Partida Rol por web

A place to stay

Apropiación cultural (Escena 1)

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02/09/2018, 02:37
Amanda Dale

La noche de chicas se había convertido en día de chicas... con un chico. Los maridos rondaban intermitentemente, pero era muy fácil cansarlos cuando se les dejaba al cargo de los niños. Algunos ya se habían ido, o andaban por ahí en alguna parte. Lo que era seguro es que las cuatro se lo pasaban en grande. Además, tenían un escolta de excepción. Josh, el nuevo amigo de Kerry Anne, las hacía reír y era un auténtico caballero. Cosa que ellas no eran (es decir, damas).

A diferencia de otras, que iban perfectamente de época (perfectamente aburridas), ellas eran las piratas "que iban en son de guerra". Hombres y chicos las miraban de vez en cuando, codiciando aquellas carnes de mediana edad. Ellas bebían, reían y coqueteaban con las grasas saturadas dándose un capricho. Un día era un día, y cuanto más avanzara el día más especial iba a ser.

-¿Entonces sabes pilotar? -le preguntó a Josh, prendido de su brazo.

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02/09/2018, 02:46
Josh Castaneda

Asintió, sonriendo. Le habían vestido de tío guaperas histórico con un traje que Kerry Anne se había empeñado en alquilar. Y así iba por la vida con su jubón, su camisa abierta y todo lo demás, con una sonrisa de serie y aquellas ganas de vivir que eran contagiosas. Se había juntado con lo peorcito, que eran un grupo de maduritas sin nada que perder dispuestas a pasar un día de petardeo y hacer "cosas malas" (cuando una mujer dice eso en broma, agárrate).

-Pues si, pues si. Estuve pilotando durante varios años... Aviones de hélice, y cosas así. Nada moderno, ya sabes. Esos aviones que hacen tanto ruido, no me gustan demasiado.
-Si, mucho ruido y pocas nueces es lo habitual
-dijo Amanda.

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02/09/2018, 02:50
Cynthia Mason

Cynthia es la que más guerra iba pidiendo. No solo enseñaba bastante por arriba, si no que por abajo lucía piernas con uno de esos pololos estilo victoriano que te dejaba una cortina de tela delante de las bragas, y un faldón que caía por los lados, pero se veían todas sus piernas y las botas de tacón que llevaba.

-Pero me apuesto lo que queráis que éste chico es más de nueces que de ruido -comentó, jocosa.

Él se rió. Parecía que se lo estaba pasando bien. Quizá al estar con mujeres de aquella edad podía llegar a entenderlas mejor, a empatizar. Lo único que le avergonzaba a Kerry Anne era ver el espectáculo de lobas que se lo estaban disputando como si de un trofeo se tratase.

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02/09/2018, 02:54
Molly Lane

La peor de todas, la más callada. No perdía la oportunidad, ni se perdía ripio de lo que pasaba alrededor. Miradas con algún chaval que le había hecho la coña de saludarla con alguna reverencia o similar, el radar puesto en los mejores sitios.

-Hablando de nueces...

Orlando en la feria, vestido de... Dios sabía que. Una especie de cazavampiros africano con pantalón ceñido y camisa abierta hasta el ombligo. Estaba para reventarlo por todos lados, y sus amigas lo miraron indisimuladamente. Él no reparó en ellas, pues estaba en la distancia y seguía caminando.

Kerry Anne se excusó, tenía que ir al baño. Realmente, quería gastarle una sorpresa a su entrenador. Tener con él un encuentro por la feria, bis a bis. Caminó con cierta premura, con el corazón acelerado y la cabeza llena de pensamientos de lo más impuro. Se imaginaba jugando con aquella carne negra, borracha de cerveza y pasión, y que ambos terminaban en el coche como dos adolescentes apasionados, poniendo a prueba la amortiguación.

Y de ésta manera fue recortando distancias, hasta que un montón de gente en dirección contraria la hizo detenerse y perder el rastro. Siguió buscando, con el móvil en la mano como último recurso. Después de su semana rara e infernal, le apetecía darse aquel capricho de carne.

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02/09/2018, 03:02
Orlando Cole

Se apartó del mundanal ruido, justo por detrás de las carpas donde se tiraba con la escopeta de balines. Un lugar ruidoso y concurrido, pero tras del cual comenzaban las partes traseras de las tiendas y lugares del parque que no formaban parte de la feria. Había creído verle meterse por allí la última vez que lo vio.

No le vio, así que por un momento perdió la esperanza. Sacó el móvil y se entretuvo mirando un mensaje, que era de su madre. "Niña, estoy llegando al pueblo. Visita sorpresa, no me iba a perder la feria esa. Te doy un toque cuando llegue". Su madre... ¿Cuanto hacía que no la veía? Un par de veces desde la muerte de papá, en su casa de Rhode Island, para Navidad y cosas así. A Harold no le gustaba nada su madre, por que era una señora digna y que te cantaba las verdades del barquero. Por eso su padre las quiso mantener alejadas, en vida, y por eso su ex hizo otro tanto a la muerte de su suegro. Mamá, ahora... no sabía qué pensar. Que lío.

-¿No tienes espera, eh?.

Su voz sonaba lejana y la puso algo tensa. Parpadeó, mirando alrededor, sin saber muy bien si hablaba con ella. Fue a contestar pero escuchó un gemido, femenino, y una voz igualmente femenina.

-Dios, estoy mojadísima...
-Llevas pensando en ésta toda la semana. ¿Verdad?
-Sabes que si.

Alterada, inquieta, teniendo que confirmar lo que había escuchado o creido escuchar, se deslizó como un gato, con todo el sigilo que pudo, aunque era bastante fácil con el ruido de fondo de la feria. Había unas plantas, follaje selvático espeso, en aquella parte del jardín "tropical", tras las que se escondió para empinar la cabeza y ver más allá.

Lo que vio fue algo extraño. A Orlando sentado en un banco, de lado desde la posición en la que ella observaba, con la cabeza echada para atrás. Una masa de tela y encajes muy period justo debajo, arrodilllada en el suelo, formando un bulto extraño. Una masa que resultó ser una mujer de su edad, rubia, guapa aunque no tanto como ella. Y lo que estaba haciendo, como una posesa, era lo que se conocía vulgarmente como mamada. Le estaba practicando un señor sexo oral tan bueno que podía ser suyo (ella se preciaba de hacer las cosas bien). Se quedó paralizada, como una voyeur, sin poder apartar la mirada.

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02/09/2018, 03:11
Sienna Melfwackter

Siguió mirando, por interés científico, por despecho, pero también para reconocerla. Necesitaba SABER quien era esa zorra roba-amantes que, al parecer y por el comentario, no era la primera vez que hacía eso. Confirmó sus sospechas sobre el tamaño de la herramienta de Orlando, aunque en aquel momento aquello no hacía si no acrecentar la envidia. Era una de aquellas, que había visto en el móvil, una de las impresionantes.

Con razón aquel putón lo estaba gozando tanto. Y él, hijo de puta, que se dejaba querer con la actitud de un James Dean chulito al que le estaban comiendo, nunca mejor dicho, todo lo negro.

-Estás durísimo... -dijo en voz baja, pero ella la escuchó.
-Las zorras blancas me ponéis a mil ¿Quieres sentirla dentro? -le respondió, acariciándole el rostro.
-Joder, sí.

La mujer se desabrochó unos corchetes del vestido, quitándose la enorme falda que, en realidad, era un postizo de pega del teatro. Debajo llevaba una especie de calcetines o medias de seda cogidas con unas ligas, y la muy... (le faltaban los adjetivos) no llevaba bragas. Orlando se había sacado un condón del pantalón, y ella sintió como si mil agujas se le clavaran en el corazón. ¿Por qué era tan tonta? No era su novio, ni nada parecido. No habían ni quedado, pero ya lo consideraba suyo, una conquista asegurada.

-Shhhh -respondió, dando un último chupetón- Llevo el anillo.
-Por tu marido...
-Si, claro...

Se rieron, traviesos, mientras ella se daba la vuelta y con una mano guiaba a la mamba negra a su interior. Luego, con un golpe de cadera, la enterró hasta el fondo.

-Justo... por mi marido... -dijo entre jadeos.

Comenzó a moverse, como una loca traviesa, mientras él apoyaba sus manos en el culo blanco. Kerry Anne sintió una náusea, ganas de vomitar. ¿Que era ella, otra milf blanca que se follaba una vez por semana?, ¿Que iba a convertirse, en la segunda, tercera o cuarta amante del solicitado entrenador personal?

Y entonces cayó en la cuenta. La conocía, le sonaba. La había visto en el parque, a veces, entrenando con un equipo de chicas jóvenes, ciclistas. No iba vestida igual, claro, pero aquellas piernas le sonaban, y ella tenía una memoria excelente para quedarse con las zorras. ¿Como se llamaba? Cogió el móvil y buscó, oculta entre las matas, sin hacer ruido. "Entrenadora ciclismo SOU". Eso es... Sienna, la mujer del profesor de teatro. De eso le sonaba, de haber ido con Harold a una obra de Shakespeare y tomarse una copa de champagne en el ambigú con el director de la obra (el marido de la petarda, feo como un demonio e inglés hasta lo indecible) y ella, una zorra con acento británico. Una zorra interracial chupapollas que engañaba a su marido con el entrenador de moda en Ashland.

Y finalmente, no lo pudo evitar. Era mayor el deseo de vengar la afrenta que la prudencia, que le dictaba alejarse y no meterse en asuntos ajenos. Así que se levantó, con total frialdad, mientras de fondo sonaban jadeos y guarrerías de temática "queen of spades" que parecían salidas del porno, eso que ella solo había visto como curiosidad para saber qué le gustaba a los hombres. Y salió de las matas, haciendo el mayor ruido posible.

-¡Orlando! -gritó ella, asustada.

Se quedó petrificada, pero como acto reflejo se levantó (era la postura más cómoda), de modo que ella pudo ver su desnudo frontal de cintura para abajo. Al lado, por detrás de ella, Orlando, todavía duro, que la miraba como un ciervo deslumbrado. Hubo unos instantes tensos, en los que ambos compartieron la mirada. Pero no podía, en justicia, insultarle o agredirle. No era nada para él, y lo mejor que podía hacer, era dejarle ver lo molestaba que estaba. Lo decepcionada que estaba. Lo único que podía hacer para joderle el polvo, la fiesta y la vida, era decir exactamente lo que dijo.

-Disfrútalo mientras puedas, Sienna Melfwackter.

Dijo eso, girando sus talones y marchándose con un paso muy digno. La amenaza era clara: sabía quien era ella y quien era su marido. Y a su marido seguramente no le hiciera ni puta gracia enterarse de que su mujer se encamaba con un negro.

- Tiradas (1)
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02/09/2018, 03:28
Director

Lloraba por dentro. Por fuera no era perceptible, pero por dentro su orgullo estaba roto como una cerámica que cae accidentalmente desde una estantería. Quería gritar, quería romper cosas, quería cagarse en todo. Por despecho, pensaba follarse a todo lo que se moviera. ¡Hasta podría meterse en el LoveFind como sus amigas! Le daba igual todo y todos. Siempre le pasaba igual, por ser la buena, la decente, la lógica. En aquel puto mundo de hijos de perra y zorras asquerosas, o chupabas pollas en un parque o no te comías un rosco.

Asco, rabia, pena. Se detuvo apoyándose en un poste, de uno de esos sitios estilo cafetería pija, ahora al aire libre en el parque. Las imágenes del pene de Orlando entrando y saliendo de aquella mala puta le daban arcadas. Finalmente, dobló la espalda y vomitó, de forma poco femenina. Era la segunda vez que vomitaba en una semana, y no le gustaba nada la sensación. Hubo un tiempo en el que probó la bulimia, pero le gustaba tan poco la sensación de vomitar que se pasó a la dieta estricta y controlar los carbohidratos. En ese momento, con el estómago ardiéndole, le daba igual. Se comería, incluso, uno de esos shawarmas grasientos servidos por un proyecto de terrorista islámico que no se lavaba las manos desde por la mañana.

Solo quería correr, llorar, hacer lo que le diera la gana, darse al desenfreno. Y al mismo tiempo, se sentía triste, muy triste. Como si ella depositara su fe en los hombres y éstos, invariablemente, le decepcionaran.

Y entonces, una voz harto familiar.

-¿Kerry Anne?

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02/09/2018, 03:34
Harold Smart

El peor escenario posible. Al darse la vuelta, allí estaba él, allí estaba ella. Harold, el puto Harold. Él no se había disfrazado de nada, iba de rico en ropa de verano, cómoda y elegante. Él no creía en piratas y cuentos de hadas, así que nunca en su vida se había disfrazado, más de lo que era: un hijo de puta capitalista, aplastacabezas, putero y cabrón que se ponía encima la piel de un ciudadano modélico de los que se aplaudía en las galas y recibían premios y placas descubiertas en hospitales.

-Que sorpresa -dijo, fingiendo la suya- Te veo fatal, ¿Eh?

Se refería al vómito y la lividez.

-¿Te has pasado con la bebida? Si quieres llamo a los sanitarios, que están aquí al lado.

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02/09/2018, 03:37
Jazmine Wells

Allí estaba, la zorrupia. La mujer que le había robado el marido, la felicidad y una vida impecable de florero de clase alta. La miraba de esa forma que solo saben las mujeres entre ellas, fingiendo interés pero ardiendo por dentro los fuegos del infierno y la maldad más extremas. Deseando que ella se muriera en una esquina y dejara de molestar.

-Algunas no aguantan nada la bebida -añadió.

Sonrió, condescendiente como una mala zorra. En ese momento, Kerry Anne tenía ganas de MATAR.

-¿Has visto como va vestida, Harold?
-Si, parece una...
-Una putatesa. Mitad puta, mitad piratesa.

Se rieron del chiste, a mandíbula batiente. Allí podían pasar cosas muy graves. Ella podía terminar en la cárcel con facilidad. Apretó el puño, rabiosa. Y entonces, una vez más, el caballero acudió al rescate.

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02/09/2018, 03:41
Josh Castaneda

Unas manos la ayudaron a incorporarse. Unas manos varoniles, que había tocado poco, que no sabía tan firmes. Y allí estaba él, con una sonrisa de oreja a oreja.

-Ey, te has perdido por ahí. Estábamos preocupados.

La miró con una breve sonrisa. La trataba con familiaridad, como dando a entender que entre ellos había algo. No era tonto, sabía perfectamente a quien tenía delante.

-¿Un amigo nuevo? -preguntó Harold.
-Si, algo más que un amigo. Un buen amigo.
-Bueno, pues un placer, soy...
-Se quien es usted, si. La casa está llena de fotos suyas, fardando de billetera.

Harold sonrió, picándose por el comentario.

-¿A quien metes en casa, Kerry Anne? Los términos del divorcio son claros, ya sabes. La asignación es en tanto en cuanto no te pueda mantener otra persona, como un novio, por ejemplo.
-Es demasiado joven para ella
-dijo su acompañante- Seguro que van de farol.
-¿Tan desesperada estás que te lías con jovencitos?

Harold negó, despacio, como si de verdad estuviera decepcionado. Hijo de la gran puta...

-Esa no es forma de hablarle a una dama como Kerry Anne -repuso Josh.

Smart se pasó la mano por la barbilla, siempre a medio afeitar, con una barba de pocos días. Una imagen estudiada de cara a las cámaras. Y él se pirraba por las cámaras.

-Muy gallito eres, para ser un don nadie.

No había nada como una pelea entre machos alfa. No importaba lo rico que fueras, había códigos que traspasaban la clase. Josh se cruzó de brazos, mirándole fijamente.

-Me han dicho que usted es la clase de persona que se esconde en las faldas de mamá. Que a las primeras de cambio se ofende y llama a la policía. En vez de arreglar las cosas como un hombre.

Harold sonrió, de oreja a oreja, apartando a su secretaria y actual pareja, encarándose a pocos centímetros del piloto.

-No sabes lo que dices. Me sobran cojones para partirte la cara, imbécil.
-Para ser usted de clase tan alta, habla muy bajo, señor Smart.
-Pues mira...
-le señaló con un dedo- No me importa lo que te haga mi ex-mujer. Las veces que te la hayas tirado. Eres un bocachancla, y te vas a comer tus palabras.

La mano se cerró en un puño dispuesta a pelear. Fue cuando él, de repente, se puso en una especie de guardia de boxeo y, tras esquivar dos golpes, le pegó a él un tercero que sonó como una maza. Un directo a la nariz, que se la rompió con profusión de sangre. Le siguió un cuarto golpe, de nuevo propinado por Joshua, que le tiró al suelo como si fuera un saco de patatas. Kerry Anne no podía esconder su sonrisa.

-Anda, vámonos -le dijo a ella, ofreciéndole el brazo- Creo que éste gilipollas te acaba de pedir disculpas.

Y sin más, echaron a andar. Su héroe.

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02/09/2018, 04:19
Sienna Melfwackter

El mozalbete se levantó aceptando el desafío con un gesto ampuloso, poniéndose la mano en el pecho y ejecutando una breve flexión de torso. Mientras tanto, su esposa estaba atenta al móvil. Algo la estaba fastidiando. Habían hablado antes de ir: unas amigas rondaban por la feria. Amigas que él odiaba, pero que querían "tomarse una con ella". Le había dicho que si tenía que ir, fuera rápido y se quitara el asunto de encima.

-Cielo, tengo que irme a eso... -le dijo a Tobias al oído- Vuelvo en cuanto pueda, cuida del fuerte.

Le dio un breve beso, alejándose del lugar con buen paso. Entretanto, los contendientes se separaban en el campo del honor y se preparaban para el combate, desenvainando sus armas. Faith optó por usar solo la espada, que era larga y ancha, mientras que Ryan sacó ropera y daga de la funda, componiéndose en una elegante guardia italiana.

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02/09/2018, 04:28
Ryan Richardson

Se movía como un gato, una pantera o algo así. Algo peligroso, que en estado de reposo refleja lo que es capaz de hacer rápidamente y con precisión. Como mano derecha de Yorick, a menudo él era quien daba las clases de iniciación de esgrima y mantenía los ejercicios entre los alumnos cuando él no podía estar en persona.

-Ten cuidado, gigantón. Estoy versado en la esgrima de Capo Ferro...

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02/09/2018, 04:37
Faith Hawkins

Por el contrario, ella no tenía estilo ni tenía nada. Cogía la espada como si fuera una porra, no sabía lo que era una guardia y lo único que se le ocurrió fue imitar unas posturas de películas viejas estilo Errol Flynn. Error. Su oponente le tiró unas estocadas, que empezaron como finta pero pudieron haber terminado mal. Por puro instinto, retrocedió y paró dos de ellas con la barra de hierro.

Ryan se reía, ya se veía ganador. Tiró un par de fintas más y ella comenzó a entender de qué iba el rollo. Había que mover los pies, siguiendo al otro, y eso hizo, manteniendo la distancia. Estaba tensa, como si en aquel combate se decidiera mucho.

Finalmente, su oponente se lanzó a fondo como un muelle, con una de aquellas estocadas espectaculares de esgrima olímpica. Ella hizo simplemente lo que le dictó su hipotálamo: paró con la hoja y, como lo que tenía más cerca era la cara del petimetre, hundió la pesada guarnición del arma en ella, con un puñetazo que sonó como el pisotón de un mamut. CLONC. No era una esgrima fina, pero a él si que le habían dejado fino. El chaval cayó al suelo, con la nariz más pacá que pallá, sangrando, mareado y llorando de dolor como una niña.

-¿Ya está? -preguntó, todavía con ánimo de pelear- Pues vaya, si yo no tengo ni zorra de éstas pijadas...

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02/09/2018, 04:42
Cordelia Melfwackter

Se rió por el resultado, aunque los compañeros de la Band of Brothers, excepto Yorick, se interesaron por su estado. Las feministas se relamían de puro gusto mientras Ryan era atendido en el suelo con el botiquín de emergencia. La nariz no se había roto, pero si le habían hecho sangrar. Nada que no arreglara el desinfectante y unas tiritas. Pero la pérdida de honor y reputación eran lo peor, y el haber hecho el ridículo más supremo. Algunos espectadores eventuales del duelo aplaudieron por el desenlace.

Cordelia se acercó a Faith y le dio un pañuelo bordado que llevaba en el vestido. Luego se aupó, por que era mucho más alta que ella, y le dio un beso en la mejilla, diciéndole algo al oído. La chica no dejaba de mirarla como ensinismada, incluso cuando volvió a retirarse con una sonrisa triunfal. ¡La que había liado! Todavía regía el viejo dicho sobre las tetas y las carretas.

-Ah, Papá. Éstas son las amigas de Emi de las que te hablé por el móvil. Faith y Alex...

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02/09/2018, 05:44
Tobias Melfwackter

Tobias asintió con la cabeza a su mujer, luego se centro en los duelistas y su hija

Bueno, hay un claro ganador, Sir Faith, debe de tener su recompensa.. - dice cediendo paso a su hija Cordelia.

La verdad que era abierto a relaciones, no le importaba que su hija prefiriera una chica a un chico, menos peligro de embarazo.

Luego se acerco a Ryan, para ayudarlo y ver que tal estaba..

Bueno, esta vez la fuerza bruta ganó a la agilidad y sutileza, aprendió anticiparse a tus pasos y aprovecho el fondo que hicistes, para darte en la cara, pero un combate genial, felicidades.. - dice ayudando a levantarse a Ryan.

Luego volvió con su hija.

Faith, Alex, encantado de conoceros .., así que son las amigas de Emi, no tengo problemas, pero si de cierto problemilla en cierto jardín de infancia, tener cuidado con esas cosas, por el amor de dios.. - dice intentando ser el abogado de diablo y poniendo una cara de no os paséis la próxima vez.

 

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02/09/2018, 11:27
Kerry-Anne Van Ewen

Tras aquella noche de confesiones, sándwich y whisky, la serenidad regresó y quedaron a un lado alocados planes conspiranoicos que a la luz de la nueva mañana parecían absurdos. Y en la casa de Kerry-Anne se impuso una nueva rutina, convirtiendo aquellas cuatro paredes, bueno eran bastantes más y teñidas del lujo que el dinero y el buen gusto pueden proporcionar, en un verdadero hogar sin que la rubia lo percibiera conscientemente. Pero había risas, conversaciones, comidas y cenas compartidas y planes. Y todo ello en habitaciones separadas, sin sexo mediante, como compañeros de un apartamento estudiantil. Kerry-Anne disfrutó de aquellos días, pero con la inmediatez de la feria, viejos fantasmas y un deseo sexual no satisfecho afloraron con fuerza. El consolador ya no bastaba. Necesitaba el calor de un cuerpo, la dureza de unos músculos contra ella. Y Orlando se materializa a cada vez más en sus fantasías. La milf ya se sabia dueña de una edad y era consciente de que ya se le había pasado el arroz para temas como una maternidad, pero no era cuestión de que también se le oxidara la paellera. Necesitaba engrasarla y cuanto antes. 

Y llegó la feria. Y nada como un baño de realidad. Conforme pasaba el tiempo, la compañía de sus amigas se convirtió en una pequeña pesadilla. ¿Era ella como ellas? Conocía la respuesta. Sí, lo era. O lo había sido. Y no podía negar que en el fondo de su estómago sentía el cosquilleo de una cierta vergüenza ante lo que Joshua podía estar pensando mientras repartía sus gracias en medio de aquella jauría de lobas hambrientas y expectantes. 

Por ello, la visión de Orlando en medio de la multitud fue catártica. Dejó a un lado aquello sinsabores que la conciencia le hacia experimentar y se centró en lo que su vagina gritaba a los cuatro vientos. Como una perra en celo, dejó al grupo y siguió su rastro en medio de la multitud. Por desgracia, no tenía los sentidos de una perra, y no tardó demasiado en perder de vista el objeto de su deseo. Frustrada, la lectura del mensaje de su madre no sirvió sino para acrecentar su desazón. 

Pero cuando el universo se alía en tu contra, lo hace con todas las cartas y se guarda un par de ases en la manga. Conocía aquella sensación de urgencia, el tono de los murmullos, el hambre de sexo, aunque solo fuera por referencias. Mal que bien, había sido una esposa fiel y aunque lo lamentaba en ocasiones, no se arrepentía de su concepto de lealtad y fidelidad a un contrato. No pudo evitar fisgar, siendo víctima del viejo refrán de que “quien tras la puerta escucha, su mal oye". Ver a Sienna usando sus capacidades ciclistas para inflar el neumático de Orlando y después montarlo sin sillín fue más de lo que podía soportar en el mundo de las humillaciones. Aunque realmente, no tenía sentido sentirse así. Pero para la divorciada, todo se conjuraba en su contra e incluso un amago de flirteo con potencial encaramiento exigía cierto grado de exclusividad. Verle allí, bombeando en el coño reseco de aquella cincuentona fue el espejo en el que no quería mirarse. De haber llegado antes, ella seria la que estuviera así y nada como una buena dosis de cruda realidad para comprobar que no era una imagen agradable. Fue rápida y aprovechando su móvil en mano, grabó un par de minutos de acción digna de títulos como “El negro, su mujer y otras cosas del meter", asegurándose que las caras se vieran perfectamente. Guardó el movil y aquella pequeña obra de arte y se puso en movimiento. 

El orgullo pesaba, al igual que sus pasos. Y donde debería haber habido silencio, vomitó su sentencia. Las ágiles neuronas de Kerry-Anne no podían al mismo tiempo dejar de evaluar que si bien podía haberse ganado una enemiga, la tenía cogida por las pelotas y eso podía ser útil en algún momento. Y lo mismo ocurría con Orlando, cuyo trabajo se iría al carajo si ella tenía un par de palabras con su jefe. 

Se fue, como el ojo de un huracán que trae una falsa calma, dejando atrás una estela de destrucción. Pero no había sensación de triunfo, sino asco, conmiseración y pena por sí misma. Su estómago se revolvió, llegaron las arcadas y vomitó lo poco que había en sus tripas. Sintiéndose hecha unos zorros, pronto comprobó que lo peor estaba por venir.

Harold y su furcia, regodeándose ante lo lamentable de su espectáculo. Sus comentarios se clavaron en su maltrecho ego como dagas envenenadas, pero Kerry-Anne era una artista del taconazo, viejo lenguaje entre putas. A punto estaba de responderles cuando Joshua hizo acto de presencia como un ángel salvador primero y como un ángel destructor de seguido. 

Fueron solo uno segundos, pero fueron los más maravillosos de su vida. Al esgrima verbal siguió una auténtica pelea de gallos, espolones y algo de marrulleo mediantes, que acabó con Harold en el suelo, la nariz rota y sangrando profusamente. La mirada que Kerry-Anne dirigió a su campeón fue digna de una dama medieval ante el caballero ganador del torneo. Ante el brazo tendido, solo cabía una reacción. Le besó en la mejilla, peligrosa y sensualmente cerca de la comisura de sus labios, y tomó su brazo entre risas. Apenas dieron unos pasos antes de que la rubia se volviera unos segundos.

-Mándame la factura de tu camisa. Estaré encantada de pagarla, Harold. Es lo menos que puedo hacer por estos maravillosos años de matrimonio -dijo con una sonrisa. Se volvió hacia Joshua, con la mirada brillante-. Vámonos. Aquí empieza a oler bastante mal. Es como si alguien se hubiera hecho sus cosas encima -y rió, argentina y cristalina. 

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03/09/2018, 11:23
Mahendra Singh Rajneesh

Al santón le recorrió un sudor frío por la espalda.

Esta tía está como una puta cabra. No voy a hacer caso. Aquella locura fue eso, joder. Un locura.

Se dijo para sus adentros, aunque en realidad había algo, un poso profundo de creencia en aquella chica.

La tomó por la muñeca y la impulsó a seguir.

Seguid, chicos, seguid con lo vuestro. Perdonad. Namasté...

Acabó por decir, con un namasté apresurado y fuera de lugar. Sintió la punzada de envidia por la juventud derrochada de aquellos chavales al borde del coma etílico, pero él ya tenía suficientes problemas. No quería creer en el mensaje. Era jodidamente irónico que a un gurú de pega le llegara un mensaje genuino. Una especie de puta broma cósmica que no iba con él.

Empujó a Salma con unos ligeros golpecitos en su espalda. 

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04/09/2018, 17:35
George E. Weaver

-Levanta, George Weaver. Por que eres uno de los escogidos -dijo con voz dulce.

George intentó asimilar esas palabras que salieron de la belleza rubia pero la excitación fue más fuerte mientras escupía el contenido que no se tragó -Pffffffff... - "dijo" mientras escupía el contenido, esa rubia le había dirigido la palabra a él, a él y encima diciendo su nombre ¿cómo lo sabía? tenía que averiguarlo lo de ser el "elegido" no sabía lo que era ni en ese momento de embriaguez etílica le interesaba en absoluto sólo la pata de gallo, y para gallo él. Se incorporó mientras un barbudo le daba unos golpecitos en la espalda a la rubia con intención de llevársela, "ah no pelucas, no te la vas a llevar".

-Así es guapa, soy George ¡El elegido! ¿Para... - le dijo clavando su mejor mirada en los ojos de ella buscando complicidad.

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05/09/2018, 10:53
Mahendra Singh Rajneesh

Aquel muchacho pensaba con la polla, así que cualquier intento de convencerlo de que abandonara aquella actitud iba a ser contraproducente. Y más con sus amiguitos allí. Querría hacerse el gallito y la cosa se podía poner negra. No le quedaba otra opción que ser directo. Tomó a George por el hombro y se lo acercó a él y a Salma, ignorando la mirada lobuna dirigida a Salma del chaval.

¿Escuchaste las campanas? Pues tañían tu nombre. El Elegido para algo que aún no nos ha sido mostrado... Pero la respuesta la puedes encontrar... Y le ofrece una tarjeta de visita.

Shangri-La

Swami Mahendra Singh Rajneesh

Site: www.swamisingh.com

Mail: tellmepoorsoul@gmail.com

Adress: 270 BainBridge Road

Yo sólo te podré mostrar la puerta... Tú deberás atravesarla.

Parecía como proteger a Salma. Desde luego era bien claro que el gordo barbudo no parecía competencia sexual para el joven y atlético George. Quizás era por eso por lo que se apresuró a llevarse a la acólita de aquel lugar.

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05/09/2018, 18:48
George E. Weaver

Escuchó las palabras del barbudo mientras le daba una tarjeta y este concluía: yo sólo te podré mostrar la puerta.. tu deberás atravesarla.- "Coño, he dado con el puto Morfeo de Matrix en versión Gandhi" pensó para sus adentros mientras se alejaba con la chica rubia.

Se quedó mirando la tarjeta tanto como se lo permitía el alcohol que llevaba encima, deben ser esas las campanas que decía el viejo tañer puesto la cabeza empezaba a ponérsele como un bombo. Shangri La le sonaba de algo, un rancho o algo así lleno de jóvenes dirigidos por un gurú, decidió que iría no sin antes consultar info en internet pero ahora la fiesta debía continuar, igual ahora aparecía una morena o una pelirroja diciéndole que es El Escogido ¡nunca se sabe!

Por lo pronto, se giró a sus amigos ellos le miraron y gritó: ¡FIESTAAAA!