Partida Rol por web

Abajo la Basílica — Orígenes

4. La Herida más Grave.

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03/06/2013, 19:15
Narrador

Te aguantaste las lágrimas y ayudaste a Beleana a caminar mientras os guiaba por las laberínticas calles del Nidal. La parroquia que vuestro misterioso benefactor había garabateado a toda prisa en una nota no se encontraba muy lejos de allí. A diferencia de las otras casas del Nidal, cuyas calles eran tan estrechas que dos vecinos podrían darse la mano por la ventana, esta estaba precedida por un jardín donde había plantado todo tipo de plantas medicinales. Había un letrero de madera junto a la puerta en la que se leía "Refugio de Reposo". La puerta estaba entre abierta incluso a aquellas horas intempestivas de la noche, y se filtraba la titilante luz de un candelabro.

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03/06/2013, 19:27
Clemence

Un hombre de unos cincuenta años, ataviado con una sencilla túnica de lana blanca, estaba escribiendo algo en un grueso registro. Cuando os vio entrar y, sobre todo, vio aparecer a Beleana se levanto de golpe.

—¡Madre de Todos! ¿Qué ha pasado?

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03/06/2013, 19:37
Rowane

Puesto que la estaba ayudando a caminar, Rowane se interpuso ligeramente como obstáculo visual entre Beleana y el hombre de la túnica. La verdad es que, a pesar del gesto protector, tenía el cuerpo tan tenso que le temblaban las rodillas.

La... —tartamudeó tragando saliva—. La atacaron unos... maleantes.

Miró al hombre de arriba abajo. Aquel no tenía una cara que diese mucho... miedo, es decir, no parecía estar mirándolas con asco o con desprecio, casi parecía sorprendido de verdad. Definitivamente había algo distinto en él pero aquella túnica blanca de Celestarum la ponía nerviosa.

No estaba haciendo nada malo, ella sólo... —volvió a tragar saliva. No sabía qué decirle. La sola idea de un elfo oscuro implorándole algo a un Celestarum que a demás fuera a hacerle caso se le antojaba irreal y la hacía sentir tan impotente que le escocían los ojos—. P... Por favor, si nadie la ayuda se morirá.

Tal vez porque el hecho de que simplemente se hubiese sorprendido y levantado fue lo que la llevo a no salir corriendo de allí. Más que nada porque lo normal sería que primero les hubiese arrojado algo a la cabeza y se hubiese levantado ladrándoles que se largasen.

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03/06/2013, 21:15
Beleana

—No me voy a morir —gruñó de mal humor Beleana—, sólo necesito que saque...

Dudó. O se le atragantó la palabra.

—Esto ha sido un error. Larguémonos.

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03/06/2013, 21:19
Clemence

Clemence dio un decidido paso al frente. El anciano era flaco pero nervudo, y su sorprendente altura se vio subrayada cuando quedó de espaldas al candelabro.

—La herida más grave hoy día no es las producen las palizas ni las cuchilladas en un callejón, sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos —dijo con un afecto en la voz que desarmaba.

La propia Beleana parecía sumamente confundida mientras aquel amable gigante le acariciaba el pelo con ternura.

—Ayudadme a llevarla allí dentro. Aún me quedan un par de conjuros.

El sacerdote le colocó las manos en el vientre.

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03/06/2013, 21:24
Beleana

—Está muerto —masculló, mirando a un lado.

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03/06/2013, 21:27
Clemence

Clemence abrió mucho los ojos y la boca, y extendió su mirada conmocionada a Akiko y a ti.

—Lo... lo siento mucho —articuló.

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03/06/2013, 21:41
Rowane

Rowane no se creía ni lo que le mostraban los ojos ni lo que le mostraban los oídos. Durante los primeros cinco segundos lo único que pudo hacer fue quedarse mirando al hombre.

Al final tragó saliva y sintió que pese a que lo había estado haciendo todo el rato no podía aguantar más las lágrimas. Le rodó una por cada mejilla aunque no tenía claro si era por la pena que le inspiraba Beleana o por el hecho de que un Celestarum estuviese siendo amable con un elfo oscuro. ¡Hasta le estaba dando el pésame!

Haga... —se secó la cara con un solo gesto suave del antebrazo—. Lo que tenga que hacer, p... por favor.

Según había entendido, lo que su congénere necesitaba era que le sacaran el feto muerto de las entrañas para no enfermar, desangrarse o algo peor. Para Beleana aquello debía resultar durísimo pero lo cierto es que la propia Rowane tampoco se sentía con fuerzas para decirlo explícitamente.

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03/06/2013, 21:56
Clemence

El Celestarum se echó el otro brazo de Balaena por el hombro y te ayudó a sacarla del vestíbulo. Atravesasteis una habitación llena de enfermos y heridos acostados, la inmensa mayoría elfos oscuros. Los más graves descansaban en camas, pero eran a todas luces insuficientes, pues el suelo estaba atestado de gente sobre mantas.

Llegasteis a una habitación más pequeña en la que había una camilla e instrumentos de cirujano. Tendisteis a Beleana en ella y el sacerdote se puso a trabajar. Habías visto a muchos cirujanos hacer carnicerías a los gladiadores que luchaban en la arena, y mientras el clérigo se preparaba recordaste cuando le cortaron una mano cangrenada a un drow y le quemaron el muñón con una tea ardiente para que no sangrara.

Pero nada de lo que habías visto podría asemejarse al trabajo delicado y educado de un auténtico sanador. El sacerdote hacía su labor con la eficiencia de un profesional.

—Me llamo Clemence —dijo, cuando "lo peor" de la intervención parecía haber pasado—. ¿Qué hacía una drache de la comitiva diplomática con dos elfas oscuras en el Nidal a media noche?

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03/06/2013, 22:05
Akiko

Akiko abrió la boca para responder, pero las palabras se murieron en su boca, sin saber por un instante qué contestar. Te miró.

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04/06/2013, 14:19
Rowane

Rowane no cabía en su asombro. Estaba tan desconcertada que le costó un verdadero esfuerzo el no pellizcarse para cerciorarse de que todo aquello no fuese un sueño. Simplemente se sentía viviendo un imposible: Una parroquia Celestarum llena de gente del Nidal, gente que normalmente solía ser apartada a patadas, pero que allí cuidaban. Y la mayoría eran drows.

Si le hubiesen contado que existía un lugar así no se lo habría podido ni imaginar.

Se mantuvo a un lado para no molestar a aquel hombre.  Con la cabeza encogida, mirando al suelo y sin saber qué hacer con las manos así que al final las metió bajo las axilas y se dedicó a balancearse sobre los talones suavemente de vez en cuando. La voz del humano la sacó del bullir de pensamientos que tenía en la cabeza y levantó la vista de golpe.

Yo me... llamo Rowane—respondió tímidamente.

En realidad quizá no es que fuese muy recomendable ir dando su nombre por ahí pero entre la costumbre de responder cuando le hablaban y lo aturdida que estaba por la situación fue lo primero que le salió.

La mirada de Akiko sin embargo la pilló por sorpresa, ¿cómo iba ella a responder por la drache? Rowane No sabía mentir, no sabía mentir bajo presión y no sabía mentir bajo presión a un Celestarum. Pero lo que sí que definitivamente no sabía era mentirle a una persona buena. ¿Quién era bueno con un elfo oscuro?

Estaba... mostrándole la ciudad, por el día no tienen mucho tiempo—tartamudeó—. Oímos un grito y cuando fuimos a ver qué pasaba nos encontramos con... esto.

Suspiró y miró a la drache, Rowane le había dado su voto de confianza a Clemence diciendo simplemente algo que era verdad. Lo de seguir dejándolo estar como que era un miembro de la comitiva o matizarse como la propia Embajadora era algo que no se sentía con autoridad para decidir, le correspondía a Akiko decidir eso. Después de todo, que la drow le diese un voto de confianza no tenía porqué significar que ella tuviese que dárselo también.

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06/06/2013, 08:29
Akiko

Clemence enarcó una ceja cuando fuiste tú la que respondiste por la drache. No era una algo que se viese a menudo en Revraine. Pensara lo que pensase el anciano, no dijo nada.

—Yo me llamo Akiko —dijo, sin mentir pero sin especificar que era una de las embajadoras—. Es exactamente como Rowane dice.

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06/06/2013, 08:31
Clemence

Clemence asintió y devolvió su atención a Beleana.

—Señora de la Vida, Madre de Todos, trae vigor a su cuerpo. Trae paz a su mente.

El sacerdote le impuso las manos a la elfa y brotó un halo de luz dorada. Su luz, incluso tenue, te hizo entrecerrar los ojos y apartar la mirada para que no se quedara la imagen marcada en la retina.

—Quizá os pueda enseñar un poco más de la realidad de Port Coeur, y oír unas cuantas historias de primera mano, si os place.

Akiko no se lo pensó mucho y asintió. Te miró a ti mientras se lavaba las manos de sangre en una jofaina.

—¿Te importaría quedarte con la paciente unos momentos?

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06/06/2013, 08:40
Beleana

Te quedaste a solas con Beleana unos momentos. La elfa oscura giró la cabeza hacia ti y te examinó unos momentos. Su mirada buscó tu placa de esclava.

—Así que sirves a un señor. Que suerte tienes de no haber vivido en El Nidal toda tu puta vida.

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06/06/2013, 21:16
Rowane

Rowane se sentó. No porque estuviese cansada sino porque tenía la inexplicable sensación de que se iba a sentir mejor sentada que de pié, tal vez porque subconscientemente era como volverse más pequeña y menos visible.

Cuando escuchó a Beleana hablarle, parpadeó y la miró un instante.

Soy gladiadora.

Era cierto que ella no había vivido en el Nidal y quizá no conociera hasta qué punto era peligroso pero su vida no carecía precisamente del factor peligro tampoco. Suerte, lo que se decía suerte, no había para los elfos oscuros en ninguna parte. Aunque no sería ella quien se lo dijese a alguien que acababa de perder a un hijo no nato.

Ya podía haber más sitios... —giró los ojos mirando al techo y las paredes como si esperase que estas de pronto tuviesen ojos y la anduvieran mirando o algo asó— ...como este. O más personas como ese humano.

Suspiró.

—Creo que es la primera vez que veo un Celestarum que no me "saluda" a patadas.

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09/06/2013, 00:54
Beleana

Beleana parpadeó en un gesto confundido, y por un momento no supo qué decir.

—No estaría donde estoy si a mi me hubieran enseñando a manejar en condiciones una espada —dijo en referencia a tu formación como gladiadora—. La usaría para rebanar el cuello de todos los celestarum que se cruzaran en mi camino. ¿O acaso has olvidado que son ellos los que nos tienen como estamos?

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09/06/2013, 16:05
Rowane

¡C-Claro que no! es solo que... —Rowane dudó pero luego terminó sacudiendo la cabeza—. No puedo hacer eso. Me matarían.

Tenía que reconocer que la idea de ser libre era un sueño que siempre había rondado su cabeza... ¿pero cómo iba a ser libre? No podía simplemente coger un día y empezar a cargarse Celestarum ella sola. Y aun en el caso de que ocurriera un milagro y escapase, ¿a dónde iba a ir después? La buscarían por todo Port Coeur y ella no conocía a nadie en ninguna parte.

—Aunque lo que sí es verdad es que... frunció suavemente el ceño con fastidio— ...para empezar no sé por qué estamos así.

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09/06/2013, 16:23
Clemence

Beleana fue a contestar pero cerró la boca y echó una elocuente mirada a tus espaldas. Seguiste sus ojos para ver como Clemence y Akiko reaparecían.

Yo puedo contestar a eso —respondió Clemence calmosamente, como si no le hubiera ofendido lo que había oído—. Ardherim fue el monarca de los elfos de antaño, cuando Drowanon era un orgulloso reino y no la ruina carbonizada que es ahora. Codiciaba la magia por encima de todo, y cayó en sus manos un artefacto obra del propio Padre Tenebroso. El dios oscuro corrompió la mente de Ardherim, poseyó el cuerpo del monarca y alzó en armas a su pueblo para purificar a sangre y fuego todo Ezora. Cuando los Hijos de la Luz mataron a Ardherim, el alma de Señor de la Oscuridad se fragmentó en mil pedazos, para unirse místicamente con el alma de los elfos. O al menos, eso dicen.

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09/06/2013, 16:31
Akiko

—¿Dudáis? —inquirió Akiko.

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09/06/2013, 16:32
Clemence

Clemence se encogió de hombros.

—Hay muchos puntos dudosos en el relato, y otros tantos pobremente explicados. Los Vigilantes del Nuevo Día custodian los registros de ese día con celo draconiano, y no dejan que nadie fuera de la orden los consulte —dijo el Celestarum—. Sea como fuere, hay un fragmento del Padre de la Noche en cada elfo oscuro. De ahí viene todo, Rowane.