Partida Rol por web

Aun no, aun no, Kate va repitiendo en su cabeza mientras espera y en el ultimo momento sale corriendo con Paul.

Sin esperar a ver la reacción de los demás salió hacia la puerta lateral, mientras miraba hacia todos los lados. La imagen del aparcamiento era horrenda, llena de aquellos seres tambaleantes, Kate se daba cuenta que estaba temblando, las piernas la temblaban tanto que no sabía si se habría meado encima.

Corrió junto con Paul hasta el muro y aunque este se había quedado parado, ella trato de continuar corriendo hasta el primer coche, agachada y en silencio esperando que ninguna de aquellas criaturas la viese.

Me quedé paralizada unos minutos viendo todo aquello. La situación me superaba. Agarré fuerte el maletín. - Voy detrás tuyo. - Le dije a Charlie aunque seguía a Sam.

Corrí tras ellos.

- Si tenéis un cóctel se le podría lanzar a la masa para hacer una barrera de fuego. Tengo un mechero que enciende.

Era una idea, buena o mala, pero más no podía hacer.

Destiny miró a su alrededor para buscar uno de los cócteles que había estado preparando, sin éxito, y para cuando quiso correr tras el grupo, tropezó con parte de los escombros y la chatarra del local, quedándose atrás para intentar levantarse apresuradamente.

Kate y Paul se quedaron esperando en la esquina hasta que pudieran ver el camino libre hasta el coche de Paul. El ansia les podía y Kate no paraba de mirar desde su posición para ver donde estaban aquellos seres. Hubo un momento que estuvo apunto de ser vista sino fuera por los reflejos y la intuición de Paul que la cogió de la cintura y tiró de ella justo en el momento que un zombie que Kate no tenía localizado se asomaba detrás de uno de los coches.

Tras unos instantes sin ser detectados vieron como poco a poco su camino quedaba libre gracias a la música y a Carla.

La pobre Carla que, presa del pánico, había salido disparada hacia el parking, ahora había dado media vuelta y se volvía hacia el restaurante en busca de ayuda o refugio.

El otro grupo se apresuraba a salir por el otro lado del edificio, atravesando una sala polivalente de la Bolera, donde había un pequeño escenario sin uso. Ronald, dio un sprint y corrió mas que sus compañeros y salió disparado por la puerta de emergencia que daba al otro callejón.

Pudo ver claramente como Michael y Frank, había ido a hurtadillas desde su cobertura del turismo hasta la puerta del coche 4x4. Podíais ver como desde su posición agachada estaba abriendo la puerta del coche con la llave, tipo listo que no usó el control a distancia para evitar el ruido y los intermitentes.

De un vistazo os fijasteis como empuñaba una escopeta recortada, seguramente usada como arma disuasoria de ese local, que estaba perdido en medio de la nada y supuestamente abría toda la noche. Su compañero empuñaba una pistola y parecía llevar el bate de béisbol que habíais visto anteriormente.

Una mirada digna del mejor western, cruzó a Michael y a Ronald por unos instantes, pendientes de lo que iba a hacer el otro. Pendientes de las armas que llevaban encima. Michael negaba ligeramente con la cabeza como queriendo decir..

No me hagas llegar hasta el extremo, chico.

-Espera, espera, Kate...-apenas un susurro. Tira de ella hacia mí y nos pegamos al muro. La cercanía de la chica me permitió sentir su dulzón olor a transpiración, sangre y perfume. Aparté mis manos de su cintura pero sujeté su brazo. Agudizando el oído.

-Nuestra oportunidad es cuando entren en la bolera. Entonces a correr hasta el coche. Hay que...-mi respiración era agitada, sentía el sudor correr por mi espalda y la frente. - Hay que intentar no precipitarse.

La joven le miro con sus inmensos ojos almendrados presa del pánico y asintió con la cabeza en señal de agradecimiento.

Con calma que no nos vean, poco a poco le repitió mas que para trazar un plan para autocalmarse.

Saco la cabeza por el lateral del muri y miro como la mayoría de los zombis se concentraban

Con una señal de sus pequeñas manos señalo el primer coche, vamos escondámonos ahí y agachando el cuerpo trato de avanzar sin que ninguna de aquellas criaturas la viera.

- ¡VAMOS DESTINY! - Grité a la chica en medio de la pista aquella, mientras perdía de vista a Ronald, quien salió corriendo a toda velocidad por la puerta. No podía alejarme de él, me daba seguridad.

Aunque por otro lado, era House quien estaba conmigo cuando estaba a solas. Así que no era tan malo. Además, debía contestarle a sus palabras, algo que no podría hacer hasta que la situación no fuese más tranquila. Pero yo no era como él y en mi caso todo se debía al estrés, a las hormonas y a añorar al hombre que amaba.

Lo único bueno era que él no estaba allí, porque con su cojera fácil que le hubiesen dejado atrás y a mí con él. Porque aunque él fuese tan egoísta como para no querer a nuestro hijo, yo le amaba y no iba a dejarle solo en una situación como aquella.

Y de golpe lo vi todo claro. Si quería volver a verle, debía salir de allí con vida y corrí, corrí como nunca para tratar de dar alcance a Ronald.

Charlie miró sobre su hombro.

¿Dónde están todos?

-¡Rápido!-

Al salir al exterior y girarse hacia al parking, pudo ver a un sujeto que desconocía empuñando una pistola y el bate de béisbol que antes llevaba Michael, quien también estaba allí armado con una escopeta.

​​​​​​Ese par tenía el coche y las armas que la Unidad Paraíso necesitaban, pensó Charlie, pero no iba a engañarse, quería matar a Michael desde el primer momento en el que intentó imponer su autoridad por sobre la de él, eso lo había sentenciado, lo único que lamentaba era que tendría que darle un fin rápido con una bala sin poder colocarle sus intestinos de collar por el cuello mientras aún estuviera consciente. 

Intercambiaron una mirada tensa digna del mejor western.

Nunca intentes llevar al diablo a caballo, siempre querrá tomar las riendas.

Disparó primero contra el hombre con pistola que estaba al descubierto, parecía que Charlie había logrado matar al tipo aquél en el acto. 

-Ruge el león y las ratas se esconden, Michael, ¿Qué pasa? ¿Crees que una puerta va a evitar que te mate? Jeeeejeeeee.- Charlie siguió acercándose con la tranquilidad de un depredador, se había puesto a unos pocos metros del gerente armado con una escopeta, pero no había una gota de nerviosismo en su temple. 

A su izquierda, la manada de zombies se dirigían hacia el restaurante. ¿Algunos lo escucharían y serían atraídos?

En cuanto tuvo la cabeza de Michael a tiro, disparó. Aquél impacto no parecía tan fuerte como el que le hizo al otro sujeto. ¿Bastaría para matarlo? Cuánto menos lo incapacitaría, creyó Charlie.

-Ve a por él, que no toque la escopeta.-

Por si acaso, mandó al perro a atacar. ¿Lo haría Bobby? Aunque Ronald lo llevaba de caza, y Michael podía pasar por algo parecido a un cerdo bípedo, el perro nunca había cazado humanos, pero todos se estaban volviendo más salvajes aquella noche y el gerente ya se había mostrado hostil con su dueño cuando lo amenazó con el bate en el restaurante, y ahora...

El marine se acercaría a los cuerpos para tomar las armas. 

Hay dos clases de personas en este mundo, las que llevan armas, y las que cavan tumbas. La gente de mi Unidad será de las primeras...

Destiny se levantó a las prisas y echó a correr, siguiendo la voz de Allison y arrepintiéndose de no haber llevado consigo ningún cóctel ni haberse acordado siquiera de coger algún arma de la cocina, especialmente cuando se percata de la tensión entre Charlie y el puto Michael. Jamás pensó que fuera a animar al vaquero, pero el Donald Trump ese de marca blanca la ponía de los nervios. No tenía por qué salir así, había más coches, Sam podía hacer un puente, Charlie podría cubrirle mientras tanto, pero no dependía de ella, y como todos, ya sabía que alguien más iba a morir esa noche. - ¡Allison! - Trató de llamar su atención, queriendo que dejara de acercarse a Charlie, que se llevara un disparo por un conflicto armado en el que la doctora no tenía cabida. 

Y se desató el infierno.

Ronald se lanzó a la carrera con a por sus presas. De la que corría en dirección al 4x4 alzó su pistola y de un disparo certero le voló los sesos a Frank Libb, el informático y encargado de las proyecciones del Bowling Paradise, que cayó fulminado al suelo. Aguantando bien el retroceso siguió corriendo hasta tener cerca a Michael y le disparó. Por suerte al estar detrás de la puerta a cubierto pudo esquivar la muerte por muy poco, pues la bala impacto en el marco que desvió ligeramente la trayectoria evitando el golpe mortal.

Bobby siguiendo las indicaciones de su amo también se abalanzó sobre Michael, aunque sin intención de matar, simplemente defender a su querido Ronald.

Michael por su lado, se defendió realizando dos disparos con su escopeta, el primero impacto en Ronald causándole una herida, y el segundo impacto en el pobre Bobby que murió en el acto por la explosión de aquel cartucho.

Allison llegó pocos instantes después a toda carrera, justo para presenciar aquello.

Destiny avanzaba al rebufo de sus compañeros. Aquella sala estaba oscura, que sumándolo a los nervios, los disparos y la presión hicieron que su visión fallase momentáneamente, tropezándose con una silla que habían esquivado todos pero que ella no la vio. Samuel que no quería dejar nadie atrás ayudo a Destiny a levantarse y recomponerse.

Por desgracia para Paul y Kate, no se fijaron que a causa del accidente aquel coche llevaba un buen rato perdiendo aceite. Había un reguero oscuro y viscoso desde el lugar del accidente hacia la esquina donde se encontraban ellos dado que hacía una ligera pendiente para los desagües. Fue muy desafortunado cuando por un movimiento brusco de ambos, se tropezaron con aquel líquido, cuando se intentaron agarrar a algo, tiraron un palet que había cercano causando un fuerte ruido que sin duda atrajo la atención de algunos de esos seres.

En cuanto a los grupos de zombis, parecía que se habían dividido en tres.

El primero estaba ya devorando a la pobre Carla, que la habían atrapado cuando intentaba colarse de nuevo en el restaurante. Aquel era el final amargo de aquella amable y desdichada mujer.

El segundo grupo parecía ahora atraído por los disparos y se abalanzaban hacia el grupo, rodeando el 4x4 de manera inminente.

Finalmente, el tercer grupo de zombis que no llegaban a probar bocado de Carla se vieron atraídos por el estruendo causado por Kate y Paul.

Mientras Sam ayudaba a Destiny tras su caída escuchó los tiros de fuera algo conmocionado, así que se quedo de cuclillas y le hizo el gesto a Destiny de que hiciera lo mismo, no fuera a ser que la cosa siguiera a peor.

Caminó hacia la salida para ver la situación y quizá ver que Charlie recibió un disparo y el gran estruendo de lo que parecía una escopeta debía de venir de esa silueta que veía intentando meterse en el 4x4. Vio a Charlie herido y la situación no pintaba nada bien porque esos disparos acabarían atrayendo a los zombies, había que detener a Michael.

Sam le dijo a Destiny que no saliera de la galería hasta que viera que podría estar a salvo. - El parking está plagado de esas cosas, salir es exponerse, intentaré ayudar a Charlie y la doctora. ¡No te arriesgues! y luego corrió para intentar asistir a Charlie y Allison, principalmente impidiendo que Michael se fuera de allí de rositas.

-Ay no...- Pensó Charlie un segundo antes de que Michael apretara el gatillo de la poderosa escopeta que apuntaba hacia él. Puta mierda, la cagué. 

Sintió el impacto del proyectil. ¿Pero dónde estaba la sangre? ¿Dónde estaba el ardor en su carne? ¿¡Dónde estaba el maldito dolor?! 

Oh... Debe ser que ya estoy muerto. 

Pero no era así. 

Vió un agujero en su chaqueta a la altura del corazón, y dentro del bolsillo que allí había, estaba la bala impactada contra las chapas de identificación militar de Ronald, aquellas que quitó de su collar para esconderlas y dejar solo las del verdadero Charlie.

Su alegría duró poco, puesto que enseguida notó a Bobby, el fiel perro de Ronald, atacando al agresor de su dueño. Sus mordiscos no parecían tener muchos resultados, y entonces Michael apuntó al perro.

-¡¡NOO!!- Gritó Charlie, y oyó el fino aullido de Bobby con el que se escapaba su vida antes de ser totalmente destrozado por el cartucho de la escopeta. -Ahora sí que la cagué fino.- Charlie había salido milagrosamente ileso del disparo que recibió, pero aunque Michael no lo sabía, en el mismo momento en el que asesinó a Bobby, asesinó también a Charlie. Ronald le había hecho prometer que a cambio de cederle el control, tenía que proteger a su perro y al hijo de Allison, y en ese momento, Charlie acababa de fallar su misión.

-¡TRAGÁ PLOMO HIJO DE PUTA!- ​​​​​Gritó encolerizado antes de disparar a Michael a la cabeza un cartucho, y luego otro, y otro. -Joder...- Suspiró y notó a Allison a su lado.

-Bueno, doctora, pa- rece que aquí nos despedimos, cuide a mi Ro... Oh, demonios...- Dijo Charlie cuando se dió cuenta que finalizando la frase, su voz ya no se escuchaba en el exterior, había regresado a estar solo en la mente de Ronald, quien ahora había despertado y recobrado el control.

-¿A-Allison?- Tenía la voz temblorosa, su pecho subía y bajaba rápidamente por la hiperventilación, y el ritmo cardíaco estaba muy acelerado, estaba tal y como se encontraba antes de que Charlie tomase el control. -¿Y-ya ha pasado todo? ¿Estamos a salvo?- Entonces miró el entorno.

Estaba plagados de zombies no muy lejos, había un par de hombres muertos cerca suyo, y Bobby...

-No... Mi chico...- Se acercó a él y comenzó a acariciarlo. -No, no, no...- Las lágrimas de Ronald caían sobre el pelaje de Bobby manchado con su propia sangre. 

¿Qué era este dolor que Ronald sentía en su corazón? Ronald no lo desconocía, era un dolor que se le hacía sutilmente familiar. Cerró los ojos mientras lo abrazaba, no parecía escuchar nada de lo que le rodeaba, era como si sus oídos tuvieran un zumbido obtuso e incesante que lo aislaba del mundo. ¿A qué le recordaba?

Entonces, una imagen vino a su mente.

Un niño de no más de seis años jugando con soldaditos de juguete y dinosaurios junto a un perro en las afueras de un rancho. 

Un hombre entrado en años y con los ojos llorosos se le acercó.

-Eh, Ronnie, ¿Que haces, hijo?- Preguntó Sebastian McCarthy al niño mientras le acariciaba la cabeza.

-¡Estamos salvando al mundo con Coronel!- Dijo el niño, señalando al perro que fue el padre de un Bobby que aún no había nacido. -Unos dinosaurios malos quieren destruirlo, ¡pero nuestro escuadrón los detendrá, y salvaremos a todos!- Le resultaba extraño ver llorar a su padre, él era un hombre duro. -Papi, ¿Por qué lloras?-

Sebastian abrazó a Ronald, parecía que se desmoronaba y que su hijo era su cimiento. -Lloro porque mamá ha tenido que ir a un lugar y no volveremos a verla durante mucho tiempo, Ronnie... mamá ha ido al cielo.-

-¿Al cielo?- Ronald era demasiado chico y no comprendía bien a qué se refería. -¿Y es un lugar bonito? ¿Vamos a ir a visitarla? Yo no quiero que mamá se vaya, ¿Por qué no podemos estar todos juntos?- Preguntaba.

-Si, Ronnie, es un lugar bonito y lleno de paz. No la podemos ir a visitar ahora, pero algún día lo haremos y estaremos juntos por siempre, ¿Sabes? Te lo prometo.-

Tardó unos cuantos años en comprender qué era ese lugar al que llamaban cielo, qué es lo que había pasado, y cómo estaba relacionado con la perdida total del cabello que su madre había tenido durante el último par de años antes de ir a aquél lugar.

Su madre, Teresa, había sido toda una luchadora hasta el final.

¿Por qué no me siento un luchador como eras tú, madre?

Ronald eligió servir a la patria y a Dios cuando llegó a la mayoría de edad. Estaba en servicio en Irak cuando su superior del pelotón lo apartó para entregarle una carta con un sello del gobierno.

"Estimado Ronald McCarthy, lamentamos tener que informarle por este medio, que el día 6 de mayo del corriente, a las 11:37hs su padre, el Sargento Mayor retirado, Sebastian McCarthy, fue ingresado en urgencias a terapia intensiva por una arritmia cardíaca, produciéndose su muerte por paro cardio respiratorio a las 12:03hs del mismo día. 

El Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica lamenta mucho su pérdida, y le hace saber de su derecho por licencia como cabeza única de familia según el Art.7 Inc4 del Código Marcial.

Que Dios lo guarde en la gloria."

¿Qué iba a hacer? Nada lo esperaba al regresar, y decidió quedarse a servir a la patria. Tenía que frenar a los musulmanes, los iraquiés... ellos tenían bombas nucleares... Tenía que salvar al mundo... Tenía que hacer el bien y ganar mi lugar en el cielo.

Pero los años pasaron y las ojivas nucleares nunca aparecieron. Y por si fuera poco... El error de la central de operaciones y todas esas vidas inocentes tomadas bajo su propia mano...

Charlie, el verdadero, quién era el hermano que la vida le había dado, se arrebató la vida con su Desert Eagle pocos días después de aquél fallo logístico. Ronald recordaba la bandera que envolvía su ataúd en el funeral, Charles Anthony Miller había sido un buen hombre. 

¿Estará también en el cielo? ¿Cómo podría, después de lo que hicimos...? A lo mejor Dios podría entenderlo, todo ha sido un gran error que se nos escapó de las manos.

Mamá... Papá... Charlie... Bobby... ¿Estarán todos en el cielo? ¿Allí donde solo hay paz? ¿Volveremos a vernos alguna vez?

Lo último que Ronald sintiría era el frio cañón de la Desert Eagle que tocaba su cien, lo que desentonaba con aquella calurosa noche en el Estado de Kansas.

Alcancé a Ronald o a Charlie, cuando todo era demasiado tarde. Bobby, su fiel amigo había muerto y Charlie vengaba su muerte a tiros. Y sus siguientes palabras se dirigieron hacia mí, cuando noté el cambio de Charlie a Ronald. - Sí, soy Allison, tenemos que salir de aquí, Ronald, vamos.

Y tonta de mí, olvidé que Charlie había salido porque Ronald quiso quitarse la vida y busqué las llaves del coche en lugar de atenderle a él. - En cuanto encuentre las llaves del coche lo estaremos, Ronald, no te apures.

Fui una estúpida y solo me di cuenta de mi error cuando escuché ese disparo y vi caer a Ronald a mi lado, con la cabeza volada en mil pedazos. Dolida y asustada, me subí al coche y cerré la puerta, sabiendo que pronto estaría rodeada por aquellas cosas.

Al menos tendrían con qué entretenerse y esperaba estar segura al menos unos minutos allí, mientras me calmaba y serenaba y pensaba que hacer, porque sin aquel hombre a mi lado, estaba sola de nuevo.