Partida Rol por web

Los aventureros salieron de la ciudad al amanecer. El camino les llevaba al norte, flanqueando un bosque bastante frondoso.

Llegado el mediodia habian torcido al este siguiendo el camino, que serpenteaba entre zarzas y peñascos. Los aventureros caminaban bajo un cielo gris y a la sombra de los buitres. Aqui y alla cada varios cientos de metros aparecian restos oseos de humanos o animales blanqueandose a los elementos.

Poco antes del atardecer observaron cuatro jinetes a lo lejos. Les habian visto y se dirigian hacia ellos levantando una nube de polvo...

Preventivamente saco una flecha del carcaj y la tengo preparada en la mano (cubriéndola con el antebrazo) y el arco en la otra oero sin cargarla para no parecer estrictamente hostil . Me salgo del camino unos metros por la derecha. Esos jinetes vienen muy rápido, mejor será cederles el paso.

Riwen intentó sacar alguna pista de los jinetes, pero, la distancia, la rapidez con que cabalgaban y la sorpresa, no le permitió averiguar gran cosa. Por si acaso, siguió el consejo de Nymrael y se apartó, al tiempo que empezaba a preparar un conjuro de rayo. Huirán de algo?

Sin embargo, esperaba que los jinetes, al pasar, les dijeran porqué tenían tanta prisa. 

Leofric se situo tambien a un lado del camino dejando la mayor parte del mismo libre ante la vision de los jinetes sin embargo no se escondio, sino que se quedo dispuesto a saludar a los jinetes para tratar de averiguar algo de informacion de los mismos. Los enemigos de la zona eran en su mayoria orcos y estos no montaban a caballo...asi que esperaba un encuentro amistoso o al menos neutral.

Emeldir había desistido finalmente de ir sobre su montura. Tener que estar constantemente dando vueltas esperando a los demás le estaba haciendo arrugar el ceño y, no estaba por la labor. El problema era que, caminando con su grácil paso y tirando de las riendas de su jamelgo, la cosa no iba mejor. Su grupo estaba lleno de paticortos. El paisaje no era nada agradable, triste y vacío. Cuando divisaron a los cuatro jinetes que se les acercaban raudos, Emeldir puso su mano enguantada en cuero a modo de visera.

- Parece que nos han visto.- Añadió a la apreciación de su adorada hermana. Al igual que ella escrutaba el horizonte en busca de información que les pudiera indicar si los jinetes eran amigos o enemigos. Al igual que ella, como si se viera reflejado en un espejo, comenzó a concentrarse. A él también se le había ocurrido lo mismo, sólo que ella, como solía suceder, había actuado unos segundos antes. Siempre había sido así, desde el momento de su nacimiento, en el que ella adoptó la primera posición y salió antes. Emeldir todavía se preguntaba qué hubiera pasado si hubiese sido al revés.

¡Claro!Rayo de descarga. Eres grande hermanita.

A pesar de que Riwen aún no había comenzado a realizar movimientos amenazantes, Emeldir estaba seguro de qué hechizo iba a utilizar. Quizá por el vínculo que unía a los mellizos, quizá por años y años de obsesiva observación de los gestos de su hermana. 

Viendo a Emeldir tratar de observar a los jinetes decide hacer lo mismo ya que amistosos o no sabiendo de antemano quien son siempre podra reaccionar mejor para la conversacion o la huida.

Compañia...son soldados armados, montañeses con lanzas y armaduras de cuero.

Leofric lo dice en voz lo suficientemente alta para avisar a sus compañeros pero sin que le oigan.

Anna Craven

El camino se hizo bastante tedioso siempre acompañado de un dantesco paisaje. Huesos por todos lados como si hubiese habido una cacería en la zona. Cuando atardecía, unos jinetes se les acercaban. Todos estaban preparándose para atacar en caso de que fuesen los que estaban cazando por los alrededores. Sin embargo, Anna, lejos de prepararse se adelantó dos pasos sobre sus compañeros.

-Ya que os veo preparandoos para pelear, dejadme estar delante cubriendoos, no vayan a sentirse amenazados y nos ataquen. - la mujer alzó los brazos en señal de que no llevaba armas mientras esperaban a que llegasen

La enana se llevo la mano a la frente para que el sol no le molestara al divisar a los jinetes. Mantuvo su mano cerca de su martillo, pero no se mostraba ofensiva.

-Desconozco si los humanos de estas tierras son amistosos, perro rrecorrdad que estamos aquí parra cazarr orrcos, no humanos... Intentemos sacarrles algo de información, tal vez sepan donde puede estarr asentada esa escorria orrca.

Después de avituallarse en la ciudad, el grupo había comenzado  a caminar en  la dirección acordada. Con paso firme  y seguro, el enano iba manteniendo el ritmo  sin dejar de revisar  el camino a cada paso. No las tenía todas consigo, aunque iban por caminos transitados y a primera vista seguros, el malhumorado enano no se fiaba.

Varios de sus compañeros anunciaron la inminente llegada de un grupo de  jinetes. El humano llamado leofric, comentó la procedencia así como la indumentaria de dichos jinetes. Al escucharlo, Bram arrugó su ceño y lanzó rápidas miradas al resto. Algunos ya se habían anticipado,preparándose para una posible escaramuza. 

Chasqueó la lengua a modo de fastidio cuando la jovial barda se decantaba por el uso de la palabra. Mientras avanzaba unos paso para quedar a su altura, se permitió el lujo de  susurran ciertas sugerencias a la elfa  con la que se había dignado a hablar.

- Elfa- masculló- buscad la distancia y los flancos... avisa en vuestra lengua al resto...- continuó avanzando hasta cruzarse con su congénere enana.

(Khuzdul)- Si buscan problemas, te necesitaré a mi lado, para aguantar sus lanzas..-

Finalmente, llegó hasta la joven barda, llevó sus manos a su cinto y le gruñó:

- Una cosa es segura, humana, sabes como empezar los problemas.- dicho esto miró al frente, aguardando a los jinetes...

Leofric una vez ve de que se tratan, trata de recordar las historias de taberna que se cuentan sobre el lugar y algo que pueda servirles para evitar un enfrentamiento u obtener ayuda o informacion.

ha sido una buena tirada

en nothva raglaw se castiga a los condenados a muerte a ser abandonados atados de pies y manos en los pantanos a los que os dirigis. se supone que algo se los come por la noche

es un lugar maldito para los lugareños, hay un cementerio prohibido y una torre encantada. posiblemente esos soldados sean milicianos que vienen de llevarse a alguien a su destino funesto

Son milicianos, acabo de acordarme que por esta zona mas adelante hay un pantano maldito donde abandonan condenados a muerte, seguro que vienen de eso.

Habla apresurado y bajo para que no le oigan los hombres a caballo, no quiere que sus amigos metan la pata. Espera que haya un camino para evitar los pantanos pues de lo contrario les extrañara mucho que vayan hacia alli y les interrogaran a fondo.

Los jinetes se detienen a unos 50 metros del grupo de aventureros. Son soldados con pinta desaliñada. Uno de ellos que monta un caballo mas grande se adelanta unos pasos y dice:

¿Quienes sois y donde vais? estais en tierra peligrosa y camino a la nada... ¿que buscais en este lugar?

Leofric parecía saber bastante de ellos, pero no se atrevía a hablar o esperaba que fuera otro. Como el silencio empezaba a ser incómodo, Riwen dejó de concentrarse en su hechizo y habló. 

Soy Riwen Anathien, señores. Nuestro grupo proviene de diferentes partes del mundo. Sentimos habernos aventurado por estas tierras sin avisar. Venimos de paso, no es éste nuestro destino. Hoy en día todos los caminos son peligrosos, por lo que elegimos uno poco transitado. Si molestamos, agradeceremos una orientación para bordear estas tierras sin importunar. 

El soldado no se muestra muy contento al escuchar la explicacion de la maga elfa.

Menudas pintas que llevais de viajeros inocentes...

Venimos de arrojar al pantano a un saqueador y un ladron, hay muchos por aqui. Os aconsejo que deis vuelta antes de caer la noche o correreis su mismo destino.

Os escoltaremos a un lugar seguro.

Los otros 3 soldados se rien y a una orden del jefe azuzan sus monturas para aproximarse a vosotros.