Partida Rol por web

Estás elaborando ritos de programación y administración de protocolos de fabricación, en profundo silencio y dedicación, cuando nueva información irrumpe en tu receptor neural; una de las mejoras que te añadieron a nivel intracraneal incluye un emisor/receptor de mensajería específica, un sistema de comunicación interna de corto alcance que utilizas para mantenerte en eficaz contacto con tus iguales y con tus superiores. El mensaje dicta que accedas al módulo superior, a la sección Alfa. Ésto te extraña, no sueles tener permiso para acceder a esa zona de las instalaciones en las cuales pasas la mayor parte de tu vida; entiendes que algo bastante malo o algo bastante bueno debe haber ocurrido. Un rápido análisis del último periodo de tiempo significativo suscita que tu dedicación ha dado frutos, sin embargo aunque eso sea lo más probable tu lógica te recuerda que lo opuesto sigue siendo posible. Un intrincado laberinto de pasadizos, bajadas y subidas varias llevan a tu objetivo desde donde estás, cualquier infiltrado se perdería pero tú cuentas con detallados mapas de la zona en tus módulos de almacenamiento de memoria. No tardarás mucho en llegar aunque tampoco poco, debes detener de forma adecuada tu labor o muchos datos se verían trágicamente corrompidos.

Estaba comprobando, recalculando… guarda registros, hacia cambios, ajustaba parámetros... si, así esta perfecto, también tu estas de acuerdo, verdad? Le pregunté al Leman Russ

Un mensaje me llegó al receptor neural… ¿Por qué me molestan ahora? Estoy trabajando… ¿Sección Alfa? Esto no es normal… ¿Qué pasará?... extrañado terminé los complejos cálculos matriciales de los servoconductores de plasma, ¿Me irán a promocionar? ¿Reconocerán mi valía? O… ¿habrá habido algún problema? Lo dudo…

Comencé a recorrer los pasillos débilmente iluminados con lámparas químicas, mientras escuchaba el sonido de la forja, el sonido cientos de tecnosacerdotes y servidores trabajando sin parar, el sonido del conocimiento… Podía orientarme sin dificultad, prácticamente no necesitaba los mapas, al fin y al cabo estaba “en casa”…

Llegué al control de acceso de la sección Alfa, donde no me pusieron impedimentos para pasar, me esperaban…

Todas las paredes son igualmente metálicas y reforzadas, algo que te parece incluso agradable al tacto. La iluminación es algo superior aquí aunque tampoco demasiado. Das unos pocos pasos sin saber a qué sala dirigirte exactamente cuando recibes un mensaje claro: -Ven a mí. -junto al mensaje es trasmitida claramente la identidad del emisor: el Gran Magus. Estás atónito, "¿porqué quiere verme físicamente?" te preguntas, pensando en la cantidad de superiores de distinto rango que podrían haber contactado contigo antes que el mismísimo Magus.

Reinicias tu raudo y pesado movimiento con obediencia, más por miedo que por inercia, y al final de un gran pasillo hallas la pesada puerta semi-abierta que lleva al gran salón del Magus. Con esta apertura es suficiente, puedes pasar perfectamente pues el tamaño del umbral es considerable. Al entrar muy despacio y con reparo, a la par que admiración, ves una gran sala prácticamente vacía; en el centro una gran mesa de acero reluciente sobre unos brillantes escalones, al otro lado está el gran Magus sentado en su trono custodiado por dos servocráneos observadores que planean sobre él. El Magus es un ser que dejó de considerarse humano hace siglos, sin nada de piel humana visible; porta una impecable y adornadísima túnica roja con capucha. Está enchufado a su imponente trono metálico por una buena cantidad de enlaces que salen de sus manos, su torso e incluso su rostro. Las ineludibles miradas fijas de los servocráneos te dan la sensación de que ahora mismo el Magus sabe más de ti que tú mismo. En la sala no hay nada más aparte de una casi infinita cantidad de cogitadores y computadoras varias en las paredes, incluso en el techo, y...a este lado del mesón, sobre los escalones, se encuentra de pie y mirándote con recia seguridad autoritaria un hombre, de gabardina verde muy oscuro y pelo a capa negro profundo, con una pistola bolter en su cinto y una espada envainada también. Su ojo derecho es artificial y emite una intensa luz roja de forma contínua, salvo eso es en apariencia completamente humano; dado que su altura no es mayor que la tuya y dada su decadente y demasiado pura humanidad...te preguntas qué hace en presencia de tan ilustre maestro. Entonces te fijas en el símbolo inquisitorial que cuelga, dorado y brillante, de su cuello. -Acércate. -dice una potente voz cibernética cuyo origen dirías que pertenece a todo el salón en su totalidad. -Él es el inquisidor Marcus Toth, y a partir de este día se tornará tu inmediato superior y responsable.

Avancé por la Sección Alfa sin saber muy bien que buscar o encontrar, no me habían informado lugar exacto o interlocutor… Me percaté que las lamparas químicas eran algo más intensas en esta sección, lo anoté para analizar posteriormente las desviaciones en los patrones de iluminación… ¿Qué causas habrán detrás de ello? Sin duda, no es algo azaroso… y este no es un planeta primitivo de los que creen que la estrella de turno es el mismisimo Dios Emperador que los cuida e ilumina… Ten cuidado niño, el conocimiento está vigilandote… jua jua soy humor en estado puro…

Entró un mensaje a través de mi intercomunicador intracraneal… era el mismisigo Magus de Gryphonne IV… El Gran Magus… cuando vea a mi padre, no se lo va a creer… voy a estar en presencia del Magus… espero que sea para bien… seguro que es para bien…

Bueno bueno bueno, al Magus no debo hacerle esperar, una hombre como él debe estar ocupadísimo… comencé a dirigirme hacia sus instancias, la encontre al final del gran pasillo, las puertas estaban entreabiertas, sin duda, me esperaban… debía de quedarme con todos los detalles, ya que… ¿Cuándo volvería a estar en las instancias del Magus?... entre en la sala para descubrir un espacio amplio sobriamente decorado, lo que cabría esperar de un Magus… Estaba sentado en un trono metalico observandome a traves de sus ojos bionicos… adopté una posición inclinada para mostrarle el respeto que se merecía un ser con tanto conocimiento adquirido a lo largo de siglos… estaba registrando todos los detalles, en cuanto saliera, lo volcaría en una placa de datos.

Los servocraneos flotaban a su alrededor mientras el que debía de ser un ultramundano estaba a su lado… ¿De quién se tratará? Sin duda por su actitud ante el Magus, debe de ser una persona importante… entonces me percaté en su amuleto… era el amuleto de un Inquisidor… ¿Qué hará un Inquisidor en Gryphonne IV?

Estaba absorto analizando todo lo que me rodeaba cuando, el gran Magus me pidió que me acercara… Como usted desee Gran Magus, la vida es dirigida por el movimiento.

Comencé a acercarme, como me había… ordenado… entonces me confirmó mis averiguaciones… se trataba de un inquisidor, el inquisidor Marcus Toth… e iba a ser mi… SUPERIOR… ¿Yo? ¿Al servicio de un inquisidor? ¿Por qué? ¿es un castigo? ¿no he estado haciendo bien mi trabajo? No me lo explico… deberé revisar mis registros, debo revisarlos… debo encontrar algun incidio para esta decisión…

Si se me permite hablar y preguntar, Gran Magus… ¿En qué debo ayudar al Inquisidor Toth? Y… ¿Por qué yo, mi señor?

Como respuesta a tus palabras el gran Magus vuelve a hablar, con su poderosa y cibernética voz: -Por los honores que te has ganado con tu total obediencia y dedicación hacia el Dios Máquina y sus hijos, en tan poco tiempo, has sido elegido para cumplir una importantísima misión: explorar la galaxia como un inquisidor más y traer de vuelta a tu hogar todo el conocimiento que hayas podido almacenar... -un breve instante de silencio en el que notas bastante bien la diferencia en la sala de cuando habla y cuando no, y añade: -Compartiendo tal conocimiento con la Inquisición y con el Imperio, claro...

El inquisidor lanza una mirada inquisitorial (valga la redundancia) hacia el trono cuando el Magus habla de tu triunfal regreso, pero cuando éste comenta lo de compartir el conocimiento vuelve a mirarte de nuevo, y dice: -Mis saludos, yo soy quien se encargará de ti a partir de ahora... -te mira con una mirada algo paternal pero a la vez incómoda, como si no supiera cómo referirse a ti. -Bueno...lo que está claro es que nos queda un largo viaje por delante.

Estaba sorprendido, no me lo esperaba… El mismísimo Magus me valoraba y me encargaba una importante misión… la obtención de conocimiento del espacio… ¿Qué puede ser más importante que eso? Aha, fui capaz de leer entre líneas, no hacía falta que me lo indicara, se a quien debo reportar mis hallazgos…

Gracias gran Magus, no le defraudaré… Omnissiah sabe todo, comprende todo…

Gracias inquisidor Toth, iré donde me requiera y lo ayudare en todo lo que mis implantes puedan… Imperator vult…

-Me alegra oír eso. -te dice con una sonrisa algo ladeada. -Te esperaré en la plataforma de despegue cinco, como me han indicado. Prepárate para el mayor viaje de tu vida. -al decir esto su sonrisa aumenta, está claro que no le avergüenza mostrar sus pasionales emociones. Se gira hacia el gran Magus y dice: -Ha sido un placer, te lo devolveré hecho todo un hombre...o un montón de chapas rotas. -bromea, sin una pizca de gracia al menos para ti. Tampoco ves nada de humor en el inhumano rostro del Magus, pero claro eso sería rebajarse. Hace un leve gesto de cabeza y sale de la habitación pasando por tu lado.

Si quisieras decirle algo ahora podrías, como podrías aprovechar para hablar a solas con tu omnisciente líder...el cual no ha dicho ni una palabra ante la despedida del inquisidor, casi parece una robótica estatua inanimada. También podrías hacer lo que debes hacer: prepararte para el viaje y partir.

Escuché al inquisidor con atención… sobretodo dado que ahora debería cumplir sus órdenes… el mayor viaje de mi vida… no había salido nunca de Gryphonne IV pero tampoco me había hecho falta… hay mucho que aprender aquí aun…

Un monton de chapas rotas… mentiría si dijera que no me molestó el comentario, serviría a un hombre que era incapaz de comprender la grandeza de la tecnología y la busqueda del conocimiento… me entristecí ligeramente… Descuide, terminaré de preparar mis pertenencias y acudiré presto a la plataforma cinco… dije mientras el inquisidor le marchaba…

Una vez se hubo marchado, me dirigí al Gran Magus… señor, ¿se me permite preguntar?... esperé su asentimiento… ¿Cuál es la verdadera razón de este viaje? ¿Cuáles son mis instrucciones? ¿Debo compartir todo el conocimiento con la inquisición? Diría que me percaté de una ligera fluctuación en su intercomunicador… le pregunté respetuosamente

El inquisidor asiente con la cabeza mientras se marcha. La lógica te indica que no estará preocupado por no hablar mucho ahora contigo, seguramente por el hecho de que pasaréis mucho tiempo juntos...al menos en apariencia. Cuando le preguntas al Magus si puedes preguntar (irónicamente) no emite ninguna clase de movimiento ni sonido en absoluto, y te tomas eso como una obvia afirmación. -Screw... -empieza a decir con su poderosa y retumbante voz cibernética, que resuena en toda la sala por igual. -Has sido elegido por ser el más apto, no me decepciones. Tu labor va a ser de importancia, y peligrosos matices...Debes lograr la mayor cantidad de información posible, y compartir la menos posible. Si para cuando regreses has compartido gran parte de tus adquisiciones no serás juzgado duramente, pues la Inquisición es perspicaz, de eso no hay duda. Sin embargo debes hacer lo que esté en tu mano para servir lo más eficazmente posible al Omnissiah. Dicho esto, que el Dios Máquina te guíe. Seguiremos aquí para cuando vuelvas... -y con sus últimas palabras las grandes puertas se abren un poco más con pesado ruido mecánico, como invitándote a cumplir con presteza tu mandato.

Escuché con la atención y respeto que se merecía el Gran Magus, me había encomendado una importante misión y por Omnissiah que la cumpliría lo mejor posible… Muchas gracias señor por esta oportunidad, como le dije antes… no le defraudaré… estaré atento a cuanto conocimiento se me presente e intentaré no divulgarlo a aquellos no capacitados, aquellos que no entienden ni comprenden… A mi vuelta le proporcionaré todas las llaves que haya conseguido, proporcionaré un eficiente servicio al Omnissiah… El Omnissiah sabe todo, comprende todo, que el Omnissiah me guíe… hice una pequeña reverencia antes de marcharme… las puertas ya estaban dispuestas para mi salida…

Me dirigí a salir, haciendo recuento de lo que tenía que terminar antes de partir: acabar mi trabajo con el Russ, recoger mis pertenencias y despedirme de mi padre… No era mucho… no me demoraría…

Te preparas por completo para iniciar tu gran misión y te diriges a la plataforma de despegue cinco. Tras recorrer grandes pasadizos y atravesar grandes portones alcanzas el lugar: atraviesas un último y gran portón de servoacero reforzado y sales al exterior. Hace mucho que no sales al exterior, y pocas veces lo has hecho. Ante ti tienes una superficie de grueso metal de unos 2500 metros cuadrados, sobre la que se asienta una nave de transporte de color negro y grandes símbolos dorados de la Inquisición. En la compuerta de entrada, que se encuentra en la parte posterior de la nave, está bajada a forma de rampa para poder entrar. Al lado de la rampa te espera el inquisidor, el cual te saluda alzando la mano desde lejos. Otros como tú se dirigen a la nave, no muchos, pero no eres el único. Te fijas en que a alguno lo conoces de haber coincidido alguna vez, y algún otro forma parte de los elegidos de honor del Visioingeniero rival de tu superior.

Cuando llegas a la rampa, al ser de los últimos, la nave ya ha encendido motores por lo que el ruido no te permite hablar. Toth te acompaña arriba y os sentáis en un par de asientos de la sección de carga de la nave, después de dejar tus pertenencias en un compartimento seguro. Os ponéis los cinturones y veis de cara cómo a un par de filas de asientos de distancia se cierra la compuerta. En tus circuitos sientes que ya no hay vuelta atrás...

Fui a terminar mi trabajo con el Russ, él no tenía culpa, debía de dejarlo acabado… una vez finalicé volví a mi departamento para recoger mis pertenencias, me sorprendí al descubrir que mi padre había regresado temprano… no era algo normal… le conté lo sucedido mientras guardaba mi escaso equipaje... con su bendición me dispuse a partir hacia el hangar… Plataforma de despegue cinco… Aquí era… sentí el aire exterior en mi piel mientras miraba aquella nave de la inquisición, a primera vista no distinguí si se trataba de un vehículo preparado para atravesar la disformidad, mas claramente era de la inquisición, portaba su emblema… parecía que no era el único elegido… ahí esta el preferido Kvral, ese ignorante… ¿Qué motivos lo traerán a ellos?...

Me acerco a la nave tras ver el saludo del inquisidor Toth, los motores rugían encendidos cuando alcancé la rampa de acceso, entré, guardé mis pertenencias en compartimento seguro, me puse el cinturón y miré a mi alrededor mientras se cerraban las compuertas… Un comienzo, un final… eso supondrá un giro 180º a mi vida… ahora trabajo para la inquisición… que el Dios Maquina me guie en esta nueva andadura…

Aunque ahora, sentado de cara a la compuerta de desembarco, no tengas un amplio radio de visión al entrar has visto el lugar en el que estás: Es un cubículo metálico sin adornos, con asientos en las paredes laterales y filas de asientos en el centro. En la parte frontal según entras hay una puerta metálica que no ha sido abierta todavía desde que has subido a bordo. A tu zurda tienes al inquisidor y a tu diestra un espacio vacío, que da al extremo de la fila de cinco asientos y a uno de los dos pasillos. En los laterales tanto como en otras filas están los otros, aunque hay muchos lugares vacíos.

-Este viaje será corto aunque será movidito, el verdadero viaje será arduo aunque más tranquilo...eso si no nos perdemos en la disformidad, eh? -acaba preguntando el inquisidor de forma retórica antes de soltar una breve aunque algo sonora carcajada; notas alguna mirada de sorpresa e incomodidad hacia él.

El viaje comienza movido al despegar, luego la extraña y nueva para ti sensación de ascenso acelerado, y luego el violento traqueteo al salir de la atmósfera...finalmente acompañado por la tranquilidad del espacio exterior, algo que a ti particularmente no te tranquiliza demasiado, aunque gracias a tu fría lógica y capacidad de raciocinio tampoco es algo que te saque del asiento.

Ahí estaba sentado junto al inquisidor Toth mientras comentaba como sería el viaje…  nunca había abandonado Gryphonne IV, no había tenido motivos para ello, ahora me encontraba sentado en esta nave atmosférica camino a la verdadera nave… Una nave con campo de Gellar y navegantes… Me gustaría conocer a un navegante… sería interesante… pensé en voz elevada… Que el emperador nos guíe en el camino por el Inmaterium… no es motivo con el que bromear inquisidor… muchos son los que se adentraron y siguen perdidos en tormentas hasta el fin de sus días…

Entonces comenzó el viajecito… podía notar la aceleración en cada célula, en cada sensor… luego vinieron las turbulencias… así que esto es la salida de atmósfera… y luego aquella sensación tan particular de estar en el espacio… siendo no más que una mota en su inmensidad… menos mal que la nave era tecnológicamente avanzada… eso me tranquilizaba… ¿estará muy lejos la nave anclada?

-Esos tipos son raros... -dice al oír tu reflexión sobre los navegantes. -Sin ánimo de ofender. -añade, con una amplia sonrisa en los labios. Al oír el resto de tus palabras se pone más serio y mirando al frente dice: -Sí, tienes razón. -gira su mirada hacia ti y añade: -Sin embargo no pienso permitir que ni eso ni otras muchas desgracias me quiten el sueño, por lo que pretendo tomarme la vida con algo de humor. Te sonará extraño, pero creo firmemente que deberías probar tú también...aunque dada tu fría naturaleza no creo que lo hagas. En fin...con el tiempo aprenderás a quitarle importancia a todo eso, al menos en los casos que no te atañen ni afectan directamente. Si no lo aprendieras...no podrías seguir la labor por mucho tiempo. -dice acompañando sus palabras con una sonrisa de resignación.

Al poco suena una voz mecánica aunque femenina por el interfono: -Preparados para el desembarque. -al parecer ya habéis llegado. Al poco se abre la compuerta después de algún leve temblor, estáis en un gran hangar en el que cabrían varias naves de transporte como la que os ha traído. Coges tus cosas y bajáis. -Bueno...pues ya hemos llegado. -dice. -Por aquí. -añade, guiándote hacia un elevador cercano.

Son una vibrante fuente de conocimiento… al fin y al cabo son seres… singulares… Le respondo refiriéndome a los navegantes, a continuación escuché su enfoque sobre la vida… Señor inquisidor, no me refiero a una obcecación, mas bien… diría que hay que conocer… ser consciente de los peligros y vicisitudes a encontrar en nuestro camino, para así… con la ayuda del… emperador… estar lo suficientemente preparado para afrontarlos… Al menos, yo lo veo así… no se si está familiarizado con el mechanicus… solemos decir que el conocimiento es la llave de todas las cosas… es decir inquisidor… si lo transpolamos a esta disertación… ser consciente de los peligros y dificultades del tránsito por el Inmaterium, por la disformidad... nos ayudará… emperador mediante… a llegar a salvo a nuestro destino… me quedo callado un instante... disculpe esta verborrea, no era mi intención aburrirle…

Ya habíamos llegado a la nave estelar… ya no había vuelta atrás… un nuevo viaje, una nueva etapa en mi vida… el vasto espacio se presentaba lleno de conocimiento… diría que estaba… ilusionado…

Gracias inquisidor, le sigo…