Partida Rol por web

Richard hace un cambio de sentido con el vehículo y conduce suavemente hasta la entrada principal de las oficinas, que da lugar a un amplio aparcamiento. En el aparcamiento está prácticamente vacío, a excepción de unos pocos vehículos de algunos trabajadores.

Permanecéis unos momentos en el interior del vehículo frente a la puerta principal (no la puerta de servicio, que es donde estaba el técnico descargando cajas). Sólo se escucha la lluvia y el sonido rítmico de los limpiaparabrisas electromagnéticos y los faros encendidos.

Finalmente, un vigilante ataviado con un impermeable con reflectantes se acerca con una linterna. Hace unas señales con la mano hacia una de las ventanas del edificio más cercano y parece avisar de vuestra presencia por un intercomunicador. Luego abre brevemente la puerta y se acerca a vuestro vehículo de alquiler mirando a los lado. Os alumbra con su linterna, cegándoos por un instante, mientras lleva la otra mano preparada sobre la culata de una pistola. Luego baja la linterna y se acerca a la puerta de Richard. El usariadno baja un poco la ventanilla y el vigilante husmea desde fuera, suspicaz:

— He puesto sobre aviso a mis compañeros en el interior, y están en comunicación directa con las fuerzas de seguridad. — dice a modo de advertencia — ¿Qué quieren?

- Somos agentes de O - 12, y estamos en una misión oficial - respondió Brunn, en tono cortante, desde su asiento en la parte de atrás del coche, mientras proyectaba un holograma de sus credenciales justo delante de los ojos del guarda de seguridad - Así que ahórrate tus amenazas baratas, abre la valla, y deja de hacernos perder el tiempo. Cada segundo es crucial -

El guardia de seguridad os mira con desconfianza hasta que ve las credenciales holográficas que muestra Brunn. Entonces le cambia la cara y acciona un pequeño mando que porta colgado de un bolsillo. La puerta automática empieza a abrirse lentamente.

— ¿Qué...? ¿O-12? Yo... Lo siento. Pasen, pasen por favor. — os dice bastante apurado.

Richard sonríe por lo bajo mientras cruzáis la puerta del recinto. Richard da media vuelta con el vehículo de forma que queda orientado hacia la puerta y lo detiene.

El guardia entra después cerrando la puerta, y hace señas al edificio principal. A través de dos ventanas que flanquean la entrada al edificio principal veis a otros dos guardias asomados con expresión extrañada. Como sospechabais en las esquinas del recinto hay cuatro cámaras de seguridad que registran todos vuestros movimientos. Dentro del recinto, además, hay algunos árboles.

Os apeáis del vehículo un segundo antes de que el guardia llegue a vosotros.

Richard no sale del coche. Os mira y dice en voz baja:

— Me quedaré aquí con el motor en marcha, nunca se sabe. Estamos en comunicación directa. Si hay problemas, os estaré escuchando. — dice escuetamente mirando a través de las ventanillas mientras os bajáis y sois asaltados por el guardia de seguridad.

El guardia se acerca a vosotros al trote mientras salís del coche de alquiler. Está bastante nervioso:

— ¿Qué ocurre? ¿En qué puedo ayudarles? Avisaré al administrador. Casualmente está aquí el señor Do Santos. Debe andar por las instalaciones del sótano... Había dado orden de no ser molestado bajo ningún concepto, pero no creo que pensara en que esta noche se personarían agentes de O-12... — risita nerviosa.

Os guía hasta el edificio principal y os invita a entrar y cobijaros de la lluvia. Pasáis a la recepción de las oficinas bajo la sorprendida mirada de los otros dos guardias. La recepción está decorada en blanco y acero, con unas elegantes plantas colgantes. En el centro de la sala hay un mueble de recepción, a estas horas de la noche desocupado, y varios sillones de piel sintética. En las paredes de la sala hay varias puertas cerradas.

El guardia de seguridad empieza a alejarse hacia una de las puertas.

— No se preocupen, esperen aquí y traeré en seguida al señor Do Santos...

Oni se dirije a su compañera, ¿podrias interrogar a los guardias de alla cariño? gracias, indicandole con un gesto a los guardias esperando que entienda que el plan es distraerlos mientras Brunn procede a encargarse de poner un ojo dentro del sistema de seguridad, antes de que se valla caballero, el academico se para entre la puerta y el oficial, quisiera hacerle algunas preguntas, nombre completo, lugar de residencia, ¿cuando empezo a trabajar aqui?... y prosigo con una serie larga de preguntas (si el oficial pregunta por que tantas preguntas le contesto que me gusta hacer las investigaciones a fondo para no dejar cabos sueltos)

Glory miró a Oni con cara de sorpresa.

“Seguro, dulzura.”

Le hizo un gesto para que se alejaran unos pasos y pudieran hablar en privado.

“¿Qué planeas hacer? Porque no pienso dejar que este tío ponga sobre aviso a ese tal Dos Santos. Eso les dará tiempo a ocultar toda la evidencia.”

El guardia de seguridad, al que Oni ha bombardeado a preguntas antes de tomarse un momento para hablar en voz baja con Glory cuando ésta le llama, se ve desconcertado, aún con una mano en el pomo de la puerta. Los otros dos guardias que están tras unos mostradores que flanquean la puerta se ven igualmente extrañados.

Oni le susurra a su compañera manteniedo su cara tranquila, vamos Glory, mientras lo mantengo ocupado aquí con preguntas no puede ir a ningún lado, además ya envió una señal con su linterna, es mejor tratar de conseguir cualquier ventaja que podamos tener antes de seguir, al menos es lo que yo creo, además podemos seguirlo al terminar el interrogatorio, Oni espera la respuesta de su compañera antes de regresar a distraer al guardia.

Glory asiente.

“Está bien, espero que sepas lo que estás haciendo.”

Se dio la vuelta y encaró a los guardias.

“Vosotros, conmigo. Hay una amenaza terrorista en las instalaciones y todos son sospechosos. Quiero ver en todo momento donde tenéis las manos. No me importa que seáis los jodidos seguratas. Quiero saber hasta el color del calzoncillo que lleváis puesto.”

Los dos guardias de seguridad al principio se miran acobardados ante la convicción de la señorita Prince, aunque uno de ellos parece envalentonarse y pregunta si acaso disponen de una orden de registro, metiendo los pulgares en el cinturón y levantando la barbilla en actitud chulesca. Sin embargo, el escaso valor que había conseguido reunir se evapora cuando Glory muestra en sus narices la orden de detención firmada por el mismísimo Servicio Imperial. Ni siquiera es capaz de leerla entera. Agacha la cabeza dócil como un corderito. Ambos obedecen literalmente a la agente y ponen las manos sobre el escritorio, esperando ser lo menos sospechosos posible, no sea que los agentes del O-12 decidan llevarlos ante la justicia Yu Jinnense.

— ¿¡Terroristas, aquí!? Joder... ¡Nosotros no tenemos nada que ver, lo juro! — dice visiblemente nervioso. Parecen bastante dispuestos a colaborar.

Brunn no pudo evitar sonreír al ver como el guarda de seguridad era intimidado por Glory.

- No sabes con quién te estás metiendo, muchacho - pensó, al mismo tiempo que, distraídamente, metía su mano izquierda en el bolsillo exterior de su chaqueta. Bolsillo en el que, mientras se encontraban en el vehículo, había guardado uno de los pequeños repetidores de posición.

- Sí, señor, dígame... - dijo, en voz lo suficientemente alta como para ser escuchado por todos, fingiendo recibir una llamada, mientras se encaminaba hacia los sillones de piel sintética que había en la recepción - Lo entiendo... - el hacker se sentó y se recostó hacia atrás - No se preocupe, se lo haré saber al resto del equipo... - el Bakunin deslizó el brazo izquierdo por lateral del asiento, colocando el repetidor lo más escondido posible.

- ¡Chicos, el jefe quiere que nos movamos - dijo, levantándose, tras haber finalizado su cometido - así que, señor de seguridad - Brunn se dirigió al guardia al que Oni estaba friendo a preguntas - llevenos al lugar donde se encuentran los trabajadores de Wan Mei. Necesitamos echar un vistazo a lo que quiera que sea lo que están haciendo. -

Con el pequeño repetidor activo y debidamente escondido, el nómada ordena al guardia de seguridad del impermeable llevarlos ante los técnicos. El tipo asiente:

— ¿Los técnicos? ¿Son ellos los terroristas? Deben ser japoneses... Malditos secesionistas... Joder... Perdón. Sí, están abajo. Síganme... — el empleado de seguridad abre la puerta y os permite el paso. Cuando los tres habéis pasado le dice muy serio a sus compañeros, aliviados ahora que ha terminado el interrogatorio, que estén preparados para cualquier cosa.

La luz se enciende cuando el sensor detecta vuestra presencia. Es una sala de reuniones para los ejecutivos. Hay una mesa redonda en el centro de la sala con sillas alrededor, y una máquina de bebidas en un lateral. Cruzáis la sala en dirección a otra puerta que hay en el otro extremo. Una cámara de seguridad os sigue silenciosa durante vuestro recorrido. A través de una de las ventanas que dan al patio interior iluminado veis que en el centro hay una compuerta de gran tamaño, probablemente da acceso a un helipuerto subterráneo.

Cuando llegáis a la puerta, el empleado extrae de un bolsillo una tarjeta de acceso y la pasa por delante del pomo de la puerta, la cual se abre con un pitido. La puerta da paso a un pasillo estrecho con una puerta blanca al fondo. Tras pasar de nuevo la tarjeta la puerta se abre, dando lugar a unas escaleras que descienden.

Bajáis las escaleras y, tras franquear una última puerta, llegáis a unas amplias instalaciones subterráneas iluminadas con lámparas portátiles, típicas de la construcción. La estancia tiene forma de anillo, el centro correspondiendo al helipuerto subterráneo, aunque no veis ninguna puerta que de acceso directo. A juzgar por el tamaño estimáis que el anillo puede tener una extensión equivalente a los tres edificios de la sede.

No obstante, el anillo no se cierra por completo; hay una pared al norte de vuestra posición con lo que parece una puerta de alta seguridad cerrada.

Las paredes exteriores del anillo subterráneo son una hilera discontinua computadoras y servidores, y que obviamente está todavía en construcción. Por todas partes hay repartidas cajas metálicas como las que visteis al empleado cargando, llenas de equipos. También hay algunos bancos de herramientas portátiles y barreras amarillas de seguridad para prevenir accidentes en puntos potencialmente peligrosos.

A media distancia entre vosotros y la puerta de seguridad del fondo veis a tres técnicos trabajando concentrados conectando más ordenadores. Llevan monos con el logo de la Wan Mei en la espalda y cascos amarillos de seguridad. No parecen haberos escuchado, o si lo han hecho están tan atareados que no prestan atención.

Al pie de las escaleras el empleado de seguridad se detiene y os mira sin saber bien qué hacer. Es evidente que nunca ha tenido que lidiar con una situación que involucre terroristas, aunque él no sabe que no es el caso.

Brunn se detuvo al pie de las escaleras, y observó a los tres trabajadores de Wan Mei. Le preocupaban las posibles repercusiones que esta farsa pudiese tener en sus vidas, teniendo que convencerse, mentalmente, de que si lo estaban haciendo así era porque había en juego algo realmente importante.

- Glory, ¿qué te parece si acompañas al guarda de seguridad, y entre los dos habláis con los operarios, mientras Oni y yo echamos un vistazo a toda esa amalgama de computadoras, servidores, y cajas? - el hacker guardó silencio durante unos instantes - ¡Madre mía, si que tienen montada una buena aquí abajo! - continuó, dirigiéndose al segurata - ¿Para qué necesitan tanto cachivache? - preguntó, mientras se rascaba la cabeza de forma distraída.

Glory asintió y proyectó una imagen holográfica de los tres falsos operarios.

“Necesito ubicar a estos tres trabajadores de Wan Mei. Están siendo buscadas por posibles actividades terroristas. Vamos a verlos ahora mismo y saber qué estaban haciendo. Necesito un detalle de por qué y para qué se los llamó y a qué lugares del edificio tuvieron acceso.”

Después de asentir ligeramente a Brunn y dejar que Glory procediera Oni se acerco a las cajas, esto no me gusta nada, veo mucha actividad de estos individuos en la zona... quien sabe si habrán puesto alguna bomba o arma química, incluso podría ser informática... habrá que revisar cuidadosamente las áreas donde han estado, sera mejor desalojar el lugar por seguridad civil.

El empleado de seguridad observa ceñudo los rostros holográficos sonrientes que enseña Glory.

— Sí, no hay duda. Son esos tres de allí. — dice en voz baja en el umbral de la puerta, señalando con la barbilla. Mientras tanto, uno de los operarios activa una atornilladora industrial cuyo ruido resuena por todo el subsuelo con eco. — Por lo que se sólo han tenido acceso aquí abajo, afortunadamente. Se les contrató para ampliar la cantidad de servidores. Cosas de la empresa, más negocios, supongo... se les habrán quedado cortos los que habían. — dice encogiéndose de hombros. Es evidente que no sabe mucho más.

El segurata se queda pálido cuando escucha a Oni hablar sobre explosivos, bombas químicas y desalojar el personal civil. Se pasa una mano por la frente. De pronto está sudando mucho. Se abre el impermeable con reflectantes que lleva.

Glory entonces se dirige con paso firme hacia los empleados. El guardia duda, pero pronto reacciona y le sigue el paso tratando de recomponerse.

— ¿Y... y si van armados? — susurra a Glory, llevando la mano a la culata de la pistola que lleva al cinto mientras se acercan a los tres operarios inocentes, quienes siguen trabajando sin prestaros mucha atención.

Brunn y Oni echan un vistazo a las cajas metálicas cercanas, comprobando que están llenas de herramientas, equipos informáticos, computadores y servidores esperando a ser instalados en las paredes del subsuelo. Ciertamente es una cantidad enorme para la sede de una corporación, incluso una como MagnaObra. Coincidís en que no es algo muy normal.

En las paredes, hay una buena cantidad de computadores activos a juzgar por la cantidad de leds que parpadean entre las cubiertas de metal que cierran los equipos y las pequeñas pantallas de algunas terminales salpicadas. Algunos equipos están cerrados con puertas correderas de cristal, mientras que otros están abiertos, permitiendo un rápido acceso. Sin embargo, sois conscientes de que no tenéis ningún tipo de autentificación. Pero, ¿desde cuándo es eso un problema?

Al ver al oficial acercarse tan nervioso, Oni no puede evitar preocuparse, espero que Glory pueda mantener tranquilo al guardia, no quisiera que esto se saliera de control, si el guardia se puso asi no imagino como se pondran los pobres trabajadores, seguro que en sus vidas no han pasado por algo asi, tras reflexionar en lo que estaba apunto de ocurrir Oni empieza a revizar el equipo para disimular un poco, luego saca su dispositivo para empezar su intento de Hackeo, mientras lo hace se desplaza entre las maquinas moviendo lentamente el dispositivo, como si estuviera usandolo para escanear toda la instalacion.

“No se preocupe.” Tranquiliza Glory al Guardia. “Tengo todo bajo control.”

Se acerca a los trabajadores y les muestra su identificación.

“Caballeros, soy la oficial Glory Prince de o-12. Deben dejar de hacer lo que están haciendo en este momento. Quiero sus manos a la vista y que os acerquéis a mi lentamente. ¿Entendido?”