Partida Rol por web

Si sigue vivo, sería un milagro. Pensó Ronald cuando vió lo herido que estaba el conductor del coche.

Aunque quería mover la cabeza y el brazo del conductor de encima del volante para hacer parar el ruido del claxon, sabía que producir un mal movimiento en el estado de aquél hombre podía producirle la muerte, si es que siquiera aún estaba vivo, por lo que esperaba que alguien que supiese de medicina se hiciera cargo.

Buscó con la mirada a la doctora Cameron, y se percató entonces de qué Carla yacía desvanecida cerca de la cocina con alguien detrás.

Cuando notó al hombre con el turbante creyó que era otra ilusión, otro recuerdo fugaz de Irak, pero no parecía ser el caso, el hombre seguía allí.

-Oh, Ronnie, esta noche se pone cada vez mejor y mejor, jeee.-

Al terminar de huir o más bien de rodar, quedé sobre el cuerpo de Ronald. Estaba angustiada y asustada y le vi mover los labios, pero no oí demasiado. Solo sé que me puse nerviosa con aquel pitido ensordecedor, la postura y ver como retiraba un mechón de pelo de mi rostro me hicieron reaccionar quizás como no quería, pero sí debía.

Me puse en pie rápidamente y corrí a ver al conductor.

- ¡A ver, todos lo que no sean médicos, que se retiren! - Exclamé al ver que no me dejaban sitio ni para mirar. Solo veía sangre, cristales rotos y que el airbag no había saltado.

Cuando por fin tuve algo de sitio, lo primero que hice fue tomarle el pulso. - ¡Qué alguien entre por la otra puerta y le quite el contacto y la llave al coche! - Con eso se acabaría el problema del sonido y el de una posible explosión. - ¡Y a la mujer, que alguien le levante los pies por encima de la cabeza y la dé un poco de aire! ¡Yo iré en cuanto pueda a verla!

Y sin querer, busqué a Ronald con la mirada. Quizás era porque solo le conocía a él allí y era el único apoyo que tenía en ese momento. Si el hombre vivía, había que buscar la manera de detener sus heridas...

- ¡Ronald! ¡En mi bolso! ¡Coge las llaves de mi coche! ¡Es un honda civic azul! ¡Está aparcado en la puerta! ¡En el maletero hay un botiquín médico! ¡Tráemelo! ¡Corre! - Exclamé sobre el incansable pitido, pero se notaba que estaba acostumbrada a este nivel de estrés.

Ronald hacía un esfuerzo enorme por entender lo que Allison decía.

-¿Y vas a dejar que esta zorra te dé órdenes, Ronnie? No sabe ni lo que hace, como si quitar las llaves de contacto del coche harían detener la bocina. ¡Señora, mejor dedíquese a tragar vergas! ¡Los claxon funcionan con el auto apagado, solo hay que pegarle una patada al conductor para moverlo del volante!-

-¡Voy!-

-Tssss... ¿Por qué no me haces caso a mi cuando te digo qué hacer, Ronnie? Todo porque tiene tetas, ¿Verdad?-

Ronald buscó el bolso de la doctora, tomó las llaves de su auto y fue corriendo en busca del botiquín que decía estaba en el maletero.

Espero que Bobby esté bien. Pensó el marine, su perro hacía de guardían en la caja trasera de su camioneta y temía que el conductor accidentado lo haya chocado.

Quizás no haya tanto ruido fuera y pueda llamar al 911...

Kate se escurrió entre la gente hasta colocarse al lado de Alison tratando de persuadir a los que alli ,  y con naturalidad comenzó a ayudarla con el herido, pero  pararecia aun  demasiado alterada para calmar a nadie. Atrás joder atras, dejarnos trabajar tranquilas les pidio con efusividad con la sangre aun bombeando a toda velocidad en sus sienes y con el horrible pitido de la bocina de fondo. Poco a poco se centro en ayudar a la doctora, tratando de olvidarse del resto.

Sam se acercó al coche para rodearlo un poco y poder intentar girar la llave contacto y apagar el motor como dijo la doctora, para frenar el sonido estridente. Caminó sobre los restos de cristal y lo que pudieran ser sillas y mesas de la bolera y se apoyó sobre el asiento del conductor lo mejor posible para estirar la mano y alcanzar la llave.

Tenía cierto reparo en ver el estropicio y la casquería que se podría haber montado en los alrededores del volante, pero era necesario actuar cuanto antes en esa situación.

Era abrumador. Las luces, el humo con su oscuridad y sus olores, los sonidos estridentes, la gente gritando, ¿Y esa otra persona hablando otro idioma de dónde había salido? ¿Había vivido el conductor? ¿Había más personas en el coche que necesitaran ayuda? ¿Había resultado herido alguien más? - Joder, joder, joder... - Murmuraba para sí misma, de forma rápida y nerviosa, bloqueada por un instante.

Al menos estaba sana y salva. Pareció calmarse ligeramente cuando se dio cuenta de que aún tenía el móvil encima, en el bolsillo. Lo sacó e inmediatamente activó la linterna, su propia luz, su propia guía de la que tenía control en aquella situación de la que se había apoderado el caos absoluto en cuestión de un instante. No querría tropezarse con nada, ni nadie, y mucho menos ser una molestia más. No, no. Todo el mundo estaba actuando, y ella no iba a ser menos que nadie. Se habían dado indicaciones, pero el shock había sido demasiado grande como para poder escucharlas siquiera, así que preguntó para asegurarse, ahora más en control, aunque aun no tanto como le gustaría. - ¡¿Puedo ayudar de alguna forma?! - 

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii...

..

Tras el impacto inicial, poco a poco os fuisteis situando de nuevo, como si de repente la vida volviese dándole al 'play' de nuevo. Parecía todo el mundo alterado dando indicaciones a unos y a otros, preocupados de vuestra salud y la de los demás. A vuestras espaldas parecía que había bastante ajetreo con el desmayo de Carla, aparte del tipo del turbante apareció un chaval negro a ayudar a sus compañeros.

Samuel se metió como pudo entre los restos por la puerta del copiloto para intentar quitar el contacto de las llaves. La puerta no abría porque estaba comprimida y destrozada pero dado que los cristales estaban rotos se podía meter uno con el cuerpo. Ayudado por Destiny que lo alumbraba con la luz del móvil.

Estirando el brazo y haciendo presión para meter su cuerpo un poco mas adentro Samuel consigue apagar el pitido del claxon. El motor sigue haciendo algo de ruido como de una fuga pero no cambia al quitar la llave, pues está completamente destrozado.

.. Silencio ..

Allison y Kate hicieron lo propio en la ventana rota del conductor. La puerta no parecía que se pudiera abrir con facilidad pero había hueco suficiente para meter el brazo y tocarle el cuello en busca de signos vitales de aquel hombre. Aprovechasteis para echarle la cabeza para atrás en el asiento. Aquel tipo estaba muerto, lívido, con la cara retorcida por el impacto seguramente. Parecía un hombre de 50 y pocos años e iba vestido con traje de oficina.

Por otro lado, Ronald se fue a por el bolso de Allison y extrajo unas llaves, acto seguido se fue corriendo hacia el parking usando el mismo agujero que había creado la colisión.

Cuando metes tu cuerpo adentro de aquel coche destrozado, alargas la mano para intentar llegar al contacto de las llaves. Tras usar tus propias piernas para empujarte consigues girar y apagar el motor.

En ese momento notas como algo carnoso toca tu mano. Ves como la mano de aquel cuerpo inerte se te ha puesto encima, seguramente dado a los movimientos que has hecho para meterte hasta ahí.

Asustado retiras la mano por acto reflejo.

En último instante te fijas como aquella mano agarrotada y muerta sostiene lo que parece una tarjeta o un pase. Pone "OneWorld" con el logo que tantas veces habías visto del a empresa, la foto de aquel tipo y el nombre: "algo" que no se puede ver por las manchas de sangre y de apellido Buttler. Finalmente ves que en la tarjeta hay una simple palabra escrita:

«Alma»

Era increíble. Dos personas para ver si el hombre vivía o no. ¿Acaso no había dejado claro que si no era nadie médico que se alejasen? Al menos el tipo latino logró calmar el pitido del coche que me estaba volviendo loca. Tanto como para dejar revolver a un desconocido mi bolso. ¿Y si me había robado la cartera y el móvil? - Siempre tan confiada, Allison.

- Está muerto. - Fue lo poco que dije, pues, como no, nadie pareció darle importancia y seguir mis instrucciones con aquella mujer tendida en el suelo. Lo que no me gustaba nada era aquel sonido del motor a pesar de que estuviese parado. Debía ser alguna fuga, pero la mecánica no era mi campo, sino el de la medicina.

Miré hacia afuera, para ver si Ronald regresaba con mi maletín. Al hombre del coche no le serviría de nada, pero quizás a aquella mujer sí. - A ver, levántenla las piernas. - Repetí con más calma al llegar a su lado. - Que mantenga los pies por encima de la cabeza y delen aire con algo. ¿Tienen amoniaco? Si no la despertamos así, humedezcan un poco en una servilleta y traíganmelo. - Les dije a los empleados, que parecían preocupados por ella. Si con aquello no se despertaba tampoco, lo íbamos a tener complicado.

- Si hay más heridos, avísenme. Soy médico y sé lo que hago. - Dije por si aparecía algún chamán o sanador que todo lo sabía y optaba por hacer alguna tontería.

Sales a fuera aprovechando el agujero causado por el accidente.

Te recibe de nuevo aquella noche de verano con puro bochorno. Parece que solo grillos y cigarras están contentos pues no cesan en sus cantares.

Delante tuyo tienes ese gigantesco parking con apenas una decena de coches aparcados, concentrados como luciérnagas en las 3 únicas farolas que funcionan. De fondo oyes el ruido de tus compañeros, del pitido y de algunas chispas de saltan del letrero luminoso reventado. A los pocos segundos, por suerte, el incesante pitido se detiene.

Haces un barrido de reconocimiento:

Encuentras el coche de Allison, parece que esta en dirección opuesta donde lo habías aparcado tu, hacía la izquierda, no muy lejos. Honda Civic de color azul solo hay uno.

Instintivamente buscar con la mirada tu camioneta, hacia tu derecha. Buscas con la poca luz que hay la silueta de Bobby en la parte trasera y te parece ver algo, pero no es una silueta de un perro que esperabas ver, sino parece que hay alguien husmeando por ahí.

Otra cosa mas te llama la atención en tu barrido ocular. Un grito apagado, como si alguien hablase con una afonía total. Proviene algo mas lejos, en la zona oscura del aparcamiento directamente en frente tuyo, pero a unos 50 metros. Parece haber alguien tirado en el suelo, no alcanzas a verlo bien, pero a veces te parece que se mueve o se retuerce.

— Tu amiga la doctora es una folla-chinos, ¿acaso no les dimos suficiente fuerte en la Segunda como para que nos tengan que venir con sus coches de maricas?

— 911, aguarde un momento por favor. Todos nuestros operadores están ocupados. — contestó una máquina.

Suenan pitidos, comunican.

Se oyeron unos gritos desde el pasillo principal de la bolera, donde habíais estado esperando hacía unos minutos. Apareció de nuevo aquel tipo con vestimentas extrañas y andares arrogantes.

— ¡¡ CARLA !!  ¡¡ CARLA !! ¿Dónde estás? ¿Qué demonios ha pasado? — llegó chillando, en tono acusativo. hasta que llego justo a la zona común del restaurante.

Su cara cambió de expresión: de un enfado aparente a desconcierto total.

Se quedó por un momento mirando el destrozo como si no se lo creyera.

El chico negro atendiendo a las peticiones de Allison se fue corriendo y desapareció en las cocinas, aunque su rostro parecía algo confundido, quizá no sabía donde encontrar todo aquello o simplemente estaba sobrepasado por la situación.

El tipo del turbante, levanto las piernas de Carla como le habían solicitado, aunque no parecía muy concentrado. Con la otra mano tenía cogido el móvil y parecía que estaba grabando todo lo que estaba pasando, con una expresión sonriente en el rostro.

Honda Civic Azul... Honda Civic Azul... Honda Civic Azul... Ronald buscaba el auto de la doctora Cameron con la mirada y Charlie criticó su gusto por la marca japonesa.

-No la llames así, aunque tengo que concederte la razón en esa última, Charlie.-

-¡Ja! En esa, y en todas, Ronnie, lo sabes bien.-

El parking era enorme, podía albergar fácilmente doscientos vehículos pero aquella noche cuando llegó solo había una veintena, y ahora no superaba siquiera la decena.

Puta mierda con la espera de emergencias... Deben estar ocupados con las protestas violentas por el toque de queda.. Ronald puso el altavoz mientras llevaba el teléfono en mano.

El vaquero estaba en una encrucijada, ¿Iría a buscar el botiquín al civic primero? El marine conocía bien la muerte, la había visto de cerca muchísimas veces, y si ese conductor seguía vivo sería un verdadero milagro, pero Ronald no creía en los milagros. ¿Iría hacía la zona de mayor oscuridad dónde parecía haber una persona moviéndose en el suelo? Podía tratarse de algún borracho o drogadicto, o alguien que fue accidentado por el vehículo fuera de control, lo que sin dudas era más importante que el botiquín. ¿O iría a ver cómo estaba Bobby? Era su único afecto, más que su perro, un hijo.

Ronald no necesitó pensárselo dos veces. 

Chifló a su perro para llamarle, si venía por su cuenta podría pasar a otra cosa, pero si esa silueta husmeando en su camioneta era de alguien más, tendría que ponerse rudo para protegerlo.

Desenfundó a Charlie y destrabó el seguro.

-¡Siii! ¡Siiiiii! Ya era hora de divertirnos, Ronnie, como en los viejos tiempos.-

El marine retirado avanzaba hacia su camioneta, con la pistola en su mano buena y el teléfono en espera en la otra.

Silbaste, esperando el ladrido característico de Bobby y el traqueteo de sus patas moverse en carrera hacia ti, pero no hubo respuesta.

Te acercaste con prisa hacia tu camioneta, la luz de la farola cercana hacía mala conexión y parpadeaba de vez en cuando, no dejándote ver bien la situación hasta acercarte. A unos 15 metros podías ver como un tipo completamente desaliñado, seguramente un yonki o maleante, estaba trasteando la parte trasera de la camioneta.

No había rastro del perro.

-¡Dispara, dispara, Ronnie, dispara!-

-¡FUERA DE MI CAMIONETA O TE METO UN TIRO ENTRE CEJA Y CEJA QUE NO LO CUENTAS!- Dijo Ronald para intimidar a esa rata mientras le apuntaba con Charlie. -¿DONDE ESTÁ EL PERRO? ¡RESPONDE!-

-Será legítima defensa, Ronnie, proteges tu propiedad, ¿Quién te dirá algo? Vamos, ¡DISPARA!-

A esa corta distancia, Ronald bien podría meterle una bala en dónde le había amenazado, pero saciar a Charlie no era de su interés, ni siquiera cuidar sus pertenencias, solo quería encontrar a Bobby.