Partida Rol por web

- WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Grito de emoción al ver el inmenso agujero que hay en el agua.

La verdad es que me esperaba un viaje un poco más aburrido que esto... Aunque seguro que el capitán es capaz de sacarnos de esta. Además, si no hubiera peligro, ¿dónde estaría la emoción?

Sin embargo, parece que Alys no comparte este pensamiento conmigo, parece aterrada... Aunque, le diga lo que le diga, no servirá de nada para calmarla... De manera que me limito a observar el mar mientras me mantengo bien agarrada al barco. 

- Ugh... - Gruñó el castellano. La cabeza le daba vueltas... ¿O era el barco el que estaba girando? Ya no estaba seguro. Apretó los dientes para evitar otra náusea y cerró los ojos con fuerza, buscando un asidero allá donde había caído.

El golpe le había dolido, y sabía que algo muy malo estaba pasando allí fuera, así que prefirió quedarse lo más quieto posible en algún punto donde no diera muchos batacazos...

- Por Theus, odio el mar...

La mirada de Félix se desvía en busca del Capitán al que puede ver aferrado al timón mientras intenta mantener un rumbo que, en caso de no mantenerse, daría cómo resultado una trayectoría sin regreso directos a ser engullidos por aquel remolino. Roberts ahuyó en ese momento en varios idiomas: -"Que alguien amarre ese endemoniado cabo, maldita sea, estamos perdiendo empuje!!!"- El grito pese a la algarabía se podía oir casi sin problemas en todo el barco, pero parece que Roberts no ha oído el grito de Félix, cuando a su lado pasa un marinero de tez morena y barba de varios días: -"Por Theus y legion novato!!!!"- Dice en montaignes: -"Ese cabo es responsabilidad tuya y no quiero morir por tu culpa."- Hizo un gesto con la cabeza: -"Hacen falta dos personas para devolverlo a su sitio, vamos!!!"- y se puso en marcha subiendo por las jarcias con habilidad, que recordará aquellas eran practicamente las primeras palabras que un miembro de la tripulación de Roberts le dirigiera, quitando al contramaestre y al propio Roberts.

Por su parte Santiago vuelve a buscar dónde agarrarse y maldecir contra todo lo maldecible, cuando en ese momento parece que escucha una voz lejana, quizá fruto de su imaginación, quizá fruto del continuo crujir del barco, intenta poner el oído y entender algo más.

Mientras tanto, Daniella y Alys siguen encaramadas en la cubierta, mientras los marineros, hábiles, se mueven de un lado para otro intentando mantener el barco a toda vela e íntegro.

Ahogo la maldición en los labios y me trago las ganas de maldecir a la Stogmcheiseg. En lugar de eso, corro por los cabos, intentando no matarme mientras trepo y llegar lo antes posible. Cuando arriba al cabo, lo agarro con una mano, mientras intento que mi compañero tense la vela.

- ¡O lo hacemos o morimos, amigo! ¡Vamos!

El barco vuelve a tambalearse abruptamente, cómo si hubiera impactado contra algo y toda la madera cruje. Los marines y entre ellos Félix se aferran con fuerza a jarcias y aparejos y aguantan el embite, Daniella, por su parte se mantiene agarrada por muy poco pero consigue no salir volando. Por su parte, Santiago, esta vez bien agarrado y a resguardo en las escaleras que descienden a las bodegas consigue mantenerse erguido y bien agarrado... sin embargo la peor parte es para Alys que ve cómo por escasos centímetros el cabo al que se agarraba se resbala de entre sus dedos y sale proyectada de babor a estribor rodando por el suelo.

Por suerte para ella, pese a lo aparatoso de la caída apenas sufre unos arañazos y la peor parada resulta la ropa que acaba rasgada en varias partes. En ese mismo instante, ajeno al peligro que corre la joven Félix trepa con habilidad con el marinero entre los aparejos y entre ambos consiguen asir el cabo con fueza, aunque el marinero tiene que corregir ligeramente el trabajo de Félix: -"Vamos, esto aún no ha terminado."- Le dice el marinero mientras comienza a descender de vuelt a su puesto.

- No... No... No, nono...Nooooooo... - Alys fue sintiendo como la cuerda se iba deslizando entre sus dedos, y aunque hizo todo lo que pudo para mantenerse sujeta, finalmente acabó soltándose y rodando por el suelo de babor a estribor. 

Durante unos segundos creyó que saldría despedida por la borda y caería en medio de aquel enorme remolino. El agua se la iba a tragar... Pero de alguna manera, consiguió sujetarse a la borda y permanecer allí, muerta de miedo, mientras sentía como su cuerpo era atraído por la gravedad y los bamboleos que daba el barco. 

Tenía mucho miedo y las lágrimas se mezclaban con el agua salada que la empapaba. No se atrevía a moverse, tan sólo era capaz de mantenerse sujeta con todas sus fuerzas y rezando para no volver a soltarse. Dios, por favor... Ayúdame... No quiero morir... 

Corriendo hacia abajo, una vez llego a cubierta, agarro a Alys.

- Vamos, madmasoille, no querrá morir en su primera tormenta, ¿verdad?

No hay tiempo para delicadezas, así que la cojo casi en peso y la lanzó hacia las escaleras, hacia Santiago.

- ¡Agárrala, castellano! ¡No dejes que muera, me sentiría muy apenado!

Acto seguido me doy la vuelta, hacia mi puesto, donde sin duda haré falta.

"¿Qué no la deje morir? Lo sorprendente sería poder mantenerme a mi mismo con vida..." Reaccionando al grito de Felix, ese excéntrico marinero, Santiago utiliza pies y manos para ir atravesando con cierta velocidad el pasillo interior del barco, sin soltarse ni un segundo de los tablones y usando su cuerpo para evitar ser zarandeado con los movimientos.

Una vez en las escaleras, agarra a Alys y la pega ligeramente a él, haciéndola adentrarse poco a poco en los camarotes para evitar al máximo los daños posibles.

Cuando Alys se desliza por la cubierta, hago el ademán de ir a agarrarla, pero justo hay una sacudida e, instintivamente, me agarro con más fuerza... Vaya tormenta...

Antes de que me tenga que preocupar por la joven, mis compañeros la agarran y la lanzan junto a Santiago, el cual la agarra. 

Esperemos que no haya más percances... Aunque me parece que esta tormenta nos lo va a poner dificil...