Partida Rol por web

"Aerith, el problema no es el pajarraco. Es lo que lo pueda haber asustado. Sea lo que seq es algo que ha hecho que un monstruo huyese despavorido de su cubil, sin pararse a mirar atras"

"Ya lo decia uno de mis padres. "El norte es peligroso" ¡Que miedo!

Despues de descansar y el agradecimiento mutuo seguisla caminata, y en la andadura en la distancia, veis las montañas. El anillo te guía inquebrantablemente hacia ellos. Delante de ti, en el camino, ves una procesión harapienta de refugiados en apuros. Si bien no tienen nada más que la ropa que llevan puesta, parecen mucho más preocupados por lo que hay detrás de ellos que por otra cosa. Al llegar al jefe del grupo, comienzan a clamar y te advierten que corras por vustras vidas. En el horizonte, ves una silueta monstruosa volando hacia ti a un ritmo alarmante. Es un dragón!

Debería ser obvio para los PJ que Tarcoloss se mueve mucho más rápido que ellos. También debería ser igualmente obvio que no pueden oponerse a él. Su único recurso es retirarse a las colinas. Los aldeanos informan a las PC que hay una cueva cerca, apenas a una milla al este, donde a los niños les gusta jugar.

Miro a los pobres refugiados. ¿Tal vez el pájaro era un dragón?

-No podemos oponernos a ese ser, compañeros. Creo que lo mejor sería retirarse a esa cueva. ¿Qué van a hacer ustedes, buen hombre? ¿Nos permitirán escoltarlos hasta la cueva hasta que el dragón vuelva a su cueva?

La intención de Helena es llevar al grupo de refugiados a lugar seguro, no estaría bien dejarlos huyendo del dragón a ellos solos.

-Maldita sea, vuela rápido. Vamos, vayamos a la cueva. Yo cerraré  la marcha. Id vosotros delante con este hombre guiándoos.  Atentos a cualquier peligro.

- Me temo que eso no es un pájaro... ¡Es un dragón! ¡Corred! ¡A la cueva! - Gritó la transmutadora.

La maga era sabedora de la fortaleza y poder de un dragón. El problema es que aquella bestia volaba deprisa y se les echaba encima. Tendrían que aligerar el paso para ir a refugiarse a la cueva.

El encapuchado rojo se vuelve blanco.

"¡Un dragón! ¡Un dragón y no sabemos de que color es!"

Para el buen encapuchado, la situación es clara. Es hora de correr como un poseso. De hacer caso a su padre el templario del boutan (¡El norte es peligroso!)

Mis compañeros reaccionaron antes que yo ante el peligro que se cernia sobre nosotros desde el cielo, Aerith y Jo irian al frente con el resto de refugiados, yo tenia bien claro donde me pondría. Si me permitis Helena os auxiliare con los rezagados, el dragon no se dara su festin hoy. Dicho esto ayudo a los refugiados que van al final de la columna a llegar a la cueva a tiempo.

¡Animo podremos conseguirlo! ¡Solo un poco más! Animaba, empujaba carros y usaba mi aura de valor para darle aliento a los refugiados.

Durante la carrera un aldeano os informa :Tarcoloss, un dragón rojo ha regresado hace una generacion huimana Tarcoloss llegó a las Montañas Aelier, ganando el título de Fundición de Montaña. Sin embargo, poco después, Tarcoloss se fue a pastos más verdes. Recientemente, ha regresado para reclamar sus viejos terrenos, y el cercano pueblo de Northwick está pagando el precio.

Habeis logrado evadir al dragón por ahora. No puede alcanzaros en esta cueva, y esperais que pronto se aburra y se vaya. Los aldeanos están sin aliento, aferrándose el uno al otro por miedo, agotamiento. y desesperación, pero están agradecidos. Mientras se apiñan a tu alrededor, recuperándose, ves varios ojos rojos brillantes en la oscuridad más allá, acompañados por bocas sonrientes de dientes de marfil apagados. ¡No estas solo! Como para demostrar la gravedad de la situación, también escuchas un gran rugido desde el exterior. El dragón no se fue todavía.

"¡Tengo miedo!" dice el encapuchado rojo.

Sep, no es una novedad. Pero dicen que el miedo da alas. De ser así, El Encapuchado Rojo, al quien nunca le dejan decir su nombre, enciende una antorcha a toda prisa con el pedernal, un bloque de acero y un fasquito de alcohol para que prenda bien rápido

"Chicos, encendamos todos antorchas, y lancemoslas al interior. Es la única forma de ver... aunque estas cosas ya nos vean a nosotros"

Tras el jadeo producudo por la carrera, la maga comprobó cono el resto que no podrian salir aún pues el tal dragón estaba esperando en la puerta. Ahora el problema venía del interior de la cueva. Varias parejas de ojos y filas de dientes asomaban en la oscuridad.
Sin pensárselo dos veces, iluminó la estancia con un poco de magia. Tocor la parte alta de su bastón para dar luz.
- ¡Luchen! Bueno, puede que ahora veamos algo mas, junto con tu antorcha, J. - Comentó.
- ¿Hola? ¿Quién anda ahí? - Habló al fondo de la cueva.
Se mantuvo rezagada, como de costumbre, tras sus compañeros.

Tras llegar con el ultimo de los refugiados ayudandole a entrar en la cueva miro por encima del hombro como el dragón hace otra pasada rugiendo a nuestras espaldas. Lo conseguimos-tomo un poco de aliento-busca un sitio voy a reunirme con mis compañeros. Al mirar al interior de la cueva veo como Jo tira una antorcha a la parte más profunda de la misma y la maga parece adoptar posiciones defensivas mientras crea un conjuro de luz.

Corro entonces hacia ellos para tomar una posición de vanguardia y desenvaino mi mandoble mientras corro, una vez en posición y tras un fugaz destello en mis ojos mi espada fulgura con una llama iluminando mis cercanias y las de mis aliados. ¿Habeis visto algo? Pregunto fugazmente entre jadeos, sin perder ni un segundo de vista la oscuridad delante de mi.

Desenvaino mis espadas y voy en silencio con Yenros hacia los ojos rojos. Observo con cuidado a la luz de Aerith a ver que puede ser, preparada para el combate me acerco al fondo de la cueva...

Una voz sale de la oscuridad, junto con los ojos que se acercan a la luz y se oye todavia en la penumbra,

-Vaya carne fresca , me encanta la carne de granjeros y parece que el dragon nos los va a hacer la carne muy echa y sin escapatoria 

5 figuras medio humano medio oso, con cuerpo ancho y pelo como palmigrados se os acercan con armas en la mano

-Parece, que os habeis equivocado, de momento y de lugar

El encapuchado rojo ve a los gigantescos bugbear y se aterra.

"¡Socorrito! ¡Que nos quieren comer!"

Entre las llamas y los cuchillos el pobre no sabe por donde tirar.

Gracias a su visión élfica la maga fue la primera en ver la silueta de aquellas enormes criaturas. La amenaza de aquellos seres no debía ser tomada a la ligera pues estábamos en su terreno, después de todo.

- ¡Rápido! Pero rápido de verdad.... ¡Pawa ap! - Conjuró, acompañando su hechizo de movimientos espasmódicos de sus débiles manos.

Al momento, todo el grupo sintió le hechizo en sus carnos y decantaba la balanza hacía su lado, según los criterios de la transmutadora del grupo, quién aprovechó para dar unos pasos atrás y colocarse en la retaguardia, como de costumbre.

Al escuchar como el bugbear amenaza a los refugiados cargo sin contemplaciones, mientras lo hago noto como mis piernas aceleran de manera antinatural. Gracias Aerith. Pienso mientras alcanzo con mi espada al primer bugbear. ¡No en mi guardia engendro! El golpe conecta de manera atroz creando una herida terrible en mi enemigo.

Ataco sin pensar al más cercano que esté vivo, acelerado por el conjuro de Aerith.

-¡Morid!

Mis ataques no tienen mucho tino sin embargo.

Se nota que eran un amasijos de musculos sin cerebro , pues no se podian , esperar lo que iba a suceder, y es que los heroes , muy experimentados en combate , ni siquiera tuvieron que hacer demasiado, ya que al estar avisados y preparados de antemano fue mucho mas facil , lo que luego sucedio

Rapidamente el picaro se acerco, se vio un destello de una hoja afilado pero impacto en armadura , y no hizo sangre, el paladin fue mas mundano y tosco pero mucho mas efectivo y cayo uno a su paso. El paladin recibe una ataque de vuelta que logra parar con el antebrazo, pero el segundo ya no puede hacer nada , hasta el punto de recibirlo en plena cara (critico) . No en vano a diferencia del resto el se enfrentaba a dos y los demas a uno solo

Me revuelvo tras recibir el impacto y sacudo mi cabeza con ira. Hoy no, monstruos. No era la primera vez que me enfrentaba a este enemigo, y mientras un velo rojo caía sobre mis ojos comencé a devolver los ataques en un remolino de adamantita.

Pese a la herida de mi cara noto como mis ataques impactan y destrozan a mis enemigos pasando de uno al otro según van cayendo ante mi ardiente espada. ¡Rendíos ahora o morid rapidamente como vuestros amigos! Digo señalando al resto de los bugbear que queden en pie.

El encapuchado rojo sigue en su extraña posición. Es una guardia que no se ve todos los dias. Y de hecho se permite un alarde, haciendo malabares con las dagas e intercambiandolas de manos

[color=#990000]"Ahhh, pequeñines"[/color] le dice entre crueles risas [color=#990000]"Parece que es hora de cesar las hostilidades. Y de hacerlo con extremo prejuicio"[/color]

Y les clava repetidas veces ambas dagas a dos enemigos cercanos. Parece que lo que sea que es ahora el encapuchado rojo, o en lo que quiera El Doctor que se haya convertido, no quiere dejar un sólo monstruo con vida.