Partida Rol por web

El bajel enemigo parece acercarse a cada vez mayor velocidad y al disminuir la distancia podeis ver con claridad como lo que parece ser la tripulación, una banda de desaliñados con pinta de piratas cuando no de algo peor, se agolpa contra la borda. Al parecer os toman por una presa facil o bien han recibido ordenes de evitar que nadie se acerque al pie de las escaleras. 

De cualquier manera la distancia se va cerrando paulatinamente pues en el estrecho espacio entre las islas el agil il Aventurero  no puede maniobrar. Ahora ya podeis distinguir claramente los broncos rostros de los enemigos, estais ya practicamente a distancia de mosquete. Y lo que es mas peligroso veis a varios de esos facinerosos cargar un pequeño cañon en el castillo de popa.

Justo en ese momento ois una lo que parecen unas palmadas. Mirando por encima del hombro no podeis creer lo que veis. Martina de pie en medio de la cubierta seguida por su criada quien aguanta lo que parece ser una bandeja con ¿limonada? Van Acker tratando de poner su mejor sonrisa reclama su atención Disculpen caballeros, no esparaba despedirles sin ofrecerles un refrigerio y desearles buena fortuna. Mientras coge un vaso y lo levanta su mirada va a caer sobre el barco que se os abalanza encima, sus ocupantes, el cañon y el cuadro en general. La sonrisa se le hiela en los labios.

Detras suyo Anaïs suelta Oh, mierda.

Desenfundo dos de mis pistolas y apunto a los dos personajillos que están manejando el cañon de proa
capitán Gambino si tiene algún sistema para defender este barco, creo que es buen momento de usarlo, ANAIS SACA A TU AMA DE AQUI YA, A LOS CAMAROTES,
señores creo que seria mejor opción desembarcar y darle un blanco menos facil que aquí parados y así el capitán podría salir de aquí sin daños, que pensais?

En el momento que veo que estan a tiro oprimo el gatillo y detono la carga de polvora, haciendo que el proyectil busque a su objetivo

Rodrigo ya estaba buscando un poco de impulso para saltar al otro barco cuando ve a la exploradora y su criada.

Mujeres. Tienen un don de la oportunidad absurdo.

Sin pensarselo demasiado se lanza hacia ellas y las embiste para tirarlas al suelo. Cuando se da cuenta, está justo encima de Martina, con la cabeza mirando fijamente a su pecho en lugar de a su cara. Sin ruborizarse se levanta.

Señoritas, sugiero que vuelvan a su camarote. A rastras preferiblemente.
Ah. Sí. Disculpe mis modales. Pero supuse que preferiría mi grosería a perder la cabeza de un cañonazo.

Y volvió la mirada a sus compañeros y al otro bajel.

Observo como una gran cantidad de hombres en el barco enemigo se reunen para atacarnos, incluso con con cañón, justo en el momento en que las dos otras mujeres, completamente diferentes a mi, salen a cubierta y Rodrigo las tira al suelo y las invita a volver dentro.

Miro a Alvaro, ya que Pierre empezó a disparar a los enemigos y le hago una señal con la cabeza para que me siga y salgo corriendo por toda la embarcación, cojiendo carrerilla para dar un buen salto hacia la otra nave, pero justo en el ultimo momento mi pie golpea contra la madera del barco, haciendome caer hasta el mar.

Los disparos de Pierre aunque fallan hacen que los dos tipejos que manejan el cañón agachen por unos momentos las testas retrasando el disparo.

Rodrigo salta como un león y aparta a las señoritas del pedrizo de mosquete que machaca la cubierta poniendolas a salvo. La criada arrastra a su ama de vuelta a la bodega mientras esta balbucea roja como un tomate quien sabe si por el peligro o por el apasionado abrazo del castellano.

Mallory salta con arrojo pero al caer sobre la cubierta rival no logra hacer pie, agita los brazos y parece que va a perder el equilibrio y caer a las aguas entre los barcos.

Alvaro cuerda en mano debe decidir si saltar para rescatar a la eisena o lanzarse a la cubierta rival.

Álvaro se giró sorprendido ante la aparición de Martina y Anaïs. Un caballero nunca rechaza una bebida ofrecida por una señorita, así que se disponía a tomar gallardamente un vaso cuando Rodrigo se lanzó sobre ellas, por lo que literalmente tuvo que agarrar el vaso al aire.

- Vaya, que presteza. Yo haría dicho que tenían pies para regresar solas y cabeza para llegar a esa conclusión.

Se encogió de hombros y dio un trago al vaso de limonada, el cuál tiró a continuación. Pierre entre tanto ya estaba ocupado disparando a los eisenos, pues él era más de armas de fuego que de espadas. Mallory había corrido a lanzarse a la cubierta rival antes si quiera de darle oportunidad a decir esta boca es mía pero con tan mala fortuna por la armadura que llevaba que trastabilló.

Raudo se lanzó cogiendo un cabo de la vela y saltando ágilmente a la cubierta enemiga tratando de caer junto a su nueva compañera y ayudarla, mas para desgracia de ambos el desequilibrio de ella hizo que él mismo perdiera el pie y quedara también en una situación inestable, siendo ambos una estampa más cómica que otra cosa para sus rivales. 

Mallory y Alvaro perdieron pie y cayeron a las aguas del mar de Vodacce. El sabor de la sal cuando la boca se les llenó de agua, el frescor de agua y el encontrarse en un medio extraño los desorientó durante unos segundos. Pero rapidamente ambos sacaron la cabeza fuera del agua y cogieron grandes bocanadas de aire.

A su diestra el barco atacante y a su siniestra il Aventurero eran como los acantilados de las islas. Con el desagradable detalle que estos dos acantilados se acercan peligrosamente mientras mas cuerdas de abordaje y ganchos vuelan del barco atacante hacia el vuestro.

Si no saliis rápido de aquí morireis aplastados, ahogados o una combinación de ambas. 

Álvaro sacó rápidamente la cabeza del agua y su ojo experto enseguida encontró asideros por donde poder subir ágilmente. Vio que la armadura de la eisena podría ser una complicación para ella para subir en aquellas condiciones y no dudó un segundo en arriesgarse para ayudarla a subir.

- ¡Rápido, coge mi mano y salgamos de aquí! 

Consigo sacar la cabeza del agua y empiezo a nadar, bastante perdida por la altura caída, y puedo ver a Alvaro, dándome su mano desde una posición "segura".

Me muevo lo más rápido que puedo y consigo agarrársela y con un fuerte movimiento acercarme hasta el, y apoyar mi mano libre en el asidero para empezar a escalar junto a el.

Danke! Digo con una especie de sonrisa de compañerismo.

Al estar un poco alejado de la borda, Rodrigo tan solo pudo ver caer a Mallory y Alvaro. Suponía que estarían bien, tan sólo era un chapuzón. Lo importante es que lograran subir de nuevo sin dificultades añadidas de los marineros del otro barco.
Pierre estaba disparando causando algo de confusión. Pero era bastante evidente que los brabucones del otro navio irían a por ellos y los pillarían en desventaja.

Tenía que hacer algo para llamar su atención.

Miró a su alrededor calculando cual de los cabos que había serviría a su proposito. Por fortuna había estado en más de un bajel, y no siempre de pasajero. Se enrolló una cuerda a su mano izquierda mientras que su espada cortaba limpiamente la sujeción. Acto seguido el espadachín salió disparado cualsalva de cañón hacia el aire.

Se soltó en el último momento para caer encima de uno de los travesaños del mastil, y a pesar de que estuvo apunto de caer logró mantenerse en equilibrio.
Desgraciadamente aquello había sido la parte fácil de su plan. Sin pasarsele por la cabeza que pudiera caer, Rodrigo empezó a correr por el travesaño y al final de este saltó al barco enemigo.

¡¡¡Por Santiago y cierra Castilla. Sus y a ellos.!!!!

Parecía una locura, pues no estaba agarrado a ningún cabo, ni se dirigía a alguno de la goleta. Se había lanzado contra una de las velas. Su hoja se clavó en la blanca tela y empezó a descencer con velocidad mientras rasgaba la lona. Iba rápido, pero pudo ralentizarla la caida lo suficiente como para no matarse en el intento.

Cayó en medio del navio enemigo. Espada en mano.

Caballeros. Pueden rendirse cuando quieran.

[T][U]Viendo la situacion cojo la cuerda de mi mochila la ato a mi cintura y se la lanzo a Alvaro
Rodrigo ayudame con estos dos que creo que hoy cenamos pescado
Si queriais una cita los dos solos no hacía falta llegar a ese punto agarrate fuerte y suir que creo que aquí
arriba hay diversión para todos

Viendo como los dos pescaditos están sanos y salvos, es hora de prepararse para el abordaje, me quito la capa dejo el sombrero colgado del palo mayor, saco mis dos armas y hago una señal con la espada en el suelo de la cubierta
venir sucios hijos de una ballena, aqui teneis a un montaignes cabreado, cansado y harto de gente como vosotros, mi fin es la venganza y no me la vais a quitar vosotros, venir si os atreveis

Así pues quedan dispuestas las fichas en este ajedrez mortal:

En mitad de la cubierta Rodrigo, espada en mano y perfecta posición de esgrima rodeado de una docena de enemigos.

Junto a la borda de estribor, espalda contra espalda y rodeados por dos docenas de enemigos Alvaro y Mallory se disponen a vender caras sus vidas.

Como único defensor de il Aventurero el siempre tranquilo y sereno Pierre frente al pelotón que ha saltado al abordaje.

Ambos navíos chocan con gran estrépito y como si fuera el gong que da inicio al combate se alzan los aceros y empieza la feroz lucha.

El primer grupo de matones ataca con un rugido a Rodrigo quien apareció entre ellos como si de un angel vengador se tratara. Se abrieron en maldiciones y juramentos las bocas destentadas y se tensaron los brazos tatuados mientras sables, machetes y otras armas de todo pelaje trataban de superar la defensa del fino estoque del de Gallegos.

Apenas lograron superar su defensa pues eran demasiados y no había manera de frenar a todos ellos.

Paso a paso Rodrigo fue cediendo terreno a la banda de facinerosos que le acosaban. Su numero era excesivo y la docena de armas iba encontrando huecos a traves de los que superar la estudiada defensa del castellano. ¿Lograria este responder con su temible respuesta o caería bajo la avalancha de golpes y cuchilladas?

En medio de la cubierta espalda contra espalda Mallory y Alvaro se preparan para enfrentar su propia marabunta de enemigos. Con las armas en la mano ambos se aprestaron a acometer a sus enemigos dispuestos a vender muy cara la piel.

Debo entender que no os rendís entonces.

Rodrigo creía tener la situación controlada, pero lo cierto es que a pesar de su arrojó y temeridad estaba con dificultades, pues eran muchos marinos. Y lo cierto es que eran buenos los hideputas.

Los primeros embites le dañaron más de lo que le hubiese gustado admitir. Pues el feo corte de la pierna hacia que no se moviese con la soltura habitual. Es más, afectaba a su coordinación y a pesar de que lograba detener algún que otro ataque no le permitía contratacar con efectividad.

La cantidad de hombres que venían a por nosotros era abrumadora, pero eso no era suficiente para intimidarme.

Desenvainé mi espada ancha en apenas un abrir y cerrar de ojos y miré a mis enemigos sin miedo, sintiendo la espalda de Alvaro junto a la mia.

Lucha honor, Alvaro.

Tras mis escuaetas palabras, dejo a mis enemigos acercarse a mi, lo suficiente para lanzar una estocada abierta, destrozando el cuerpo de los dos primeros que se acercan a mi. Con un rápido movimiento de la espada, lanzo la sangre que había en ella a la cara de los siguientes combatientes y doy un paso adelante, acabando con otros dos más.

Mallory regó con sangre el rostro de sus enemigos y con aún más sangre las tablas de la cubierta. La ferocidad de la eisena y su manera de luchar brutal, violenta y sangrienta pusieron el miedo en el corazón de los maleantes que les acosaban pues fallaron estrepitosamente sus ataques logrando solo un corte superficial en el antebrazo de la mujer cuando esta desvió un alfanje con su panzerhand.

Era el momento de que, tras girar Mallory el curso de una batalla que había empezado mal, Alvaro sacase a las espadas gemelas a trazar su caligrafia sangrienta en la carne enemiga.

¿Sería capaz?

La batalla comenzaba mal para los Compañeros. Rodeados en un número muy superior tuvo oportunidad de ver por el rabillo del ojo como Rodrigo recibía varias heridas por las multiples espadas que le acuchillaban; algunas incluso parecían de gravedad.

Dos docenas de hombres arrinconaban a Mallory y a él mismo, quienes se defendían espalda con espalda.

La eisena avanzó con decisión contra sus enemigos haciendo que la propia sangre de sus enemigos entorpeciera a los restantes, haciendo que rápidamente 4 hombres cayeran al suelo. Eso hizo que uno de los grupos que los presionaba se tuviera que dividir mientras los otros 2 individuos manchados de sangre se mantenían en segundo plano.

9 hombres le presionaban. Almudena y Victoria eran apenas dos borrones visibles, mientras el soldano bailaba hábilmente sobre la cubierta. Aquí se agacha evitando la acometida, allá voltea en derredor de un mástil donde las espadas de los marineros se clavan haciendo saltar astillas. Aprovecha para saltar agarrándose a una cuerda y dándole una patada en la cara a uno de ellos, cayendo de nuevo en medio. La presión aumenta y aunque logra evitar los envites se ve de rodillas sobre la cubierta del barco.

Mira de abajo arriba a sus enemigos, pero en lugar de miedo sus ojos están llenos de desafío en su boca se dibuja una sonrisa confiada.

- Os dimos la oportunidad de rendiros. Debisteis aprovecharla.

Salta apoyado sobre la pierna derecha. Los dos primeros hombres caen antes de que puedan reaccionar al repentino y suicida movimiento. Los otros dan un paso atrás sin entender que pasa con aquel loco que se lanza contra sus aceros como un inconsciente que busca la muerte. Almudena y Victoria cortan dos cuellos más haciendo que la sangre brote a borbotones salpicando a la media docena que quedan en pie.

Raudo como un diablo dibuja una S, una O y un L en los pechos de tres hombres, que caen atónitos al suelo.

- ¡SOL!

La duda paraliza a los que quedan en pie. Incluso aquellos que estaban luchando con Mallory se giran al oír el grito. Una D y una A se dibujan en sangre en otros dos marineros.

- ¡DA!

Ahora intentan alcanzar la borda para sobrevivir. Pagan cara su cobardía y en sus espaldas se dibujan una N y una O.

- ¡NO!

No queda ya más que media docena junto a Mallory, que con el miedo dibujado en sus rostros se miran sin poder decidirse entre huir o luchar. Álvaro no da tregua, no es el estilo soldano. Una vez comienzan, ya no paran. Dos más caen antes de poder tomar una decisión. Los últimos 4 hacen un intento desesperado de levantar sus armas.

- ¡SOLDANO!

Con el último grito de rabia, dos giros rápidos caen dos y los últimos son ensartados por las espadas de Álvaro de abajo arriba, pues ha acabado arrodillado frente a Mallory, a quien mira empapado en sangre enemiga.

- Ve a por los mosqueteros – haciendo una señal al fondo 

En el castillo de popa Rodrigo sigue defendiendose pero los enemigos, envalentonados por su ventaja numérica, siguen apretando en su cruel ataque. Sin apoyo de sus camaradas y perdiendo sangre por varios cortes menores el espadachín castellano va dejando cada vez más agujeros en su defensa. ¿Logrará volver las tornas?

En la cubierta de Il Aventurero Pierre, único guardian de la nave, recibe la acometida de la partida de asalto. Pero con el impulso de creer que tienen a mano una presa facil los malnacidos atacan con mortal acierto lacerando la carne del buen doctor.