Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo V

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16/05/2010, 02:19
Claire Windsor-Hancock
Sólo para el director

Por mi cabeza pasaron muchas cosas desde el momento en que la mujer de mi padre mencionó a Ethan para luego empezar a delatar sus verdaderos planes; sabía que no era una opción, era algo que ella ya tenía decidido y algo que a mí no me gustaba en absoluto pero ¿qué podía hacer? Había dos maneras de no casarme con aquel hombre, una era convenciendo a mi padre y la otra, escapando pero eso significaría perder a Ethan, así que tenía que jugarme la primera carta que era convencer a mi padre. Miré a Darla con tranquilidad, necesitaba tener la cabeza fría aunque en realidad tenía ganas de gritarle que ni loca me casaría con alguien a quien no conocía y mucho menos si ella lo había fraguado todo. Bajé la cabeza un instante y respiré profundo, no había muchas palabras para decirle a mi madrastra, tenía que ser cuidadosa con lo que le decía y no porque le tuviera miedo sino porque era mejor seguir siendo la señorita de la casa y no una cualquiera con la boca bien sucia para decir lo que en verdad pensaba de ella. Esbocé una sonrisa con altanería, levantando la mirada brillosa de ojos azules y los clavé en los de la mujer que me había robado a mi padre.

-¿Cuándo podré conocer a ese joven? Porque digo, imagino que lo conoceré antes de la boda, sería bueno no entrar a la iglesia y encontrarme con una desagradable sorpresa...-hice una ligera reverencia y volví a hablar con calma.-Es obvio que tengo predilección por Ethan, de no haberte dado cuenta de eso, seguramente no me habrías buscado una pareja tan pronto. No sabía que a mi padre le urgía tanto casarnos por dinero pero en todo caso, tampoco sabía que le urgía más casarme a mí que soy la menor... Tenía entendido que en toda familia de Inglaterra, está muy mal visto que la menor de las hijas se case primero que la mayor pero bueno, supongo que de donde vienes son otras las costumbres.

Caminé un poco y me senté en una de las bancas que había en el jardín pero no dejé de mirar a mi madrastra fijamente a los ojos. Sabía que todo lo que hacía era para lastimarnos de una u otra manera y también sabía perfectamente que estaba ansiosa por deshacerse de nosotras pero no sabía que tan pronto ansiaba quedarse a solas con nuestro padre. Ladeé la cabeza y la miré, quitando de mi gesto cualquier resquicio de disgusto, de enojo, de inconformidad, estaba tranquila; las cartas de ella estaban jugadas, las mías, una de ellas estaba en la mesa, la otra, estaba por jugarse.

-¿Podríamos hacer un bonito almuerzo en casa, así conozco a...? Perdón pero me olvidé el nombre de mi futuro esposo-sonreí abiertamente.-Supongo que no será problema invitar a Lord Byron y claro, a nuestro querido jardinero que es de tanta confianza en esta casa que se queda a solas con una señorita de la familia. ¡Habráse visto! Las nuevas costumbres que nos has traído, querida madre.

Alargué la mano hasta tocar la suya, en ningún momento dejé de mirarla.

-Apuesto a que organizarás todo. Será un placer compartir las nuevas tradiciones que nos has traído desde... ¿De dónde es que eres? Porque siempre me lo olvido pero a juzgar por la libertad de costumbres, asumo que de Londres no, querida mía-solté su mano en un acto rápido y suave.-Ahora que nos hemos puesto de acuerdo, ¿es posible que vuelva a adentro? Siento frío, creo que no me siento muy bien. Además, quiero darle la buena nueva a mi padre...

Mi padre, la única salvación antes que la deshonra pero por intentarlo no iba a quedar.

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18/05/2010, 16:33
Mary Ann Windsor-Hancock

Mary Ann no tenía muy claro qué hacía allí en tan poco grata compañía. Su mente se debatía entre salir corriendo o ponerse a llorar... Terminó explotando en carcajadas sonoras y naturales que le hicieron hasta saltarse las lágrimas... pero que terminaron en amargas lágrimas y un vano intento por disimularles ante aquel hombre, al que no pensaba dirigir ni un sola palabra nunca más.

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19/05/2010, 09:31
Jean Antoine Lésdiguièrs

Acepté las disculpas de Mary Ann, y esbozé una sonrisa vacía ante sus palabras en mi idioma natal, era evidente que desconcían demasiadas cosas, que no sabía como funcionaba el mundo más allá de los verdes jardines de la mansión Windsor Hancock.

Asentí, por supuesto, ante la orden de la señora Windsor, puesto que así era como hablaba ella, tampoco me molesté en aclararle que mis conocimientos sobre jardinería se limitaban a saber cuales eran más blandas y no tenían pinchos, para poder dormir tras las alegres noches que pasaba en el Brazau, con los compañeros, que nunca amigos, y el exceso de bebida hacía imposible regresar a casa, utilizando el jardin des Plantes como improvisado dormitorio. Sus insinuaciones carecían siquiera del más mínimo tacto, y era obvio que no sentía especial aprecio por su hijastra.

Caminé despacio, sin abrir la boca, notando el evidente nerviosismo de Mary Ann, y regocijándome en él, seguramente, se arrepentía ahora de haberse mostrado tan “osada” al utilizar el franco idioma, algo que me confirmó sus extremas reacciones en tan corto intervalo de tiempo.

Serían unas clases inolvidables  Mary Ann.

De eso estaba completamente seguro, es mucho más sencillo cultivar un terreno antes nunca maltratado.

Porque, supongo, que nunca antes había tenido un profesor de “artes amatorias”  

Suponía que su orgullo haría que me mintiera, pero su honor que me dijera la verdad, era una siniestra batalla donde ella siempre perdería, aunque eso es lo que suele suceder en cualquier guerra.

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21/05/2010, 19:38
Patrick Collins

Durante un interminable instante, probó sus labios con un beso, y sintió sus caricias en el rostro. Dejó pasar el tiempo, acariciándola allí sentados, disfrutando de su cercanía, de la relajación, de la dulzura. Luego, su pregunta le pilló justamente cuando había vuelto a pensar en lo mismo que parecía inquietarla.

-Pues... -comenzó a decir- He hablado con Francis.

Le acarició el pelo, despacio.

-Me ha dicho que siempre tendré trabajo con él. Iba a preguntártelo, porque tu también debes decidirlo. Es tu futuro, al igual que el mío. Ya te dije que puedo reengancharme, pero siempre estaría sujeto a que movilizaran mi regimiento en alguna lejana guerra, o que me destinaran a un lugar lejos de Winfield, y hasta de Inglaterra.

La miró, sonriendo un poco, como si le quitara hierro al asunto.

-Aunque, había pensado pedirle a mi señor que deje trabajar en Winfield, administrando nuestros bienes en la región. Bienes que, pensaba discutir con él, pueden reinvertirse para levantar de nuevo vuestra vieja factoría, e incluso ampliarla. He escuchado que la industria es el futuro, y atrae al progreso. Si se crea industria en Winfield, tarde o temprano el pueblo se convertirá en una comunidad cada vez más pujante.

La miró, más serio.

-¿Que opinas?

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30/05/2010, 22:31
Susanne Cornwell

Ella lo escuchó con atención, la idea de él reincorporándose al ejército no le agradaba y no porque le disgustara que él vistiera de uniforme ni nada sino por lo que vestir ese uniforme implicaba. Patrick, a Dios gracias, era consciente de ello.

Sonrió cuando él mencionó lo de la factoría y no pudo disimular el brillo de sus ojos.

-Pues si me lo preguntas no quiero que vuelvas al ejército -dijo bajando la mirada un tanto avergonzada por lo egoísta de sus razones-, estoy orgullosa de lo que haces, de los logros que obtuviste mientras vestías ese uniforme pero… -se mordió el labio y albergó la mano de él entre las suyas- no me creo capaz de soportar tu ausencia a sabiendas que estás arriesgando tu vida en alguna guerra. No tienes idea de la angustia que siento de tan sólo imaginarlo -respiró profundo porque de verdad que sintió una opresión en el pecho-… No saber si estás bien, si te alimentas bien, no estar para cuidarte si es que enfermas o, ni Dios lo quiera, caes herido.

Parpadeó y lo miró a los ojos un largo instante, en silencio.

-No pienses que soy egoísta -susurró-, pero no soporto la idea de que te ocurra algo y no estar junto a ti para ayudarte.

Respiró profundo y le acarició el rostro.

-Por otro lado la idea de reabrir la factoría me gusta, demasiado me gusta. Esa fábrica significaba mucho para mis padres, por eso mamá se negó a venderla sin importar lo mucho que necesitamos de ese dinero. Si la factoría reabre podríamos pensar luego en ampliar la boutique y por qué no, instalarnos con una sastrería como la que teníamos antes de que… bueno, de que lo perdiéramos todo.

Lo miró avergonzada porque se había dado cuenta de lo emocionada que acababa de mostrarse al hablar. Se puso seria otra vez.

-Esa es mi opinión, pero quien tiene la última palabra eres tú y yo voy a estar contigo sea lo que sea que decidas.

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30/05/2010, 23:19
Mrs. Windsor-Hancock

-No os equivoquéis, Claire, no os equivoquéis -dijo Darla esbozando una sonrisa triunfal. La menor de las hermanas había acusado el golpe, el modo en que estaba respondiéndole lo dejaba de manifiesto.

-Para vuestra hermana también tengo planes, pero ya sabéis que ella tiene una voluntad menos férrea que la vuestra y no me ofrece la misma diversión que me ofrecéis vos al fastidiaros.

Darla, aprovechando que estaban solas no disimulaba en lo más mínimo el desprecio que sentía por Claire y su hermana, un desprecio que sólo se ocupaba de ocultar cuando estaban en compañía de alguien más, en especial de su esposo, pero ese no era el caso, ahora estaban solas y podía quitarse las caretas. Ambas podían.

-Ambas van a conocer oficialmente a sus futuros esposos mañana -hizo una pausa observando la reacción en el rostro de Claire-… están invitados a cenar y Lord Byron también va a estar presente, no dudéis de ello, es mi invitado de honor.

La malicia de sus palabras no tuvo parangón. Darla tramaba algo más, pero era difícil acertar el qué.

-Ya os dije que con vuestro padre aún no he hablado así que no se os ocurra hacerlo antes que yo o lo lamentaréis, querida mía. Bien sabéis que lo lamentaréis.

Las palabras de Darla más que una advertencia eran una amenaza, una que hizo que la piel de Claire se erizara. ¿Qué otra cosa más tenía en mente esa mujer?

Darla no dijo más y comenzó a caminar de regreso a la casa, a paso lento, altivo, victorioso, pero sobre todo seguro.

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30/05/2010, 23:23
Walter Benwick

Mary Ann no le respondió, pese a que moría de ganas de hacerlo, pero no le daría en el gusto. Jean quería provocarla, hacerle daño, reírse de ella o cuando menos así es como le hacía sentir y no le iba a dar la oportunidad de hacerlo.

Había acabado llorando, pese a no quererlo. Se sentía...quién sabe cómo es que la mayor de las hermanas se sentía, pero lo que sí estaba claro era que no deseaba estar allí, no en compañía de ese hombre.

El sonido de cascos llegó hasta los oídos de ambos y Mary Ann se alegró de que alguien se acercara pues, de un modo u otro, esa persona se convertiría en una suerte de tabla de salvación.

Un jinete se acercó hasta el lugar en el que ambos se encontraba y detuvo su montura a pocos metros de distancia. Saludó a ambos con una inclinación de cabeza y se quitó el sombrero. No desmontó.

-Buenas tardes, perdonad la interrupción, pero creo que me he extraviado... busco la mansión de los Windsor-Hancock.

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30/05/2010, 23:47
Claire Windsor-Hancock
Sólo para el director

Bajé la mirada, Darla gana siempre y no tenía sentido discutir con ella. Sencillamente era en vano, no tenía la clase y eso se notaba a leguas.

-No diré una sola palabra, serás tú quien tendrá el honor, madre.

Y acto seguido me dirigí a la casa pero en una dirección contraria a ella, tenía algo que hacer.

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30/05/2010, 23:49
Hypatia

-Pero bueno ¿esos jovencitos no piensan entrar? -preguntó la señora Spooner frunciendo el ceño- La comida se va a enfriar y a nadie le gusta estar comiendo comida recalentada.

Hizo sonar las palmas de sus manos y empezó a ordenar que se sirviera la comida. Daba risa verla ahí dando órdenes como si fuese la dueña de la casa, pero ese era un derecho que se había ganado a lo largo de esos años al servicio de la familia Heddington, en especial al servicio de Francis y su difunto padre.

-Voy a pedir a uno de los muchachos que vaya a buscarlos porque como les sigamos esperando va a dar la hora de la cena.

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31/05/2010, 09:05
Mary Ann Windsor-Hancock

Mary Ann que había estado tan sorprendida y ofendida que no sabía si pegarle o salir corriendo de aquella situación tan humillante, agradeció poder hablar con otra persona que no fuera aquel odioso francés.

Al ver al joven apuesto y desconocido, le mordió la curiosidad, como si de un mosquito se tratase: Buenas tardes tenga usted. No está tan perdido como cree, pues ha llegado al lugar que busca. Soy Mary Ann Windsor-Hancock, ¿con quién tengo el honor?

Tragó saliva y esperó la respuesta, rezando porque no notara lo alterada que estaba cuando llegó.

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31/05/2010, 17:01
Patrick Collins

Su respuesta era la que había esperado. Sabía que ella no quería estar tan lejos de sus hermanas, y sabía que tampoco quería estar tan lejos de él. Sus palabras le hicieron reflexionar. Hablaba de su vida militar en pasado, y la verdad es que no terminaba de hacerse a la idea de ser el típico burgués orondo y viejo que habla en las cenas de sus batallitas pasadas con cierto orgullo y petulancia.

A pesar de ello, si que hacía tiempo, mucho tiempo, que había considerado dejar de vivir en el filo de la navaja. Tener una vida tranquila, con problemas sencillos en los que la muerte de otros seres humanos no estuviera involucrada, más allá de las pérdidas personales en el marco de las amistades o la familia.

También pensó que no era incompatible una vida relativamente activa, con vivir en Winfield. Sus campos eran anchos, y sus bosques grandes. Había espacio para cabalgar, para cazar y para hacer deporte. No quería ser una rémora de sillón, acosado por las enfermedades. Entonces, se le ocurrió algo, algo que quizá podía satisfacer a ambos. La miró a los ojos, pensativo.

-Creo que podemos hacer ambas cosas. Me explico. Podemos volver a levantar la fábrica, y que gracias a ella tu y tus hermanas tengáis una pequeña fortuna por vuestros propios medios. Conocí a un hombre, un francés llamado Murville. Él quería comenzar una vida nueva, sencilla, junto a una de las criadas de mi señor. Es un buen hombre, al igual que el señor Banks. Pero necesitan un empleo más digno, y estable. Creo que la fábrica podría proporcionarles ese empleo. El señor Murville, por lo que se, es un hombre ilustrado, que podría hacerse cargo de asuntos importantes. Del señor Banks se menos, pero no parece mal tipo. Tal vez pudiera ser un buen capataz para los trabajadores de la fábrica, o quizá representarla en Londres, York u otras ciudades como viajante o representante, y así poder colocar los productos de lujo de nuestra fábrica allí donde son demandados.

Suspiró luego, mirando los dedos de la mano de ella, entrelazada en la de él.

-Existe una fuerza territorial militar, los yeomen. Se encargan de la seguridad territorial, ayudando a la policía, y controlando disturbios regionales. Winfield fue víctima del engaño del doctor Vintheville, que supo convencer a unos cuantos soldados del ejército regular. Fue algo malo para el pueblo, traumático. Quizá, con la ayuda de mi señor, pudieramos usar los contactos del difunto barón, su padre, en los Horse Guards, para convencerles de que esta comarca necesita una fuerza de yeomen para su protección, y más si vamos a llevar a ella la industria. Con la industria vienen las comunicaciones, más gente, y mayor desarrollo. Pero eso supone también tener más problemas internos, problemas que habría que solucionar.

La miró a ella. No sabía que iba a pensar de todo eso. Quizá quería que, simplemente, Winfield siguiera siendo una comunidad campestre y bucólica, aunque ello supusiera que, nobleza aparte, la gente del común fueran campesinos con unas rentas menores a las de los habitantes de la ciudad.

-Seguiría en el mundo militar, pero viviría aquí. No tendría que irme a lejanas guerras en otros países o continentes, y haría un trabajo que es, realmente, el único que he tenido, y se hacer. Es costumbre que los oficiales del ejército regular, si son destinados a la yeomanry y tienen años de servicio, y más en zonas de conflicto, reciban un ascenso inmediato al entrar en el cuerpo, dada su experiencia. Podría tener el suelo de un capitán, o quizá el de un mayor. Y eso, junto a la fábrica, podría convertirnos en la familia más rica y a la vez respetable de la comarca.

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31/05/2010, 19:13
Claire Windsor-Hancock

Fui directa a mi habitación, sin pensar en las palabras de mi madrastra, la verdad es que no la entendía: ¿si tenía todo lo que quería con mi padre, por qué nos odiaba tanto? Y una palabra vino a mi cabeza con suma facilidad: Ambición. Sonreí mientras me miraba al espejo, una cosa era cierta y era que no iba a permitir que Darla, una doña nadie, arribista, decidiera el futuro de la vida de mi hermana y el mío. Me acomodé los cabellos que danzaban con suavidad por el frío viento que entraba por la ventana y salí al pasillo, por suerte aún era temprano y era un día espléndido, así que sin más me dirigí a la alcoba de Byron y llamé con suavidad un par de veces pero sin esperar una respuesta, me metí en ella.

Notas de juego

Pongo a Vandar también porque si Byron aún no está en su habitación: lo esperaré hasta su vuelta. Si me tengo que esconder en el caso de que aparezca alguien no deseado: Haré las tiradas, pertinentes para conseguirlo, master ;). Y si tengo que esperar hasta la noche, lo haré.

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04/06/2010, 12:17
Jean Antoine Lésdiguièrs

¿Llantos después de bravuconadas? Hay que saber aceptar las reglas si entras en cualquier juego, siempre he preferido jugar a vivir, y ganar a quien no está acostumbrado a perder trae consencuencias. Nobles caprichosos que se creen por encima de todos, se hacen los ofendidos, se creen que por darte una limosna ya te tienen bajo su control. Probablemente Mary Ann no se especialmente culpable, pero, como siempre, pagan justos por pecadores.

No me importa. Hace tiempo que los remordimientos quedaron atrás

Lo mejor de todo, es que ella pensará que la he tratado mal, que soy cruel y despiado, pero en el fondo, debería estarme agradecida por no aprovecharme de su estupidez. De unas palabras que abrían una puerta bastante directa hacia su perdida de la inocencia. Puede darse satisfecha con unas pocas lágrimas de cocodrilo y un mal rato.

El jinete puso fin a aquella unidireccional conversación, ofreciéndome la perfecta oportunidad para dejar atrás la mansión Windsor.

...con un gentil caballero, que miré al recién llegado sin demasiado interés, podrá acompañaros a casa miré a la chica, probablemente alegre por perderme de vista a pesar de su supuesto interés previo seguro que es mejor compañía que yo contesté por el recién llegado.

Siempre es un placer conversar contigo Mary Ann Se despidió con familiaridad.

Es curioso como las personas dejan escapar las mejores oportunidades que se le presentan, como se dejan engañar por un un sentimiento como el amor, que, no digo yo que no exista, más bien todo lo contrario, como lo manipulan según sus intereses, olvidando lo que verdaderamente es.

 

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04/06/2010, 21:12
Ethan Byron
Sólo para el director

 - Sabe...le seré sincero. - Ethan sólo se andaba con rodeos cuando la sutiliza era requerida, de otro modo, era sincero y directo como una flecha. Afortunadamente o no, en esta reunión no era veneno lo que salía de sus labios. - He considerado pedirle la mano de su capaz y hermosa hija.

 Mas no fue ese el motivo que me empujó a querer dialogar con usted, no almenos el único.

 Confesó con una sonrisa natural pero terriblemente estudiada, calculada, no había socarronería en ella, parecía de pura inocencia.

 - Sino por respeto y admiración. En parte por la educación que le ha dado a su sangre, lo mejor, sin duda, que unos padres pueden otorgarle a sus hijos en herencia.

  Su hija menor es un encanto.

 Negó ante el ofrecimiento, disculpandose, pues no era un intentos de ser descortés sino que prefería no fumar, no almenos hasta poder celebrar algo que se hubiese hecho práctico, no sólo humo entre los dedos...que se escapa del romántico, el mismo que observa la vida sin poder alcanzar sus metas.

  Byron las alcanzaba, luchar, sin más, era injustificado.

- Mas...- prosiguió - viendo el desarrollo de los acontecimientos, no desearía que su boda, si tiene a bien bendecir nuestra unión, y ella acepta mi humilde petición, pudiese quedar eclipsada en momento alguno por la unión que ha contraído la Señorita Cornwell.

  Asique veo oportuno esperar un tiempo...tiempo para que su hija tome una decisión, y para que pueda reconocer la evidencia de que , si me permite, el amor que nos profesamos, siempre cortés y desde la mesura, con la nobleza que merece su hija, no merece sino ser el único que se celebre durante, como minimo, esa semana.

  Aunque ella sería la que eligiese el día, quizás esperar a que el tiempo fuese más agradable y la lluvia, aunque sempieterna en aquel lugar, les diese un merecido respiro.

 - Ahora, y con el debido respeto, si no tiene nada más que decirme, será mejor que me retire a mi habitación.

  Será mejor que me prepare para volver a mi humilde morada, aún cuando desearía pasar la mayor parte del tiempo con...su hija, por supuesto. Si cuento con su permiso.

  Entonces realizo una circunflexión simple, sencilla con la diestra por delante del abdomen y se dispuso a volver a sus habitaciones.

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12/06/2010, 18:04

Byron terminó su plática, o discusión, muy bien aún no estaba definido con el padre de las Hancock. Caminaba con paciencia hacia sus habitaciones, aunque estuvo a punto de perderla varias veces durante la "charla". Repasando estaba todo lo vivido desde que conoció a esas chicas, los peligros a los que se vió expuesto, las acciones tan distintas a las que él estaba acostumbrado a manejar desde que el destino lo empujó a esta suerte de locura de la gripe, el falso doctor, la pedida de auxilio de las hermanas, y el encuentro con Claire, la dulce y pequeña Claire.

Entonces la vió. Estaba parada afuera de la habitación de Lord Byron. En sus ojos habían lágrimas, o al menos eso parecía.

Claire lo miró, y lo vió acercarse hasta estar a pasos de ella...

Notas de juego

Siempre digo que tardo y suelo ser rápida, vosotros dos ya tenéis turno. Pueden contestar ya en la escena VI, la que tiene a la chica rubia en la portada. Es que he separado el capítulo seis en dos escenas para no liarme.

:)