Partida Rol por web

A place to stay

Apropiación cultural (Escena 1)

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13/09/2018, 14:08
Mahendra Singh Rajneesh
Sólo para el director

¿Pero qué coño? Esta puta me ha estado engañando todo este tiempo con sus frases de colgada? Lo tiene claro si ahora espera manipularme con su chochito...

Tras aquella primera reacción visceral parpadeó, confuso.

¿Cómo sabe todo eso? Militares? Viajeros? Dimensiones? 

No se creía una puta mierda, aunque había datos personales que no podía saber. Era imposible. Se concentró para mostrarse calmado y como un gurú serio, aunque todo indicaba que lo había calado a fondo.

¿Sabes como podemos contactar con esos viajeros, Salma?

 

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13/09/2018, 14:36
Kerry-Anne Van Ewen

Antes de que ella les viera, Kery-Anne indicó a Josh quién era su madr econ el expeditivo gesto de señalarla con un dedo.

-Lo que te dije. Repostando -y aunque hubiera podido ser un comentario maligno, la verdad es que lo había dicho con humor. Y en los escasos pasos que dio hasta ella, fue consciente de que por primera vez en mucho tiempo su presencia no le molestaba. ¿Qué era lo que había podido cambiar para sentir algo así? La respuesta llegó inmediata. Harold. Harold y sus constantes quejas acerca de su suegra a la que no podía ni ver.

Abrió los brazos para recibir el abrazo de su madre y parpadeó sorprendida ante su cumplido.

-Gracias, mamá -dijo antes de sonrojarse como una adolescente ante su agudo comentario por la presencia de Josh-. Mamá, no deberías de... -y de pronto se calló. Su madre ya tenía sus años y la licencia de hacer cuanto le viniera en gana y si quería joderse los pulmones a base de humo y alquitrán estaba en su pleno derecho- ... invitarnos solo a una. Los cócteles de aquí son espectaculares.

Alzó una mano para llamar a uno de los camareros, mientras su madre hablaba.

-No importa. Está bien que hayas venido -dijo sin más-. ¿Harold? Sí, me ha tocado hablar con él. La última vez hace un rato de nada, del brazo de su zorra. No se han cortado nada en tratar de humillarme pero... -se volvió hacia Josh al que dirigió una mirada de admiración, al tiempo que ponía una mano sobre su antebrazo. Lástima que fuera un yogurín. Podría lamerlo y desgustarlo, pero lo suyo tenía fecha de caducidad y ella empezaba a darse cuenta que quería más-. Apareció de la nada y le partió la cara a Harold. Imagino que debe estar pidiendo cita con su cirujano plástico para que le recomponga la nariz -y dicho aquello rompió en carcajadas

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18/09/2018, 02:07
Tío raro

Las palabras que el muchacho decía parecían tener algún sentido, pero no del todo. Conocía un Ashland pero no un "Oregón", y no sabía quien presidía qué, o que tenía que ver un cargo militar como el de mayor con todo aquello. Mientras tanto, tocaba el plástico de la puerta del retrete portátil y lo abría para descubrir por olor y demás lo que parecía una letrina. Eso si podía entenderlo: el chaval venía de las letrinas, y de fondo se escuchaba música, como amplificada por algún medio que desconocía, y a mucha gente.

-Venid conmigo, mozo -dijo, sin mirar atrás.

Echó a andar con sorprendente decisión para ser un viejo decrépito, pasando a su lado. Y la verdad es que George estaba intrigado de cojones con aquel tío, así que sin nada mejor que hacer aparte de seguir disfrutando de su día libre coqueteando con la cirrosis, le acompañó con un caminar algo inestable.

De repente, el viejo estaba en medio de la feria, mirándolo todo como si flipase. Había gente vestida "normal", aunque con detalles extraños, como una moda algo anticuada, que no usaban bien la camisa o no mostraban el necesario decoro y pudor. Muchas mujeres con vestidos que revelaban demasiada carne, y hombres con lo que parecía una especie de camisa de manga corta y unos zaraguelles con bolsillos, que llevaban unos mocasines o alpargatas de tela blanda y suela muy alta. Todo lo miraba con interés, tropeando con alguno de los viandantes.

Reconoció a los alabarderos de la reina, los comedores de ternera, y se acercó con esperanza. Sin embargo, aquella dama no era la reina Isabel. Se echó a sus pies e imploró auxilio, siendo recibido por chanzas del populacho disfrazado de cosas harto bizarras. Los alabarderos terminaron apartándole con algunas excusas, y él seguía con la gorra en la mano, mientras George le seguía de cerca. El tío estaba realmente flipado, se lo creía totalmente.

-Oléis a alcohol y vómito, muchacho -le dijo al pasar a su lado.

Eso era estrictamente cierto. Siguió caminando detrás de él, viendo como con curiosidad miraba los carteles de los negocios, y como de ellos salía el olor de viandas muy extrañas y alcohol de muy buena destilación, pues se entretuvo un momento mirando un vaso de cerveza rubia al que le quedaba un poso, el cual probó y le pareció muy buena, con un toque de una malta que desconocía.

-¡Atrás, brujo! -le dijo a un escupefuego que pasó cerca de él.

Finalmente, sus pasos le llevaron a un lugar acotado como "campamento de la Band of Brothers". Las tiendas allí eran totalmente legítimas, así como el resto de menaje, artefactos y ropas. Por un momento, creyó alejarse de toda aquella locura, hasta que se topó sin querer con Faith y vio que era una dama travestida que vestía como un hombre. Parpadeó, sin entender muy bien lo que sucedía, y tropezó con la mesa donde estaban sentados los chavales con el profesor Melfwackter.

-¡Tened cuidado, anciano! -dijo uno de ellos.

El hombre se giró al ver que había gente que "hablaba en cristiano", y les miró con una expresión desencajada. Era un grupo de gentilhombres jóvenes y un caballero de mediana edad que parecía un marinero de Drake, por tener el famoso aro de oro en la oreja en conmemoración de la gesta al pasar al mar Pacífico.

-Caballeros, debéis ayudarme. No se si estoy donde estar, o que lugar es éste. O que año es, mejor dicho, si seguís contando en años de nuestro señor.

Yorick sonrió, apoyándose en la mesa. Creía que el viejo estaba de coña y les seguía el rollo. Y eso le gustaba.

-Pues sabed buen señor que os halláis en las Indias, en un territorio llamado Oregón, que está en la parte de la costa del mar Pacífico, en la muy noble villa de Ashland y en uno de sus parques... do se halla aqueste nuestro campamento.
-Gracias a Dios, mozo, que encuentro a gente con cordura. ¿Las Indias, decís?, ¿No son éstas costas del rey de España?
-Se las quitamos Dios mediante, hace muchos siglos.
-Siglos decís... ¿Que año es éste?
-Dos mil dieciocho.

Abrió los ojos de par en par, como si no creyese lo que estaba escuchando. Entonces habló atropelladamente, apoyándose en la mesa de tal modo que ellos tuvieron que sujetarla para que no se venciera.

-No nos queda mucho tiempo, caballeros. Soy John Dee, astrólogo y alquimista de la reina, Dios la tenga en su gloria y confunda a su vil sucesor, ese papista de Jacobo...

En realidad si tenía un parecido a aquel tipo. Una figura histórica a caballo entre la genialidad, la locura y según decían las malas lenguas, la magia negra.

-¿Es éste el año de la profecía?, ¿Habéis ya escuchado por desventura las trompetas del Juicio Final?
-¿La explosión sónica?
-preguntó uno.
-¡¡Si, si!! El estruendo que los oídos hace sangrar, la vibración mística que romperá el tejido de la creación...
-Pues eso fue la semana pasada.
-Entonces eso quiere decir... que he llegado tarde.

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18/09/2018, 02:35
Emiko Tanaka

La chica se acercó al hombre con curiosidad, analizándolo con ojo crítico. Él se giró para mirarla, maravillado por ver a una persona que parecía salido de la corte del emperador de la china, pues aquellos rasgos no parecían de nativos de aquel mundo nuevo.

-Vuestra mano -le requirió.

El viejo se la mostró, y ella le dio la vuelta, mirando la palma, donde tenía un guante de lana sin dedos. Se fijó en sus pulgares, concretamente en su huella digital. Imperceptible para un ser humano normal, había impregnado sus documentos históricos y podía verse a través de un análisis de luz ultravioleta. Y mientras ésto hacía, sus córneas se abrían y cerraban ajustándose como la lente de una cámara.

-Es cierto, es John Dee.
-¿Sois la bruja de Shangri-lah?
-preguntó, tomándola por los hombros.
-No, me llamo Emi... Emiko.

Le susurró algo al oído y él pareció entender. Pero fue entonces cuando se levantó aquel viento antinatural y las cosas, realmente, se fueron a la mierda, cambiando para siempre.

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18/09/2018, 02:41
Salma

Le miró a los ojos y asintió. Sabía más cosas de lo que decía, cosas que escuchaba en sueños. Cosas que hasta entonces pensaba que eran una locura.

-Hay una profecía, por así decirlo. Todos estaremos aquí, en éste momento y lugar, cuando vuelvan a sonar las trompetas y se abran las puertas de par en par.

Tomó su mano, como pidiéndole que hiciera un acto de fe.

-Se algunos detalles, pero no todos. Solo se que les reconozco al instante, y que una vez que estén todas las piezas juntas, todo estará más claro. Ven, vamos a buscarles. Deben estar en ésta feria.

Tiró de su mano y él la retuvo un momento. Entonces se giró y le acarició la mejilla.

-No debes temer, está escrito que somos los únicos que podemos detener todo ésto. Hay que buscar al piloto, al mago de la reina, los actores, las mujeres que no amaban a los hombres, el chico de antes... y algunos más. Ellos son la clave.

Sin más, salió al paseo atestado de gente, tirando de su mano rechoncha. Él la seguía sin mucho convencimiento, más por inercia y curiosidad que por otra cosa.

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18/09/2018, 02:47
Tobias Melfwackter

John Dee?, conozco un poco, de haberme informado para alguna obra o cosas por el estilo... - dice extrañado viendo aquel viejo extraño y a Emiko.

Se acercó al anciano para ver las ropas, la verdad que si parecían auténticas o eso pensaba.

Cuando se disponía acercarse, cuando algo le susurro Emiko, pero un viento fortísimo se levanto de la nada.

Qué demonios esta sucediendo? - dice mientras ayudaba al resto para que no salieran lastimados

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18/09/2018, 02:51
Bernice van Ewen

Se rió por aquello. Era bueno que a aquel gilipollas de Harold le hubieran dado su merecido, al menos por una vez. Lo celebraron con alcohol de alta graduación en aquella terraza. Su madre se puso a contar anécdotas de "lo gilipollas que era Harold" cuando ambos estaban casados, feos que le hacía, trapos sucios de los que se iba enterando y peleas épicas en el día de Navidad que la vetaron al acceso de la casa en la que ahora él se alojaba.

Fueron luego en busca de un buen restaurante donde cenar. Su madre insistía en que "no debían comer cualquier basura de comida rápida" ya que ella pagaba. Fue entonces cuando casi sin querer, se tropezaron con una chica rubia vestida con una túnica y unas flores en el pelo, acompañada por un hombre que parecía sacado de un video del misticismo oriental. La rubia les señaló.

-El piloto... y la mujer del corazón roto. Son dos de ellos.

Joshua se removió, cogiéndola instintivamente del brazo. No es que temiera que fueran policías ni nada similar, pues no tenían aspecto de ello, pero si sabían quienes eran... aquello no podía ser nada bueno. Fue entonces cuando la gente chilló a través de la feria, a causa de un viento antinatural que barrió el lugar como una honda de choque que hizo que algunas personas y artefactos cayeran al suelo. Y entonces, el infierno terminó de desatarse.

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18/09/2018, 03:05
Director

Un viento antinatural surgió del horizonte, como una honda de choque que se extendía imparable. Era un viento fuerte, aunque no tanto como para provocar que una persona normal cayera al suelo sin estar en alguna postura extraña. Movió las copas de los árboles, tiró los vasos, soltó las cintas con las banderolas que decoraban la feria e hizo trastabillar a los que en esos momentos estaban con el equilibrio precario o en una postura extraña.

El viento arrastraba un rumor, que hizo que la gente comenzara a chillar histérica por toda la feria. Eran, de nuevo, las trompetas del Apocalipsis, el sonido de la honda sónica. Pero ésta vez no fue tan fuerte, ni tan desgarrador, y sin embargo perfectamente audible. No reventó los cristales, ni hizo a los oídos sangrar, pero si les provocó una sensación extraña en la garganta, como si hubieran tragado algo con un fuerte sabor a yodo. Los dedos, la nariz, los oídos y en general todo lo que tuviera una piel fina y una membrana cartilaginosa, vibró como con un molesto cosquilleo, que apenas duró cinco o seis segundos.

-Ya ha empezado -dijo Emiko.
-Así es... -repitió John Dee.

De repente, unas pisadas metálicas, que hacían retumbar el suelo. Unas luces cegadoras, acompañadas de una vibración que provocaba náuseas, presagiaron la llegada de lo imposible. Unas bolas de luz en el cielo, volando bajo, cegándoles. La gente gritaba y comenzó a huir de algo. Pero no todos huyeron. Otros, simplemente, se habían quedado petrificados, como si no fueran dueños de su cuerpo.

El pánico se extendió y las escenas eran descoranozadoras: gente que por salvar la vida pasaba por encima de niños, de mujeres, de ancianos, de quien hiciera falta. Y detrás de ellos, unos gigantes de más de cinco metros, con una especie de armadura metálica, con tres ojos que eran faros de color rojo y en sus manos unas extrañas varas. La tierra temblaba a su paso debido al peso. Algunas personas que estaban mal del corazón, sufrieron infartos en aquel momento, incapaces de conceptualizar lo que estaban viendo sus ojos.

-Los gigantes de plata -dijo John Dee.

Uno de aquellos "gigantes" agitó su vara metálica e, inmediatamente, el resto de personas, cientos, quizá miles, que se habían quedado petrificados, se giraron lentamente hacia los que no parecían "poseídos" por aquellas entidades. Y les atacaron, con uñas, con dientes, con todo lo que pudieron. Les atacaron con furia casi suicida. Y de ese modo, el caos y lo imposible llegaron a Ashland.

Había comenzado el Apocalipsis.

Notas de juego

Fin de la escena