Partida Rol por web

El campamento militar estaba siempre listo para cualquier ataque a gran escala. De hecho se encargaban de entretener a los aliens, les servían de carnaza para que tú pudieras entrar al corazón de la invasión y acabar con ella desde dentro. Muchas veces habían ofrecido a tu grupo formar parte de los militares, que hoy en día eran en mayoría mujeres, debido a que el hombre se encontraba en peligro de extinción. Habíais declinado esa oferta, ya que no estaban a la altura... eran unos mataos comparado con vosotros. 

También eran asaltados frecuentemente por unos activitas-milicianos llamados "AAHHT" Aliens and humans together. Querían llegar a la paz con los aliens intentando comunicarse con ellos y llegar a un tratado de paz, pero eso era imposible y tú lo sabías. 

En la puerta en seguida te reconocen. A través de la radio que hay junto a la puerta a modo de porterillo una soldado que está en la torre de vigilancia de la puerta te pregunta.- Vaya, vaya, Marcus, me alegro de que quieras unirte a nuestras filas...- dice esperando una respuesta de él.

Me gustaban las armas grandes, los tanques y las tías de uniforme. Joder, no había nada más sexy que ver un montón de soldaditas tetudas sudar y sudar, ni nada tan cachondo como dejar gimiendo como una cerda viciosa a la rígida instructora de turno. Pero lo que no me gustaban era tanta tontería con normas, rangos, tácticas ni mierdas de esas. Lo importante era ir a por lo que quieres, pegar todos los tiros que quieras, repartir hostias a mansalva, y volver a casa con un generoso botín de tías guapas. ¿Por qué siempre tienen que complicarlo con política?

Dejando eso aparte, nadie iba a tocarme a las de uniforme en mi guardia, mucho menos sin decirles cuatro cosas a esos aliens. Aunque ya puestos no vendría mal que yo mismo, o quizás el grupo, les hiciéramos también una visita a esos peleles de la "AAHHT". Fijo que si tengo una charla con las activistas más radicales, con la porra bien visible, cambiarían a nuestro bando en un santiamén. Lo tendré en cuenta.

Pero ya habría tiempo para cada cosa, y ahora me esperaba todo un campamento lleno de chicas que no habían tenido a un verdadero macho en mucho tiempo. Menudo tormento, las pobres.

"No es a las filas a lo que querría unirme contigo, nena...", le respondo tan duro y pervertido, como siempre, a la que me habla por el portero. "Abre la puerta y podremos concretar cuántas filas podrías enseñarme...".

La chica con el discurso de mierda que estaba dando Marcus se sintió de todo menos atraída, así que por la radio dijo.- Lo siento, no podemos dejar pasar a nadie que no vaya a formar parte de nuestras filas, las normas son estrictas.- dijo.

Me encantaban las chicas de uniforme pero no tenía tiempo ni paciencia para estos jueguecitos de 'Pues no te ajunto, así que no te dejo entrar', por lo que, ni corto ni perezoso, le di una soberana patada a la puerta.

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La primera patada era para tantear el terreno por lo que la siguiente, tras dar un par de pasos atrás, fue la buena. Estaba visto que con palabras no funcionaba el mundo, y eso me encantaba.

Marcus abre la puerta de seguridad con una jodida patada y ésta sale volando unos metros. La chica de la torre de vigía pone la alarma y baja corriendo con una ametralladora.- ¿Qué cojones haces?.- dice mirando el cuerpo de éste, que no le sorprende para nada, aunque la demostración de fuerza debe haberle mojado las bragas.

Unas cuantas chicas se unen apuntando a Marcus. Están cada cual más buena, pero tu te fijas en la que está más cerca, que es la vigilante.

Como el puto amo, Marcus había llegado. Así es como dejé bien claro las cosas. ¿Una puerta impidiéndome la entrada? ¡Ja! Y da gracias que no usé la porra para tirarla abajo. Al menos me dio un aire muy cool entrar a paso lento tras la polvareda.

La alarma no tarda en sonar, con el consecuente pelotón dispuesto a recibirme. Por si mentalmente no me hubiera puesto suficientemente cachondo, ver las medidas de todas las presentes, en especial la vigilante, hace que casi me reviente la armadura ahí abajo... y eso que la había encargado XXXL.

Ignorando un momento a las demás chicas, apoyando el mastodonte que me había traído como arma al hombro como si no pesase nada, me acerqué hasta la vigilante que, para ponerme más a tono, venía con una ametralladora pesada. Ni corto ni perezoso, la agarré por la cintura y el culo con la manaza libre, apretándola para mí con lo que, oh sí, notase lo compactado que estaba.

Mi gesto serio, mirada dominante, y un gruñido dejaban bien claro cómo estaba y lo mucho que quería dejarla hondeando cual bandera.

Alguien conocido te interrumpe mientras rozas tus partes con la vigía y las otras contemplan maravilladas.- Ejem ejem.- La conocías bien... aunque no fuera de tirártela

Era la general del pelotón.- Vaya, vaya, así que has venido a violar a mis chicas... ¡FIRMES!.- dijo con una voz aterradora, y todas las chicas se pusieron rectas, inclusive la que estabas manoseando, que te apartó de un empujón y se puso firme.- ¿Ya te has aburrido de las colegialas Marcus? ¿Vuelves al ejército? o... ¿querías algo en especial? Esta vez no tendré tanta paciencia contigo, estamos hasta arriba de mierda y tenemos dos amenazas muy muy gordas.- dijo frunciendo el ceño.

Ya estaba prácticamente dejándole a las reclutas que aquí iba a haber macho para rato cuando a la jefa apareció, chafándolo todo. No pocos piques había tenido con ella en el pasado y claro, como nunca había ido a por ella sino siempre a por sus reclutas, sus secretarias, suboficiales.... bueno, a por todas menos ella, me tenía entre ceja y ceja.

"¿Dos amenazas muy gordas? Ayer ya tuve una de esas 'amenazas' y acabó con dos boquetes en el pecho", le respondo, no sin antes echar una buena mirada a la vigilante y a las reclutas. ¿Se habrían mojado los pantalones del gusto? "Estoy aquí para matar aliens y tengo dos grandes razones para que se esos putos mamones se lo piensen dos veces antes de tocar a las chicas duras...".

- Entonces diles a nuestras queridísmas amigas las activictas del AAHHT que no vengan a tocarnos los ovarios.- dice muy cabreada la gorda de la jefa.- Si las sacas del mapa y acabas con la organización dejaré que hagas lo que quieras con esta- dice señalando a la tipa con la que te estabas rozando. La tipa de la torre de vigilancia lanza una sonrisa de odio a la gorda.

¿Acabar con una organización pro-alien y pillar cacho con la vigilante? No es un mal plan. Jodía a los alien y jodía a una maciza, pero aun así se podía mejorar el pago.

"Si me libro de esas chifladas vas a necesitar más que una mujer como ella", respondo con una mueca que podría ser una sonrisa. "Y que coño, cualquiera podrá venir a trabajar... conmigo. Por armas grandes no será", añado socarrón.

"Pero eso es un follón. ¿Dónde está el otro?".

- No pensaba que necesitaras compañía, después de haber tirado mi puerta de seguridad de una patada...- No parecía muy confiada de que necesitaras realmente compañía.

Un dolor de huevos era lo que me estaba causando la 'jefa' esta. ¿Por qué no podía ser más amable, y estar tan buena, como la del barco? Me estaba hinchando las pelotas con tanta negación, ¿es que a los militares no les entraba en la cabeza que conmigo no se discutía?, y eso sin contar las ganas que tenía de darles fuego a media base.

Dando un par de pasos hasta la coronel, con la cara de un animal salvaje al que le quieren arrebatar la comida, me planté frente a ella. A ver si tenía los ovarios de decirme que no a algo más.

La general se queda a pocos centímetros y le sostiene la mirada también sin titubeos.- Llama a tus amiguitos, para eso los tienes... te aviso que solo no podrás, están muy bien armados. Gracias por tu visita, Marcus.- dice haciendo una seña para que te retires. Las chicas vuelven a apuntarte con las armas y te indican con gestos que salgas. Sabes que estando la capitana delante no se iban a andar con tonterías, pues le temían.