Partida Rol por web

"Buena idea, amigo mio. Al fin y al cabo, la gente se asusta con solo verme. No habrá problemas en el camino" El semigigante carga con el malherido enano, y lo lleva con cuidado a la enfermería.

Está bien claro: Es lo más parecido a una pista sólida que tenemos. Pero también es cierto que nuestros enemigos están avanzando: Ya no les sirve derramar la sangre de "un cualquiera" asi que, desgraciadamente, parece que debemos de apresurarnos.

"Mi nombre es Al-Harén, un guerrero al servicio de la ciudad de Nexo, buena pagadora a quien necesite un trabajo"
"¿Y usted? ¿Como se llama?"

Dicho esto, al ver su estado, saca de su cinturón un vial con un antitoxinas, y se lo hace beber -no le fuerza, sino que le deja entrever que es un tipo de medicina-

"Por si los venenos"

Al-Harem, deja al enano como un saco de patatas en la taberna, tenemos que seguir adelante mientras se recupera, asi que es mejor que no tardemos mucho.

- Amable señor espero que no tenga problema en atender a este enano herido mientras viene la guardía,  pues nosotros tenemos que partir para continuar investigando.

Una vez el enano está bien custodiado nos vamos al lugar del ataque para comprobar que podemos sacar en claro,

Ishram, a la que el gigantón cargó con el enano a la taberna, se dedicó a reunir cierta información entre el posadero y algunos parroquianos presentes, a pesar de las prisas de Lionel.

- Un segundo, Lionel. Puede que esta gente tenga respuestas aunque no lo sepan. Si deseais, salid algunos a buscar rastros. Yo perseguiré ubicaciones sospechosas. Sí, en la taberna - dijo a la que volvía con los clientes y el dueño.

- ¿Hay por aquí algún tramo de cloacas cercano? ¿Tal vez canales o pozos? ¿Quizá algún lago artificial? - comenzó a preguntar. Eran preguntas simples con respuestas simples para mentes simples. El sí o no certero estaba garantizado y para unos guardias novatos y que desconocían la ciudad podría ser de gran ayuda.

La taverna el Ciervo verde se encuentra en la sección más sórdida de los barrios marginales de la ciudad, un edificio de varios pisos que ha visto días mejores. Es un lugar ruidoso, lleno de música y voces bulliciosas. Varias peleas menores estallan mientras las PJ están allí, no hay mucho en lo que involucrarse. Solo hay una bebida disponible en la taberna: una cerveza casera llamada Dragon's Blood. Tiene una fuerte sabor, pero sabe como una robusta cerveza roja. La mayoría de los clientes lo disfrutan. La taberna tiene un menú detallado, pero la mayoría de la comida es liviana y nada de eso va bien con la cerveza casera.

LLevais al hombre totalmente grogui , pues ni la antitoxina a conseguido reanimarle, ni nada pero respira , se cayo inconsciente, poco despues , puede que de la borrachera, el tabernero se ofrece a dejarle una cama, hasta que se le pase, si el o vosotros le dais el dinero

"Vaya, esto me preocupa" dice dejando una bolsita con algunas monedas de plata sobre el mostrador del señor posadero.

"Insisto en que si los sentidos normales no sirven, necesitaremos una alternativa. Ya sea confiar en el instinto de un sabueso, o intentar escudriñar en la mente de este señor"

Tras probar un solo sorbo de la cerveza, Al-Harén se extraña ¿No tienen ni agua, ni Brandy, ni ninguna otra clase de bebida? ¿¿Ni siquiera zumo de pomelo??

- ¿Puedo quedarme con esta daga ensangrentada, señor enano? - preguntó al barbudo inconsciente -. Supongo que el que calla otorga. Se la devolveré - afirmó mientras la guardó con cuidado en una tela, tratando de no apretar el filo para que no absorviera el rastro.

La búsqueda en la zona, por muy exhaustiva y profunda que resultó, no arrojó nada. Las criaturas escamosas y azules habían desaparecido sin dejar huella ni rastro en un callejón sin salida. Inaudito y sobrenatural. Tal vez habían abandonado el lugar mágicamente, más su habilidad de Detectar magia no arrojó rastro alguno de magia empleada. Tal vez se habían escapado por alguna puerta secreta, pero tras buscar palmo a palmo nada hallaron.

Hastiado, el mercenario habló a sus compañeros.

- No sé qué mas hacer. Solo se me ocurren cuatro opciones: podemos hablar de nuevo con el viejo mercader, a ver si sabe algo de los escamosos ya que es coincidente que ambos de sus hijos hayan desaparecido; podemos buscar a algún alquimista que analice esta sangre y nos dé alguna respuesta; podemos dejar algún tipo de trampa o cebo para atraerlos de nuevo e intentar interceptarlos; o podemos volver a los cuarteles y olvidarnos de este asunto hasta que no nos venga alguna prueba definitiva de algo. Comienzo a entender la actuación anterior de la guardia: no es que no intentaran nada o ignoraran lo que pasaba, es que no había nada a donde agarrarse después de investigar e investigar sobre el asunto - opinó.

"Hum...." dice haciendo un sencillo ejercicio de mentalista con un par de cacahuetes, de esos que ponen en todas las barras de bar "¿Y que me deciis de intentar pescar con un cebo a estos hombre-serpiente?"

Ishram se encogió de hombres ante Al-haren.

- Esa era una de mis proposiciones - admitió asintiendo -. Bien, de ser así, ¿Quien sería el cebo? -preguntó sin tapujos -. Porque es evidente que lo que esos bichos buscan, sean lo que sean, son personas.

"El cebo tiene que ser alguien capaz de defenderse aun sin armas"
"Alguien que parezca lo bastante indefenso como para que quieran asaltarle sin miedo, pero que en la práctica se pueda defender"

El semiginante suspira

"Mis poderes mentales, si se desatan por completo, podrían ser letales como cualquier espada. Así que me presento voluntario"

- Soy yo o poner al más grande como cebo no parece la mejor idea del mundo? - pregunta con cierto aire de indignación - creo que yo doy mejor el perfil, puedo conjurar sin hacer ruido y por seguridad puedo hacer a alguien invisible para que este al lado mía por si se tuercen las cosas.

Espero que mi idea cale mejor que la del semi gigante que se lanza a todo sin planear mucho.

Ishram contuvo una carcajada ante la proposición del gigante y asintió ante la del elfo.

- Se agradece tu oferta, Al. Pero creo que Lionel tiene razón: es una cuestión de peso. Digamos que no das la talla - bromeó tratando de no reír, imaginándose a esos seres escamosos sufriendo para arrastrar unos simples metros a un semigigante.

- Un elfo, por el contrario, con una constitución aparentemente más frágil sí que puede ser un buen reclamo. Si, aparte, tiene otros recursos para no estar solo o huir por sí mismo, me parece bien - afirmó dando la razón a su compañero élfico. Después miró al resto, a la espera de impresiones.

Kami se puso la mano en la cara. - De donde no hay no se puede sacar - Tras escuchar a Lionel e Ishram estuvo de acuerdo con ellos ya que era la opción más lógica.

- Yo también opino igual, pero necesitará ropa de mendigo, aunque sea una capa andrajosa para poder camuflar las armas -

Mientras se debaten los detalles del plan Lionel da un respingo ante la idea de ponerse ropa de mendigo.

- No hará falta adquirir nada de ropa de mendigo, dispongo de hechizos para disfrazarme, es más rápido y seguro que ir comprando cosas por aquí, bastante nos han visto ya - la idea de ponerse ropa sucia y apestosa le daba nauseas...

- Lo que queda es quién se quedará invisible junto a mi.

Cuando irumpis , porque practicamente teneis que ir abriendos paso entre la muchedumbre , en la taberna del ciervo verde , todo el mundo al veros con los distintivos de la guardia , se callan o os miran con odio, logicamente entre tanta bazofia social , los guardias son meros perros de los ricos o enemigos de los que se buscan la vida poco honradamente

Hay miradas nerviosas y furtivas entre algunos ,como diciendo espero que no me busquen a mi, y el tabernero trata de tranquilizar a la multitud

"Espero que tan numero de guardias no hayan venido a asustar mi clientela ,sino solo a tomar algo, ¿que les pongo?"

Al Harén mira a su alrededor.

Corta-bolsas, matasietes, prostitutas, drogadictos, mendigos, hambrientos... Toda la gente que a ningún noble le gustaría ver en su pavimento.
Pero esta gente está aqui. Esta gente VIVE. Tiene derecho a vivir. Y seguramente preferirían poder garantizar un techo y un pan si pudieran.

[color=#440077]"Hoy venimos por libre. No estamos de patrulla"[/color] declara. Deja 30 monedas de plata sobre el mostrador [color=#440077]"Una ronda... y te dejo pagado¹ un almuerzo"[/color]

El semigigante se sienta, y deja pasar algo de tiempo, oido avizor y tratando de captar lo que sea que dicen. Sabe que no hablarán muy bien de ellos, pero por el momento es mejor dejar que se aplaque el fuego antes que llegar gritando y exigiendo respuestas.

Nos metemos de nuevo en el ciervo verde dejando en suspenso el plan de actuar de cebo, bueno es un riesgo menos que tengo que correr así que tampoco me viene mal.

Los parroquianos pertenecientes en su mayoría a lo peor de cada casa no reaccionan muy amigablemente ante nuestra presencia, cosa que era de esperar, no creo que saquemos algo en claro de aquí pero por intentarlo no perdemos nada, una vez pasada la conmoción inicial intento deslizarme entre la gente para ver si capto algo.

Mientras comentaban sobre que alguien hiciera de cebo, no comprendió muy bien por qué sus pasos los llevaron de nuevo a la posada junto al callejón, El Ciervo Verde. Cayó entonces en la cuenta de que era el establecimiento más cercano a la zona donde ocurrían la mayor parte de las desapariciones.

Diablos, alguno de estos parroquianos y borrachos tiene que haber visto algo, pensó el mercenario. Se dirigió de nuevo al posadero, con el cual apenas habían cruzado palabras desde que dejaran allá al enano grogui.

- Hola. De nuevo somos nosotros. Permítame una pregunta, ¿No habrá visto últimamente por su posada o cercanías a tipos, en grupo, con pesados capuchones aunque no haga mal tiempo? - preguntó casi irónicamente. Tal vez el tipo no los hubiera visto nunca, pero tal vez le habrían hablado de ellos.