Partida Rol por web

Kerry-Anne chocó aquella mano y se dejó halagar, si bien sabia que aquello formaba parte del trabajo de Orlando. Era agradable, por supuesto, que endulzaran tu ego, pero se había operado un cambio en la rubia y su cerebro había empezado a analizar más las cosas, dejando a un lado la que creía una necesaria superficialidad consustancial a su estilo de vida. 

-Gracias, Orlando. Que un joven como tú, con tu físico y con todas las clientas cacareando como locas a tu paso, le diga eso a una cuarentona como yo, es muy, pero que muy halagador -dijo con una sinceridad que no hubiera sido posible unos meses antes-. Hay que cuidarse. Salud y una buena fachada, para qué mentirse. A nadie le gusta hacerse mayor y descubrir que las carnes empiezan a obedecer a la gravedad con más facilidad de la que quisieras. De todos modos -dijo al tiempo que se tumbaba en la esterilla-, no somos eternos ni hay cura para la vejez -lo había dicho, había pronunciado la impronunciable y no se sentía repentinamente mal o con ganas de vomitar-. Mires donde mires, hay gente mayor que tú y más jóvenes también. Somos competencia para unos y para otros no la somos. Hoy mismo, cuando salí a correr, un chico de tu edad empezó a hacerme ojitos antes de que apareciera una belleza bastante más joven y la siguiera como un perro en celo. No es agradable. Todos sabemos lo que es una derrota, especialmente en batallas que ni siquiera hemos empezado, pero después de lo de mi matrimonio, reconozco que estoy... Sensible. Aún me cuesta aceptar que Harold se fuera con su secretaria. No sé si la conoces aunque me imagino que sí. Dada su nueva posición lo mas probable es que venga aquí -era algo que no se le había ocurrido antes pero que conforme hablaba con el cachas le parecía más que lógico-. ¿Empezamos?

No era una mala idea. El bus de línea a Ashland, el 10, cubría la ruta con Medford y otras localidades del Valle de Rogue, pero tenía la última parada no muy lejos de donde comenzaba el camino de entrada a "Shangri-la" (antes conocido como "Dreamland").

Cogieron unas mochilas e hicieron acopio de su documentación "oficial". Y se pusieron a andar un rato, al aire desorientado, camino abajo hasta la solitaria parada. Para aquellas escapadas al exterior tenían una reserva de "ropa normal", para no ir dando el cante. A veces mandaban a los acólitos a hacer las compras al supermercado o cosas así, por lo que ya se sabían el camino. Estaba claro que sus acompañantes no estaban muy bien. A veces perdían pie, se paraban a vomitar o no tenían el equilibrio muy fino. Pero aparte de eso, no parecían tener mayores daños.

Aguardaron bajo el sol durante veinte minutos, y luego buscaron la sombra al cobijo de árboles cercanos. Los autobuses de línea pasaban, teóricamente, cada 30 o 45 minutos durante los días laborables, pero estaba claro que alguno de ellos no había hecho la ruta o algo así, por que tuvieron que esperar una hora y media, larga y aburrida, hasta que vieron aparecer el bus nº10 de la RVTD.

El conductor se vio sorprendido por que estuvieran allí, por que posiblemente con todo el patatal que se había formado en Ashland no creía que la gente tuviera ganas de coger el bus. Cuando subieron a él y pagaron el billete, vieron que no eran los únicos "heridos" que había montados. El conductor no decía nada, aunque no parecía muy contento con su cargamento de enfermos. Los estadounidenses pueden ser bastante insolidarios en momentos de crisis, ya que normalmente están sujetos a mucha presión. Quizá el tipo pensaría que le "iban a estropear la tapicería" o alguna chorrada semejante, que le valiera una bronca de sus jefes.

Sin más, iniciaron la marcha, de regreso a la ciudad. El conductor mantenía la radio encendida, y recibía en ella instrucciones sobre tal o cual calle bloqueada, o que paradas evitar por que la zona había sido sellada por la policía. Pero pudieron ver, al menos atisbar, parte de la escala del desastre. Ashland había sido sacudida, con insistencia en la destrucción de cristales y algún mobiliario público. Escucharon, o vieron a lo lejos, accidentes de tráfico o grupos de personas afectadas hablando con los paramédicos, que no daban a basto.

La honda había recorrido el valle, pero no lo había golpeado por igual. Algunos barrios no presentaban tantos daños, y había gente en ellos que parecía claramente no haber sido afectada por aquel sonido, cuidando de los que si lo estaban. Finalmente, dejaron atrás Ashland, después de que el autobus se llenara de gente afectada, sobre todo ancianos. Escucharon rumores sobre lo sucedido, y como los centros de salud de la ciudad, totalmente insuficientes para su población, habían estado atestados. Algunas de las personas que subieron al bus eran ancianos, sin otro medio de transporte, o gente muy joven que no podía conducir un coche. Algunos tenían heridas serias, provocadas por los cristales o algún accidente, aunque la mayoría solo presentaba restos de aquel sangrado y los mismos síntomas que sus acompañantes.

Pasaron por las carretas y vieron como se acercaban columnas de coches de la policía estatal y bomberos del servicio de emergencias, con paramédicos, dirección al pueblo, haciendo sonar sus sirenas. Por votación popular, el conductor detuvo el vehículo en su primera parada en el Hospital General de Medford, que con 400 camas era el más grande del valle.

En Medford se habían puesto las pilas después de dos horas de crisis. Dividían a la gente en dos grupos: sangrado de oídos y traumatismos, y los hacían esperar que un doctor acompañado de algún enfermero pasara para auscultarles y hacer el triaje. Las enfermeras repartían entre ellos botellines de agua y mantas térmicas, tomándoles los datos y anotándolos (con insistencia de si tenían o no seguro médico contratado).

Finalmente, un médico llegó hasta donde ellos estaban. Parecía que estaba bastante acelerado, como si no tuviera tiempo de dedicarles a cada uno más que unos pocos segundos. Lo primero que hizo fue indicarles que se agacharan y se pusieran de lado, para auscultar sus oídos con la ayuda de una pequeña linterna. Tras hacer ésta comprobación, les comprobaba los ojos y el pulso.

-Bien, el cuadro típico. No presenta rotura del tímpano, lo cual todavía me sorprende. Solo aparece en los casos más extremos. A lo sumo, se trata de microrroturas o sangrado de la trompa de eustaquio. El tratamiento es simple: limpieza de la región afectada con agua, nunca con alcohol, y toma durante 48 horas mínimo de comprimidos de biodramina cada 8 horas o menos, según sean de agudos los síntomas, con un máximo de cinco comprimidos diarios. Los síntomas desaparecerán pasado éste periodo, y si no lo hacen deberán presentarse en el centro médico para reevaluación.

No le dijo nada al swami por que suponía que no estaba enfermo. Externamente no lo parecía, para nada. Así que iba a seguir su camino sin más.

Desorientado, caminó unos metros más, hasta el cruce. Se acercó a los coches, mirando a sus ocupantes. No parecían heridos, más allá de esa desorientación y el sangrado de los oídos, que no parecía profuso ni continuado. Parecía que todo había pasado rápido, y que los efectos presentes eran resultado de esa rapidez. Ahora, simplemente, la gente debía despertar y recomponerse.

Un toque de sirena atrajo su atención. Era un coche de la policía de la ciudad, que se detuvo junto al accidente y trasmitió algo por radio. Poco después, el agente, que iba solo, se bajó del coche y echó un ojo a los ocupantes del vehículo, informando por radio de lo sucedido. Él estaba de pie en el paso de cebra, curioseando. El policía le miró con gesto extrañado. Normalmente, le hubiera dicho que se dispersara, pero realmente no era el único que necesitaba algo de información.

-Ey, chico... -le dijo, haciéndole un gesto con la mano para que se acercara.

Le llamaba chico por que era un hombre negro, con bigote, de unos cuarenta y tantos. Le miró, haciendo un chequeo rápido.

-Parece que estás bien, ¿No? Algunos hemos tenido suerte, o eso dicen. ¿Has visto que ha pasado por aquí?

Cuando echó al perro se asustó un poco. No sabía las cosas de aquel lugar, o si los animales podían ser peligrosos. Aquel no lo parecía, pero era cierto que había animales que te engañaban haciéndose pasar por mansos, y luego te acataban cuando estabas desprevenida.

Parecían señalarle con insistencia dentro de la casa, así que fue hasta donde le decían, extrañada. Luego, miró la pantalla del primitivo ordenador que le pusieron delante. Se fijó en que tenía teclas para presionar, con un alfabeto diferente, el que ellos utilizaban. Se sentó bien en aquel sitio, que era muy cómodo (todavía no sabía como se llamaba) y miró lo que le mostraba, asintiendo. La bola del mundo, era diferente. Se parecía, pero era diferente. Fascinante... Luego, una lista de países y banderas. Ninguno de ellos le sonaba, aunque a veces las fronteras eran parecidas a entidades de... de su mundo. Se estaba convenciendo de que estaba en otro mundo, que se parecía al suyo. Luego, entendió perfectamente cual era el problema. Números. Los números estaban en el mismo alfabeto, y los señaló.

-2018 -dijo.

Se tocó el pecho, y luego presionó las teclas del numérico a la derecha del enter.

-2457. Yo, de aquí.

Asintió, despacio.

-Terra, ¿Si? Planeta Terra.

Ellas asintieron. Luego le rogó que le trajeran su cacharro, estirando la mano. Fue Faith el que lo cogió con cuidado para dárselo de nuevo. Volvió a ponérselo en la muñeca. Desplegó un holograma, que ellas pudieron ver.

-Planeta Terra, 2457 -se tocó el pecho.

El aparato de su muñeca detectó algo al escanear el ordenador.

-¿Información, si?

Faith asintió, abriéndole una ventana de google.

-Internet.
-Inter...
-Net, si.
-Internet.

El aparato siguió pitando, como si el ordenador no fuera la fuente principal de datos. Dejó el portátil sobre la mesita, con cuidado (no sabía cuan frágil era), y se acercó a la fuente del pitido de rastreo: el router. El aparato lo escaneó con una luz blanca y ella parpadeó leyendo los datos.

-Cero, uno. Lenguaje binario. ¡Si!

Parecía que ella entendía aquello muy bien. El aparato se enchufó a una de las clavijas del router.

-Lento... -dijo.

Efectivamente, el router tenía la velocidad de descarga máxima, el ancho de banda. No podía ir más rápido que aquello, por que eso es lo que pagaban. Simple aritmética de medios.

-Mmmm... más rápido.

Se desconectó del router y fue siguiendo el cable con el sensor, incluso por donde no se veía. Ambas la miraban entre acojonadas y fascinadas. Faith le dio un codazo suave a su amiga y le susurró "Johnny 5", mientras ella salía a la calle, y andaba unos cien metros hasta la tapa de una alcantarilla. Pero no era una alcantarilla, era la tapa del tubo por donde pasaba la fibra óptica que llevaba a la facultad. Lo señaló con el dedo, por que no sabía como abrirlo.

-Información, ahí.
-Hostia, ésto no me lo pierdo -dijo Faith.

Fue a por una herramienta. Para abrir una tapa de aquellas características hacía falta una llave especial, pero si eras mañosa te podías apañar con otra cosa, al menos para levantarla un poco e ir empujando. Ella lo consiguió con la punta de un palo de selfie, girando luego la base y atornillándola duro, para levantar la tapa. Debajo estaban los cables industriales que parecían una madeja de maromas de plástico negro.

-Danke, si.

La chica se agachó y dejó que aquello se conectara. Salieron filamentos principales, y de ellos una infinidad de pequeños, que traspasaron la goma como si fuera de papel. Ella iba vigilando la tasa de transferencia.

-Ocho horas, internet, todo.

Le iban llegando datos y ella parpadeaba. Parecía que sus ojos se ajustaban a la pantalla, como si estuvieran sincronizados. Ambas chicas se miraron, cruzándose de brazos. Emi se había sentado y toqueteaba la pantalla, como si priorizara unas cosas sobre otras.

-Inglés, wikipedia, enciclopedia británica, conocimiento, paquetes.

Uno de los cables se "metió" por su nariz y cerró los ojos. Parecía que tenía parpadeos rápidos, como si estuviera soñando o algo así, y estuviera en fase REM. Finalmente, abrió los ojos y el cable salió.

-Ah, fabuloso. Mucho mejor -ahora hablaba con un acento que parecía de allí de toda la vida- Ashland, Oregon, Estados Unidos. Año 2018. Muchos datos interesantes, del pasado del mundo. Todo ésto se creía perdido en mi época, por que hubo una gran guerra, con armas nucleares. Los supervivientes tardaron mucho en descontaminar el mundo, crear una nueva sociedad.

Las miró, parpadeando.

-Disculpad si no me expreso correctamente. Los cursos oficiales de Cambridge son limitados, y son sobre todo de inglés británico, que no es lo mismo que el vuestro. De las antiguas lenguas, el inglés se perdió, como el español y otros tantos idiomas. Solo sobrevivieron idiomas criollos, además de nuevos idiomas creados por los supervivientes durante cientos de años. Una deriva lingüística. Hay idiomas que se han mantenido, con pocos cambios. Védico, por ejemplo, por la religión, y el alemán, que llamamos Norse.

Se rascó la nariz, indicando que se sentaran en el césped junto a ellas.

-Os pido disculpas por mi extraño comportamiento, pero mi sociedad es muy diferente a la vuestra. Ignoro como he acabo aquí, viajando en el tiempo hasta la Edad Oscura, pero sin duda ha sucedido. Una anomalía de gravitones, posiblemente. La teoría todavía no la habéis desarrollado, pero se está esbozando en... ¿El CERN? Creo que se llama así.

Carraspeó.

-Internet es fascinante. Tenéis acceso a muchísima información, y la Tierra está muy poblada. No sabía que lo había estado tanto, es muy extraño. Es lógico que el ecosistema esté sufriendo, por las necesidades humanas.

Se tocó el pecho.

-Me llamo Emi, que es el nombre que me han dado mis dueños. Soy una sintética diseñada genéticamente con... ¿Biotecnología? Las limitaciones de la humanidad son graves para la exploración espacial. En el futuro, los sintéticos llevamos a cabo la exploración de lejanas estrellas y su viabilidad para albergar vida. Cuidamos de los humanos, que han evolucionado para ser mejores. Ingeniería genética y social, la llamaríais. Hacemos lo que ellos no pueden, por sus limitaciones físicas o cognitivas.

Las señaló.

-Ahora soy vuestra sintética. Me habéis acogido y yo debo ayudaros. Es lo que dicta el código de hospitalidad, las normas de urbanismo de mi sociedad. Podéis ponerme un nuevo nombre, y yo os ayudaré en todo lo que pueda. Aunque me temo que, se ha cometido un grave error. Se ha roto el continuo espacio-tiempo, y eso es... es realmente malo. Debemos evitar que todo lo que conocemos deje de existir.

Señaló el aparto y la tapa de la alcantarilla.

-Dormís ocho horas en éste tiempo histórico. ¿No? Los datos fluctuan, siempre van creciendo, pero imagino que dentro de unas horas tendré la información de todo vuestro internet, para que API la interprete. En vuestro idioma sería ACI, Asistente Cibernético Individual. Es mi CPU secundaria, la que soporta la mayoría de la carga de trabajo. Si la tuviera que soportar yo, no podría ser humanoide. Tendría demasiada información, y no me cabría en el actual soporte.

Parpadeó, traviesa.

-¿Tenéis hamburguesas? Tengo curiosidad por probarlas. De donde yo vengo, las vacas hace siglos que se han extinguido.

Faith se sentó en la hierba como flipándolo. De pequeña siempre había querido ser la protagonista de una de esas pelis de los 80, en las que te hacías amigo de un extraterrestre o te convertías en el niño especial que salvaba al robot y de paso al mundo, creando unos lazos de amistad entrañables y épicos. Ella quería creerse todo lo que le contaba, por que no tenía de otra. ¿Por que coño iba a estar soltándole aquellas trolas la chica? Realmente, era rara de cojones y había aparecido durante un fenómeno que no era raro, si no lo siguiente.

-¿Que te he dicho, eh? Como en Matrix, tía.
-Matrix, ¿Película? -preguntó Emi.
-Si, la peli.
-Año 2000, directores, hermanos Tchaikovsky, actores...
-Si, si. Lo sabemos. ¿La has visto?

Negó.

-Solo tengo la información de la enciclopedia. Película de culto sobre un futuro en el que la humanidad es esclavizada por las máquinas y se mantiene encerrada en una ilusión virtual situada a finales del siglo XX.
-La pastilla roja.
-Uno de los temas principales de la obra, escoger la ignorancia que lleva la felicidad o aceptar la verdad aunque sea cruel.
-Lo has dicho un poco en plan cerebrito pero si.

Faith parpadeó, mirando a su escéptica amiga.

-¿Que tal si la llamamos Jennifer Cinque?

Los menos graves los acercaremos a la enfermería o pasaremos la voz, ha sido muy mala idea mía lo de la alarma, Mea Culpa.. - se disculpa con dolor en su corazón, porque fue una decisión realmente mala, decir tal cosa.

Prepara el coche, yo poca gente puedo llevar con la moto, mientras que vas hacia allí, pasa la voz de que los menos heridos vayan a la enfermería, los mas graves, los tendrás que llevar al hospital, tienes experiencia con curas o primeros auxilios?, estaría bien que el que mejor conozca eso, se quede atendiendo a los heridos leves y el que menos, los lleve al hospital que has mencionado, a ver si hay suerte y hay mas gente que no les haya afectado el ruido, toda ayuda sería bien recibido... - dice a su alumno Tobias.

La explicación de la chica, le dejo un poco pensativo, el tema del sonido y de como sonaban, le recordó a las trompetas de Jericó,tendría algo que ver con el manuscrito, o sería otra cosa?.

No podía entretenerse en esas cosas, debía poner al mayor número de alumnos para las curas y tenía la espinita, un mal presentimiento, que lo raro, solo estaba por empezar, no sabía a ciencia cierta, si ese sonido desgarrador, volvería de nuevo.

Aquel rato en el bus se le hizo muy largo, aguantando los gemidos de la gente que iba subiendo. Al ver el alcance de lo sucedido se seguía preguntando por la naturaleza de aquel suceso. Le parecía raro que el ejñercito experimentara algun juguetito nuevo en una población como Ashland. Y quedaba el tema del mensaje. No creía a Salma capaz de un engaño tan elaborado, o... La miró de reojo, evaluador. El truco del primo era un truco viejo. Que lo pillaran con un truco así sería una vergüenza. Aunque después de todas las mamadas, pajas y sumisión, si era el truco del primo, era el mejor truco del primo de la historia.

De todas maneras se fijó en el hecho accidental de que había gente más afectada que otra, incluso algunos ilesos, como él. Observó a los ilesos en concreto. Si le parecían especialmente buenas personas, pero iban en el puto bus, y era imposible fijarse en nada durante mucho rato. ¿Y si eran las jodidas trompetas del infierno de verdad y no afectaban a los puros de corazón? Menuda idiotez. Aunque en el fondo, el estafador dudaba.

Se centró en el conductor, que parecía un poco gilipollas, pero bueno, era un conductor de autobús a quien le habían jodido el día y quizás iba a recibir una penalización de sus jefes.

Eh, gracias, amigo. ¿Cómo se llama?... ¿Tim? Encantado Tim... Menudo día, eh? Empezó a entablar conversación con el hombre. Un día jo... complicado. Uno espera que sea un día normal y de golpe... ¡Plaf! Se lía. No le parecía buena idea entrarle a aquel tipo con el rollo gurú. Necesitaba empatizar con él. Un día de héroes, y usted, Tim, usted hoy está siendo un héroe. Mañana todos los diarios hablarán de gente como usted. En ese momento, pasó al tuteo confidencial, más cercano. Imagina, Tim, pasar de tener que aguntar el broncazo del supervisor idiota per devolver el bus manchado a ser el empleado del mes. El conductor de la compañía que ayudó a evacuar los heridos, sin importarle los viajes que tuviera que hacer. Joder! Eso es una propaganda ideal para la compañía. Seguro que quieren a un coductor así en una línea mejor, donde sirva mejor como reclamo publicitario. Una prima para que estés más contento, alguna compensación, permisos de empresa para ir a hablar con los medios, entrevistas... ¡Joder! Te vas a hacer famoso, Tim! Y aquí se puso algo más cómplice, si cabe. Se inclinó más sobre el conductor, apoyando una mano amiga en su hombro. Y yo te puedo ayudar a que eso ocurra, Tim. Conozco a la gente adecuada, ya sabes... Y para que seas alguien extraordinario has de hacer algo más extraordinario. ¿Conoces el antiguo camino de Dreamland? Allí hay un buen montón de gente que necesita ser trasladada al hospital. Joder! Trasladar al hospital a decenas de personas impedidas, incapaces de ir por si mismas. Eso sería una portada excelente.

Y en su mente se forma también esa portada. Esa ilusión. Es necesario para hacer creíble lo increíble.  Podría hablar con sus amiguitos de la pajoteca, mover algunos hilos para conseguir esa portada.La verdad es que sería una buena propaganada para su secta, aunque en su caso, una exposición excesiva es contraproducente.

Cuando llegan al hospital siente cierto alivio cuando el doctor da su diagnóstico. Parece que no es nada grave y, de hecho, con un buen cargamento de biodraminas se podría evitar traer a sus "niños" a hospital alguno.

Cuando el doctor se va a ir, lo retiene tomándolo del brazo.

Un momento, doctor. Yo... Tengo otra dolencia. Lo aparta un poco del resto. Mire, siento una molestia enorme al ir a defecar. Por favor, me gustaría saber qué tengo exactamente. Y que paren los dolores. Es MUY molesto.

Profesor y alumno comenzaron a organizarse. Tobias se hizo cargo de la megafonía que estaba en la secretaría de la facultad, y comenzó a dar instrucciones a los alumnos. Los que estaban más "sanos" debían procurar atender a los más conmocionados. Los que pudieran andar, debían ir en grupo vigilados por aquellos que estaban mejor, camino del centro de salud del campus. Los peores cuadros, simplemente estabilizar al herido siguiendo el reglamento de primeros auxilios, llamar a los servicios sanitarios y esperar. Solo en caso de que no peligrara la vida de la persona en su traslado, debían los estudiantes coger un coche y llevar a esa persona a un centro de salud.

Yorick se hizo cargo de éstos heridos graves. Los montó en un su coche y los fue trasladando durante el resto de la jornada. Los servicios sanitarios tardaron en llegar, por que tenían mucho que hacer (en todo el pueblo). Finalmente, las autoridades hicieron acto de presencia. La rectora de la universidad, que estaba fuera de Ashland y había vuelto a toda prisa, junto a unos coches de la policía estatal de Oregon y el servicio de bomberos con paramédicos. Tres horas y media después del desastre, que ya era tardar.

Durante ese tiempo, habían podido hacer balance en otras facultades. Otros profesores y alumnos que no habían sido afectados, o que lo habían sido en menor medida, se ofrecieron a ayudar. No todos, claro. Había muchos que simplemente se atrincheraron en sus dormitorios y agacharon la cabeza esperando a que todo pasara, y que solo asomaron cuando llegaron las autoridades. Pero no podía pedirse a todo el mundo que se comportara como un héroe. Se rumoreaba que una chica que trabajaba en la cafetería de la biblioteca Hannon había sufrido un extraño accidente con la cafetera, así que los servicios de emergencia se fueron para allá. Ellos, por su parte, habían tenido suficiente trabajo.

La rectora venía escoltada por un par de agentes de la estatal y rodeada por la prensa, que se había dado un buen paseo por Ashland atiborrándose a fotos impactantes. Habló con los enfermeros de los servicios sanitarios del campus, que atendían a pie de parque a los menos heridos (la mayoría de los alumnos no presentaban rotura de tímpano, así que se les limpiaba la sangre y se les recetaba biodramina). Los casos más graves estaban siendo derivados a los hospitales del condado, por lo que el campus iba volviendo poco a poco a algo parecido a la normalidad.

Cuando se enteró de lo que había hecho, la rectora tuvo un momento para acercarse a hablar con él. Le estrechó la mano con una sonrisa. No habían hablado mucho, excepto en los claustros de profesores y evaluaciones semestrales, pero era la mujer que pagaba su sueldo.

-Me han dicho todo lo que ha hecho por los alumnos, profesor Melfwackter. En nombre de todo el SOU, le doy las gracias.

Los fotógrafos de la prensa comenzaron a echarle fotos y hacerle preguntas, que dejó que contestara. Finalmente, tras saciar su morbosa curiosidad, el rumor de que se llevaban a "la chica de la cafetera" hizo que los fotógrafos se esfumaran en busca de la foto con más impacto.

-Vamos a evaluar los daños -le dijo en confidencia- Espero que no haya muchas demandas de los padres y familiares. He visto que vamos a tener que invertir en cristales, aunque está sonando por ahí algo de un fondo federal para emergencias, que cubrirá parte de los gastos médicos y mobiliario perdido. Espero que sea verdad, o éste año podremos quedarnos sin eventos importantes en el calendario...

Siempre la espada de Damocles de los fondos. La sociedad estadounidense estaba obsesionada con la rentabilidad y el dinero, hasta el extremo de poder resultar algo inhumana. Por eso se esforzaban en aparentar lo que no eran, como actores, apelando a valores humanitarios en la medida de lo posible. Para sentirse mejor consigo mismos.

-De nuevo, gracias. Creo que en éste momento lo que más le apetecerá será reunirse con su familia. Puede tomarse el resto del día libre si lo desea. Nosotros nos ocupamos desde éste momento.

Lo que le decía le hizo pensar, al menos un momento. No era muy normal que una persona llegara a contarle todo ese tipo de detalles de su vida personal, pero debía tomárselo como un halago. Una muestra de confianza y respeto entre el "maestro" y la "alumna". Le dijo algo, que posiblemente era filosofía barata, o posiblemente sintiera en realidad.

-Vivimos en una sociedad obsesionada por la juventud eterna. Pero... ¿Que es la juventud? Está muy idealizada. La juventud puede contener belleza estética, fruto de una piel tersa y una grasa bien colocada. Pero también involucra una persona que todavía no se ha formado, irreflexiva, caprichosa e inmadura.

Comenzaron con los ejercicios de suelo, primero con abdominales para trabajar la espalda y el vientre.

-Mmmm, si, creo que la conozco. A veces viene por aquí, aunque yo no soy su personal trainer. Emily nosequé, no me acuerdo del apellido. La lleva Carter, aunque a veces le ha dado alguna lección en las máquinas. Una chica un poco... -se rascó la nariz- Un poco chula, si te digo la verdad.

El doctor no entendió muy bien a que se refería. Él era traumatólogo, y esas cosas del estómago le desorientaban un poco. Osvaldo hizo la aclaración.

-Síndrome del colon irritable, creemos que ha empeorado.
-Ah...

El doctor se recolocó las gafas, tratando de dilucidar si le vacilaban o no. Pero no parecía el caso. La gente en situaciones de crisis se pone... bastante insolidaria. Él mismo lo haría si no estuviera atado por el juramento hipocrático.

-Tenemos a un especialista colorectal en el hospital, aunque me temo que todos los doctores estamos haciendo medicina general ahora mismo, tratando éstos casos que usted ve. Mi consejo es que si es una dolencia crónica o habitual, acuda a una farmacia para comprar la medicina que solía utilizar. Si los síntomas no remiten en un par de días, vuelva entonces y supongo que estaremos en disposición de atenderle, una vez pasada ésta crisis.

Sin más, siguió atendiendo a gente en la fila. Había muchos y todos necesitaban que un médico competente les auscultara.

Parpadeó. Medicinas, y ya está. Así eran los médicos. La mayoría de norteamericanos optaba por leer cosas en internet y automedicarse, habida cuenta de que sin un buen seguro médico, una visita al médico de cabecera podía ser un tremendo sablazo en forma de un par de miles de dólares. Y ya ni hablamos de una operación o similar, donde a veces debías volver a hipotecarte o pedir caridad por Internet.

-Será mejor que vayamos a una farmacia a hacer acopio. La gente estará haciendo cola en ellas...

Los farmacéuticos estarían haciendo su agosto con las desgracias ajenas. Y así, en extraña comandita, recorrieron a pie las calles de Medford. La honda no había afectado tanto allí, provocando menos heridos y destrozos. Entre Ashland y Medford habían unos cerros, que quizá habían absorbido parte de la honda de choque. Era irreal, ver la ciudad vecina con relativa normalidad, después de haber pasado por Ashland.

Tras veinte minutos andando por grandes avenidas, llegaron a la farmacia, que estaba cerca de otra parada de bus. Una larga cola de personas en la puerta auguraba el desastre. En la puerta, habían puesto unos carteles. "Por motivos logísticos, solo se servirá una caja de biodramina de 25 comprimidos por persona, excepto con receta médica, siendo el máximo de dos cajas o una caja de 50 comprimidos". Aquello enfadó a algunos. No había nada más norteamericano que hacer acopio de víveres en caso de apocalipsis, olvidándote del vecino y arramblando con la tienda. Aquel racionamiento parecía casi una cosa comunista.

Muchas gracias, pero no he sido yo solo, el señor LaVache ha ayudado tanto como yo, me ha ayudado desde el principio y ha sido encargado de llevar a los mas graves al hospital, estaría bien en su currículum alguna anotación de usted... - dice sonriendo a la Señora Parsons.

Solo hice mi trabajo como profesor y buen ciudadano, le tomaré la palabra e iré a ver a mi familia, muchas gracias.. - la verdad que si tenía muchas ganas de ver a su familia y asegurarse que estuvieran bien.

Le preocupaba la chica de la cafetería, si era la pelirroja que había, siempre fue muy amable con él, nunca le faltaba su buen desayuno , con galletas y algo de mermelada, o un buen café, cuando por las prisas, no había logrado tomárselo en casa.

Miro si veía a Yorick para agradecerle la ayuda, luego tomo su moto,se puso el casco y fue de camino a su casa.

Con Orlando sujetándole los tobillos, Kerry-Anne comenzó su tabla de abdominales. Subía y bajaba despacio, forzando la musculatura, pero no lo suficientemente despacio como para que en cada impulso no viera moverse la polla de este bajo el corto pantalón de deporte. Sin duda no llevaba calzoncillo alguno, tan solo la rejilla servia de frontera entre el mundo y ella. Era un agujero negro que atraía irremisiblemente la mirada de Kerry-Anne, un polo magnético para la brújula de su hambrienta vagina y aunque hubiera tenido que sentirse incomoda, la situación le daba morbo. Concentrada en la respiración, en los abdominales y en aquel extraordinario apéndice, fue un milagro que escuchara lo que Orlando le dijo. Y lo que dijo fue lo suficientemente importante como para que su mirada azul se clavara en la oscura del joven. ¿Era posible que tras aquel cuerpo hubiera una inteligencia? 

Inmediatamente se sintió avergonzada. ¿Acaso no era ella un ejemplo de lo mismo? ¿De una mente envuelta en un cuerpo? Desafortunadamente sus prioridades habían sido las que habían sido y ahora vivía sus consecuencias, pero no podía olvidar sus éxitos académicos, logrados más aburrimiento que por otra cosa. Y es que la rubia, en su caza de un marido en el entorno ideal para ello, tenía demasiadas horas libres y para qué negarlo, estudiar era algo que le había gustado siempre y que ocultaba celosamente a todos, en pro de una fachada superficial.

-No te falta razón, pero cada época tiene sus hipotecas. Lo importante es aprender de lo que la vida te ofrece y madurar -dijo deteniéndose en la decimoquinta alzada, con voz ligeramente jadeante-. No importa cuando llegue. ¿Sabes? Me sorprendes. Aunque creo que es la primera vez que hablamos de verdad. Y es culpa mía, lo reconozco. Pero me gusta este Orlando -sonrió sinceramente, el rostro sonrojado por el esfuerzo y el sudor mojando su piel-. Sí, me gusta.

Hizo unos estiramientos mientras Orlando seguía hablando. Enarcó una ceja y de haber sido una serpiente cascabel, se hubiera oído el campanilleo de su cola. 

-¿Chula? ¿Por qué lo dices?

Progresivamente la escena ante sus ojos se iba alejando de la realidad, o eso creía ella. Su cerebro intentaba permanecer racional, analizar cuanto se decía/hacía y buscar la explicación lógica pero a cada segundo era más difícil ¿Se estarían choteando de ella? Una clase de broma pesada ¿Una cámara oculta quizás? Miró alrededor sin moverse del sitio en busca de posibles cámaras. Cabía la posibilidad de que estuviera alucinando por causa del accidente, que se hubiera dado en la cabeza y todo aquello fuera una ida de olla fruto de un hematoma cerebral o de las drogas que le hubieran pinchado en el hospital (en el caso de la hipotética pérdida de consciencia a causa del choque y el subsecuente ingreso de urgencia). También podía tratarse de un sueño lúcido, esos en los que puedes decidir que hacer... el caso es que cada vez más se sentía como si estuviera viendo una peli en tercera persona.
Cuando mentaron Matrix algo terminó de hacer click en su cabeza y cuando Faith estaba sugiriendo lo de llamar a la peliazul “Jennifer 5” Alex ya estaba cogiendo carrerilla para estrellar el cráneo contra una de las columnas que sostenían el porche, iba a arreglar aquello como en los viejos tiempos, como en Matrix tenía que despertar y nada te despierta más rápido que una buena ostia.

¿Realmente estaba para partir piñones, o eran cosas suyas? El comentario la descolocó. Quizá, y solo quizá, Orlando era algo más que un trozo de carne con un pene adherido a él. A lo mejor era una persona con sentimientos, gustos y aspiraciones. La verdad es cuando ves a una persona solo por el lado sexual, todas esas consideraciones te quedan en segundo plano, y solo quiere procrear con ella. En éste caso, con él.

No obstante, el móvil de la envidia comenzaba a caerse por su propio peso. Si Orlando no era el personal trainer de "Emily", entonces no le jodería tanto que se lo llevara al huerto. ¿Debía entonces optar por el tal Carter, o qué demonios debía hacer con su vida?

Cuando le dijo aquello de "me gusta", el negro sonrió con condescendencia. Obraba con cautela, por que no hay nada más peligroso en EEUU que una denuncia por acoso sexual. En esos tiempos que corrían debías estar seguro al 150% que ibas a hacer algo consentido, y aún así te pasaba como al calvo de la casa de empeños, que te estabas arriesgando.

-Gracias... Procuro ser profesional, pero se que eres una persona con inquietudes y un buen fondo. Éste mundo del gimnasio es muy superficial, la verdad... Y por eso te decía, ella es muy así. Viene aquí, claramente para fardar... fardar de lo que sea. De estátus, de cuerpo, de ser más que los demás. A veces ha tratado mal a otros clientes, les ha insultado, o a algún monitor. Hay gente muy agresiva por ahí, no se. Y ella me parece una de esas personas.

Ni rastro de Yorick, pues posiblemente estaba ocupado. Le dejó un mensaje de agradecimiento en el móvil y se montó en la moto. Recorrió, entonces, las calles maltrechas de Ashland. De vez en cuando, ambulancias paradas y servicios sanitarios atendiendo a afectados. Un coche con megafonía del ayuntamiento anunciaba a las personas cuales eran los "centros de tratamiento al aire libre". Asimismo, los policías hacían atestado de los desperfectos para informar a las autoridades, posiblemente para hacer una estimación del dinero necesario en ese "fondo de rescate federal" del que había oído hablar.

Accidentes de tráfico, ventanas rotas. A aquellas alturas, la mayoría de los heridos graves ya estaban hospitalizados, y en la calle solo estaban los "afectados sonoros", que eran auscultados por los paramédicos en largas filas o concentrados en parques y plazas. Después de la primera reacción, algo lenta, parecía que el gobernador se había puesto las pilas y se había activado un plan de contingencia para Ashland.

Finalmente, y con el corazón en un puño, regresó al hogar. Lo primero que vio era a su esposa en ropa de faena, con los guantes puestos, retirando cristales rotos y metiéndolos en cajas de cartón (las bolsas de basura se rompen con el cristal).

Dejó lo que estaba haciendo y se acercó para abrazarle conforme se bajó de la moto. Había pasado miedo, mucho miedo. No era para menos. Pero ya estaban juntos otra vez. Sabía que habría estado ocupado con la universidad. Él era un hombre entregado a su trabajo, y con un carácter muy humanitario. No le cabía duda de que había estado ayudando a sus alumnos.

-¿Estás bien? -le dijo, mirándole de cerca- Las niñas están en casa. Fui a recoger a Zoey al instituto. Le había afectado... eso. La llevé al médico pero no parecía grave. Le hicieron unas curas y le recetaron biodramina. Está en su cama, con el ipad. Cordelia me ayudaba hasta hace un rato.

Noquearse a si mismo, ese arte. A veces era fácil, otras veces la cagabas con la capa puesta. El caso es que tomó carerrilla y sin decir nada, se estampó contra la columna. Justo es decir que se rompió la nariz, y que el dolor era agudo. Pero no terminó de... "perder el conocimiento". Y se quedó ahí en el suelo, blasfemando, mientras Faith se acercaba como un rayo para ver que coño le había pasado.

-¿Que haces tía, estás loca?

Se zafó de ella, como si deseara estar lejos, muy lejos de allí. Era un sentimiento irracional, como un mecanismo de seguridad queriendo escapar de todo aquello. Se quiso levantar, para volver a golpearse, pero fue ahí donde, finalmente, perdió el conocimiento.

Tuvo un sueño horrible. Su padre venía a Ashland y conseguía, de algún modo, que la echaran de la universidad. Luego, la "Band of Brothers" se reía de ella y le tiraba pellas de barro, mientras se montaba derrotada en el autobús que la llevaba de vuelta al aeropuerto. A veces tenía sueños así, y en otros en los que triunfaba en patriarcado o vivía en la Edad Media y la quemaban por bruja.

Finalmente, vio la luz. No era la luz de un hospital, ni nada parecido, si no la luz que entraba por la ventana abierta de su cuarto. Había dormido, no sabía cuantas horas. Lo primero que hizo, fue tocarse la nariz. Le dolía, pero le habían puesto una venda o algo así. Un buen trabajo médico. Eso le dio en que pensar. Se quedó en la cama todo lo que pudo, pero finalmente escuchó ruidos en el salón, ruido de una conversación. Se levantó, queriendo con mucha vehemencia que todo el día anterior hubiera sido un sueño. Y se encontró a dos chicas desayunando en bragas, huevos revueltos y bacon. Faith, y la robot del futuro.

Puta vida, tete.

Tuve suerte lo que sea haya pasado, luego ayude a los alumnos heridos ,Yorick me ayudo en todo el tema de ayudar a los heridos y que llevara a los mas graves al hospital, hasta la directora me felicito, pero todo eso me da igual ahora mismo, estoy aquí en casa, estáis bien, eso es lo verdaderamente importante... -  dio un buen y romántico abrazo a su esposa.

Me alegro de que estén bien las niñas, voy a ver a nuestra hija, luego te ayudo con el tema de cristales rotos.. - dice mirando a los ojos de su esposa y besándola.

Sin más demora, después de estar un buen momento con su esposa, fue a ver a la hija que tenía en casa.

Mal día para empezar en la Universidad, no? - le dice a su hija, como haciendo algo de humor a todo el asunto.

Espero que lo que sea haya pasado, no vuelva a pasar y puedas ir allí, como tanto querías.. - dice sonriendo a su hija.

Después cuando se reunieran todos, comentaría la gran noticia de la obra de teatro, pero sin dar detalles del nombre de la obra o los manuscritos, quería conservar esa sorpresa a todo el mundo.