Partida Rol por web

Abajo la Basílica — Orígenes

4. La Herida más Grave.

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09/06/2013, 16:41
Rowane

Rowane se miró las manos con cara de susto, como si de pronto el color oscuro de su piel hubiese adquirido un significado realmente espeluznante o algo así.

Pero... —tartamudeó—. P-Pero yo no soy mala. A mi no me gusta hacerle daño al a gente

No había encontrado otro modo de expresarlo. ¿De aquella historia venía todo? ¿Había una especie de fragmento místico de una entidad oscura, maligna y absurdamente poderosa en ella y aún se enteraba ahora? Al final resultaría que Akiko tenía razón, el miedo no era más que otra forma de odio. Miedo a los magos, miedo a los elfos oscuros. Odio hacia ambos.

No lo entiendo... —añadió con la inseguridad de alguien que no sabe si va a recibir un tortazo por hablar de lo que no debe. Pero entonces cayó en la cuenta de una cosa—. Es decir, usted no nos ha gritado ni... nada, usted ha sido bueno. Si ese es el relato oficial ¿E-Entonces, a los ojos e los otros Celestarum eso no estaría... ?

Hizo una pausa, dudando durante unos largos segundos hasta que al final encogió la cabeza y añadió con timidez:

— ¿...mal?

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09/06/2013, 17:07
Clemence

Clemence se echó a reír. Era una risa agradable, que lo rejuvenecía y hacía que le chispearan los ojos.

—¡Desde luego no es una posición popular! ¿Por qué crees que estoy en el Barrio Gris, rodeado de enfermos y moribundos, en vez de estar cantando himnos triunfantes en la Basílica Argéntea? —te puso una mano en el hombro, con afecto—. Quizá algún día recuerden que Celestar es la Madre de Todos. No de los hombres, o de un grupo de hombres, sino de todos. Mientras tanto, alguien tiene que cuidar de la gente, de los huérfanos y los parias de esta tierra.

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11/06/2013, 03:15
Rowane

Rowane primero parpadeó de una forma que quedó algo cómica debido a que lo último que se esperaba era que Clemence se echara a reir. Luego sonrió tímidamente; era la primera vez que le daban una palmadita afectiva en lugar de un bofetón. Le estaba empezando a perder un poco el miedo a aquel Celestarum...

No obstante, el gesto de su cara se volvió a apagar enseguida.

Pero... parece que ese día no pueda llegar nunca—dijo—. Nada cambia porque sí, cambia porque alguien lo dice pero...

Se rascó la cabeza y suspiró como quien habla de un imposible.

Nadie dice nunca que cambie algo en Port Coeur.

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11/06/2013, 14:37
Beleana

Beleana soltó un sonido a medio camino entre un resoplido y una risa desdeñosa.

—Te equivocas —señaló Beleana—. Ha habido muchos cambios en la ciudad mientras tu amo te procuraba agua y comida. Y todos a peor.

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11/06/2013, 14:39
Clemence

Clemence frunció los labios y bajó la mirada durante unos instantes. Tras meditar la respuesta contestó:

—Cuando desespero, me recuerdo que el amor y la verdad siempre terminan triunfando —señaló, y Beleana volvió a gruñir—. Puede haber asesinos y tiranos, y durante un tiempo parecen invencibles. Pero tarde o temprano, los tiranos siempre caen. Pensadlo. Siempre.

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11/06/2013, 14:42
Akiko

—Y no puedo creer que vos seáis la única persona de la ciudad que piensa así —dijo Akiko, y cayó en la cuenta de algo—. Un arquero embozado nos sugirió que viniéramos aquí. ¿Sabéis quién puede ser?

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11/06/2013, 14:44
Clemence

Clemence no se lo pensó mucho.

—El hombre la máscara de cuero, probablemente —aventuró—. Es un justiciero del Nidal. Escucharía los gritos de esta mujer, pero llegaría después de que la rescatarais vosotros. Supongo que señalaros un sitio donde poder curarla sería su forma de ayudar.

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11/06/2013, 14:48
Balaena

—Más cuentos de niños... —musitó Balaena, que no daba mucho crédito a la existencia de tal justiciero.

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11/06/2013, 14:54
Rowane

Me refería a cambios a mejor... —Rowane agachó la cabeza como si la hubiesen regañado aunque la conversación entre Clemence y Akiko la hizo ir levantándola poco a poco de nuevo, con curiosidad—. ¿El hombre de la máscara de cuero?

Sacudió la cabeza con el gruñido de Beleana.

Bueno, a mi me pareció bastante real... es decir, si no fuera por ese arquero no estaríamos aquí—añadió. Luego volvió a mirar al anciano—. ¿Y... nadie sabe quién es? ¿Salió de la nada y ya está?

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12/06/2013, 08:31
Clemence

—¿No es paradójico preguntarse la identidad de un hombre enmascarado? —dijo Clemence con un tono ligeramente divertido—. Si se supiera quién es, no llevaría esa máscara ¿no crees?. Pero no importa el rostro que hay detrás de esa máscara. Eso es sólo huesos y carne. Lo verdaderamente importante es que bajo esa máscara hay unos ideales. Puedes matar a un hombre, pero los ideales son a prueba de flechas.

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12/06/2013, 08:40
Akiko

—Habláis como si admirarais a ese hombre.

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12/06/2013, 08:40
Clemence

—No comparto sus métodos, pero admiro el valor que tiene y que a mi me falta. Si no luchamos por lo que creemos, debemos tener la decencia de respetar a los que sí lo hacen —acotó Clemence, dirigiéndose a Beleana—. Me gusta pensar que no "salió de la nada", sino de las necesidades de la gente. De la desesperación de ver que los Hijos de la Luz no se preocupan de lo que ocurre en el Barrio Gris. Alguien le tiene que plantar cara a las bandas. Alguien tiene que investigar por qué nadie hace nada al respecto y quién está haciendo la vista gorda. Alguien, en definitiva, tiene que decir "se acabó". Puede ser que el hombre de la máscara de cuero no sea el héroe que nos merecemos, pero quizá sí sea el que necesitamos. A ninguna tierra le sobran los héroes, y menos aún a la nuestra.

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13/06/2013, 23:02
Rowane

Rowane estaba empezando a verle sentido a aquello, es decir, dentro de lo surrealista que se le antojaba que lo estuviese diciendo un Celestarum. A ella le gustaría algo así, le gustaría estar con gente que se preocupaba de que las cosas cambiasen a mejor en vez de a peor pero no podía, era esclava de un señor.

Ojalá yo pudiera hacer algo de eso... —resopló con fastidio—. E-Es decir, no lo que hace él, claro pero... estar con gente que hace cosas de esas.

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13/06/2013, 23:41
Clemence

—¿Quién es tu señor, Rowane? —inquirió Clemence.

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13/06/2013, 23:43
Rowane

—Hawald... —respondió la drow como si sólo el nombre le produjera escalofríos (bueno, de hecho le dio uno)—. Dominique Hawald.

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13/06/2013, 23:49
Clemence

Clemence parpadeó, y por un momento te diste cuenta del tonto detalle de que el quincuagenario tenía unas pestañas larguísimas.

—¿Rowane de la Casa Hawald? —repitió, y lanzó una carcajada —. ¡Celestar ha debido guiar tus pasos aquí, criatura!

Clemence te dedicó una sonrisa sincera, cargada de afecto.

—¿Te gustaron las galletas?

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14/06/2013, 02:35
Rowane

Rowane en un principio parpadeó igual que Clemence, aunque sus pestañas no fuesen tan largas. La carcajada la hizo dar un pequeño bote. No entendía nada. Sin embargo, el comentario de las galletas la dejó sin aliento.

No supo si soltar un grito, asustarse, emocionarse, alegrarse...

¿C... cómo sabe?—sentía como si se hubiese tragado un montón de peces y le estuviesen haciendo cosquillas en el estómago. De pronto sacudió la cabeza y se agarró a una de las mangas del Celestarum como si temiera que de pronto fuese a salir corriendo—. ¡¿E-Es usted quien me las envía todos los años? ¿Por qué?

La sorpresa, la emoción, la curiosidad y el desconcierto pugnaban por abrirse camino en la expresión de la drow pero ninguna conseguía imponerse a las demás. Saber quién se preocupaba por hacerla un poco feliz una vez al año era el gran misterio de su corta vida... Y aquél hombre parecía tener la respuesta al enigma.

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14/06/2013, 08:32
Clemence

La ternura asomó en los ojos de Clemence y en sus labios aleteó una sonrisa.

—No, yo sólo te he enviado el último paquete de galletas. Una buena amiga me lo pidió. Su estado de salud es delicado, y se encuentra descansando en estos momentos. Pero si pudieras venir otro día, creo que estaría encantada de conocerte.

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14/06/2013, 14:44
Rowane

¿Una amiga?—cuanto menos entendía Rowane, más quería saber—¿Pero por... por qué a mí? No lo entiendo. Yo no conozco a nadie fuera de la casa...

La forma en la que frunció el ceño como quien se esfuerza por recordar algo dejó un mudo "creo" flotando en el aire.

Claro que quiero venir otro día, me encantaría poder venir otro día, ojalá... —se mordió el labio inferior con nerviosismo y suspiró— ...Ojalá pudiera quedarme aquí.

¿Y si no podía volver otro día ahora que estaba tan cerca de desentrañar aquello? Tenía miedo de que algo malo pasase sólo porque algo parecía empezar a ir bien como siempre decía Lurian. Las ganas de romper los grilletes que la ataban a aquella casa se habían revigorizado de una forma casi dolorosa. Se descubrió entonces a si misma jugueteando inquieta con el dobladillo de la manga, haciendo círculos.

Y s... sí, estaban muy buenas—añadió en un murmullo de voz.

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14/06/2013, 22:51
Clemence

—Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras —ofreció Clemence, enterrando las manos en las profundidades de las mangas de su túnica.