Partida Rol por web

Mary Ann no sabía muy bien qué hacer, si seguirle o quedarse allí parada con la taza en la mano. Tomó un sorbo de té y al notar que no tenía azúcar lo tragó regañada, se puso azúcar y se sentó pensativa en el sillón más cercano.

¿Estará bien Claire? Debería ir a verla... Así que terminó el té y salió en busca de su hermana, esperaba que su reunión hubiera acabado ya.

Mary Anne caminó hasta la habitación de su hermana. Afortunadamente la madrastra no presentó en el trayecto, dejándola pensar, tranquila, en todos los sucesos que habían pasado. Llegó a la puerta de la habitación y entró despacio. Vió a Claire tirada en la cama, estaba dormitando pero por el color enrojecido de sus ojos se notaba que había llorado mucho. Su boca estaba torcida, en un gesto triste. Mary Anne vió que tenía también sus manos apretadas, señal que quizás estaba soñando algo feo o de que se había ido a dormir después de algo que le causó mucho dolor.

Mary Ann no quiso despertarla, se sentó en su sillón y miró por la ventana preocupada, ¿conseguiría que su hermanita querida pudiera estar con el hombre del cual se había enamorado? Se quedó dormida mientras las lágrimas surcaban su joven rostro.

La luz del sol despuntó por las ventanas de la habitación de las hermanas. Claire fue la primera en despertar, se refregó un poco los ojos y se estiró, bostezando levemente. Entonces vió a Mary Anne dormida sobre un sillón. Algunos pájaros piaban afuera y eso, y el ruido de algunos caballos despertó también a la otra joven. Ambas se miraron, sorprendidas de haber dormido de corrido toda la noche hasta el alba. Mary Anne notó que aunque menos, los ojos de su hermanita aún estaban un poco rojos; Claire divisó otro tipo de brillo en los de su hermana. Sea lo que sea, no parecía enfadada Mary, muy por lo contrario de cómo se sentía Claire.

Una mucama golpeó suavemente la puerta y dijo.

-¿Las señoritas necesitan ayuda para vestirse o algo? En una hora se servirá el desayuno en el comedor. -Acotó la joven criada mientras asomaba tímidamente la cabeza.

Esperaba una respuesta de las chicas, antes de retirarse.

Byron se había ido a dormir temprano, indeciso aún de cuál sería la mejor movida de su parte. Ahora, a las siete, el sol comenzaba a brillar en el cielo tiñiéndolo de hermosos tonos anaranjados. Los pájaros piaban y las flores llenaban los jardines de afuera de su mansión. El aire olía a primavera, y eso que aún faltaba como un mes para que ésta tocara la puerta. El joven se despertó y recordó todos los eventos de la pasada noche. Cómo Claire había estado en esa misma habitación haciéndole un muy importante pedido, y luego se había ido con su hermana. Recordó también la charla que tuvo con el padre de las jóvenes y la influencia no grata que tenía la madrastra en todas las decisiones en esa casa.

Planes, tenía que hacer planes. Pero el día apenas comenzaba y él lo tenía todo por delante.

-No gracias-respondí a la sirvienta con aire distraído.

Esperé a que se fuera para mirar a mi hermana y sentarme a su lado.

-¿Qué ha pasado? Te noto... No sé... ¿Contenta?-intenté sonreír.-Supongo que ya sabes todas las noticias... Van a casarnos y aunque amo a Ethan y él parece sentir lo mismo por mí-tomé la mano de mi hermana.-Pero él necesita tiempo, incluso me invitó a viajar con él pero ambas sabemos que Darla jamás lo permitirá, así que quiero irme cuánto antes... Aunque eso signifique sin Byron y sin ti, querida mía. Lo entiendes, ¿verdad?

Mis ojos se posaron en los de ella con dulzura, me ardían horriblemente pero debía tomar una decisión pronto.

- Conozco las noticias, dije cuando la criada se hubo marchado. Pero quiero escucharlas de ti. ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo es que quieres marcharte? Sabes que te apoyaré en cualquier cosa que decidas. Pero yo, dijo tomando sus manos, pensaba que amabas al Señor Byron. ¿No es así? No lo entiendo.

Miré a mi hermana con terrible pesar.

-No, no, realmente amo a Ethan pero...-comencé a llorar de nuevo.-Él dice amarme también pero ambas sabemos que Darla no va a permitir si quiera que viaje con él y me casará antes que me de cuenta...

Solté la mano de mi hermana y escondí mi rostro tras ellas. Era muy difícil comprender que él me amaba pero al mismo tiempo que no teníamos muchas opciones, quizás mi padre me dejara viajar con él pero obviamente Darla iba a mover todos sus hilos para separarme de Ethan y convencería a mi padre de que no era buena idea.

-Ella no va a dejar que nos casemos, no va a dejar que me vaya con él de viaje, convencerá a padre y lo sabes-recitaba de manera histérica.

- Claire. Hermana. Te ayudaré a escapar si es lo que deseas, puedes casarte luego durante el viaje. Y no vuelvas, no vuelvas hasta que esta harpía haya pagado por todos sus pecados. Yo... estaré bien. Quiere casarme con el sobrino de tu prometido, y le conocí ayer. Es muy apuesto y atento, y nada convencional. Creo que seré feliz a su lado. No te preocupes por mí. Además le he contado de ti y va a ayudarnos. Seguro que puede sacaros a ti y al Señor Byron del país en menos de una semana. No tengas miedo Claire, lucha por tu felicidad. Seguro que Padre y esa mujer, quedan mediosatisfechos al casarme a mí, y cuando te encuentren, ya serás la Señora Byron. dijo tomando sus manos y quitándolas suavemente de su rostro. Le sonrió y limpió sus lágrimas como cuando eran niñas, y la más pequeña caía al suelo rasgando su mejor vestido.

Miré a mi hermana con una sonrisa, sólo ella tenía el poder de tranquilizarme y cambiar mi llanto por una sonrisa, era especial y lo sabía, siempre lo supe.

-Por Dios...-musité.-Me alegro mucho por ti, cariño. Mucho de verdad... No, no voy a escapar, ni voy a forzar a Byron-me levanté secándome las lágrimas del todo.-Voy a aceptar lo que el destino me ha deparado, si es estar con él, con él será y si es casarme con ese hombre que Darla ha elegido, lo haré. No voy a darle más dolores de cabeza a padre.

Besé a mi hermana en la frente y busqué un vestido, un bonito. Igual iba a notarse que había llorado pero no me importaba, teníamos que apurarnos para el desayuno.

-Venga, vamos a ponernos lindas.

Las hermanas Hancock están desayunando en el comedor menor de la mansión. Delante de la mesa, en la cabecera, está el padre, que come unos huevos mientras lee un libro. La madre está en el otro extremo, sonriendo falsamente como suele hacerlo, y las chicas están a los costados, una enfrente de la otra.

La luz ilumina la habitación llenándola de alegría.

-Mmm Claire, después de desayunar quiero tener unas palabras con vos, hija. -dice el señor Hancock.

La madrastra pregunta:

-Oh cariño, ¿y acaso no puedes hablar ahora? Estamos en familia.

El padre no contesta y sigue leyendo. Por primera vez las chicas lo notan un poco frío ante la mujer. ¿Qué habra pasado?