Partida Rol por web

Tras casi treinta minutos de esfuerzos, las bestias logran abrir el sello lo bastante como para que podáis entrar. El comisario se vuelve hacia vosotros y os indica por señas que entréis, ofreciéndoos un último saludo: -Que el Dios Emperador vele por ustedes. -más allá del inmenso portón veis un corredor que se adentra en línea recta hacia delante y hacia abajo. El tecnosacerdote se acerca a la entrada y sin girarse hacia nadie dice en voz alta y metálica: -Cumplamos nuestro cometido.

La espera parecía haber acabado y después de largos e intensos minutos de frio las puertas se abrieron.- Es la hora -. Fue lo que le comente a mis compañeros antes de caminar hacia la entrada de aquella mina esperando a que mis compañeros me siguieran. Encendí la linterna que me habían dado y saque mi fusil, debía de ir preparada desde el principio, no estaba nerviosa sino todo lo contrario ya que mi cuerpo tenia ganas de entrar en aquella mina, tener acción y ver sangre derramada.

Nada, parecía que nadie iba a contarnos absolutamente nada sobre lo que íbamos a encontrar en la mina.

Resignado acompañé a Itzia hasta el sello donde saqué mis armas y esperé a que se abriera completamente. El comisario nos dedico unas palabras de ánimo , que aunque fueron bien recibidas, hubiese preferido que se hubieran traducido en mejor y más material.

Sí, vamos, poco más sacaremos aquí. - Contesté a Itzia mientras seguía sus pasos y los del tecnosacerdote.

Trás los angustiosos minutos el enorme sello nos deja paso hacia el interior de la mina. No resulta sencillo el paso hacia la locura y la condenación con lo que me interné después de que algún otro me hubiera precedido. Escrutaba el interrior con gran detenimiento atento a las sombras. No deseaba perderme ni resultar emboscado en la oscuridad...

Con el corazón en un puño, pero con la certeza de estar haciendo la voluntad del Dios Emperador, Svein se despidió del Comisario con un gesto de la cabeza y siguió a sus compañeros mientras sus pasos les acercaban al oscuro y sombrío corazón del mal.

- Queridos compañeros...- Les dijo llamando su atención cuando llegaron a la arcada de la mina.- Antes de entrar si os parece bien quisiera realizar una pequeña oración y bendecir nuestra empresa en nombre del sagrado Dios Emperador...-

Mirándoles expectante, esperó a que se aproximasen a él para poder bendecirles apropiadamente.

Cuando escuche al clérigo hablar rodé los ojos  y me gire para mirarle.-Hemos estado media hora esperando que se abriera la puerta hacia lo que es nuestra misión aquí y ya nos hemos demorado demasiado como para hacerlo de nuevo, por mi parte ya e rezado en ese tiempo de espera y no preciso de bendición. Mis oraciones habían sido escuchadas aquella mañana al levantarme y unos minutos antes de entrar en este lugar, ya nos habíamos retrasado en nuestro cometido como para ahora de nuevo retrasarnos mas en ello, esperaba que cada uno hubiera rezado para sus adentros porque esta misión no se nos encomendó para ir de peregrinación. -Aconsejo a todos que rece para si mismo y sigamos nuestra misión en este lugar-. Fueron mis últimas palabras al darme media vuelta con cautela y esperar a que los demás siguieran mi movimiento.

Tranquila Itzia, seguro que la bendición de Svein no durara mucho tiempo - Intercedí por el sacerdote. - ¿Verdad?.

Me acerqué a Svein, particularmente pensaba que esperar cinco o cincuenta minutos más para entrar en la mina importaba más bien poco y no marcaría una gran diferencia. Mientras que si mi destino era morir allí abajo, en aquella mina dejada de la mano del emperador, haber recibido la bendición de un sacerdote sí podría significar una gran diferencia para mi alma.

Conforme comenzó Svein la oración le acompañé con al cabeza agachada y los ojos cerrados. No me importaba en absoluto las prisas de los demás ni sus reticencias. Orar era lo adecuado.

- No os preocupéis mis queridos compañeros, pues no es mi intención demorar innecesariamente nuestra misión.- Respondió con tranquilidad pese a la agresiva respuesta de Itzia.- Tan solo quisiera entonar una breve letanía que bendiga nuestra misión ante los sagrados ojos del Dios Emperador.-

Concentrándose, Svein cerró los ojos y realizando el símbolo del aquila comenzó a entonar su oración con voz alta y profunda.

- Oh, Emperador! Dios Eterno, que todo lo ves desde tu trono dorado, y sin ayuda prolongaste los cielos y gobiernas sobre la furia de la disformidad;
tú que has extendido el vacío con vínculos hasta que el día y la noche lleguen a su fin.
Complácete en recibir bajo tu omnipotente y graciosa protección las almas de tus siervos y la noble empresa en la que te servimos.
Presérvanos de los oscuros peligros que nos acechan, de su corruptora presencia y de la violencia del enemigo.
Pues nosotros seremos el azote de los enemigos de tus dominios; la espada que inflamada por tu justa ira y protestad, caerá sobre ellos sin piedad, aniquilándoles de la existencia.
Que todos los habitantes de nuestro Imperio te sirvan, nuestro Salvador, y que podamos volver triunfantes con el fruto de nuestra labor.
Y que bajo el manto protector de tu misericordia podamos alabar y glorificar tu Nombre Sagrado.
Hágase así tu voluntad...-

Abriendo los ojos de nuevo, sonrió a los presentes y volvió a realizar el símbolo del aquila.

   - Ya está amigos míos.- Finalizó con la esperanza de que el Dios Emperador estuviese complacido por aquella breve letanía.- Ahora vayamos a purgar a esos herejes.- 

Tras atender a la sagrada letanía y rezar también (al menos algunos), os adentráis en el interior de la inmensa entrada a la oscura mina. La luz del cielo encapotado irrumpe temerosa en la mina e ilumina vagamente los primeros metros de entrada. Camináis hacia el corazón de la tierra en línea recta por un corredor que continúa sin obstáculos durante un par de minutos hasta que finalmente termina con brusquedad; el suelo ante vuestros pies ha desaparecido, dejando en su lugar una abismal y casi tangible negrura. Una gran cantidad de suelo se ha desprendido, y la única forma de continuar es descender por la pared de roca en la que hay numerosos asideros; al iluminar con alguna linterna veis que tres metros más abajo continúa otro corredor.

En este momento de ominoso silencio el tecnosacerdote lo rompe con su voz metalizada: -La única respuesta lógica es bajar escalando por la pared, con cuidado de no caer en el abismo. -veis que efectivamente si no bajáis con cuidado y resbaláis, la absoluta y profunda negrura del abismo os absorberá, muriendo en una caída fatal. Tras sus palabras el tecnosacerdote se dispone a bajar.

Teníamos que bajar por aquel lugar que no pintaba nada bonito. Mire hacia abajo pero la única solución como bien dijo el mecanizado era bajar por la pared. Asentí con la cabeza mientras que el se disponía a bajar.- Pasad vosotros primero, os cubriré desde aquí por si sale de las paredes algo raro, nunca se sabe... . Les dije cogiendo mi arma.

Cuando estemos a buen recaudo puedo tratar de averiguar si hay gente en las cercanías. Dije serio y señalando mi cabeza esperando que entendieran. Bajaré el primero si lo quereis, aunque allñí abajo no seré el mejor indicado para cubrir la baja de los demás.

Itzia prefería quedarse para protegernos y aunque Vret se había ofrecido para ser el primero no parecía el más apropiado para mantener el sólo la posición hasta que pudiésemos llegar los demás.

Vale, no hace falta que os matéis por bajar los primeros ni pongáis excusas malas. Ya bajo yo.

Me até la cuerda al rededor de la cintura y les di el otro extremo para que entre todos lo sujetarán.

Sujetar la cuerda con fuerza, si resbalo no me dejéis caer.- les pedí. - Itzia, procura que nada se me acerque. Cuando esté bajo os cubriré con la escopeta.

Esperando a ver que hacía el resto, aprovechó para echar un vistazo al agujero y enarcó una ceja. Estaba oscuro como la boca de un lobo y todo indicaba que quien cayese en él no volvería a ser visto en vida.

Viendo que de entre todos el arbitrador era el mas indicado para cubrir al resto del grupo desde el otro lado, el sacerdote asintió a su ofrecimiento.

- Vaya con cuidado arbitrador Gant.- Le respondió cogiendo el cabo de la cuerda.- Y no se preocupe, que si se resbala le tendremos bien cogido.-

Colocándose en posición Svein aferró con fuerza la cuerda rezando al Dios Emperador por que todos lograsen pasar aquel obstáculo sin mayores problemas.

Screw no duda en absoluto y antes de que os de tiempo a decir nada empieza a bajar. Para cuando Solomon propone sabiamente usar la cuerda Screw ya está a medio camino, y murmura: -A buenas horas... continuando con su bajada...Un instante después su frío y metálico grito de terror os indica que ha resbalado, oís un duro golpe temprano contra algún saliente, un instante en el que su agónico grito se ve interrumpido, y de nuevo su alarido os expresa con inquietante exactitud la profundidad del negro abismo. La caída os hiela la sangre mientras se alarga en el tiempo, infinitamente en apariencia...hasta que se detiene con un lejano y duro golpe seco. Todos comprendéis al instante que nunca más oiréis su metálica voz. Vret, que estaba a punto de empezar a bajar, de pronto siente que la idea de Solomon es la mejor que ha oído desde hace mucho tiempo.

Tras unos solemnes momentos* en los que mostráis vuestros respetos a vuestro difunto compañero decidís continuar hasta el inevitable desenlace de vuestra importante misión. Solomon empieza a bajar con precaución sujeto a la cuerda y sujetándose con fuerza también a los útiles salientes, y tras unos instantes de tensión consigue descender por la pared hasta poner los pies en el pequeño saliente del corredor por el que continuaréis. Está a salvo. Arriba nada extraño ha sucedido todavía. ¿Quién será el siguiente?

Solomon echas un ligero vistazo y ves el camino para continuar por este corredor, sin ningún escollo hasta donde la vista te alcanza. Usando el mapa conseguiréis redireccionar vuestro camino hacia la dirección correcta.

Oir como Screw caía al vacío hizo que empezarán a sudarme las manos. Caer a aquel foso equivaldría a una muerte segura. De todas formas el plan ya estaba trazado, bajaría por la cuerda y mantendría la posición.

Cuando mis pies tocan suelo firme le agradecí silenciosamente al Emperador mi buena suerte. Después me desanudo la cuerda y saco la escopeta dispuesto a abrir fuego contra lo primero que se mueva. ¡Vía libre! - les digo a mis compañeros

Palideciendo ante la inesperada muerte del tecnosacerdote, Svein miró sin pestañear al oscuro vacío por donde su compañero se había precipitado. Conmocionado por la situación, no acertó a reaccionar hasta que Solomon les dijo desde abajo que disponían de vía libre. 

Parpadeando por fin, el sacerdote realizó el signo del aquila mientras entonaba una breve oración por su camarada caído encomendando su alma al Dios Emperador.

Acto seguido se aproximó a la cuerda.

   - Debería ir yo ahora, pues soy mas pesado, y sería mejor que hubiesen varias personas agarrando la cuerda por si resbalo...- Comentó a Vret y Itzia manteniendo la compostura y aprestándose a descender si los demás se mostraban de acuerdo.

Uno de nosotros desapareció entre la oscuridad, de algún modo me alegraba de que aquel haya sido el tecnosacerdote y no nosotros, pero su manera de morir ha sido algo bruta. Sigo vigilando cuando Solomon baja por la cuerda y los demás la sujetan. Después Svein dijo que iba a bajar el , pero me quede unos segundos pensando. - Espera, porque cuando bajéis nadie sujetara después la cuerda para que el ultimo pueda bajar, puedo ser yo la ultima y bajar escalando, ¿o se os ocurre otra idea? .- Pregunté a mis compañeros.

La imprudencia y precipitación del tecnosacerdote le habían llevado a perder pie ante el abismo...Una gran pena que se reflejó en mi rostro contrayéndose al imaginar el impacto. Era una tragedia y una lástima perder a un de los nuestros tan rápido y de una forma tan estúpida. Pero los designios de Emperador no querían ponérnoslo fácil.

Deberíamos tener más cuidado, creo.

Con Solomon ya abajo Svein se propone como el próximo para descender. Se ata con la cuerda como antes hizo el arbitrador y empieza a descender por la pared agarrándose a los salientes...aunque sin mucho éxito. Tras descender tan solo medio metro resbala desafortunadamente, golpeándose levemente contra la roca; por suerte estaba atado a la cuerda, aunque de poco le sirve ya que dado su peso y la poca fuerza necesaria que suman Itzia y Vret éstos no consiguen sujetarle y por poco caen los dos al vacío intentando salvar a su compañero. Sin embargo la fuerza combinada de los que sujetan la cuerda hace que el clérigo descienda lo suficientemente lento como para darle tiempo a agarrarse fuerte a la cornisa saliente del corredor por el que queréis continuar. Al parecer el Dios Emperador le tiene en gran estima, probablemente por su afanosa adoración, para salvarle la vida.

Svein automáticamente te empieza a chorrear un notable sudor frío por la frente, te da la sensación de haber visto tu vida pasar ante tus ojos...lo cual a su vez te da la sensación de que el mismísimo Emperador la ha juzgado digna de su favor al estudiarla con detenimiento en este peliagudo y casi eterno instante en el que caías irremediablemente. Te percatas al instante de que no solo has podido agarrarte bien al saliente sino que además puedes hundir tu bota derecha en una hendidura de la roca para subir casi sin problemas...aunque con los nervios a flor de piel. No eres capaz de incorporarte al instante, pero tras un momento te ves de nuevo capaz de continuar...con bastantes ganas de volver a ver pronto el firmamento...aunque para eso aún os queda. Te sientes aliviado, al menos, al ver a Solomon a tu lado.