Partida Rol por web

A bordo del Mar Blava

Vida de a abordo - Escena de juego

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14/10/2020, 17:08
Director

¡Aaaaaaahh! -un grito escuchaste antes de golpear la puerta y poder ver qué se cocía allí dentro, en la sala del capitán-. El tal Abbas debía haber gritado en ese instante.

Acto seguido, cuando las bisagras de la puerta del camarote cedieron por la sacudida de tu cuerpo, viste una escena totalmente aberrante, espeluznante; un sindiós y sinsentido propios de las descripciones de un loco, o de una situación terrible: el tripulante Abbas yacía despedazado en el suelo, bañado con su propia sangre, con partes de su cuerpo separadas o casi separadas (un espectáculo terrible).

Por otro lado, víste además el cuerpo de Damián, el joven caído desde las alturas del palo mayor horas antes. Estaba ahora frío, blanco y rígido, como correspondía a un cadáver que llevaba muerto más de seis o siete horas (pese a que le habías visto entrar tras Abbas, muy aprisa).

A su lado, el camarote del capitán cedido hasta ahora al tal Abbas era un camarote simple, sin ningún lujo más que una cama en vez de hamaca (como el resto de la tripulación), y con un bonito y refinado ventanuco (más allá de un simple agujero en el casco. Pudiste observar también aquello de lo que había salido el sonido del quebrar segundos antes, de ese vidrio o mármol roto: los restos de lo qu eparecían una figurita esparcidos aquí y allá, compuesto como por cera o algún otro material más duro...

Y en un lateral, detrás de la puerta, ojeaste el féretro destapado (sí, la taba debía haber caído a un lado, pues estaba volteada y arrojada al suelo), y en el interior había un cuerpo: era una mujer bella, como amortajada en todo su cuerpo excepto en su rostro, en el cual yacía con una feliz sonrisa, como si hubiera muerto en paz. No hacía falta ser un barbero o saber de medicinas para entender que aquel cadáver estaba bien conservado, y debía llevar en la mortaja y féretro mucho tiempo (días, semanas, tal vez meses...).

Todo esto podías divisarlo desde el dintel del camarote, con la puerta reventada. Sin embargo, sentiste un deseo irrefrenable de no entrar allí; como una sensación que te privaba de acceder a ese lugar, por un temor irracional, una sensación de angustia muy pronunciada o váyase vos a saber qué*...

La batalla se sucedía arriba, y notabas cómo los pies pisaban sobre tu cabeza los tablones de la cubierta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ganas automáticamente 5 puntos de IRR (Réstate 5 puntos en Racionalidad y añádelos en Irracionalidad).

*Debido a la tirada de Racionalidad que he hecho, no puedes acceder a ese pequeño espacio del camarote, es como si algo en tus sentidos y en tus miedos te paralizara o algo así.

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14/10/2020, 18:56
Jaume

—Dios ha proveído —valoró con una sonrisa Jaume mientras santiguábase sin animarse a entrar en aquel escenario de destrucción. Un rápido vistazo tras el seguro umbral hízole juzgar que a través del agujero del casco una bala había entrado reventando al moro. Por un momento se preguntó qué habría acaecido con su compañero, tirado cual guiñapo y muerto como si tiempo ha que dejase este mundo. Más las opciones que barajó eran más propios de cuentos de marinero que le habían contado cuando era chiquillo que lo que había visto en su oficio. Aún así asustáronle tanto como la perspectiva de cruzar el umbral y decidióse a volver a cubierta, aun con la morbosa curiosidad que le empujaba.

—A por esos hideputas, a echarles de vuelta a Berberia —sentenció mientras volvía a subir, dándose ánimos.

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16/10/2020, 10:02
Director

Subiendo hacia la cubierta, que te planteaste un par de cosas a causa de las terribles muertes, del camarote (pues ahora allí yacían tres cadáveres): por un lado que, aunque no pudieras entrar en la sala, no veías daño alguno de herida o sangre al hasta ahora tu compañero Damián, por lo que no podía haber muerto de alguna hostilidad como esa; y por otro, que el cadáver del tal Abbas andábase tan destrozado que para quedarlo en ese estado el autor debía haberle dado una buena paliza y luego herirlo de gravedad con armas de gran tamaño. Y Damián siempre portaba su cuchillo de tareas y defensa, pero poco más. Todo harto extraño.

En éstas estabas que una vez arriba, en cuanto asomaste la cabeza por la escotilla de la cubierta, el último de los piratas bereberes cayó redondo sobre ella. La cubierta rezumaba sangre mezclada con agua, y algunos cuerpos de marineros y todos los de los piratas yacían sobre el Mar Blava. Aquel barco mercante ahora transportaba muerte y desolación.

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16/10/2020, 10:02
Pere Ginesta

¡¡Marineros...!! -Pere Ginesta se dirigió a los suyos-, ¡Por fin han aprendido a no meterse con esta coca! ¡Y han tenido que morir para ello! ¡Victoria! -gritó entonces, y un rugido de los suyos, agridulce en realidad, invadió la cubierta-.

Sin embargo la "alegría" de la batalla duró poco; ninguno de vosotros era pirata (tal vez alguno de los companyons, por la forma de luchar, hubo un día de coquetear en tales lides, pero no era lo común), y por ésto que el capitán quiso que volviérais cada uno a sus tareas, no sin antes echar los cadáveres enemigos a la mar, y amortajar a los marineros de la coca muertos (cinco en total) para darles sepultura en Valencia, una vez llegados al destino.

Y tras ésto, que no tardó en hacerse, mientras varios de ellos ya limpiaban la cubierta con trapos y echaban cubos de agua para hacer resbalar la sangre vertida, que diste alarma de lo que había en el camarote del capitán. Allí toda la tripulación se agolpó, Ginesta el primero (al ser su camarote en realidad, pese a que se lo había cedido al pasajero), y desde la puerta nadie se atrevió tampoco a entrar por el espectáculo que había allí dentro. La gente murmuró "Damián", pues conocían al chico, y miraban el féretro con el cuerpo de una mujer amortajado dentro y la terrible posición y restos de Abbas, aparte de estar toda su habitación desperdigada, así como los restos de vidrio, cera o lo que fuera que había diseminado por el camarote.

¿Qué ha pasado aquí? -Ginesta trató de divisar el cuerpo de algún pirata que se hubiera colado en el interior-. ¿Es Damián? Sí... -se respondió-, y Abbas, el "negro" pasajero... ¿Alguién vio algo? -preguntó Pere en el agolpado pasillo-.

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20/10/2020, 09:07
Jaume

–Vi algo –confesó el catalán–. Más voto al señor que no tengo muy claro lo que vi. Andaba en cubierta como vuesas mercedes y en cuanto di matarile al moro que tenía delante, vi cómo nuestro camarada al que horas ha creíamos muerto, escurrirse por la trampilla siguiendo a nuestro invitado moro –consciente de que su intento de complot pasado podría volverse contra él, decidió confesar su animadversión–. Raro parecióme y vuesas mercedes saben que creía que el sarraceno habíanos maldecido por el destino del pobre Damián que quedóse en susto pero a la próxima no podríamos ser igual de afortunados. Sintióme burlado por el hereje y su traición así que decidí seguir a ambos. Más al bajar no vi nada, tan sólo escuché ruidos, gritos viniendo de aqueste lugar y torné al camarote para toparme con aquesto que vuesas mercedes ven. Los tres muertos a simple vista. Más parecióme raro –explicó.

–Decidí que aquello habíase sido justicia divina y volví a cubierta para ayudar con los piratas que pudieran quedar–hízose el silencio más el propio marinero agregó nuevas palabras buscando romperlo:

–Confieso que la imagen no era demasiado agradable y no quédome mucho. Pero sí lo suficiente como para descubir que lo que en un principio tomé por un cañonazo de los piratas –agregó señalando al agujero en el barco–. No era tal. Ah sí, y oí el ruido de un jarrón caer pero debieron ser los cristales que ven por el suelo.

Santiguóse y finalmente puso voz al pensamiento de todos.

–Capitán, creo que su invitado practicaba las artes oscuras. El pobre Damián mátose horas ha y sus conjuros lo han hecho moverse como un títere. Viéndole parece que lleva tiempo muerto más todos le vimos levantarse. Aquí no ha pasado nada, salvo justicia divina y nosotros echando al infiel.

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20/10/2020, 12:06
Pere Ginesta

Pere Ginesta te escuchó impasible ante tu discurso. Te dejó hablar hasta que callaste del todo. Trató entonces el capitán, ante las atentas miradas de sus marineros y los companyons, de entrar en el camarote que era el suyo, donde estaba el desaguisado de los tres cuerpos; mas no pudo, pues hizo un ademán de dar un paso, pero sus cejas se entrecerraron, y se detuvo, carraspeando un poco. Seguramente la misma sensación que tuviste tu. Entonces se giró, y para no quedar mal ante sus hombres, exhaló de su boca dos nombres, que debían ser en los que más confianza tenían (de hecho eran casi tan viejos como él), y les encargo...

...sacar esos cuerpos, el del féretro incluido, a cubierta -añadió cual orden-. Luego limpiadlos y amortajarlos. Los llevaremos al entierro en Valencia. A Damián el mar se lo tragará, pues no contaba con familia alguna y será lo más honroso para el joven. Al final el moro no cumplirá su destino de viajar a Granada, pero al menos estará en la otra vida con su... amada. A no ser que hayan hecho mal en su vida y acaben en el infierno... -miró a sus hombres otra vez, tú incluido-. ¡Dispersaos señores! ¡Esta coca no navegará sola! ¡subid y desatad cabotaje! ¡Reparad los desperfectos! ¡Izad las velas! ¡Vamos holgazanes! -dijo finalmente en un tono más despótico, aunque en realidad estaba como frustrado por la muerte de aquel tripulante egipcio-.

Cuando te procedías a marchar, Ginesta dijo tu nombre.

¡Jaume! ¡Ven aquí! Entra ahí, con Filipo y Apolonio -(que eran los dos marineros antes citados, un portugués y un castellano del reino gallego)-, y revísalo todo, seguro que tú tienes más buen ojo que ninguno de éstos... Luego limpia un poco el camarote. Menudo panorama. Grrr... -Pere volvió a estar molesto por lo ocurrido, tal vez más que el propio asalto a la coca-. Luego subió a cubierta y quedaste con ambos compañeros.

Apolonio, Filipo y tú entrásteis en el camarote. Esta vez no tuviste reparo, porque hiciste de tripas corazón y respiraste hondo ante de acceder. Ambos marineros sacarían los cuerpos. Te tocaba limpiar el desaguisado, lo mejor que pudieras.

Notas de juego

Pues lo dicho, puedes narrar libremente lo que haces en el camarote. La descripción del mismo está en la narración del primer post de esta pestaña. Puedes interactuar con Apolonio y Filipo, que tratarán de subir uno a uno los cadáveres y el féretro hasta la cubierta.

Puedes realizar las tiradas que creas oportunas, y si decides hacer otra cosa, eres libre, por supuesto.

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22/10/2020, 16:50
Jaume

Sintióse castigado por alguna falta como si en alguna hubiese incurrido: ¿por haber abandonado el fragor de la batalla en la cubierta? ¿Por cuestionar al invitado? Desechó Jaume tales pensamientos y encaró su tarea como buenamente le correspondía. Dejó facer primero a sus dos compañeros quienes se encargaron de llevarse el feretro y los cuerpos que estaban en desigual estado.

Acompañóles cuando llevaron, por último, el de Damián hasta cubierta, donde todos detuvieron durante escasos minutos sus tareas para mostrar respeto por el finado. El capitán pronunció breves y cristianas palabras y arrojaron el cadáver a la mar, la cristiana sepultura de los marineros que nada tenían o por los que poco podía facerse.

Pronto la vida volvió a cubierta como si nada hubiese acaecido. Así Jaume tornó de vuelta al camarote en el que dispusióse a examinar los restos con más calma. Aún sentía la presencia del trío de cadáveres y santiguóse dos veces por si las moscas, que no estaba de más ser precavido. La sangre estaba por todas partes y con un paño convenientemente mojado empezó a frotar varias veces terminando de extender la sangre por la estancia, repitió la operación varias veces y con el tiempo el suelo fue abandonando su color rubí para mostrar el de la madera escurecida por la humedad. A un lado habían quedado los pedazos de la figurita con los movimientos del trapo, llevado por la curiosidad, trató por unos momentos de reconstruir aquel objeto de Berberia. Tras varios intentos y llegar a la conclusión de que era tarea harto difícil, abandonó la misma y los arrojó por el ventanuco.

Por último, cogió todos los trapos manchados en sangre, tanto los que había usado para trapear como los que cubrían la cama y los lavó. Dejaría al capitán poner sus propias ropas de cama limpias. Una vez las hubo lavado, depositólas junto al resto de ropas de la tripulación. Por un momento sintióse tentado de prenderles fuego allí mismo pero desechó la idea al considerar que estaba exagerando y nunca se sabría si acabaría lamentando aquello.

Volvió al camarote pues tan sólo quedaba la última cosa: la puerta. Sus últimas labores consistieron en clavetear los goznes de la puerta en partes donde la madera había quedado intacta tras su embestida, dando así su labor por terminada.

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23/10/2020, 11:21
Director

Cuando estabas aún agachado en el suelo, y entre tus manos algunos restos de cerámica o cera endurecida, entre tus dedos se coló una cabeza, partida. Aquella figurita debía tener forma humana, pues aquello que miraste un instante tenía un rostro, una nariz y dos orificios que parecían ojos. Sin embargo, harto difícil (más bien imposible) fue reconstruir la figura, y sus piezas se fueron por la borda. Tras limpiar debidamente el camarote, acabaste por arreglar la puerta, pues el impacto al golpearla la había desvencijado...

Fue al final, cuando clavaste el último remache y comprobaste que los goznes y pernios estaban bien fijos y en su sitio, que reparaste en una última cosa: las pertenencias del tal Abbas. Un fardo encontraste allí arrojado, en una esquina, donde la sangre no había llegado. Y tu último vistazo al camarote te llevó a mirar en tales pertenencias.

Tras rebuscar un poco (no había nada escondido a propósito, ni oculto de tal manera), encontrarte algo que bien pudo alegrarte el día: dos libros, uno en piel de carnero bastante bien cuidado, con páginas en una lengua extraña en su interior, de letras angulosas y desde luego no las letras usuales (pese a que no conocías el arte de las letras, al menos sabías reconocer caracteres en unos idiomas y otros); y otro volumen de piel oscura, bastante más suave, escrito en letras con una caligrafía más pequeña, que más bien parecían rayones de la caligrafía de alguien que pudiera estar comenzando en su aprendizaje de la escritura.

Por otro lado, el fardo contenía algunas ropas, todas de color negros en varios tonos, algunos útiles de aseo, un cuchillo afilado, una pequeña colección de extraños objetos metálicos (como si fueran colgantes o broches con finas y raras formas), y en el fondo del fardo algo con lo que tu cara cambió de expresión: una bolsa con joyas: anillos, cadenas, bastantes monedas y algunas piedras preciosas que bien debía valer su peso en oro, de varios colores. Aquel tipo era rico en vida.

Notas de juego

Con tu siguiente intervención, si quieres puedes tirar el d100 por Conocimiento Mágico.

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26/10/2020, 10:18
Jaume

Sopesó Jaume todos aquellos enseres con ojo crítico y decidió hacer dos montones, uno con valor y el otro de trastos inútiles. Una vez fecho esto, buscó las piezas más valiosas pero de menor tamaño para escondérselas para sí con la intención de mostrar el resto al capitán para que las repartiese como gustase.

Nadie le iba a quitar su comisión y seguramente Pere como perro viejo que era no desconocería las alhajas que podría tener el berberisco, así que, no era conveniente exponerse a ser descubierto por otro companyon.

- Tiradas (1)
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29/10/2020, 22:45
Pere Ginesta

Las ropas, el fardo y algunas vendas quedaron apiladas a un lado, junto con las extrañas alhajas de al parecer escasa calidad a simple vista; pero un tremendo saco de maravedíes lleno de otras tantas que bien parecían de buen metal, oro en su mayoría, y que estaban junto con las monedas, quedó al lado. 

Y en tanto así, que no tardó el capitán Pere en descender hasta su camarote y ver lo que habías preparado allí. Tras presentarse allí te miró, asintió al ver lo que habías hecho (como entendiendo tu actitud), y te habló.

Está claro que eres un buen muchacho -te dio una palmada en la espalda, y luego pasó a su ya limpio camarote-. Buen trabajo, y ésto... -sus ojos se abrieron, y se lanzó al saco con las joyas y monedas-. ¡Dios Bendito! ¡Lo que escondía ese moro! -dijo-. ¡Con ésto ya puedo pagar a otra tripulación, que sepa guerrear mejor, claro -añadió medio en broma medio en serio-. Esto irá directo, en realidad al arreglo de la coca en Valencia... -dispuso-. Luego metió la mano en el saco y extraño un puñado de maravedíes, había tantos que no le importó dártelos.

Y ésto para vos, sois un buen hombre y mejor tripulante, pero no os acostumbréis a halagos. ¿Jaume, qué crees que pasó aquí? -te preguntó antes de marcharse-.

Notas de juego

No superas la tirada, por poco.

Añádete veinticinco maravedíes, y un colgante de oro de una dobla de oro (36 maravedíes)

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30/10/2020, 13:17
Jaume

—Voto a Dios que temas de brujería —contestó decididamente Jaume—. Hay allá un libro de lengua extraña, quiero decir... No es lengua cristiana. Además había una figura rota con tanto detalle como nunca hubiera visto a ofrebre alguno. 

Tómose un par de segundos más para coger aire y soltar todo lo que le atenazaba:

—Pere, sabes que el pobre Damián cayóse desde lo alto de la mayor y levantóse como si nada. Raro nos pareció más nos alegramos... Sin embargo, al enterrarlo era como si horas ha hubiera muerto y el moro nos burlase jugando con él como si fuera una marioneta. Así que... Me place el destino de ese perro, es lo mejor para nos así que no le de más vueltas capitán. Incluso... Si tirase los dos cadáveres por la borda mejor que mejor, el de la mujer también —valoró apoyando su mano en el quicio de la puerta—. De hecho, seguro que por su culpa es por lo que los berberiscos nos atacaron. 

—No le de más vueltas capitán y eliminemos todo lo suyo como si nunca hubiera estado... al menos lo que no tiene valor —añadió con una sonrisa mientras se guardaba su parte de las ganancias antes de volver a cubierta.

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02/11/2020, 21:39
Pere Ginesta

Pere escuchó con atención las pesquisas que habías deducido de todo aquello, y la propuesta de lanzar los cuerpos al mar, quedando entre las islas y el puerto de Valencia. Nada dijo en réplica, pues sabía que aquel moro no era trigo limpio, aunque embarcó porque tampoco tenía nada contra el Mar Blava y, además, llevaba buenas alhajas.

Mañana por la mañana los lanzaremos al mar, tenéis razón... -dijo entonces Ginesta-. Dejaremos que sus dioses velen sus cuerpos esta noche, y luego que el mar haga lo que sea con ellos, y así no tendremos nada que deberles -añadió-. Y el libro ese también. No quiero palabra deshonestas de ningún tipo en mi coca. Buen trabajo, Jaume -añadió, agradecido-. Ahora id a descansar, afuera ya se encuentra el manto de sombra.

La noche había caído ya, y las faenas de marinero terminaban. Tal vez mañana, a buen seguro, llegaríais a Valencia si el tiempo era propicio, en dos días como muy tarde. Por tu parte marchaste a descansar.

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02/11/2020, 21:39
Companyons

* * *

Al día siguiente los gritos te despertaron. La hamaca en la que estabas, en el camarote de los companyons, albergaba a otros como tú, tus compañeros. Arriba en cubierta debían estar los que mantenían la guardia nocturna, y los que debieron vocear y por ende os despertaron.

¡Galeota! ¡Galeotaaaaa a baboooorr! ¡Capitáaaan! -estaba claro que, una vez más, teníais visita-. Alguien se aproximaba al Mar Blava. Tus compañeros se despertaron al unísono (los supervivientes de la batalla del día anterior), y comenzaron a colocarse las botas para subir a toda prisa a cubierta... El sol del amanecer entraba por algunos ventanucos del camarote.

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02/11/2020, 22:05
Jaume

Levantóse Jaume y rápido se situó en el lugar que le correspondía, acostumbraba a dormir como todos con las ropas puestas así que apenas le supuso plantarse en su posición.

—¿Berberiscos otra vez? —preguntó nada más llegar a los que allí ya estaban para que le pusieran en antecedentes.

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03/11/2020, 13:29
Pere Ginesta

Cual bala de cañón, subiste por los pasillo del Mar Blava hasta cubierta. Allí, algunos marineros y el propio capitán Ginés miraban a babor, apoyados en la barandilla de madera de la coca. Al igual que tú, otros marineros y companyons se percataron de lo que pasaba: en el horizonte una galeota avanzaba hacia vosotros a toda velocidad. Por tu parte, tuviste clarísimo (dado tus conocimientos en la mar y la Navegación), que no era en absoluto normal que tal navío avanzara tan rápido, y con una candencia de remada tan regular. 

¡Companyons! ¡A sus puestoooooosss! -gritó Pere, animando una vez más a su empleados-. ¡Izad velas, apretad nudos y tomad las hachas! ¡Parece que esos hijos de mala madre aún quieren más divertimento! -y acto seguido todos los marineros comenzaron a movilizarse sobre el Mar Blava, pues había que prepararse para otro posible envite en mar-.

Por allí estaban los cuerpos de Abbas, Damián la amada del primero, todos amortajados, pues los marineros, antes de haber visto la galeota, los estaban preparando para lanzarlos por orden de Ginesta.

- Tiradas (1)
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03/11/2020, 13:35
Director

Por tu parte, aguardaste un poco más, y al acercarse la galeota tan rápidamente, pudiste cerciorarte de que en su puente había seis individuos: uno de ellos era de etnia negra, y estaba desnudo salvo por un taparrabos y una gran capa. Estaba armado con un arco corto y una cimitarra, al estilo de los berberiscos. Otro de ellos iba armado con una extraña cota de malla, lleva casco, escudo y cimitarra. Los otros cuatro estaban desarmados y totalmente desnudos, y parecían olisquear el aire como animales. Pero la cosa no quedó ahí.

Un detalle te llamó en exceso la atención: los remos de la galeota, que tan a la par y tan bien se movían como para dar tremenda y tamaña rapidez al navío... ¡Parecían moverse solos, como si estuvieran movidos por galeotes invisibles!

Notas de juego

Haz una tirada de IRR (por lo increíble de esa visión). Si no la superas, ganarás 1d10 de IRR (y perderás de RAC). Y por otro lado, con tu siguiente narración, acompaña una tirada de Descubrir con el d100 (o PERx2, lo que más tengas).

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03/11/2020, 23:10
Jaume

—¡Hostia puta! —murmuró Jaume al ver aquel prodigio mas, en seguida se recompuso y miró cómo todos los companyons ocupaban su lugar y su mirada centróse en los dos amortajados. Tírolos con todas sus fuerzas por la borda pues había visto suficientes sortilegios como para el resto de su vida1.

—¡Al agua hideputas!

- Tiradas (2)

Notas de juego

1Un poco por lo que creía, mientras aún están a distancia, tirar ambos cuerpos por la borda. Si es necesario tirar por algo, siéntete libre.

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04/11/2020, 12:23
Director

Notas de juego

¿Te refieres a los tres cuerpos o a los de Abbas y la mujer?

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04/11/2020, 12:48
Jaume

Notas de juego

Abbas y la mujer, sí.

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05/11/2020, 11:20
Pirata

Sabía que aquello podría ser algún tipo de artificio mágico. ¿Cómo era posible que tales remeros no se viesen en la distancia y la galera avanzara... tan SUMAMENTE rápido? Tan rápido así era que mientras corriste hacia los cuerpos amortajados, que lograste echar el del tal Abbás a la mar (levántandolo con gran esfuerzo tú solo). Pero en cuanto te dispusiste, segundos después, a lanzar el de la amante o esposa, que la galera ya se había echado contra el Mar Blava, colocándose en paralelo.

El tipo de la cota de malla y piel oscura, entonces, gritó a los que estaban en cubierta. De momento no te dio tiempo a lanzar ese segundo cuerpo al agua, pues las voces atrajeron tu atención. El tipo había comenzado a gritar en árabe primero y en castellano después.

¡Entregadme a Abbas! ¡Y entregadme la piedra! -dijo desde el borde de la cubierta de la galeota, que estaba casi a la par en paralelo a la coca-. A su lado, los que parecían sus súbditos no parecían sino fieros guerreros, como bestias tal vez.