirles una planta fija en la que buscar, ya que cambia de sitio periódicamente. Pero sí puedo decirles que sigue un ciclo fijo. Primero está en el cuarto de baño de la primera planta, después en el modelo de casa del futuro de la cuarta planta, después en el museo de la séptima planta, luego en el restaurante de la última planta y por último en el almacén del sótano. Después de eso, el ciclo vuelve a empezar.

En lo que respectaba a la aplicación de las leyes de la robótica de las que hablaba Stuart, la voz robótica se tomó la libertad de añadir algo.

 -No se preocupe, puedo asegurarle de que todos los empleados de Technoland están programados para atender a los visitantes de manera óptima. Las historias de máquinas asesinas por un bucle en la lógica son más para las películas de Terrorland.

Saber que ninguno tenía agua, hizo que la chica suspirara profundamente. ¿Tendrían que salir? Stuart hizo lo suyo y Sen esperó su respuesta para saber qué hacer. Sin embargo, a ella aquello sin una explicación le decía poco o nada. La robótica no era su área. La leve explicación de Stuart hizo que asintiera. ¿Obedecerles? La intervención de Nate le hizo preguntarse si realmente sería tan sencillo como sonaba. ¿Lo sería? Bueno, la broma de Mike no tardó en llegar, lo cual hizo que Sen girara el rostro un tanto fastidiada. El chico parecía no comprender la situación del asunto. Eso lo tenía escrito en toda la cara.

El término IA sí que lo conocía, pero sobre todo de las películas donde los robots se revelaban. Pensó en Matrix. Esa era un buen ejemplo de la ley cero que planteaba Stuart. Cuando la máquina parecía querer darles un parte de tranquilidad, la chica no sabía si darle una patada o decirle que les trajeran agua. Se guardó sus comentarios, pero sí que trató de memorizar los lugares en los que podría estar.

- Genial… Tendremos que recorrer diferentes plantas para dar con la maldita llave – suspiró -. ¿Qué sugieres, Stuart? Aquí tú eres el experto -.