Partida Rol por web

El día de caza no se me dio nada de bien. Había estado toda la mañana intentando, pero no tuve oportunidad de dar muerte a ninguna presa. A pesar de ello, fue un día estupendo que disfruté. El dolor de cabeza fue poco a poco remitiendo. Y eso hacía que me sintiera con fuerzas.

No fue un mal día de caza. El aire puro y la emoción de la cacería lo animaron, y estuvo a punto de abatir a una presa, aunque al final fue Sir Portius el que dio el golpe mortal. Pero había sido estimulante, y felicitó al caballero por su habilidad. 

En verdad sir Portius dió una lección de caza a esos jovenzuelos caballeros, dando el solo con la pieza. Solo sir Cadwallon se le arrimó un tanto en pericia y destreza cazadera.

Con la pieza a cuestas, cargada por sir Flain y sie Loren, regresan a la aldea. Hoy cenaran venado.

-Ha estado bien la cacería. Una pena que hoy no estuviera totalmente en forma. Anoche me pasé bebiendo y tengo un dolor de cabeza agudo y pesado. Pero bueno, la recompensa ha sido gratificante, el venado que vamos a comer curará todos los males. Por cierto, Sir Portus, ¿cómo van las conversaciones con nuestros queridos aldeanos?

Cuando digo queridos aldeanos, lo digo con cierto retintín molesto y despectivo.

Realmente sois un gran cazador, Sur Portius. Igual podríais ayudarme en ese aspecto en el cual no soy tan hábil digo, palmeando el hombro del caballero.

El caballero de Catterick miró hacia Sir Portius cuando Sir Loren le preguntó por lo que habían hablado con los aldeanos. Loren no era muy sutil nunca a la hora de hacer preguntas... pero eso hacía que normalmente no se tuviera sospechas sobre si tenía segundas intenciones al hacerlas. Lo cual era algo útil de por sí.

Ya devuelta al campamento entregáis muy ufanos el botín de vuestra cacería. Los aldeanos la prepararan, tarea que quitan a vuestros escuderos. Lo que no os comáis, se os preparará para llevar de viaje.

Tras la comida, más cerca por la hora de ser cena en vez de comida, tranquilidad y descanso. Mañana será otro dia.

En la noche en una hoguera retirados de los plebeyos y sucios campesinos, al calor de las brasas y las confidencias, sir Portius os narra valerosas hazañas de caballeros desconocidos.

El vino fluye el ambiente al calor del fuego es bueno, y la camaradería brota sola.

No es malo sir Portius narrando, y sabe amenizar la reunión. Él os suelta alguna confidencia menor, como aquella vez que tuvo que salir a medio vestir,  medio desnudo, de una virtuosa dama casadera, ante la impertinente visita del padre de ella. Tibio de vino, también os informa de que se las entiende carnalmente con una moza del pueblo, de la que no le importaría hacerle algún bastardo. No sabe si será cosa que el señor castellano apruebe, y eso le hace dudar.

-¿ llegado el momento hablareis a mi favor? Os pregunta.

-Olvidad las viejas palabras de este viejo caballero. ¡Escudero traed del caballo mío la mi manta!.

-¡Aaahh! Mañana he dado orden a la mitad de la soldadesca  de partir a visitar otra aldea. No esta tan expuesta, pero hay en della una moza a la que quisiera recatar. No olvidé traerme el saco de las monedas, ejejejej.

Vuzoootros quedaooos aquiiiin pues aquesto quiere el señor caastellano. Dadme 2 días para aliviaaarme, ejejej

No parece que le importe vuestra opinión, y tampoco parece que el vino bebido le ayude a dejarse convencer de oír otra cosa. Tras lo cual, se levanta dando tumbos, os hace una inestable reverencia y se acomoda con su manta en un lugar que le parece bueno. Hoy no parece querer dormir bajo techo.

Estaba claro que Sir Portus no quería hablar de lo que estaba haciendo allí. Al menos no respondió a mi pregunta, ni tan siquiera me miró. Eso podría ser por que no quería, tal y como pienso, hablar del tema, o bien por el altercado en el camino. El caso es que el alcohol le había soltado la lengua, y a pesar de algunas frases que no entendí o que no venían a cuenta, había contado cosas interesantes.

- Si va a beneficiarse a una dama a la aldea, considero oportuno que le acompañe, pues a mi me encantaría encontrar a una buena moza que me quite las penas que tengo.

La propuesta era clara. ir con él y poder vigilar lo que hace. Esconde algo.

- Sin lugar a dudas, yo estaré de su parte si el Castellano interfiere en algo. Tienes mi apoyo. - Digo mientras intento brindar en el aire con mi copa de vino.

Sonrío y afirmo. Por mi parte no habría problemas. Sir Cadwallon y yo podemos encargarnos de la soldadesca que queda en esta aldea, mientras Sir Loren os acompaña.

Respecto a lo de hablar a vuestro favor, entiendo que no habéis hecho nada reprochable, así que no dudeis que lo haré, amigo.

- Por supuesto que hablaremos a vuestro favor, - dijo Sir Cadwallon, siguiéndole el juego al ebrio caballero - y no os preocupéis, id con Sir Loren y los soldados a ese pueblo, pues Sir Flain y yo nos ocuparemos de cuidar esta aldea hasta que volváis.

Si el objetivo era irse a retozar con mozas, sin duda que Sir Loren era el más apropiado para hacerlo... y puede que le sacara alguna información interesante al caballero.

Os echais todos a dormir, cobijados cerca de una choza.

De las guardias se ocupan los soldados, que van a su aire,pero bien entrenados y ocupandose de la seguridad.

Cuando amaneceis, veis que el jinete sir Portius ha cumplido su palabra y se ha marchado del campamento- pueblo. Al parecer se ha llevado a otros 2 soldados, pues echais en falta a un par de ellos.

La unica tarea que se os ha encomendado es esperar y aguantar la llegada, "...en un par de dias a los sumo...", del ardiente Portius.

Si quereis hacer algo durante la espera podeis decirmelo.

Me despierto tranquilamente, y cuando me doy cuenta de que el sol ya está sobre la tienda de campaña, maldigo a mi escudero por no levantarme cuando le ordené. Me arreglo y salgo malhumorado para descubrir que Sir Portus ya se ha marchado. Niego con la cabeza. Vuelvo a meterme en la tienda y ordeno a mi escudero que mueva el trasero y me traiga algo de comer y beber. Luego salgo en busca de mis compañeros.

Me levanto y me preparo para mis prácticas matutinas. La verdad es que no me siento del todo bien estando tan parado, así que voy a practicar un poco con mi escudero, que también debe aprender el manejo de las armas. Y, así, me desoxido un poco.

Tras comer y beber un poco de leche para desayunar, busco un sitio descampado y le doy a mi escudero un arma de práctica, cogiendo yo otra. Y así nos verán, practicando, intentando mi escudero acertarme.