Partida Rol por web

Carla se incorporó finalmente y se puso de pie. Trastabilló un poco pues en algún momento había perdido uno de sus zapatos, y el tacón era considerable, por lo que tuvo que adoptar una postura un tanto curiosa.

— Gra-gracias a todos, ya me encuentro mejor.. no se que me ha pasado. Últimamente tengo mareos y demás.. supongo que habrá sido el susto. ¿Estáis todos bien?

Acto seguido se giró ante el grito que provenía de dentro de la cocina, iba a decir algo pero al ver que Samuel se dirigía hacia allá, se calmó.

— Menuda nochecita ¿eh? — no hablaba muy alto y miraba de reojo a Michael como con miedo a despertar su ira de nuevo.

— Si no les importa esperar aquí unos minutos que aparezca el Sheriff, se lo agradecería, harán mi trabajo mucho mas fácil.

- ¿Andan bien por ahí? dijo Sam mientras caminaba lentamente por la cocina, se había metido por toda la cara en un asunto que no debería de importarle pero dada la situación de emergencia del coche quizá estuviera pasando algo también en la cocina que tuviera que ver con eso. Además todos los trabajadores estaban algo ocupados fuera así que mejor ser un buen ciudadano.

La primera intención que tenía era echar un ojo para asegurarse de que todo fuera bien, y en el caso de que la cosa fuera peligrosa pues ya actuaría en consecuencia.

Por mucho que colaboraban por mantener la situación bajo control, parecía que todo se salía más de madre. Muertos, gripes, la médica se va, ¿Qué cojones? Destiny fue a buscar su mesa, o donde estaba, y buscar su mochila. Ella no pretendía irse, pero... No parecía que se pudiera decir lo mismo de los demás, y a unas malas, no sería la única idiota que se quedaría. 

- Me alegro de que estés mejor, Carla. - Simpatizó con la chica, hablando nerviosa. - Yo en principio me quedo, pero no por que sea una cosa de trabajo, ni mucho menos por tu jefe, vaya... - No aclaró por qué exactamente. En parte por ser persona, parece que otros aun necesitan ayuda, pero al mismo tiempo tampoco sale por no meterse en otro fregado, que seguro que Allison ya está controlando, con esa actitud tan práctica que muestra. Parecía que la gente no tenía las ideas en orden. Tanta preocupación por el restaurante y el trabajo, cuando hay heridos, muertos, las autoridades en camino... Y algo más pasando dentro. ¿Era Sam ese que fue a la cocina? 

Preocupada, Destiny decidió seguirlo, pero con prudencia. - ¿Sam? - Lo llamó mientras se acercaba a la puerta de la cocina para asomarse, esperando que la cosa no fuera muy mal ahí dentro.

Y encontre (¡un palo!) una pata de una silla rota que me serviría como arma. A la contra, mi bolso se enganchó y todo quedo por el suelo. Ofuscada, cogí lo principal todo lo deprisa que pude: cartera con el dinero, documentación y tarjetas, las llaves de casa, el móvil y el spray de pimienta que fui guardando en bolsillos mientras dejaba el resto tirado junto al bolso roto.

Me jodió dejar los preservativos allí, porque tenía intención de sacarme una foto con ellos, subirla a Instagram y seguir jodiendo a House con todo aquello, pero si habían heridos fuera y problemas, era donde debía estar. Además, Ronald me había caído muy bien y debíamos volver dentro, o a su furgoneta, a buscar su medicación.

Con la para de la silla de madera como arma improvisada, salí al exterior. - ¡¿Ronald?! - Exclamé, llamando al vaquero, mientras que miraba en todas las direcciones a la espera de una respuesta o algo...

Nada al otro lado de la línea, colapso total. Bueno, era finde de noche, mucho calor, la gente hacía el burro, personal de fiesta. Ah, y la gripe esa que aumentaba los casos. Pero bueno, yo ahí, probando, que al final me lo cogerían.

Carla estaba mejor. -Nos quedamos. Tranquila por eso  - Nos quedamos, ¿no?, pensé- Un vaso de agua. Te lo traigo.- miré alrededor, y antes del agua, vi al hindú, un poco cerdo. No me gustó.

-Oye, esto no es gracioso, hay una persona muerta, ¿te das cuenta o eres tonto del culo? Deberías ayudar en tu cocina.

Ahí, de nuevo bocazas para que me soltase un bufido y luego me callase.

O no. Que estaba nervioso y agitado. Busqué en mi mochila y saqué un chicle.- ¿Alguien quiere?

Luego del breve episodio con el yonki maleante, Ronald corrió hacia el Honda Civic a toda prisa mientras llamaba a la doctora a gritos.

-¡Allison, por ahí!- Dijo cuando la vió salir del local mientras señalaba hacía la zona oscura del aparcamiento que estaba directamente en frente de ella, pero a unos cincuenta metros. Hacía tan solo unos momentos le había parecido ver a alguien en el suelo. -¡Hay alguien tirado, se retorcía y gritaba como si estuviera afónico! ¡Creo que el del Sedan lo atropelló!-

¿Qué demonios tiene ahí? Oh, un palo, para entablar las fracturas. Vaya, esta mujer es una profesional increíble.

La voz de Ronald me guió y corrí hacia donde mi indicaba, dándole alcance enseguida. Me detuve junto a él. - Te oí gritar. ¿Estás bien? - Le pregunté preocupada antes de seguir con aquel pequeño interrogatorio. - ¿Un atropellado? ¿Dónde está? - Estaba demasiado oscuro para ver, así que saqué mi móvil y puse la linterna.

- El tipo del coche estaba muerto. No pude hacer nada por él. Y el dueño del local es un capullo... no quería dejarnos salir hasta que no llegase el sheriff... oírte gritar o creer que eras tú fue suficiente para mí, sobre todo al oír lo del hombre herido. ¿Cogiste mi maletín?

-Si, si... Estoy bien.- Dijo mientras tenía el maletero del Honda abierto. -Un maldito yonki robó cosas de mi camioneta, no me interesan, pero llamo a Bobby y no aparece, eso me tiene preocupado.- Tenía el ceño fruncido, después de todo, era como un hijo. ¿Habrá ido al rancho solo? Tampoco es que estuviera muy lejos... Dios, espero que esté bien. No era un perro cobarde ni desobediente, algo extraño debía de haber sucedido para que haya dejado a la camioneta sin más.

-Eso creo, estaba derecho a la vidriera por donde chocó el Sedan, por eso y por los movimientos que hacía yo diría que lo atropelló el conductor. ¿Muerto, eh? Tenía toda la pinta, no voy a negarlo.

Observó un par de segundos a Allison, el ángulo del farol hacía que su rostro se iluminase de tal forma que sus bellos rasgos se hacían aún más notorios. Era bella, si, pero más aún le gustaba a Ronald porque a juzgar por lo que le estaba diciendo, tambíen era una mujer valiente y decidida.

-¿Prohibirles salir? ¿Quién se cree ese idiota?- Seguro ha de ser un demócrata opresor, no tengo dudas. 

Al oir que el Sheriff estaba en camino, colgó el teléfono que tenía en espera llamando al 911.

-Aún no, ¿Está por aquí, cierto?- Dijo mientras revisaba el maletero. -Lo necesitaremos para ese otro de allí...- Lo buscó con la mirada, ¿Seguiría estando la silueta?

​

- Me alegro... tus gritos... me preocuparon un poco. - Lo suficiente como para salir "armada". - Lamento lo de tu furgoneta, te ayudaré a buscar a Bobby cuando veamos el estado del herido. - Le dije al hombre viendo la decepción en sus ojos. No tenía su medicación y y su perro no estaba. Si no se le controlaba un poco podría ser bastante peligroso.

Le vi mirarme y me sonrojé ante el silencio que se hizo. Ni me había dado cuenta de que era el maletero de mi coche el que estaba abierto. - El amo y señor. Ya le dije que con los problemas en las poblaciones cercanas que se olvidasen de que mandasen a nadie y menos por un muerto y ahí le dejé, tratando de dar con el 911.

Alumbré el maletero con la luz de mi móvil. Era oscuro, como el fondo del mismo y no se veía con aquella luz. - Sí, aquí está. - Y cuando fui a cogerlo, Ronald hizo lo mismo, pero el fue más rápido y agarré su mano*. Le miré algo avergonzada y le solté enseguida. Lo de ese hombre y yo era imposible. Estaba enamorada de otro y esperaba un hijo suyo.

- Si lo quieres llevar tú, no hay problema, pero cierra el coche. - Le dije con una sonrisa. - Y guíame hasta el herido. Con un muerto creo que ya hemos tenido bastante... desde luego no me voy a quejar, creo que esta está siendo la cita más emocionante de mi vida. Porque... no ha terminado, ¿verdad? - Le pregunté a Ronald mientras le seguía.

-Te lo agradecería mucho.- La doctora parecía entender lo importante que era Bobby para Ronald y se había ofrecido a buscarlo.

Cuando sus manos se tocaron cogiendo el botiquín no pudo evitar notar que Allison se había avergonzado, al verla sonrojada como estaba a Ronald le parecíó aún más hermosa. El ex de esta mujer debe ser la persona más imbécil de la tierra por perder a alguien así.

-¿Qué demonios fue eso, Ronnie? No te estarás enamorando de esta maldita zorra... ¿O sí? Puedo perdonarte que hayas dejado escapar vivo al ratero de recién, pero no esto, por Dios que no.-

-No, tú llévalo.- Dijo mientras cerraba el maletero y le devolvía la sonrisa. No sabría que hacer con el botiquín, además, esa no era mi especialidad en la Unidad.

-Desde luego continúa, prometimos disfrutar toda la velada, ¿Recuerdas?- Confirmó Ronald sonriente, lo cierto era que hablar con la doctora le había bajado un poco el estrés. -Venga, yo la guío.- La tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los se ella, sujetándola sutilmente pero con una seguridad notable, entonces  comenzó a avanzar un paso por delante. -Por aquí, en lo oscuro, hay que tener cuidado porque hay rateros merodeando.- Dijo más por justificarse que por la amenaza que había realmente allí afuera, lo cierto era que Ronald quería, o más bien, deseaba tomar a Allison de la mano sin importar qué, y posiblemente la doctora fuese consciente de ello.

Estabas en la cocina, ya no te parecía oír ningún grito ni nada parecido. A tus espaldas parecía que tus compañeros parecían discutir con el imbécil de Michael Simon.

A tu alrededor escuchabas el burbujeo de una gran olla, olía a aquella salsa de pimienta que le echaban a los bistecs tan famosos de ese local. También un par de pitidos de alguna de las maquinas de esa cocina, aunque no tenías claro que significaban.

Había dos salidas de esa cocina, volver por donde habías venido o seguir avanzando.

Justo en ese instante oíste una voz detrás tuya. 

— ¿Sam? — dijo Destiny.

Entraste por las puertas batientes hasta la cocina. Estaba bastante limpia y ordenada, suponías que ya habían terminado sus turnos de cenas y los chicos habían estado recogiendo. Había un par de fuegos en funcionamiento, seguramente estarían adelantando algo para mañana.

Había al fondo de la cocina otra puerta batiente que daba a otra estancia. Parecía que los ruidos venían de mas allá, por eso había llegado el grito tan apagado.

Sam estaba en medio de la estancia, algo perdido mirando hacia todas direcciones.

Michael Simon estaba atendiendo a su teléfono y se giró para dedicarte una peineta y una cara de malas pulgas.

Al ver que Destiny se fue en pos de Samuel, Carla miró preocupada la situación, pues conocía perfectamente a Michael Simon, su jefe, y sentía la necesidad de controlar un poco la situación.

Se dirigió a vosotros dos, Paul y Kate, en voz baja y disimulando poniéndose ella de espaldas a Michael.

— Chicos..., ¿me podéis hacer un favor? Me encuentro algo mareada y necesito mi bolso, tomarme una medicación. Podéis ir a buscármelo? Os lo agradecería muchísimo. Lo tengo colgado en la zona restringida, subiendo las escaleras al segundo piso, veréis que hay una puerta con un cartel de "no pasar". Ahí lo tengo colgado de un gancho. Podéis encontrar las escaleras justo en la puerta opuesta por la que habéis entrado desde el recibidor del local, veréis un cartel de pone: "Billares".

Miraba de reojo a Michael, como esperando que dejase el teléfono en algún momento.

Rashid seguía con su Live de Instagram, se estaba partiendo y hablaba en hindú. Ahora se acercó a donde el coche accidentado y todo el destrozo e iba grabando en detalle todo lo que se podía ver.

Sam estaba algo confundido ya que no encontró allí a nadie después del griterío que había escuchado hace un momento. Se sobresaltó un poco al escuchar a Destiny a sus espaldas y se giró para mirarla. - Ah, Destiny, que susto.. con todo esto del coche y los gritos que había aquí hace un momento estoy algo tenso. Aunque tampoco me preguntes porque me he metido en la cocina como si fuera mía, quizá me haya podido un poco la curiosidad. y se reía un poco. - Pensaba seguir para ver si sacaba algo en claro, si quieres venir conmigo. ¿Cómo va todo ahí fuera? ¿La Doctora se ha acabado marchando? ¿Qué hay de Paul y Kate?

Sales a fuera aprovechando el agujero causado por el accidente.

Te recibe de nuevo aquella noche de verano con puro bochorno. Parece que solo grillos y cigarras están contentos pues no cesan en sus cantares.

Delante tuyo tienes ese gigantesco parking con apenas una decena de coches aparcados, concentrados como luciérnagas en las 3 únicas farolas que funcionan. De fondo oyes el ruido de tus compañeros, del pitido y de algunas chispas de saltan del letrero luminoso reventado.

El coche de la doctora estaba saliendo por el agujero a la izquierda. Al parecer Ronald señalaba a unos 60 metros en medio del parking, en una zona totalmente oscura lo que parecía ser una figura tendida en el suelo.

La farola mas cercana parecía estar en mal funcionamiento y de vez en cuando os permitía ver lo que seguramente fuera a alguien atropellado por el coche descontrolado que impacto hacía unos minutos. Era difícil ver si se movía o era el simple efecto de la luz.

...

Un sonido lejano captó vuestra atención, era un sonido débil y se camuflaba perfectamente en ese ambiento nocturno de verano, pero sobretodo para Ronald era un sonido muy relevante. Unos ladridos de un perro sonaban en dirección contraria del parking a la que estabais, más allá de la esquina opuesta del local.

¡Bobby!

Ronald abrió los ojos como platos y miró a la doctora.

Miró hacia donde estaba el presunto herido y luego hacía por dónde provenían los ladridos.

Chifló llamando a su perro para que vaya con él. 

Que Ronald me cogiese así de la mano me dio algo de seguridad pero por otro lado no quería que se hiciese ilusiones conmigo. Si pasados los tres meses de embarazo, House volvía arrastrándose, algo improbable pero posible, me iría con él sin dudarlo y aquel hombre ya tenía bastante con su problema. Pero por otra parte le veía tranquilo a mi lado y hasta que consiguiésemos su medicación, era lo mejor que podía darle.

Y encima no aparecía su perro.

Enseguida me señaló donde estaba el cuerpo y la luz parpadeante de la farola me permitió verlo. Demasiado lejos y oscuro como para saber si vivía o no. Con el maletín médico en una mano, junto con el palo y la otra con mis dedos entrelazados con los de Ronald, escuché los ladridos de un perro a lo lejos.

- Ve a buscarlo. Ya sabes donde estoy... y si no puedo hacer nada por él, se hacia donde has ido. - Le dije a Ronald cuando le oí llamar a su mascota. - Vamos... estaré bien... - Salvo que sea un yonki con el mono haciéndose la víctima...