Partida Rol por web

¿Espacio suficiente? 

Alys se detuvo ante la puerta y se quedó contemplando, con cara horrorizada, el minúsculo camarote que tendría que compartir. Allí no tenía espacio para nada. Tan sólo entrar y acostarse, sin poder vestirse bien ni adecentarse. Era horrible...

Miró de soslayo a la mujer con la que tenía que compartir aquel minúsculo espacio. Menos mal que al menos no huele mal...  Pensó y un suspiro salió de sus labios. Una vez más se tuvo que recordar que había dejado atrás su vida y que cuando llegara a Emeria todo cambiaría (sí, la joven era muy optimista). Encontraré a Eliseo y por fin todo será como debe ser...  

Entró en el camarote y dejó la bolsa que llevaba en el suelo. Imaginó que el camastro que le tocaba era el de abajo*, ya que era el único que no tenía ninguna manta colocada. Se sentó en él y volvió a mirar a Daniella. 

- ¿Sabes cuánto tardaremos en llegar a Emeria? - Le preguntó, esperando esta vez obtener alguna respuesta y deseando que le confirmara que el viaje iba a ser corto. Era la primera vez que iba en barco y era muy diferente a como había imaginado.

Santiago sonrió, más que satisfecho por la oportunidad que el capitán le daba. Pocas veces había puesto en práctica sus conocimientos médicos, y parecía que aquí iba a poder aprovecharlos bien. Estrechó su mano, cubriéndola luego con la otra.

- Será un placer, Capitán Roberts. Espero no defraudaros. Por mi, puedo empezar ahora mismo, solo llevadme a donde estén los heridos y me pondré manos a la obra. - Tenia los ojos algo enrojecidos por la noche en vela, pero todavía debía aguantar hasta poder ir a la cama si no quería quedar como un oportunista.

En un comienzo sonrío ante su broma, pero luego mi sonrisa se borra.

"Por el Creador, ¿es qué este capitán no tiene otra motivación que disimular lo duro que es? Si tiene tanta ira, tanto odio y tan malas intenciones ¿por qué diablos no asusta a los demás tripulantes?"

Sin embargo, no digo nada, sino que me doy la vuelta y me marcho a la bodega, donde podría relajarme un rato antes de zarpar.

- Pues... No sé cuánto podemos tardar... - Mientras digo esto abro el baúl que hay en el camarote. - Nunca se me dieron demasiado bien las distancias. 

No me doy cuenta que no he abierto del todo la tapa y esta cae sobre mis manos.

- ¡Auch! ¡ay ay ay ay ay ay ay!

Rapidamente saco las manos y las muevo sin parar... 

- Aunque... Auch... Aunque la verdad es que este barco es bastante rápido... - Vuelvo a abrir la tapa y me aseguro que esta vez se mantenga arriba. - Puedes dejar tus cosas aquí, es más grande de lo que parece. - Cojo las pocas pertenencias que tengo guardadas y las hago a un lado para dejar sitio a Alys. 

- ¡Oh...! - Que daño... Alys se llevó ambas manos al rostro cuando vio caer la tapa sobre las manos de Daniella. Se levantó de la cama, pero ésta ya las había sacado y estaba sacudiéndolas mientras se quejaba. 

- ¿Estás bien? - Le preguntó cuando la joven dejó de quejarse y continuó con lo que estaba haciendo. Estaba convencida de que si le hubiera pasado a ella, no podría mover los dedos en varios días. Miró hacia el espacio que le estaba haciendo en el baúl y asintió agradecida.

- Muchas gracias... - Cogió de nuevo su bolsa del suelo y la metió en el espacio que Daniella le estaba ofreciendo. Abrió la mochila y empezó a sacar unos cuantos vestidos que se veían de muy buena calidad. Arrugó el ceño y deslizó su mirada por el pequeño camarote, buscando algún sitio donde poder colocarlos. No quería que se le arrugaran más de la cuenta ya que allí no tenía sirvientas que pudiesen planchárselo y dejárselo en perfectas condiciones. 

- ¿Te importa que cuelgue allí estos vestidos? - Le preguntó, señalando los pies de su litera.