Partida Rol por web

Ya no hacía falta seguir con engaños y artimañas, habían puesto todas las cartas sobre la mesa y ahora sólo les quedaba esperar que la jugada fuera favorable para ellos. Haciendo caso de la seña de Jorunn, Hild se situó en medio de sus compañeros. De todos ellos era la más desprotegida ya que, de armas, sólo llevaba el cuchillo. Si por lo menos tuviera su arco a mano...

El discurso, tanto de la hija del jarl como de Klemet, encerraba sabias palabras, otra cosa muy distinta era que Hrapp las tomara en consideración. Lo que se le estaba ofreciendo no era nada descabellado, pero el orgullo y las dulces palabras que el thrul tras él pudiera decirle, podrían hacerle tomar la decisión menos satisfactoria para nosotros y, en ese caso, no quedaría más remedio que fueran las armas las que hablaran.

En esos momentos de tensión, sólo se podía esperar.

El hombre se quedó unos instante es silencio, pensativo. Ya no sonreia si no que parecía plantearse realmente lo que los daneses le habían dicho. Juren era el único, junto con Thorgrimm que seguían maldiciendo en voz alta llevados por el furor y el alcohol cosa que ponía nerviosos a los hombres de Hrapp, pero nadie se movía. Tras sopesarlo unos instantes el hombre asintió.

-Creo... que estáis desesperados. Os habéis desesperado buscando a vuestros príncipes. Pero si en tus palabras hay algo de honor algo me dice que esa desesperación os llevará a cumplir vuestra palabra-sentenció seguro de lo que decía aunque el thurl torció el gesto ante sus palabras- Ari -que es como se llamaba el rey de Hirsk- quiere aprovecharse de la guerra entre Jutos y Daneses,guerra que sin duda sería...- un grito interrumpió las palabras del hombre.

Un hombre había entrado a la carrera al gran salón resollando con el rostro cubierto de sudor.

-¡La bestia! ¡La bestia!-grita alarmando a todos que miran rápidamente a su jefe.

El jefe de la aldea se levanta y coge el enorme hacha que reposaba junto a su silla.

-¡A que esperais! ¡Defended la aldea!-les grita a sus hombres, que salen corriendo siguiendo al que los había alertado a todos.

-¿Quereis salvarlos? Es más, ¿quereis que alguien sobreviva? Pues venido vosotros también-les dijo a los daneses mientras fuera, por la aldea, se escuchaban los gritos de los habitantes.

El momento se dilataba mucho mas de lo que mi fortaleza podría aguantar. Sentía el martilleo de mi corazon cabalgando en mi pecho a una velocidad cada vez mayor, mientra el Jarl sopesaba nuestras palabras, todo atisbo de risa evaporado como un jirón de niebla bajo el sol de sólmánaðr^*.

Sus palabras, aunque no de todo a nuestro favor, me hicieron soltar el aire, lentamente, mientras flexionaba y estiraba los dedos de las manos: - En efecto, la intuición que teniamos era acertada, y no está de acuerdo con las decisiones del Rey de Hirsk..., pero no nos lo pondrá fácil, por supuesto...

Lancé una mirada fugaz a mis compañeros. Quería que supiesen lo orgullosa que estaba de tenerlos a mi lado, pero Hrapp continuó hablando: - Sin duda, va a poner todas las cartas sobre la mesa...

Pero de pronto, uno de los piratas que estaba fuera de la tienda entró, sudando como un cerdo, y gritando a voz en grito:

-¡La bestia! ¡La bestia!...

El rápido movimiento de Hrapp Annsson, que no escatima tiempo en dar ordenes a sus hombres, me dice que el asunto es grave: - Tanto, como para pedirnos ayuda.

Miro de nuevo a mis hombres. Necesito que, lo que hagamos, lo hagamos juntos, y, jugándonos el destino a que el pirata actúe con honor, si ahora les ayudamos, quizá hayamos conseguido la llave para liberar a los principes:

- Sea!!, contesto tanto a Hrapp como a mis compañeros, mientras empiezo a desenrrollar las pieles que cubren la Lanza de los Cuervos, que las canciones de los Skalda ensalcen la actuación del Clan Kjari!!, digo, tratando de animar a mis compañeros tanto como a mi, aunque se que alguno tendrá mas que dudas de que ayudar a los piratas, sin haber seguido negociando, sea una buena idea, pero no puedo permitir que se ponga en peligro la vida de los principes, a parte de que este gesto podrá usarse cuando se reanude la negociacion.

- Que es esa "Bestia", Jarl Annsson?? Saber a qué nos enfentramos puede darnos la clave para la victoria. Además, quiero tu palabra de que, despues, nos entregarás a los principes. Discutiremos como conseguir que de la diplomacia aleje de ti la culpa...

Con rapidez, me embrazo el escudo al antebrazo izquierdo, tras aborcharme el cinturon de cuero del que cuelga la espada y el destral.

La interrupción del hombre gritando algo sobre una bestia, dio un giro inesperado a la conversación. La völva empezaba a entender el porqué los habitantes de la aldea se mostraban hoscos y esquivos, y se preguntaba si el monstruo de sus sueños tendría que ver con la bestia que tanto temor infundía en aquellos hombres.

Quisieran o no estaba claro que no les quedaba más remedio que luchar, pues volver al barco sin ayudar a Hrapp y sin rescatar a los príncipes sería un acto de cobardía que les perseguiría el resto de sus días. Hild se dio cuenta que, mientras el resto había podido entrar en el langhús con sus armas, ella había dejado el arco en la cabaña que les habían asignado. Si quería enfrentarse al peligro junto a sus compañeros, debería ir antes a por él porque de lo contrario de poca ayuda podría ser.

—Debo ir a por mi arco.

Pero antes de salir, prefirió esperar a escuchar lo que tuviera que contar Hrapp sobre la bestia.

¡¿QUE?! bramo Throgrim sintiendose profundamente decepcionado por la falta de bravura de los guerreros presentes, les acaba de desafiar directamente, por los cuervos de Odhin, si hasta habia dejado que dieran el primer maldito golpe y en vez de ello, se ponian a hablar como viejas debiles y chochas.

Claro que las palabras Bestia hicieron que su interes se avivara de nuevo, quizas esto podria ser una buen añadido a su saga despues de todo, aunque su hacha no se cobraba sangre humana hoy, quizas podria cobrarse la cabeza de una buena bestia que mostar en el Allthing para mayor gloria del clan Kjari y la suya propia.

En honor de Jorunn hay que decir que la chica ya tenia la lanza de los cuervos, lista para ser desenvainada.

¡Sea! trono Thorgrim levantando su hacha en saludo a la hija del Jarl, para despues colocarsela sobre los hombros y caminar hacia la salida, dispuesto a cobrarse la frustacion que sentia con la sangre de lo que fuera que acechaba a esta maldita poblacion de cobardes.

Parecía que por fin estaba dudando en que hacer, un pequeño empujoncito y ya lo teníamos, cuando de repente uno de sus hombres entro gritando algo sobre la bestia, me quedo parado donde estaba mientras veo el miedo en varios de los rostros de los que allí estaban, lo que fuera o quien fuera esa Bestia los tenia atemorizados, y eso era algo a tener en cuenta, agarro con fuerza mi hacha y junto al resto de mis compañeros me encamino a la puerta, ante nosotros se presentaba el pago por los Príncipes, había costado mucho llegar hasta aquí como para ahora echarse atrás, VAYAMOS PUES, MOSTREMOS A ESA BESTIA QUE SOMOS DEL CLAN KJARI

-Esa bestia es una maldición! Ataca mi aldea, mata a hombres y mujeres y se come a los animales-dijo Hrapp mientras avanzaban corriendo hacia el arcón donde estaban las armas y pertenencias de los daneses- Es impsoible acabar con ella, pero debemos expulsarla antes de que mate a mas gente-desde luego sus palabras estaba llenas de odio hacia la criatura. Por los gritos que se escuchaban en la aldea no era para menos.

-Pues matemosla y luego hablaremos sobre la princesa Hedriss-dijo enfadado el Juto mientras aferraba su arma con las manos igual de excitado que lo estaban Sigurd y Thorgrimm ante la perspectiva de un combate.

Al salir fuera aquello era un caos. Hombres y mujeres corrían de un lado a otro y los gritos de alarma resonaban por todo el lugar. Cruzaron la aldea en dirección de la empalizada que daba al bosque y no tardaron mucho en llegar. Varios guerreros estaban allí portando armas y antorchas frente a una figura negra. Entonces pudieron ver a la criatura. Sin duda era un oso, pero era un oso enorme. Se levantó sobre sus dos patas traseras con el morro y los colmillos llenos de sangre de las cabras que yacían a sus pies. Debía medir al menos cuatro metros y sus ojos negros contenían una furia abrumadora. Uno de los hombres cercanos volví a atacar a la bestia con su lanza pero no pareció hacerle nada. La criatura de un zarpazo partió el esta y se echó sobre el guerrero destrozándolo con sus garras. De un bramido retó al resto de los que estaban allí quienes, asustados por la ferocidad de ésta retrocedieron unos pasos para evitar que los destrozara como a su compañero.

- No se la puede matar?? A que te refieres, Jarl Annsson?? Es inmune al filo de las armas??, pregunté a Hrapp, enarcando ambas cejas, mientras echaba una mirada interrogativa a Hild y Klemet: - Si es verdad, solo ellos sabrán a que nos enfrentamos, y qué podemos hacer para vencer a la bestia...

Despues, acercandome a Hild, le digo: - No te preocupes, pasaremos por la cabaña a por el equipo que nos falte. Yo necesito mi escudo. Despues, bajando el tono, le susurro: - Ese eso posible, Hild?? Puede existir algo similar??

Una sombra de preocupación cruzó mi mirada: - Como podía uno enfrentarse a un enemigo tal??

Tras recoger nuestro equipo, la vorágine de gente nos llevó, cruzando la aldea, hasta la empalizada, desde donde nos encontramos una visión francamente impresionante: - Por la gloria de los Æsir, que es eso..., musito, empuñando con fuerza la Lanza de los Cuervos, cuyo contacto, o al menos es la sensación que tengo, me aporta la tranquilidad y fuerza que me faltan:

- Hild, Klemet, que demonios es eso?? Como puede abatirse?? Antes de que puedan si quiera responder a mi pregunta, me giro hacia Hrapp, y le pregunto:

- Jarl Hannsson, habeis probado a quemarla??

Desde luego, por como había despachado al desgraciado que había intentado abatirla, esa bestia tenia visos de no ser de Midgard...

Confirmo que mi escudo está bien sujeto al antebrazo izquierdo, mientras espero las respuestas solicitadas, esperando así mismo que, en la batalla por venir, la Lanza de los Cuervos, este artefacto cedido por las divinidades, que me fue otorgado en la campaña de busqueda de la Dama de la Escarcha, me permita herir a esa Bestia, pues el destino de los Principes, Juto y Danes, dependía de ello.

Muchas eran las criaturas que habitaban los nueve mundos que las armas de los simples mortales eran incapaces de matar. Sin verla aún, sin saber qué era, Hild no podía contestar a la pregunta de su amiga. Si los hombres de Hrapp estaban atemorizados, y no los consideraba unos cobardes, era porque la bestia en cuestión debía proceder del mismísimo Hel.

Con el arco preparado se acercó a la empalizada donde, por fin, pudo ver a la bestia. La völva se quedó petrificada por el miedo y la impresión, más aún al ver como despedazaba sin problema alguno al hombre que la había atacado. Dio un paso hacia atrás ante tal visión mientras, con mano temblorosa, descolgó el arco de su hombro para prepararse para atacar.

Respiró hondo, intentando calmar los latidos de su corazón, buscando la valentía tan necesaria en esos instantes. Preparó la flecha en el arco, acariciando las plumas con dulzura y esperó a la orden que le indicara que ya podía disparar.

Throgrim enarco una ceja al ver a la bestia; cierto es que tenia que admitir que la criatura era una vision aterradora, una criatura de rabia y fuerza inhumana, que ya habia demostrado que podia hacer pedazos a un hombre con facilidad; tal y como atestiguaban los pedacitos de carne que era todo lo que quedaba de un guardia.

Sin embargo la sonrisa del berserkr distaba mucho de ser tranquilizadora, era una sonrisa maniaca, una sonrisa que bien podia pertenecer a la bestia cuando avistaba una nueva presa de la que alimentarse, la cosa que se habia arrastrado del culo de Hella; por lo que Thorgrim concernia, bien podia ser ese su origen; era una pieza mas que digna, un añadido a su Saga personal que Throgrim no podia dejar pasar.

Sin perder la sonrisa, Thorgrim golpeo con el extremo del mango de su hacha el suelo donde se encontraba, sin embargo en sus oidos solo comenzaba a oir el latido del oso que anidaba en su alma, el latido, fuerte y retumbante, que apretaba su craneo y hacia que su sangre corriera a tal velocidad por su cuerpo que sus musculos se inflaban con el poder que contenia...

Un gruñido gutural e inhumano escapo de la garganta del berserkr, antes de que este fijara sus ojos inyectados en sangre en su nueva presa...

Sigurd, excéptico ante la llamada al combate por una bestia a pesar de todo cuanto había vivido, se levantó con la espada en la mano dispuesto a combatir como el que más, y con más curiosidad que cualquier otra cosa salió con sus compañeros dispuesto a ver a esa bestia.

Y bestia era, de eso no cabía duda. Impresionante e intimidante... Oso.

Un oso enorme, como jamás había visto en sus pesadillas, pero un oso al fin y al cabo. Un animal que sangraría como otro cualquiera si se le clavaba el arma profundamente.

El ulfhedínn respiró profundamente, preparándose para un combate que se antojaba muy difícil pues había visto qué riesgos entrañaba para un guerrero acercarse a esa bestia. Nada que no esperase de un combate y así vería si el espíritu feral del lobo le ayudaba contra un verdadero animal.

Nos encaminamos con rapidez hacia donde estaba la bestia, y desde luego una gran bestia si que era, un Oso, pero de un tamaño nuca visto, desde luego si es de este mundo el mismo Loki la ha amamantado para que tenga ese tamaño, me giro hacía Jorunn, sangrar sangrara, pero aun así no por ello deja de ser menos peligroso...y como bien decís si tiene pelo arderá ante un buen fuego...

Escucho con atención las palabras de Klemet y las acciones de Hild, pues ellos son los que entienden como se entretejen las hebras entre los distintos mundos, así que no puedo menos que soltar el aire en un largo suspiro, al tener claro que la bestia puede ser herida. Sigurd yThorgrim parecen estar entrando en el trance previo a liberar sus espiritus feral y del oso, y, en un fugaz momento, no pude evitar sentir miedo por ellos, pues el tremendo oso había despedazado a uno de los guerreros de Hrapp como si de un muñeco de paja se tratase. Pero despues me di cuenta de que ese sentimiento de protección estaba de mas, eran guerreros del Clan Kjari, y sus espiritus les pedían batalla, y les ayudaban en ella: - Además, esta victoria traerá mayor gloria, pues valdrá para liberar a los Principes... En ese momento giré la cabeza hacia el Jarl del Clan Pirata, esperando, por el bien de todos, que despues accediese a liberarlos pues, amparandose en la urgencia de enfrentarse a la bestia, había eludido responder a mi petición: - Creo en el honor, y yo nunca haría nada que fuera en contra de él. Así me lo enseñó mi padre, y me hace ser lo que soy... Daremos muerte a esa bestia, y despues preguntaremos a Skuld qué nos deparará el futuro.

- Hrapp, si ya habeis luchado contra esa bestia mas veces, y habeis confirmado que es dura, cambiemos de estrategia: que arda con el fuego de Loki!! O llevemosla a un lugar desde el que poder hacerla caer por el acantilado!!

Después, mientras esperaba la respuesta del pirata, me dirijo a mis hombres, dudando un poco sobre qué hacer respecto a los jutos, que varias veces habían dejado claro que no obedecían mis ordenes:

- Hild, Klemet, Yngwe, conmigo!! Aprovechemos la posición posición de Sigurd y Thorgrim para tratar de mantener a la bestia ocupada, para que no pueda centrarse en ninguno de ellos!!

Me protegía mi armadura y mi escudo, y empuñaba la lanza de mi antepasado. El mismísmo Kjari, a la derecha de Odhinn en Asgard, estaría también de nuestro lado:

- Por Odhinn, y por mayor gloria del Clan Kjari!!!^*

Hrapp apuntó con el hacha a la bestia, incitando a sus hombres a atacar.

-¡Hemos probado todo pero esta maldita bestia parece no querer morirse!-dijo unos instante antes de girar la cabeza al ver como alguien pasaba corriendo a su lado-¡Dusk, no!

Un hombre enorme, con una gran barba cana y gran cantidad de cicatrices cruzó el espacio que había entre vosotros y la bestia a zancadas. Portaba un gran hacha y se lanzó sobre ella sin gritar aunque la mueca de su cara os decía que gritaría de haber podido. El hacha se estrelló contra el torso de la bestia que, por primera vez en mucho tiempo, aullaba de dolor con un grito tan terrible que algunos de los hombres se echaron hacia atrás espantados. 

El hombre trataba de arrancar el hacha que había quedado profundamente incrustada en la criatura cuando esta le clavó sus colmillos en el brazo con tanta fuerza que a punto estuvo de arrancarselo cuando el hombre pudo soltarse y caer rodando por los escombros de la empalizada hasta casi los pies de los hombres que se enfrentaban a la enorme criatura.

​Mientras nos ponemos en movimiento, acercándonos a la bestia, con Thorgrim cargando contra ella, un enorme vikingo de la aldea toma la iniciativa, lanzando un poderoso ataque contra el gigantesco oso, clavando profundamente su hacha en el pecho del animal, pero este se revuelve, mordiendo con fuerza el brazo del guerrero de la aldea:

​- Vamos, mis guerreros, unámonos al guerrero de la aldea y conquistemos nuestra parte de gloria!!​, digo, a voz en grito, esperando que los guerreros de los Dioses dirijan la carga. ​Cuando lleguemos allí, abrámonos, que tenga difícil elegir a quien atacar!!

Tenía claro que entrar en combate contra esa bestia constituia un riesgo, pero haciéndolo ahora, ayudando al enorme Dusk, sin duda nos daría un punto a favor con Hrapp en las negociaciones posteriores...

Hild, sin acercarse demasiado a la bestia y a los que combatían contra ella, colocó la flecha en la cuerda del arco dispuesta a disparar cuando tuviera la más mínima oportunidad. Pensó en la idea que ya se había comentado de quemar al oso y, quizás, si hubiera brea disponible, sería buena idea empapar algún trapo con ella para atarla a la punta de la flecha, de esa forma, y siempre y cuando acertara a darle al animal, podrían tener una oportunidad para saber si el fuego le hacía algo. Aunque claro... una sola flecha no sería suficiente.