Partida Rol por web

Decididos a no esperar a ver si los guardias tienen más suerte con el siguiente disparo echais a correr por los tejados. Aunque con buen criterio los guardias habían apostado algunos hombres en los tejados de alrededor la sopresa creada por Calista los ha distraido lo justo para daros algo de ventaja.

Delante de vostros se exitenden, iluminados por una gran luna, los tejados de la isla de Bernoulli. Rodrigo os señala la dirección general hacia el cuartel de la Compañía el Toisón y emprendeis vuestra arrojada huida por los tejados mientras los guardias se lanzan a la persecución.

Ni me percaté que aquel niño vestía bastante mejor que la mayoría de los mocosos de su edad. Quizas por ello era por lo que tenía más practica en salir de los problemas a base de acero que en evitar encontrarlos. 
¡Mas esta vez la salida sería por uba claraboya!

El aire cálido de la noche nos acarició al salir. Era agradable. Lástima que aquellos guardias estuvieran empeñados en arruinarnos una velada que prometía haber sido magnifica. 

Rodrigo tuvo otra brillante idea, recoger las lebreas de aquellos guardias. Podrían sernos útiles más adelante. Asentí ligeramente con aprobación al darme cuenta de su acción; no había tiempo que perder en poner pies en polvorosa. Las balas de mosquete habían dado a las de mayor calibre de un cañón. 

Presto se puso en marcha, dispuesto a despachar a quien se les interpusiera si era él el primero en saludarlo, aunque por desgracia lo de saltar por los tejados no era algo que hubiera practicado hasta ahora.

Cuando entramos en la habitacion buscando la salida de esta encerrona mi cabeza empieza a pensar, primero busco las cortinas mas resistentes que vea y las arranco de la pared
señores o nos atamos todos para si uno resbala o se cae, el resto podamos subirlo o nos atamos dos con el niño para que este mas seguro haya arriba, la tercera opcion es quien este mas versado en caminar por tejados, se ate al niño a la espalda para que poder transportarlo
Mientras busco de manera rapida si hay alguna lampara de aceite en la habitacion y podria sernos util
Es hora de salir corriendo

Una vez en los tejados a Rodrigo le tomó un momento orientarse. Había posibles rutas, pero finalmente se decidió por una que fuera cerca del Canal. Así si la cosa se ponía fea siempre podrían saltar al mismo y huir a nado. Pero esperaba no tener que llegar a eso.
Para acabarlo de arreglar, también había guardias por los tejados. No muchos, pero sí los suficientes como para que un disparo fortuíto les hiciese un feo. Por no hablar del ñiño.

De momento los saltos no parecian muy complicados, pero seguramente eso no tardaría.
 

Nuestros heroes emprenden su arrojada huida a través de la noche vodaccia rumbo a reunirse con sus compañeros en el acuartelamiento de la Compañía del Toisón.  Rodrigo, Pierre y Álvaro toman la delantera  saltando el primer par de tejados mientras dejan atrás a los guardias, pero también a Hans y al niño que Calista le encomendó para su protección.

Por desgracia en el momento en el que Rodrigo aterriza tras el segundo salto nota como el tejado cede bajo su peso. ¡Rapdiamente debe tratar de agarrarse a algo o ser engullido por tan sorpresivo abismo!

empezamos nuestra huida pero aunque empezamos a distanciarnos de nuestros perseguidores tambien se separan de nosotros dos del grupo, asi no podemos seguir, tenemos que ir lo menos separados posible, me paro para ayudar al niño, cuando aterrizabamos en el tejado, aparece un agujero debajo de los pies de rodrigo, que empieza a desaparecer por el, en ese momento saco mi main gauche y saltando para agarar a rodrigo lo clavo en el tejado para tener un mejor punto de apoyo, pero aunque se clava y yo estoy firmemente sujeto mi mano libre no consigue cogerle a tiempo y noto como sus ropajes se escurren entre mis dedos

Habia comenzado con buen pie la carrera por los tejados. La sensación del aire fresco al golpearle la cara le era cómodo, la adrenalina de la persecución era bombeada con fuerza por sus venas, estaba disfrutando, quizás más de lo que debería. 

Al volver la vista vio como Hans pata-de-conejo se había quedado rezagado con el niño y, oh diablos, el suelo bajo los pies de Rodrigo desaparecía. 
El niño estaba a salvo en el tejado. Pierre que estaba más cerca se había lanzado a tenderle la mano pero la coordinacion con clavar el main gouche había hecho que fallase con la otra para agarrar a Rodrigo. 
Debía actuar deprisa si quería ayudar a su compañero. 

Me lancé a la carrera por el tejado. Veía como Rodrigo se iba resbalando. No aguantaría mucho más la presa. Salté agilmente sobre las tejas, dejando que mis botas callesen sobre la capa y de este modo poder derrapar sobre ellas. 

La idea de Pierre era buena, así me agarré con la diestra a su brazo que asía el main gouche y con la siniestra alcancé el brazo de nuestro compañero mientras le dedicaba una sonrisa. 
- Vamos, hermano, dejemos para otra noche probar a saltar del tejado al suelo. ¡Aun quedan tejados que conocer, por ventura!

Los dos compañeros de Rodrigo saltan y forman rapidamente una cadena humana para rescatar a su compañero antes de que este se desplome a través del tejado.

En un primer momento el montaignés se queda corto pero entonces Alvaro, deslizandose veloz sobre su capa, se agarra a su mano y formando una cadena humana se extiende para ofrecer a su compatriota la oportunidad de salvarse agarrando su mano.

Rodrigo iba mirando hacia atrás de vez en cuando. No sólo a Hans y el pequeño, que se habían rezagado, si no también a sus perseguidores.

Así no nos los quitaremos de encima, tenemos que hacer otra cosa. Si me pudiera esconder y atacarles cuando pasaran...

En ese momento el suelo bajo sus pies cedió. No sabía si había sido una tabla podrida, un cemento mal enyesado o qué. El hecho era que se iba cabeza (o mejor dicho de pies) a algún lugar oscuro.

Poco podía hacer, pues le había pillado de sorpresa, salvo tratar de agarrarse a alguna cosa, pero todos los agarres se le deshacian en las manos. Estaba perdido, hasta que en el último momento apareció una mano salvadora. Rodrigo no dudó y se agarró a ella. No era otro que Alvaro, su compadre de armas y nación, quién le sujetó fuertemente mientras a él le asistia Pierre y entre ambos evitaban que cayese a aquel agujero.

Después de aquello fue fácil subir. Más habían perdido un tiempo muy valioso por su culpa, y los soldados vodaccios se les acercaban.
Miró a su alrededor buscando algún lugar donde tender una emboscada, más no había ni un mísero toldo.

Muchas gracias. Si no es por vosotros no lo cuento.
Pero por desgracia no podemos seguir así o nos pillarán. Voy a tratar de detenerlos, cuando menos retrasarlos, para que podáis llegar con el niño hasta la casa cuartel. Seguid la ladera del canal hasta el segundor puente que veáis, luego girar a la izquierda y enseguida encontraréis al casa y podréis evaluar la situación.

Sabía que sus compañeros le dirían que no, pues él mismo se negaría en caso contrario, pero era la mejor opción.

Yo conozco la ciudad, y puedo tratar de despistarlos por callejones. Y si tengo que acabar yendo al puerto también sabré hacerlo aunque sea dando un rodeo.
Confiad en mi.

Miró de nuevo a los soldados que se acercaban, y luego a Alvaro.

Rápido, dame un puñetazo.

Corro por los tejados, con el niño cerca de mí. Cuando veo a los soldados detrás, corriendo tras nosotros, saco una de las pistolas, y, girándome, lanzo un disparo lejano y certero que se pierde en la noche. Maldiciendo en mi lengua, guardo la pistola descargada, y recorro los tejados. Rodrigo ha tropezado y por poco se nos muere de una caída, pero Pierre y Álvaro reaccionan deprisa y lo rescatan: no tengo tiempo para nada, los dejo atrás. Entonces reparo en que se han detenido, y los soldados se nos echan encima.

- ¡Vamos! ¡Corred!

Tres pelotones de guardias se os acercan corriendo. Por un momento parecen dudar al saltar de tejado en tejado pero parece ser que tienen más miedo a su capitán que a despeñarse un par de pisos así que emprenden la persecución. Aún así sus saltos son más tímidos que los vuestros y no consiguen recortaros demasiada distancia.

Pero la Fortuna siempre sonrie a los audaces. Pues cuando el primer pelotón de guardias salta al tejado donde estais se oye un crujido. Un crujido que crece en intensidad y en ese momento una sección entera de las tejas empieza a resbalar bajo los pies de los guardias. Estos tratan de agarrarse pero son arrastrados  y caen entre gritos y estruendo al canal varios pisos más abajo.