Partida Rol por web

Despues de que la jovialidad de la enana Grynhelda, estuviera contando historias y bebiendo buen vino de los mercaderes, hasta altas horas de la noche , casi os parece un descanso gracioso y tierno, el hecho que se duerma y ronque como un elefante . El detalle de saber sobre como se comporta cada uno y otro del grupo, os hace sentir mas seguros de lo que pasaria dada una situacion que se pusiera realmente dura y dificil, y os hace sentir mas tranquilos y dormir mucho mejor

Tras una calida despedida tras la ayuda al hacer el desayuno,  mas entusiasmadamente a pequeño corazon, por ello, la dulce actitud de la muchacha iba conquistando tanto a señores de a pie como guardias , por alli por donde pasaba, era curioso , lo distintas que eran Grynhelda y ella y a la vez lo bien que se complementaban la una y la otra . Sinembargo los otros dos miembros hombres del grupo, eran mucho mas callados y reservados. Destacaba que Runa apenas habia dicho nada hacia un buen rato 

Ante la pregunta el alguacil niega con la cabeza y frunce el ceño. "No, mi señora. Lo siento. No recuerdo la caravana de la que me habla". Pero al caballero ai con gusto le indicare donde rellenar la cantimplora, estamos cerca de un gran rio, creo que eso puede ayudar Ahora estan en El Durnstone es un gran muelle construido sobre el río Unoram y es utilizado como un mercadear por los comerciantes Sommlending ".

Al acercarse al muelle central del Puente de Alema, el Durnstone ya está ocupado y bullicioso con los comerciantes de la mañana. Los pescaderos anuncian alegremente su captura, gritando los precios de hoy, mientras que otros comerciantes venden ropa, artículos de cuero y alimentos, preparan sus puestos para los negocios del día siguiente.

El arrendajo toma la delantera y sobrevuela el mercado situado sobre el muelle, observando como los comerciantes más madrugadores instalan sus puntos de venta bajo la atenta mirada de los Sommerlundeses más impacientes. Pronto comienza un ajetreado día en El Durnstone que capta la atención de la inocente muchacha, cuando descubre la enorme cantidad de personas que se reúnen en un mismo punto. El bullicio no la desconcierta, sino que logra maravillarla - Mira cuanta gente. Parecen divertirse en un día tan espléndido como el que hace hoy. Vamos, que ese pájaro listo ya se nos ha adelantado  - hasta que acaba agarrándose con ternura al brazo de su reservado compañero - Estamos sobre un río, mi Cazador. Este regalo que nos entrega el Dios Kai en pleno Otoño, en forma de unos cálidos rayos de Sol, han debido calentar esa capucha que nunca retiras. Quítatela y seguro que te encontrarás mejor, no seas gruñón - dedicándole una afable sonrisa con sus enormes ojos esmeralda, resaltados por la luz de la mañana y sus sonrosados pómulos. Se suelta suavemente, como unos jirones de seda desanudándose, antes de echar a correr en busca del campeón de plumas azules.

Echa la vista atrás y agita su mano para despedirse de los alguaciles, caminando de espaldas mientras incita a sus compañeros a que la sigan. Con un delicado giro de su cuerpo, se elevan los bajos de su verde vestido como si danzase - Blue, ¿dónde estás? - mezclándose entre la gente del mercado.

Observa los diferentes puestos que pueblan la zona, riendo ante las bonitas palabras que le dedican algunos comerciantes cuando toma las ropas que ofertan - ¿Cree que me queda mejor el celeste o el naranja? -  y las coloca frente a ella para comprobar si son demasiado largas o anchas para su menuda figura. Jamás había estado en un lugar así, donde adquirir diversas mercancías a buen precio - Vuelve aquí, que voy a recompensarte por ser tan bueno - ya sean telas, alimentos o regalos. Alza su mano y el arrendajo, que parecía vigilar el mercado desde lo alto de una de las torres del puente, se posa en su dedo cantando al ver tan contenta a su compañera - Buen hombre, ¿cuanto cuestan las bolsas de semillas para pájaros? - y receptivo a su recompensa por perseguir al ladrón.

Cuando sus compañeros vuelven a encontrarse con ella, parece haber hecho una buena cantidad de compras - Esto es para vosotros - sin dejar de pensar en los demás.

-¿Qué? ¿Q-Qué es esto? ¿Por qué me está empezando a doler el pecho de esta manera? -pensé, cuando sentí que Pequeño Corazón se acercaba a mí-
Mi cabeza estaba en muchos sitios a la vez, y al mismo tiempo en ninguno. No entendía nada de lo que sucedía a mi alrededor por mucho que tratase de prestar atención a una sola cosa. Se mezclaban el cansancio de la caminata, el insoportable calor, y por otra parte la presencia y atención de Pequeño Corazón; que hacía cuanto estuviese en su mano para que la búsqueda fuese más llevadera. Sentía, por tanto, que era una carga para el equipo; y que estarían mejor si me hubieran dejado en alguna parte del camino. Pero también me sentía un activo valioso de los Kai. Todo este cóctel de sensaciones e ideas (mayoritariamente negativas y erróneas) eran las causantes de la angustia que pasaba por aquel sendero. Pero había algo que me daba ánimos aferrarme al mundo terrenal. Y estaba persiguiendo a un precioso pajarillo.
Bajamos a la zona portuaria tras hablar con dos guardas de la ciudad, que no quisieron soltar prenda sobre la carreta. Esperaba que si comprábamos algo pudiésemos preguntar a algún mercader, y con suerte conseguir más información para nuestra búsqueda. Y casualmente, Pequeño Corazón se nos había adelantado, y se disponía a negociar a cambio de provisiones. Me quité entonces la capucha y me acerqué a ambos, ignorando casi por completo a las demás personas que querían adquirir sus productos y le pregunté por nuestro objetivo.
O eso intenté, porque justo cuando me encontraba a punto de formular una frase, se me formó un nudo en la garganta y el mundo empezó a girar como loco. Me toqué la frente con la mano para intentar soportar el dolor; y acto seguido la retiré por reflejo. Estaba ardiendo. Entonces olvidé por completo lo que iba a hacer, y en su lugar me alejé del puesto para dirigirme al río. Allí me arrodillé, y empecé a coger agua con las manos y a empapar mi cabeza con ella.
Conseguí, para mi desgracia, llamar la atención de algunos de los pescaderos de los alrededores, así como de los transeúntes que pasaban por allí. También me pareció oír algún que otro grito, alguien que decía que iba a espantar a los peces. Era lo que menos me importaba.
-¡Ahhh! -suspiré aliviado tras sacar la cabeza del río- Por fin. Pensaba que moriría.
Luego abrí los ojos y vi el escándalo que había formado. Tanto pescadores como vendedores y clientes parados a metros de mí, ninguno con valor de acercarse y ayudarme a ponerme de pie. Y yo estaba sonriendo ante todo aquello.

- ¡Vaya, pues es toda una lástima! Pero seguiremos indagando. ¡Nos vemos! - se despidió la enana de ambos alguaciles, quienes por desgracia no pudieron proporcionarles información sobre el cometido que les había traído hacia allí. Observó entonces la cercanía que tuvieron por un momento Pequeño Corazón y Cazador Adusto, y no pudo evitar esbozar una sonrisa algo pícara, pero que también albergaba cierto toque maternal ante lo que ella interpretó como un momento tierno entre una posible pareja. Así, alentó al nervioso Cazador Adusto a ponerse en marcha cuando éste quedó algo paralizado por la situación, posando por un momento su gruesa y áspera mano sobre el brazo del chico - ¡Vamos, tortolito! - dijo con un tono algo jocoso, tras lo cual desvió sus ojos hacia Runa de Roble - ¡Tú también, chico! ¡Estás más callado que aquí tu amigo, que ya es decir! ¿Todo bien?

El grupo fue hacia la zona del mercado. De igual forma que para Grynhelda no era sencillo seguir a sus compañeros entre la gente, no era fácil controlar la localización de la mujer por su baja estatura, mezclándose con facilidad entre el bullicio, aunque lo cierto es que el haberse perdido un poco no era algo que a la enana le importara. No era raro de vez en cuando escuchar alguna carcajada y su grave pero animada voz entre el griterío reinante, mientras Grynhelda pasaba por los puestos y hablaba con los comerciantes haciendo gala de su enérgica forma de ser, lo que daba alguna pista puntual de dónde se encontraba.

Un pequeño alboroto cercano captó su atención, encontrando a Cazador Adusto mojando la cara en el río con ahínco. Aquello causó un pequeño espectáculo entre los transeúntes, comerciantes y pescadores cercanos, los cuales miraban al monje Kai algo desconcertados. La enana no tardó en acercarse hacia él.

- ¡Oye, muchacho! ¡Sí que tenías sed! - le dijo, dándole una amistosa pero contundente e inesperada palmada en la espalda al iniciado del Kai, a punto de hacerle caer al río de cabeza. Sonriéndole, le tendió luego la mano, ayudándole a ponerse en pie. - ¿Te encuentras bien? No te sienta bien la algarabía de los mercados, ¿verdad?

Tras Grynhelda aprovechar para aprovisionarse de agua en el río, no tardó en llegar Pequeño Corazón con las compras que había hecho, ofreciéndoles al grupo las raciones de comida que había podido adquirir en su periplo por el mercado en compañía de su inseparable arrendajo Blue.

- ¡Pero miradla! ¡¿No es para comérsela?! - exclamó la enana con dicha, abriendo sus gruesos brazos mientras esbozaba una amplia sonrisa al presenciar otro gesto de generosidad por parte de la bella pelirroja, por el que era obvio que se encontraba bastante agradecida - ¡Es tan bondadosa como guapa! - al acercarse un poco, reparó en el vestido celeste que traía - ¡Y te has dado un caprichillo! ¡Dí que sí, has hecho muy bien! ¡Seguro que te queda precioso, niña! - miró entonces hacia el recuperado Cazador Adusto, y, dándole un codazo en el costado, pidió su opinión sin tapujos, risueña: - ¿Verdad que sí?

Nuestro joven integrante , sufre una sed repentina, producto del acaloramiento del finales de la primavera resultante, de la caminata y largo esfuerzo. Sin duda era una gran odisea de la que podian participar todos, asi como si fueran ellos , los aventureros que se relataban en los libros de jovenes princesas y dragones y valientes heroes , quizas la nueva responsabilidad de acompañar a aquellas damas pesaba sobre sus hombros , aunque el nuevo Kai habia demostrado aptitudes hasta el momento, sin duda contar con el favor de aquella hermosa joven en espiritu y alma y la fuerza y determinacion de la otra dama, podrian cambiar su vida y verla de otra manera distinta a como la veia hasta ahora , lo que le hizo sentir un mareo del giro que podria producir su vida y convertirse en un autentico aventurero de historia epica. Pero una vez se dio cuenta su cabeza dejo de cavilar y con la ayuda inestimable de la buena y segura de Helda, logro apoyar sus dos pies sobre la tierra con fuerza y contactar con la nueva realidad que se le presentaba ante sus ojos  

Continuando sobre el puente, al atravesar el puente de Alema, os quedais asombrados con esta gran proeza de la ingeniería Sommlending. Su pavimentada carretera se extiende por el río Unoram durante casi una milla y es lo suficientemente ancho como para acomodar fácilmente dos carriles de tráfico de carruajes con mucho espacio extra en ambos lados para los peatones. El calor del sol otoñal se enfría por las frías aguas del río corriendo debajo de los grandes arcos de piedra. Cruzais el puente y caminas la rampa en el lado opuesto. Otros dos reeves están de guardia en el arco de salida y alegremente os dicen "Buen día" y Bendiciones" cuando pasais.

La parte inferior de la rampa de salida linda con una amplia carretera que se dirige hacia Holmgard. Esta es la Carretera del Rey. Un cartel de madera indica dos direcciones: Toran (al norte) y Holmgard (al sur). El viaje es más fácil gracias a la buena superficie de la carretera. A pesar de que esta sección de la Carretera del Rey, parece estar desierta con un poco de suerte es posible que pueda encontrar algunas pistas sobre el paradero de Trevis y su caravana desaparecida.

Con gentileza y una vergüenza enternecedora, ase el volante de su vestido cruzando ambas piernas en una cortés reverencia - No digas eso, tan solo quería agradeceros lo que hicisteis la noche anterior. Jamás me habría imaginado que un joven muchacho tuviese que robar a un humilde anciano - mientras sus pómulos se sonrojan hasta tomar el tono de la flor del almendro. Con la mirada hacia el suelo, comienza a juntar las puntas de sus zapatos ante los elogios de la fornida enana - Gracias, el celeste es el color del cielo y los ríos. Me pareció tan bonito que lo compré - quien deja la respuesta sobre los hombros del acalorado monje. Un leve sobresalto hace que vuelva a colocar sus pies en dirección a los demás, por lo que se refugia en las ondas de su brillante cabello - Seguro que no es para tanto, ¿verdad? - jugando con ellas en espera del veredicto.

El pájaro, atento a la conversación, planea con las frías corrientes de aire hasta el hombro de la chica. Cruza sus alas e  hincha las plumas, piando en dirección al cazador - ¿Quieres que nos vayamos ya?, pequeño bribón con prisas - y poniendo en marcha nuevamente a la compañía. Sonríe y da media vuelta para seguir el camino que les lleve desde el puente de Alema hasta La Carretera del Rey, momento en el que el arrendajo aprovecha para girar su cabeza hacia atrás y vuelve a piar al callado Kai.

Devuelve el saludo a los alguaciles que les aguardan a la salida del puente y se detiene frente al cartel - Nosotros vamos al Sur, en dirección a Holmgard, justo el camino que siguió la caravana. La capital de Sommerlund debe ser un lugar precioso donde la gente vive de forma próspera - para leerlo detenidamente antes de continuar.

Volví con Grynhelda donde estaba el grupo tras despejar mi mente en el río. Allí nos encontramos con Runa y su mirada perdida, y con Pequeño Corazón, que traía provisiones y un vestido azul recién adquirido. Miré aquella escena de nuevo. Me alegraba ver que no éramos solo 4 forasteros en un lugar extraño; aunque los transeúntes no pensasen lo mismo cuando yo estaba en el río.

Recibí otro "toque" por parte de Grynhelda que me devolvió a la realidad al instante, aunque luego me dejó algo confuso. Creo que esperaba que dijese algo, porque me estaba mirando con su perpetua sonrisa y Pequeño Corazón estaba empezando a sonrojarse.

-No digas nada de lo que puedas arrepentirte, Cazador. -oía decir a mi voz interior-

Titubeé ante la falta de palabras; lo que hizo que se ella alejase de nuevo para perseguir a su pájaro. Aquello me sentó como una patada en el pecho.

-Maldita sea, soy un inútil. -me repetía a mí mismo con la cabeza agachada; mientras me ponía de nuevo la capucha para ocultar mis ojos- Está claro, no voy a conseguir nada. No puedo ni hacerle un simple cumplido. Ni siquiera un: "seguro que te queda de maravilla". Maldita sea, podría haber dicho eso.
Con cada frase mi ánimo disminuía considerablemente. Al cabo de unos segundos empecé a ver borroso, a sentir un cosquilleo húmedo cayendo de mis pestañas. Me froté los ojos para poder ver, pero eso sólo lo empeoró.

Pude ver cómo el grupo se detenía de nuevo ante la pareja de guardias que velaban por la seguridad de aquella entrada a la ciudad. Aproveché ese momento para alejarme unos metros. De ése modo no podrían oír mi respiración entrecortada, ni ver mis mejillas enrojecidas. Comprendí entonces lo que estaba haciendo. Me dejaba llevar por mis emociones, por mi sentimientos; y no podía permitirlo; había una misión que cumplir.

Respiré profundamente durante unos segundos y traté de aclarar mi mente. Aquello no estaba bien, no quería que sucediese de nuevo. Tras sosegarme como pude volví con el grupo, aún con la capucha, para escuchar aquello que fuese dicho. Me prometía a mí mismo no dejar que la situación se repitiese, por el bien de todos.

Grynhelda esperó en silencio y con una pícara sonrisa una respuesta por parte de Cazador, la cual nunca llegó. O al menos, no llegó de forma clara e inteligible. Y como fuera, el joven Kai perdió su oportunidad de enmendar su poca elocuencia, pues el pequeño arrendajo Blue había decidido que era momento para ponerse en marcha, dedicándole una piada al chico que a la enana se le antojó como una muestra de enfado, y la cual le hizo reír.

- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Si hasta parece que el pequeño pajarillo esté recriminando tu silencio, chico! - comentó, antes de empezar a caminar ella también - ¿O quizás esté celoso? ¡Sea como sea, algunos animales no dejan de sorprenderme, y ese pájaro tan inteligente es uno de ellos!

Siguieron su camino después de aquella parada en el mercado, y se cruzaron con un par de alguaciles, a los que la enana saludó con energía. No tardaron en llegar a un cartel indicativo con direcciones.

- Es muy bonita, sin duda. - respondió Grynhelda a Pequeño Corazón, en cuanto a sus suposiciones sobre Holmgard - ¡Si no has salido mucho de tu monasterio, te parecerá un lugar increíble! ¡A ver si tenemos tiempo de echar el rato por allí, que seguro que os encanta! Bueno... - miró por un momento a Cazador Adusto con una sonrisa algo jocosa, al caer en la cuenta de su preferencia por los lugares más tranquilos - ¡A algunos más que a otros, seguro!

A continuación, la enana se paró un momento a leer el cartel que también estaba observando la joven pelirroja, poniendo ambos brazos en jarra.

- Bien, pues supongo que por lo pronto lo mejor será seguir este camino e ir prestando atención a nuestros alrededores, ¿no? - dijo, señalando en dirección hacia donde la carretera iba hacia Holmgard.

Usando rastreo por parte de Cazador adusto: No has estado buscando por mucho tiempo cuando descubres rastros reveladores de un vagón muy cargado. Se encuentran en el suelo blando al costado de la Carretera del Rey. Estos surcos revelan que una de las ruedas estaba fuera de la realidad con los demás. Para tu sorpresa, descubre que las huellas indican que dos vagones, uno con una rueda dañada, salieron de la Autopista del Rey y se dirigieron a través de los campos adyacentes en dirección hacia el este. Parecería que la caravana perdida se desvió de la Carretera del Rey en este lugar y, por alguna razón desconocida, se dirigió a través de campos abiertos rumbo al este. No parece haber nada de interés en la distancia, solo campos abiertos y praderas y un límite más allá de eso

Podeis ver el perímetro de un bosque distante que se extiende por el horizonte oriental. Pequeño corazon algo ve con ojos penetrantes; algo que no se ve del todo bien. Centra su mirada en el bosque y ve una silueta distintivamente humana enmarcada entre los troncos de dos árboles. Hace una pausa por unos momentos antes de alejarse deliberadamente de la vista

Usando Sexto sentido por parte de Corazon: te advierte que estás siendo observado por alguien o algo en los árboles distantes al este de la carretera. ¡Sientes que no son amistosos! no sabes la ubicación precisa del observador, pero si te dice que están explorando el paisaje hacia el este. Al mirar el lejano bosque, Sabes con certeza que estábais siendo observados, aunque a una distancia considerable, los Jugadores probablemente querran dirigirse hacia el bosque e investigar al misterioso humano un poco más cerca.

La suave piel del cuello, privada de la vista de los demás por su larga y ondulada cabellera de color rojizo, se le erizó repentinamente cuando una figura desconocida centró su atención en los monjes por demasiado tiempo. Aquella sensación le resultó familiar, era una advertencia del Dios Kai a sus acólitos para que un posible peligro nos les pillara por sorpresa - Me temo que no estamos solos, aunque no sé si tendrá algo que ver con la desaparición de la caravana. Algo ha cambiado en el aire de estos caminos y tengo la sensación de que nos observan desde la arboleda al este - mientras se encargaban de los asuntos que les hubiesen sido encomendados. 

Con disimulo y manteniendo bajo el volumen de su voz, informa a sus compañeros de la extraña corazonada que le aflige. Parece asustada - Puede que esté confundida y sienta nostalgia de nuestro hogar. Quizás sea solo eso - a pesar de que duda de la posible maldad que pudiese llegar a habitar en el interior de las buenas gentes de Summerlund. Le tiemblan los brazos y no puede evitar echar la mirada al suelo, mordiéndose inconscientemente los labios con sus dientes blancos como el marfil.

El arrendajo la observa ladeando la cabeza, pero no logra animarla al darle unas suaves caricias con sus alas en las mejillas. Cuando gira por completo su cuello, pillando por sorpresa al causante de aquella mala sensación, se le encrespan las plumas y se lanza hacia los árboles dispuesto a desentrañar el misterio.

Busqué alguna pista sobre el paradero, o la ruta de nuestro  vehículo objetivo por todas partes. Paredes, tejados, esquinas... Y me olvidé de lo más obvio, el suelo. Las marcas de las ruedas aún permanecían en el burdo camino que recorrimos, pero al parecer se desviaban en un punto, rehuyendo de la civilización. Pude ver que se dirigían hacia un extraño bosque, que hacía que se me pusiesen los vellos de los brazos de punta. Pequeño Corazón sentía lo mismo.

-¿Pero qué...? -lancé esa pregunta al aire, intentando enfocar aquellos distantes árboles- No jodas.

Nos estaban vigilando. Rastreaban todos y cada uno de nuestros movimientos, probablemente incluso escuchasen lo que decíamos. Lo comuniqué al grupo mientras me daba media vuelta y miraba al cielo, disimulando.

-Creo que alguien se alegra de vernos. Y nosotros no nos vamos a alegrar de verle a él. ¿Y si damos un pequeño rodeo? Pasamos por las afueras de la ciudad, y nos apartamos del campo de visión de esa... cosa. Prefiero eso a entrar de frente en el bosque.

Pero luego me di cuenta de un detalle. Pequeño Corazón estaba temblando y no sabía lo que pasaba. Aquello me dolió más a mí que a ella.

-Va-... ¿va todo bien? -pregunté, acercándome lo suficiente como para intentar calmarla, pero despacio para que no se sintiese molesta- ¿Qué te ocurre...?

No terminé esa pregunta. Quedó colgando a la espera de una palabra, una manera de referirme a ella; pero nada se me ocurrió.

-Maldita sea. -pensé-

Tejon se paso toda la mañana pensativo, casi no hablo con sus compañeros porque estaba inmerso en sus pensamientos "¿Ha donde porque habrá desaparecido la caravana?" eran el pensamiento que le invadía la cabeza y no podía pensar en nada más que eso, imaginando varios escenarios para intentar darle una respuesta a esa pregunta y solo le limito a seguir sus compañeros.

Cuando llegaron a donde se dividen los caminos Tejon iba a ponerse a investigar pero Cazador se le adelanta y descubre marcas de un vagón que parece que estaba bastante cargado por la profundidad de las marcas. Tejon se arrodillo y se dispuso a detalllarlas mejor, pero Corazón les advierte de que no están solo y Runa se levanta de un brinco y por puro instinto agarra su arco y lo carga con una flecha.

-Será mejor ir con cuidado porque nunca se sabe que se puede encontrar en un bosque.- Dijo mientras miraba a su alrededor para intentar localizar a lo que sea que les este mirando.

Observando los alrededores, Grynhelda no fue capaz de percibir nada que diera pistas sobre el paradero de la caravana. Distinto fue en el caso de Pequeño Corazón, quien pareció ponerse bastante tensa cuando divisó una presencia en la lejanía.

- ¿Que no estamos solos? - la enana miró repetidas veces a su alrededor, incapaz de ver nada entre los árboles del bosque - ¡No veo nada! ¿Y dices que están al este, niña? ¿Son hostiles? - continuó, mientras, al ver a la hermosa pelirroja tan nerviosa, tomaba en sus manos su preciado mosquete por lo que pudiera pasar.

Miró de nuevo en aquella dirección a la que la joven Kai había hecho referencia, atenta e intentando vislumbrar algo entre la arboleda. Mientras tanto, sus compañeros comentaban la situación, dando algunas posibles ideas.

- ¿Sugieres que lo mejor sería intentar pasar de largo y hacer como si no nos hubiéramos dado cuenta? - preguntó ante la sugerencia de Cazador Adusto - ¡No sé yo, muchacho! ¡Prefiero toparme con los problemas justo de frente ahora, y que no me asalten cuando menos me lo espero! - a continuación alzó su grave voz al decir lo siguiente, como si pretendiera que quien fuera la oyera: - ¡Si son hostiles, que se personen aquí de una vez y dejen de jugar al escondite! ¡Si no lo son, nos saludamos, intercambiamos una sonrisa y seguimos nuestro camino!

Cuando descubris que estáis siendo observados por vuestras habilidades Kai, vais en la búsqueda de este personaje. A un ritmo constante de trote, os cuesta 10 minutos para llegar a la brecha en la línea de árboles donde fue la última vez que visteis al misterioso observador. Al llegar a esta brecha, de inmediato encontrais sus huellas en el suelo blando. Las impresiones son tan claras y frescas que incluso los heroes que no tienen seguimiento o las disciplinas de caza las detectan con facilidad.

Seguis las huellas frescas por el bosque. Los árboles de los alrededores son robles de hoja caduca Sommlending. Tienen una corteza amarilla y una hoja verde manzana distintiva . Algunas de las hojas han comenzado a convertirse a un hermoso color marrón rojizo. Las hojas caídas proporcionan una alfombra irregular que amortigua el sonido de tus pisadas. También amortigua los sonidos hecho por el observador que huye, haciéndolo un poco más difícil seguir de lo que sería el caso en cualquier otra época del año, excepto quizás durante las nieves de invierno..

*El jugador Cazador Adusto por tener disciplinas rastreo y caza:Está empezando a parecer que estás en peligro de perder su rastro cuando llegas a una parte del bosque donde la cubierta de las hojas caídas son particularmente gruesas

Oyes un breve grito de dolor y sorpresa. Viene de entre los árboles directamente delante. Continuas con tu búsqueda y algunos momentos después te encuentras con el cuerpo sin vida de un hombre que yace al pie de un roble Sommlending. Él está vestido de viaje manchado ropa que huele fuertemente a olor corporal. LLeva un viejo chaleco de cuero y un gorro de lana marrón. Un arco yace a su lado, junto con un carcaj que contiene cuatro flechas. Unido a su cinturón hay una espada corta en una vaina de cuero negro. Parece que, en su prisa, ha tropezado con las raíces del árbol y ha sido golpeado en la cabeza en su tronco. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para romper el cuello del hombre.

La muerte no era algo extraño para mi, ya desde joven había visto a muchos hombres caer en el campo de batalla, pero era la primera vez que veía un cadáver en una posición tan poco ortodoxa.

Algo debió aterrarlo para que haya muerto en esta posición, será mejor que andemos con cuidado. Cazador Adusto, ¿Crees poder encontrar su rastro para averiguar desde dónde huía? - le pregunto a mi hermano del Kai, mientras reflexiono sobre las circunstancias de fallecimiento del hombre.

Mientras Cazador Adusto busca el rastro, yo me dispongo a "descolgar" el cadáver del árbol y lo recuesto a un lado del mismo, para luego cerrarle los ojos y tomar sus flechas para dárselas a Cazador Adusto.

La muchacha asiente con timidez a la pregunta de su atento compañero, pero ni ella misma parece convencida de su escueta respuesta. Se aproxima hacia él, agarrándose a su brazo - Fue una mala sensación, pero ya me voy encontrando mejor. Comparto las sabias indicaciones de Tejón - para así sentirse mucho más segura. Observa a los demás y toma aire despacio entrecerrando los ojos, consciente de que juntos no tienen nada que temer.

Casi por un designio impuesto por los Dioses, sus delicadas piernas se ponen en movimiento en dirección a la arboleda del Este. Siguen al pájaro que parece no haber perdido de vista al extraño fugitivo que les acechaba, pero el curioso hombre resulta conocer bien el bosque y pronto le pierden de vista - ¿Blue, dónde te has metido? - hasta que el Kai de hacha en mano es capaz de toparse con su rastro. No tardan en escuchar un quejido lastimero que sigue a un golpe seco - ¿Qué ha sido eso? - e inmediatamente, el arrendajo regresa hasta su compañera aleteando alterado. Sus plumas parecen teñidas de un color que inquieta a la joven, ya que el peculiar tono azulado del animal muestra unos reflejos carmesí bajo los rayos del Sol. Sorprendida extiende la palma de su mano para que pueda posarse y con su odre de agua - ¿Cómo te has hecho esto, Blue?, no pareces herido - le baña, dejando caer un fino chorro sobre la pequeña cabeza del pájaro.

Manteniendo el paso seguro detrás del resto de miembros de la comitiva, no tarda en presenciar algo horrendo que da respuesta a la sangre que había salpicado al arrendajo. Aquel hombre, que presuntamente les espiaba, estaba herido de gravedad a los pies de un roble - ¿Está muerto?, no puede ser. No puede ser, por el Dios Kai, debemos hacer algo - y posiblemente sin vida. Eso no detiene a la preciosa monje que rápidamente se arrodilla a su lado y coloca sus hermosas manos donde brota la sangre, manchándolas, para así tratar de salvar una vida - Sana, por favor - fuese amiga o enemiga.

Antes de poder seguir, Pequeño Corazón se acercó sin miedo y se aferró a mi brazo, haciéndome sentir cohibido. Sin embargo, cuando miré su cara vi una sonrisa de oreja a oreja y una expresión relajada. No me hacía falta nada más en la vida. Había conseguido calmarla y ahora confiaba algo más en mí. Sin embargo, lo bueno nunca dura, y empezó a correr junto con el grupo hacia el bosque.

Una bocanada de aire caliente y me trajo de nuevo a la realidad, hacíendome cubrir de nuevo mi cabeza con la capucha y agacharme para correr por el camino sin llamar la atención. Iba separándome del grupo, tomando por aquellas zonas con hierba más alta y zigzagueando en diversas ocasiones hasta llegar a la zona. Entonces me erguí de nuevo y empecé a correr, esquivando toda clase de obstáculos y accidentes naturales con gran habilidad. El bosque era mi terreno, mi campo de juego, mi hogar; y como tal lo conocía como la palma de mi mano incluso aunque fuese la primera vez que estuviese allí.

Entonces escuchamos un estruendo que erizó los vellos de mi brazo.

-¿Qué leches? -pensé- ¡Atentos!

Avisé al grupo para que tuviese cuidado, ya que desde esa posición no se podía ver nada. Saqué el arco y una flecha del carcaj, que la apoyé sobre la marca en el centro del arma. Salimos a un claro, donde pudimos ver la cara de la figura que habíamos estado persiguiendo. Si era ésa, pues también podría ser una víctima suya. Tejón Valeroso y Pequeño Corazón ya se habían lanzado incautamente al cuerpo caído. Yo preferí acercarme con cuidado, mirando la gran cantidad de posiciones desde las que podíamos ser emboscados. Acepté las flechas de Tejón, no me importaba a quién perteneciesen. Lo único que quería evitar era que otra persona, o cosa, pudiese tomar ventaja del factor sorpresa y hacer daño a mis compañeros... o a ella.

-No me siento muy seguro aquí. -dije finalmente-